sábado, 20 de octubre de 2012

Los ignorantes


Francisco Rivero Valera. EL NACIONAL

Los ignorantes son hijos de la ignorancia.

E ignorancia es la falta de conocimientos. Zubiri. Y sinónimo de olvido, de oscurantismo, incultura, analfabetismo y de otras cosas no tan positivas.

La ignorancia, de acuerdo a su profundidad, puede ser absoluta o concreta. Kant. La absoluta o Nesciencia es la ausencia total de conocimientos, algo inconcebible porque, aunque sea poco o mucho, todos tenemos los conocimientos básicos transmitidos por nuestros ancestros.

La ignorancia concreta, por su parte, se refiere a la falta de conocimientos en uno o varios aspectos de la vida en particular. Es lo común.

O sea, sin ofender, una sola es la realidad: todos somos ignorantes. Y una sola es la razón: es imposible que una persona pueda tener el conocimiento total del universo. En palabras de Albert Einstein, sería: todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. O de Thomas Alva Edison: no sabemos ni un cienmillonésimo de nada.

Lo contrario de ignorancia es sabiduría y ciencia. Su antídoto: la educación, como medio eficaz de minimización. Y sus resultados: el progreso y bienestar individual y colectivo.

Sin embargo, no todo es negativo en los ignorantes.

Por ejemplo, muchas personas de países subdesarrollados se encuentran sumergidas en la carencia de conocimientos, más absoluta que concreta. Estas personas son aprovechadas particularmente por 2 entidades de la escala jerárquica del colectivo: por gobiernos con actitudes autocráticas y por algunas clases sociales.

Para algunas clases sociales, por ejemplo, los ignorantes son fuente de explotación que les permiten aumentar y conservar sus riquezas. Como los zánganos de una colmena.

Y para algunos gobiernos autocráticos: son individuos fácilmente manipulables con la mentira, constituyen la población estratégica que les permite consolidar su poder y facilitar el ejercicio del gobierno. Y son fuente de armonía social por su baja conflictividad. Quesada. Es un negocio redondo para las autocracias: baja inversión, bajo riesgo de conflictividad y alta rentabilidad. Y permanencia en el poder.

Por lo tanto, y de acuerdo con la intensidad de manipulación que reciban, los ignorantes son capaces de hacer rico a cualquiera. O de entronizar a cualquier gobierno. Pero también resultan ser el freno del desarrollo y avance personal y colectivo de un país, y la fuente de calamidad pública. En palabras de Simón Bolívar sería, nuestras discordias tienen su origen en las dos fuentes más copiosas de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad.

Sin embargo, la educación es el antídoto. Pero al ser utilizada como antídoto, se transforma en un recurso indeseable e inconveniente para los intereses de los gobiernos autocráticos, argumentando 3 aspectos: altos costos, productivo a largo plazo y de alto riesgo, por la deserción y la conflictividad. Menosprecian su rentabilidad con el desarrollo, para asegurar el ejercicio y permanencia en el poder. Establecen como objetivo: lograr el control del sistema educativo, desde niveles iniciales de escolaridad, hasta liquidar el nivel máximo de pensamiento universal, con el control de las universidades. Y obvian el avance acelerado del conocimiento para caer en niveles profundos de ignorancia y subdesarrollo.

O sea, el país tiene una sola alternativa para alcanzar el desarrollo: defender su sistema educativo como único medio para salir de la ignorancia. Lo mejor viene después.

Comencemos ahora.

Que así sea.

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