Mario J. Viera
Así,
simple y claramente lo declaró Yunior García Aguilera en la conferencia de
prensa que ofreciera en Madrid: “Yo soy un revolucionario”. Una expresión esta
que puede sonar en los oídos de algunos ardientes anticomunistas del exilio
cubano como desgarradora, terrible, insultante… Pero Yunior García sí es
revolucionario, no un contrarrevolucionario, y cansa ya seguir escuchando ese
calificativo para denominar a todos aquellos que se oponen y enfrentan a la
dictadura totalitaria del Partido Comunista de Cuba; y cansa, porque es asumir
como propio el estribillo del castrato, y es como reconocer que en Cuba hay una
revolución en el poder.
¡Falso!
La contrarrevolución es hoy y siempre ha sido, elemento distintivo de los que
regentan el poder; es el Buró Político del PCC; es el Consejo de Estado; es la
Asamblea Nacional del Poder Popular; es la alta oficialidad de las fuerzas
armadas de generales corruptos y ambiciosos de poder.
Se
alzarán voces airadas arremetiendo contra Yunior acusándole de cobarde y hasta
de traidor por su escapada hacia España. Eso lo sabe perfectamente Yunior. Y
gritarán furiosos todos aquellos que prefieren que sea otro el que ponga el
muerto; que imploran invasiones armadas a Cuba por parte del ejército
estadounidense; que no conocen, que no han sufrido la fuerza brutal del hostigamiento
de la Seguridad del Estado; que no han conocido el nauseabundo hedor de las
mazmorras castristas; que no saben la angustia, la desesperanza del ostracismo
interno de aislamiento domiciliario durante días, semanas y meses aislados del
mundo exterior, que acalla y ahoga la voz salida de lo profundo de la
conciencia; que no han sido víctimas de una campaña de descrédito constante por
todos los medios informativos del país, Escapar del acoso es humano, es la no
vocación al martirologio propia de todo ser pensante.
¿Acaso
no debemos preguntarnos a nosotros mismos por qué abandonamos nuestra tierra
para partir hacia el exilio? ¿Por qué decidimos acogernos al exilio? Los héroes
también van al exilio. Martí, Maceo, Gómez conocieron el exilio; se mantuvieron
en el exilio hasta que se produjera el momento propicio para regresar a Cuba y
emprender la lucha, no abandonada en el exilio.
La
convocatoria del grupo Archipiélago para una marcha cívica y pacífica el 15 de
noviembre, fue un impulso nacido del entusiasmo de personas honestas pero carentes
de experiencia en los trajines de lucha contra el totalitarismo. Pecaron de
idealismo e hicieron pública la convocatoria. Contaban con que, si se había
producido un espontáneo 27 de Noviembre, y un espontáneo 11 de Julio, podría
producirse un 15 de Noviembre; sin embargo desestimaron la capacidad represiva
del régimen militar del PCC; y el régimen movilizó todo su arsenal de
represión, aisló a los principales promotores de la marcha por la dignidad,
controlaron los movimientos de los opositores más conocidos, advirtieron, amenazaron…Lanzarse
a la calle sería un suicidio, y no todos tenemos la disposición al suicidio.
Sería enfrentarse a esas bandas, a las cuales los medios erróneamente y de
manera no madura califican como “partidarios del gobierno”, cuando en realidad
son mercenarios que actúan por dinero o por beneficios, gente de la más baja
calidad ética y muchos de ellos hasta con antecedentes penales, dispuestos a
cualquier acto de violencia en contra de todo aquel que disienta del régimen.
Sería también enfrentarse con destacamentos militares, policiales y cuerpos
antimotines previamente alertados.
Olvidaron
un principio probado de los métodos de la resistencia noviolenta, el trabajo
para ganar de manera directa los recursos humanos y diluir el liderazgo en uno
de carácter horizontal. Esto último faltó, quedando Yunior García como el
máximo representante del movimiento. Olvidaron también que ninguna dictadura, y
mucho menos una de corte totalitario, se abre al diálogo mientras cuente con
capacidad para reprimir, que a las dictaduras hay que acorralarlas para
obligarlas a buscar en el diálogo su último recurso antes de ser derrocadas
finalmente. La legitimación de la lucha noviolenta no puede buscarse en el
acatamiento de la Constitución política del régimen cubano, una Constitución
que de manera olímpica el PCC puede interpretarla según sus propios intereses.
No
obstante el 15 de Noviembre fue exitoso, puso al descubierto ante el mundo la
esencia violenta, represiva, cobarde del régimen del PCC.
Por
otra parte, Yunior García tiene que prepararse para enfrentar dos enemigos, el
primero, el gobierno del PCC; el segundo las organizaciones de ultraderecha del
exilio.