Sabemos que ustedes también tienen
familias, esposa, hijos y hermanos. Imaginamos conocen las emociones que evocan
los seres queridos, por muy distintos que sean o piensen respecto a nosotras,
esas emociones trascienden al poder, la política, o hasta incluso la moral.
Nuestro padre y hermano dedica su vida a
que el mundo sea más justo, más humano, sin embargo. le llaman “mercenario”,
por su lucha incansable en defensa de los Derechos Humanos, por su valor, por
su ardua labor y entrega, por haber creado la UNPACU [...] Si sus cuerpos de
las fuerzas de seguridad del Estado no actuaran en contra de todo aquel que
piensa distinto, nuestro padre y hermano no tendría que dedicar miles de horas
a defender y denunciar tantos horribles casos de injusticia y vileza social.
[...] Ustedes están asentados sobre un
sistema que no deja que las ideas de otros se valoren y puedan captar
adhesiones, ganar espacio y dejar que el pueblo decida su camino. Bajo ustedes
tienen hordas de personas adiestradas para hacer el mal, y así las elijen,
viles y débiles de moral. Cuanto más crueles y perversos son, más suben en la
cadena de mando. Las atrocidades que se cometen y los damnificados emocionales,
físicos o mentales, y el dolor que estas atrocidades dejan a su paso entre
millones de cubanos es un espectáculo dantesco. Han creado ustedes un nuevo
hombre, el cubano mutilado, cercenado de su más preciado don, la ilusión ante
el cambio, el progreso y la libertad personal y colectiva. José Daniel sabe y
ustedes también, que con ese “nuevo hombre” el país jamás podrá ser próspero.
[...] Nuestro padre y hermano, y todos los
cubanos, quieren libertad, prosperidad, que las mejores ideas vean la luz, que
los emprendedores emprendan, que los artistas denuncien, canten las bellezas, y
también las miserias, que las familias se reúnan todas juntas por Navidad, que
no haya discriminación racial, social, por motivos de sexo, religión o de otra
índole. Que se hable alto, sin miedo, ya sea de fútbol, de música, de política o
de ideales. Que se opine diferente, que no se tenga miedo de escuchar cualquier
idea, que los políticos opinen, discutan, promulguen diferentes soluciones, y
que sea el pueblo el que, escuchando libremente a todos por igual en los medios
de comunicación de todos, diferentes, diversos, elija su destino por diferente
que pueda ser.
En muchos países del mundo se vive así, la
gente no tiene miedo, no viven con un nudo en el pecho cada día. Progresan, sus
ciudadanos prosperan, sus nuevas generaciones tienen ilusión, y ninguno quiere
escapar de esos países. Ocurre al revés, y todos los ciudadanos de países como
el nuestro, donde aspiran a llegar es al de ellos. Y cuando los nuestros llegan
allá y pasa el tiempo, se dan cuenta de dónde vivieron, y miran atrás y ven el
atraso, la falta de libertades, la represión, la autocensura en la que uno cae
dentro de la isla, el miedo individual y colectivo, les entran ganas de llorar
por cómo se vive y cómo ellos vivían en Cuba. La misma pena que nuestro padre y
hermano siente y siempre ha sentido sin necesidad de salir a ver lo que afuera
se vive.
[...] No hay prosperidad sin libertad.
Nuestro padre y hermano lo sabe. Y ustedes también lo saben. Hace tiempo que lo
saben, pero han demostrado que no tienen otra manera, tienen que someter,
esclavizar, y acallar a quienes promulgan el cambio porque de otra manera, el
sistema se demuestra fallido y es al que hay que cambiar, pero eso les da
miedo.
El poder debe servir por cuanto sirva al
desarrollo de las ideas, y no las ideas por cuanto sirvan al desarrollo del
poder. De la diversidad nace la fuerza de la evolución, de la homogeneidad y el
pensamiento único, el retroceso. Se da en la genética, se da en los
ecosistemas, y ocurre también en los pueblos y naciones. Es un orden natural.
Nadie puede cambiar eso. De la diversidad nace la grandeza, la sorpresiva
belleza, la capacidad de crear, lo más productivo y de las cosas más hermosas
que tiene el ser humano.
[...] Nuestro padre y hermano lleva
detenido 37 días. Su sistema es tan débil que tienen que traicionarse a sí
mismos para poder sobrevivir. Y quien se traiciona a sí mismo, no es nada.
