miércoles, 10 de abril de 2024

La basura que dice Milei

 

Mario J. Viera

 


El morocho, que ya le resulta corta su mano derecha, intenta hacerla derechísima y escribe en su cuenta de X un extenso comunicado, que inicia con una frase que parece tomada de algún centrista, escrita en mayúsculas: LIBERTAD DE EXPRESIÓN. PARA TODOS, que como parte de su “nueva Doctrina de Política Exterior, está su visión, por cierto, muy particular suya, es la creencia “en una verdadera libertad de expresión. Pero para todos. No solamente para algunos”.  

¡Qué bien, me complace tal frase! A continuación, se lanza en contra del periodismo, diciendo que, el “periodismo se ha acostumbrado, a lo largo de las últimas décadas, a que deben ser tratados como profetas de la verdad única e incontrastable, a los que no se puede criticar, ni desmentir, ni corregir”.  Digo yo, eso depende del modo utilizado para criticarle y desmentirle y de quien, y de qué intereses proviene la crítica y el desmentido, pero ¿corregirlo? ¿En el empleo de la gramática? ¿En el estilo de la redacción del texto? No, de eso no se trata. Milei quiere corregir al periodismo argentino porque “al igual que ha ocurrido con todo el resto de las cuestiones vinculadas a la política, el periodismo se ha corrompido, ensuciado y prostituido al calor de los sobres y la pauta oficial”. ¡Nada! que de acuerdo a la cabecita desgreñada de Milei el periodismo, en Argentina es como un mercenario de cualquiera de los gobiernos que se han sucedidos en Argentina.

Nota característica del periodismo argentino para el anarco-capitalista, ¿es que critica a los gobernantes? No, sino la “extorsión”. ¿Extorsión? Si, dice el melenudo:  “Primero te pegan, y después te pasan la factura”. ¿Y cómo se manifiesta la “extorsión” Milei dixit? Como “mentira”, como “difamación”, como “injuria”, como “calumnia”, algo así como las “fake news” que tanto el mentor ideológico de Milei se complace endilgarle al periodismo crítico hacia él. El parece decirnos que no le teme al periodismo libre, porque en su partido, ese que se denomina “La Libertad Avanza”, no le deben nada a nadie y no tienen negocios con nadie, ¡Claro está, eso está por verse! Habrá que preguntarles a sus socios ideológicos como VOX, al Partido Republicano de Donald Trump y a Jair Bolsonaro. Promete con toda su pasión: “Vamos a contestar. Vamos a decir nuestra verdad. Vamos a bajarlos de esa Torre de Marfil en la que creen que viven. Porque libertad de expresión significa que nadie puede evitar que hablemos. Ni siquiera los sagrados periodistas”.

¡Por supuesto que él, su Gobierno, su gente de confianza, su hermanita, todos van a contestar! Así mismo lo ha hecho y lo sigue haciendo Trump; pero así mismo lo hizo Fidel Castro, contestarle al periodismo con los epítetos más poderosos que puedan encontrarse en el idioma castellano. El periodismo crítico, objetivo y de análisis siempre introduce su dedo índice dentro de las llagas de un gobierno, y eso duele; ningún dictador, ningún gobernante autoritario lo resiste. Pero el periodismo no puede ser amigo de ningún Gobierno, no puede regalarles alabanzas, si no, no sería periodismo libre.

En democracia, esto parece que lo desconoce este fanático del neoliberalismo económico convertido en ideología a favor de los grandes capitales y de los grandes intereses de los detentadores del mercado. El periodismo, por regla general no se anida en lo alto de una Torre de Marfil, está en las calles, en los campos entre la gente. En Torres de Marfil se agazapan ambiciosos de poder, dislocados profetas de las milagros económicos basados en teorías que han demostrado ser incapaces de enfrentar la pobreza y de las divisiones sociales.

Puede gritar el melenudo todo lo que quiera, esa consigna populachera suya de “¡Viva la libertad carajo!!!”, pero él no es, ni lo será uno de esos “locos que inventaron el amor”, ni los que inventaron la LIBERTAD.

Pobres pueblos de América Latina que siempre va de bandazos a bandazos eligiendo iluminados que solos les traen oscuridad. Si una vez, siendo joven, muy joven, soñaba con la fundación de una Federación Latinoamericana, hoy me quedo con mi islita caribeña, actualmente sometida a la empresa mafiosa del PCC. S.A una vez que se haya liberado de ese yugo, ni pongo esperanzas, como algunos cubanos en su patriotismo frustrado anhelan en una anexión a la gran potencia del norte, que. al paso que va ésta, en mucho se está semejando al bananerismo de América Latina.  

miércoles, 3 de abril de 2024

EL METODO CIENTIFICO DE LAS PROTESTAS

 

PARTE SEGUNDA

Mario J. Viera

 


Existe hoy en Cuba un estado de preconvulción política y social, llámese como quiera denominarse, de “cambio” de “situación de confrontación social o de revolución”, ahí están las esporádicas manifestaciones populares de protesta que se van produciendo a lo largo del país. Protestas que, además de exigir la resolución de los acuciantes trastornos económicos a los cuales los altos funcionarios del gobierno cubano no han sabido dar respuestas acertadas y claras, son expresión de un rechazo generalizado al sistema, al régimen impuesto en Cuba, una abierta posición iconoclasta de rechazo a los mitos ideológicos y expresión de que el temor, el miedo a las consecuencias se va perdiendo en un ambiente fuenteovejuno. No es la razón la que impulsa a cientos y hasta algunos miles a expresar su descontento, sino la pasión y el élan de la subsistencia, las necesidades vitales de alimentación y vivienda.

