Mario J. Viera
Aplaudido por Granma, aceptado de inmediato por
Nicolás Maduro, el Mecanismo de Montevideo, impulsado por México y Uruguay.
propone una vía de solución sin condicionamiento al conflicto venezolano. Nada
de proponer elecciones generales, no porque según el canciller uruguayo Rodolfo
Nin Novoa, “Si pedimos elecciones en tal momento estamos imponiendo condiciones
que dificultan el diálogo. Son ellos los que deben acordar. Vamos al diálogo
sin condiciones. Júntense, hablen y arreglen”. Pero lo básico para la solución
de la crisis venezolana es precisamente es de convocar a elecciones generales,
porque ni la oposición, ni la mayoría de los países que reconocen a Juan Guaidó,
reconoce como legítima las elecciones que le reconocieron un nuevo mandato a
Nicolás Maduro.
Cuatro fases son las propuestas del Mecanismo
de Montevideo para llegar a la solución del conflicto, todas dirigidas un sorbo
de aire a la dictadura madurista, “diálogo inmediato” algo que ya la oposición
desde antes ha rechazado por considerar que ya antes se intentó dialogar y no
hubo resultados positivos; “negociación”, pero negociar ¿qué?; “compromisos”,
pongo un signo de interrogación, “?”; y, por último. “implementación” de todos
los compromisos contraídos mediante el diálogo y la negociación.
Por supuesto, los cancilleres de México y
Uruguay hacen una importante recomendación a ambas partes a “respetar los
derechos humanos” con lo que igualan a la oposición con los métodos de violenta
represión que ha impulsado el madurismo por intermedio de la guardia nacional
bolivariana. Ellos no condenan, solo le piden al régimen madurista el respeto a
los derechos humanos y lo hace extensivo a la oposición.
No es de extrañar a buena acogida que le diera
Nicolás Maduro a la iniciativa de México y Uruguay, y declara en tono
triunfalista: "La primera reunión
para ayudar y propiciar un diálogo por la paz en Venezuela ha sido todo un
éxito y ratifico todo el respaldo al plan de las cuatro fases que está
proponiendo el mecanismo de Montevideo integrado por México, Uruguay y los 14
Gobiernos del Caribe más Bolivia".
Es una desvergüenza de parte del México del
izquierdista Andrés Manuel López Obrador y del Uruguay del izquierdista Tabaré Vázquez,
proponer una tímida solución a un conflicto abierto entre dos posiciones
irreconciliables, entre la que sustenta una dictadura y la que sustenta una
oposición democrática, solución tímida y sínica; es como afirma Pedro García
Otero, columnista del Panam Post: “Si a Tabaré Vázquez y a Andrés López Obrador
les queda un mínimo de buena fe, no deberían impulsar un diálogo interminable
que solo sirve para que el régimen venezolano se afinque en su posición y en su
represión”.
Tabaré Vázquez y AMLO está entonando el canto
del cisne para la izquierda bananera de América Latina.