[...] Naciones Unidas les ha exigido que
están incumpliendo todos los protocolos que han firmado y ratificado respecto a
las desapariciones forzosas. Igualmente han traicionado dicho Convenio, dicha
palabra que fue empeñada de Cuba ante el mundo.
Ya traicionan a su sistema secuestrando a
José Daniel, nuestro padre y hermano, detenido más de 100 veces sin cargos en
los 8 años que lleva fuera de prisión (más de una vez al mes de media) así como
a otros cientos de activistas de UNPACU.
[...] En el teatro actual la mujer del
presunto damnificado, Sergio García González, llamada Maribel Cabreja Leiva,
declaró ante el mundo en una grabación que está subida a Internet desde el día
4 de octubre que su marido había tenido un accidente de motocicleta, que fue al
hospital un día después con dolores, y que allí le visitó la Seguridad del
Estado para amenazarle de que tenía que indicar que el causante de las lesiones
debía ser José Daniel Ferrer. Su teatro está acabado desde que empezó, y lo
saben ustedes, los diplomáticos de todas las naciones en La Habana, y toda la
prensa seria internacional.
¿Qué más están dispuestos a traicionar de
las propias reglas de su sistema obsoleto para acallar a nuestro padre y
hermano? Eso desmorona más su propio sistema que lo que una sola persona pueda
decir o pensar libremente, porque son ustedes mismos los que atacan su propio
sistema, lo traicionan, y lo están haciendo desmoronarse ante el mundo, bien atento,
observando la vergüenza, e indignando cada día a más personas, de dentro y de
fuera.
[...] Raúl Castro y su difunto hermano
Fidel llegaron al poder robando, asaltando, fusilando, ahorcando, y han
permanecido en él empleando todo mecanismo de terror, torturas y violencia y
hasta asesinando, como hicieron con Orlando Zapata, Wilman Villar, Oswaldo
Paya, Harol Cepero, Laura Pollán, entre otros hermanos de ideas. Se están
autocalificando ante el mundo, y así Jose Daniel gana la batalla.
[...] Responsabilizamos a cada uno de
ustedes por lo que está pasando, a cada medio de comunicación que calla, a cada
juez que guarda silencio, a cada fiscal que no se rebela, a cada policía que
hace ocultar y oprime, a cada funcionario que ve, contribuye y omite… Cada uno
de ustedes que tiene familia, que son seres humanos, que dicen defender un
sistema, una ideología, y la hacen desmoronarse con cada uno de sus actos, que
en el camino la destruyen desde sus inicios, cometiendo las mayores atrocidades
que se pueden cometer contra sus semejantes. Y por encima de todos ellos, a
quienes, como ustedes, son los artífices de su propia traición, los criminales
que, contra un ser indefenso cuya única arma es el pensamiento, movilizan,
desmontan y desnudan todo un teatro de sistema para acallarlo, justificando así
con sus actos el activismo por los derechos humanos de nuestro padre y hermano,
y dando luz a que su obra cada día tenga más sentido.
Les responsabilizamos también, de idéntica
manera y con la misma fuerza, por los casos de los detenidos y desaparecidos
junto con nuestro padre y hermano: Roilán Zárraga Ferrer, José Pupo Chaveco (un
señor desamparado y enfermo, sin familia ni hogar, y a quien UNPACU brinda
amparo y compañía), y Fernando González Vaillant, quienes han sido amparados
tajantemente por las Naciones Unidas, al igual que José Daniel. También con
respecto a los más de 129 presos políticos y de conciencia presentes en las
cárceles de Cuba.
Exigimos la liberación inmediata de
nuestro padre y hermano y activistas de UNPACU. Exigimos que, ante la vergüenza
del mundo, se atrevan a poner de manifiesto qué es de ellos. ¿Dónde los tienen?
¿en qué condiciones? Y, ¿bajo qué acusaciones falsas y ridículas?
También les exhortamos a que reaccionen e
inicien un diálogo con la verdadera sociedad civil independiente, aquella que
ilegalizan y oprimen por sus ideas, diferentes a las suyas, y transiten el
camino hacia una transición, que es lo único que puede salvar a Cuba y a los
cubanos de más años de deshonor, vergüenza, dolor, miseria, detenciones,
prisión de conciencia, esclavitud laboral, separación familiar y un sinfín de
calamidades.