Mario
J. Viera
Mario
J. Viera
Carlos
Lazo es una buena persona. No ha desperdiciado su vida de inmigrante en Estados
Unidos. Se inscribió en el Ejército y alcanzó grados de sargento en Irak.
Carlos Lazo se hizo maestro y en Seattle enseña español a estudiantes de High
School. Carlos Lazo sostiene creencias y un ideal cristiano. Sí, es un hombre bueno;
un hombre que tiende puentes. Carlos Lazo es cubano y también fue “balsero”.
Con 25 años de edad llegó, en 1991, a Estados Unidos. Un tiempo vivió en Miami,
pero parece que se desencantó del agobiante ambiente de la “segunda ciudad de
los cubanos” y decidió, entonces “emigrar” hacia Estados Unidos, hacia Seattle
en el estado de Washigton.
Carlos
Lazo ama a Cuba, sin las estridencias de los exiliados cubanos de “Mayami”; la
ama desde un punto de vista diferente; y tan diferente, que hasta ha recibido
ataques de esa bazofia humana, de nombre Alexander "Alex" Otaola
Casal; bazofia, no por sus preferencias sexuales, sino por sus preferencias “ideológicas”.
Sin embargo, muchos hay que aman a Lazo; y esos le aman porque él se ha
decidido a tender “puentes de amor hacia Cuba”. Y él dice de sí mismo: “Todos
los días de manera humilde impulso la creación de puentes entre ellos (Cuba
y Estados Unidos). Como hijo de las dos naciones lucho a diario para que se
lleven mejor y se den la mano”.
El
lucha por la familia cubana; el quiere ponerle fin a “las crueles medidas
contra el pueblo cubano que impuso la administración Trump”; y hace bien;
aunque se olvida de las crueles medidas que el régimen del Partido Comunista
(PCC) impone contra ese mismo pueblo cubano que él defiende. Y va más allá. El
quiere que se levante el embargo ─ que prefiere denominar “bloqueo” ─ del
gobierno de Estados Unidos sobre el gobierno del PCC. “Esta batalla ─
dice ─ no es solo por la familia cubana, también por los Estados Unidos, por
mi pueblo, por mis pueblos. Porque el bloqueo no solo castiga a los cubanos,
sino a los de aquí, que no pueden viajar y conocer de la cultura cubana, y al
mundo, porque impide a los científicos y profesionales de ambos países trabajar
juntos… “. ¿Sólo por eso?
El
embargo comercial de Estados Unidos, no hay que dudarlo, ya es obsoleto, como
obsoleto es también el sistema político impuesto en Cuba. ¿Puentes de amor? Si
con solo levantar el embargo se alcanzara la democratización de Cuba, ¡Que
bueno sería! Podríamos gritar con todo entusiasmo: ¡Abajo el “bloqueo”!
Es
como dice una pluma mercenaria de la prensa oficial de Cuba: “Hay muchas
cosas que tenemos que cambiar, maneras que corregir, esquemas que romper,
caminos que perfeccionar, pero solo bajo el reconocimiento nuestro y por
decisión soberana, nunca bajo el dictado de la presión foránea o el chantaje
político, pues sería como exponer al riesgo los principios que no son
negociables, si es que se quiere mantener la independencia que tanto ha
costado conseguir”. Y subrayo eso de “los principios no negociables”, como
el dominio del PCC sobre el Estado y la sociedad; como es la persecución al
disenso, con actos de repudios, con ataques físicos y encarcelamiento a todo el
que disiente de los “principios no negociables” del PCC; como es el rechazo a
la libre expresión de la opinión, no recogida como derecho dentro del texto de
la actual Constitución, o el derecho de la libertad de prensa de su artículo 55, pero limitado con la condicional de que, los “medios fundamentales de comunicación social,
en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista
de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas; y
no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad”.
Como
patriótico ha reconocido el régimen de La Habana el esfuerzo, impulsado por
Lazo y algún que otro cubano que se define como muy “progresista”, para que se
levante, eso que denominan, “bloqueo”. Así lo afirmó Miguel Díaz-Canel: “Los patriotas
cubanos, vivan donde vivan, entienden que el bloqueo es un crimen contra su
pueblo”.
Patriotas
cubanos son todos aquellos ─ con indiferencia si abogan o no por el
levantamiento del embargo ─ que se entregan a la causa de la liberación del
Cuba, con sacrificio, con amor por Cuba, sin confiar en el poder de Estados
Unidos para alcanzar el fin del régimen totalitario del PCC y el
establecimiento de un sistema democrático de derecho de estado, no aquellos que
tienden puentes de amor entre la libertad y la opresión. Mientras en Cuba
continúen la represión, los actos de repudio, el acoso de los mercenarios de la
seguridad del Estado contra los opositores políticos, no puede extenderse
puentes de amor, porque, desde el otro extremo de esos puentes se levanta una
muralla de intolerancia y de odio.
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