Estas protestas, con cierto grado de espontaneidad, entusiasman a muchos que están en el exilio, considerando que en sus manifestaciones sacudirán los pilares del régimen, pero esto son solo apreciaciones muy subjetivas, pues estos actos de protestas son como vientos fuertes que, sin embargo, no alcanzan nivel de tornado. Pueden preocupar a los represores en un momento de sorpresa, pero sus vientos se amainan y todo queda en nada por los muros de contención de la represión organizada, o tal vez en la solución del gallo desplumado de Stalin.

El combustible existe, solo falta el motor que impulse la fuerza de las masas, que las organice, que las conduzca hacia un objetivo que solo puede ser político: el derrocamiento del poder opresor y la toma del poder político.

En todos los mecanismos de las protestas populares que vienen presentándose desde el 11 de julio de 2021 estuvo ausente la fuerza de dos elementos poderosos e indispensables para enfrentar a la dictadura del Partido Comunista de Cuba, el movimiento sindical y el movimiento estudiantil, organizados bajo un plan estratégico común de lucha y resistencia y un consensuado programa de nación. La acción conjunta de estas dos fuerzas sociales ha sido demostrada en la práctica en numerosos países, pues como señaló, el ya mencionado Ander Egg, en las ciencias sociales se requiere de hechos verificados en su contrastación con la realidad para poder llegar a la formulación de una hipótesis o teoría de la resistencia popular, que debe cumplir con, lo que adelantó la ya también mencionada Beatriz García, la comprobación de su reproducibilidad y repetibilidad, y la posibilidad de predicción de sucesos futuros en base a dichas hipótesis.

Es preciso que el movimiento opositor dentro de la isla analice los resultados de las manifestaciones de protestas que se han estado produciendo, considerar el por qué no lograron poner en crisis al régimen comunista-fascistoide que rige en Cuba; extraer toda la enseñanza útil que se desprende de esos hechos y considerar qué debe tomarse en cuenta para poder influir en la conducción de esos intentos espontáneos de protestas y reclamos.

Todas estas protestas populares pueden inferir una conclusión política, pero lo eminentemente político no ha sido el principal reclamo. Es necesario actuar para influir en el desarrollo de las manifestaciones populares y darles a las mismas un carácter fundamentalmente político, pero para ello se requiere liderazgo, la capacidad de los opositores para actuar dentro de la población, la capacidad de influir, la capacidad incluso de agitación política y ganar apoyos, garantizar el número de masa crítica que se requiere para impulsar un poderoso movimiento de resistencia popular de confrontación noviolenta.

Algunos alegarán que esta labor es irrealizable; y sí, es irrealizable, pero solo cuando se actúa sin el empleo de la razón, de la inteligencia y sin el no buscar métodos imaginativos que faciliten emprender la tarea de captar multitudes. Otros también adelantarán sus dudas conociendo que la Seguridad del Estado anulará cualquier intento dentro de las organizaciones opositoras de ir “más allá” de lo soportable. De inmediato, considerarán, las fuerzas represivas irán a por los dirigentes de cualquier grupo opositor o disidente para impedir que ellos puedan influir dentro de las masas populares para encauzar el descontento popular en accionar político de resistencia cívica; y sí, coincido con esa opinión, la oposición siempre ha actuado a cara descubierta y, por lo general se organiza en una línea de dirección vertical. Ya es hora de actuar en silencio, a la callada y no de manera pública; no son tiempos de reclamos cívicos mediante procedimientos también cívicos. Los tiempos de ahora son los de reclamos políticos, de exigencia política, de fortalecer el músculo y enfrentar a la dictadura con el poder de las fuerzas populares.

Entonces también algunos me echarán en cara, diciendo que para mí es muy fácil decir, desde el exilio, lo que acabo de anotar. Por supuesto que yo me pongo no solo en los zapatos sino también en las ropas de los que allá, en la isla están bajo el monitoreo y el acoso constante y sistemático de aquellos que asumen la dirección de los diferentes grupos disidentes/civilistas/opositores por parte de los mercenarios que forman parte de los órganos de la Seguridad del Estado.

No es fácil, se ha perdido mucho tiempo desde el estallido del 11 de julio de 2021 y siempre a la espera de lo irrealizable, que las protestas populares espontáneas hagan quebrar al régimen, que tal vez el régimen bajo la presión internacional se decida aceptar la ilusa y pueril propuesta de un “plebiscito vinculante” o que se produzca un cambio nacido de las contradicciones y las luchas por el poder que a soto voce existen entre las distintas facciones de la élitecracia del PCC.

No se requiere que los dirigentes de la oposición se pasen al clandestinaje, que desaparezcan de la vida pública; lo que se requería y se requiere es entrenar a los activistas de cada grupo opuesto al régimen del PCC en las propuestas de la lucha no violenta, seleccionando a los más aptos y menos conocidos para acometer las tareas de organizar y conducir a las masas oprimidas a la lucha por los reclamos políticos que se requieren necesarios para quebrar la espina dorsal del régimen dentro de un movimiento de resistencia cuyo liderazgo resulte anónimo y horizontal.

La resistencia popular a un régimen opresivo no es un arte sino la ejecución de métodos ya probados efectivos y ajustados a las condiciones de cada país y a las condiciones siempre cambiantes en medio de una confrontación política. La ciencia, y algunos así lo han dicho, requiere réplica y verificación; la ciencia impone técnicas precisas y sistemáticas; el arte, para su manifestación requiere, como ha sido preceptuado, procesos cognitivos, perceptuales y emocionales; o como lo ve el filósofo estadounidense Sydney Hook: “La Madonna de Rafael sin Rafael, las sonatas y sinfonías de Beethoven sin Beethoven, resultan inconcebibles. En la ciencia, por otra parte, la mayoría de los hallazgos de un científico podría haberlos hallado perfectamente otro científico de su mismo campo”.