miércoles, 31 de agosto de 2022

VOSTOK 2022. EL EJERCICIO DE LOS MALOS MAS MALOS

Mario J. Viera


Mañana comenzará un gran ejercicio militar en el lejano oriente asiático y el mar de Japón. Todo un alarde de fuerza que quiere hacer Putin, tratando de advertirle al Occidente que Rusia mantiene su poderío bélico, y hacerle creer a los rusos que la guerra en Ucrania para nada le afecta en su capacidad su capacidad militar y que no está desesperado por la resistencia del ejército craniano y sus partisanos en las zonas ocupadas por los invasores. No importa que la economía rusa esté en sus peores momentos bajo las numerosas sanciones que la UE, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón le han impuesto, no le interesa para nada al zar Putin erogar millones de rublos en un descabellado ejercicio militar, donde emplea más de 50 mil efectivos de tropa, un enorme despliegue aéreo y 60 buques de guerra. Lo que le importa es el posible efecto que ello pudiera, así lo cree, genera entre los líderes del Occidente y de la OTAN.

Allá va el Vostok 2022 (Oriente 2022) con el criminal de guerra Valeri Gueràsimov, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia al frente de los contingentes multinacionales que realizarán el juego de guerra fuso-chino. Allá participando en la payasada militar se encuentran fuerzas de la República Popular de China (comunista) que también quiere parte de la tajada de la propaganda putinista. Sí China comunista también intenta enviar un mensaje a Occidente, advertirle que forma alianza con Putin ─ lo que demuestra que es cómplice de Rusia en la agresión a Ucrania ─ y mostrar que China está muy brava, bravísima con la visita de Nancy Pelosi a Taiwán y el apoyo que Estados Unidos le está prestando a la defensa de la disputada isla por los mandarines del Buró Político del Partido Comunista de China.

Dos malos juntos; pero hay otros también deplorables. Junto al zar ruso y a los mandarines chinos, van de pareja, los representantes de las dictaduras que gobiernan en las que fueran repúblicas de la Unión Soviética, Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, y Tayikistán.

¿Quiénes más? También Mongolia que supuestamente llegó a ser un “aliado estratégico” de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump; pero parece ahora ser un aliado estratégico de China comunista y Rusia de Putin. ¿Qué decir de Argelia y de Laos, que participan en el Vostok? ¿Y la India que se mueve en medio de las dos aguas, pero se moja más con las de China? La mequetrefe fuerza militar de Nicaragua también va de paseo al Vostok; es que Daniel Ortega se siente muy vinculado a Putin. Siria es otro de los más malos en el paseíto por el Mar del Japón.

Sin embargo, hay dos ausencias destacadas en los juegos militares de Putin y Xi: Cuba y Venezuela; ¿Por qué? Ambos estados están entre los más malos y debieran contarse entre los participantes del Vostok. ¿Los han discriminado? ¿Deslealtad hacia Rusia de Cuba y Venezuela? No es posible, Maduro y Díaz-Canel le están tan agradecidos a Rusia y en especial a Putin…

lunes, 29 de agosto de 2022

CARTA A MIRES. UNA REPLICA SOBRE EL CONCEPTO TOTALITARIO DE CUBA



Estimado Mires:

He tomado atenta nota sobre la consideración que Ud. hace del régimen existente en Cuba. Según su opinión, el sistema de dominación que impera en Cuba “ya no puede ser calificado como totalitario, carece de apoyo de masas y de un proyecto de futuro porque para hablar de totalitarismo requerimos que el poder sea total y, definitivamente, en Cuba, el poder de la clase dominante de estado, ya no lo es, no goza de aprobación, ni de consenso, ni de legitimidad”.

Siento un gran respeto por sus opiniones, de hecho, casi me he convertido en un estudioso de sus trabajos, de los cuales he obtenido valiosas precisiones. El objetivo de estas letras no es buscar un debate con Ud. ¡Dios me libre de ello! Lo que intento es defender mi tesis de que el régimen de Cuba es totalitario y pasar por alto ese que Ud. denomina “desacuerdo conceptual” conmigo. Por supuesto le agradezco todas sus amables palabras que le dedica a mi libro. Para mayor precisar. los contenidos de Cuba-Resistencia Noviolenta, no es solo, digamos, un intento didáctico sobre la lucha noviolenta, sino implícitamente político.

Por otra parte, su magnífico artículo “¡Abajo la Dictadura!”, ya lo he reproducido en mi página de Facebook y en mi blog El Fantasma (https://phantom-elfantasma.blogspot.com )

Siguiendo a Hannah Arendt, y a Carl Joachim Friedrich y Zbigniew Brzezinski, Ud. ve como las características principales del totalitarismo “el terror, una ideología totalitaria, y la sustitución de lo íntimo por lo público”, para concluir diciendo que, “de esa triada, solo se mantiene el terror. Ideología política no hay, y lo íntimo no ha logrado ser usurpado por lo público”; y para ello se basa en “las crónicas de Yoani Sánchez, o las narraciones de Leonardo Padura”, dos fuentes que no son la expresión de la realidad política interna de Cuba. Literatura excelente, pero solo eso, literatura.

Aunque estas no son las únicas características que definen al Estado Cubano, estas están presentes en el modelo político impuesto por el partido comunista.

Mi definición del carácter totalitario de un régimen político la expuse sucintamente en el bloque XIII, “Hegemonía política como fuente de poder del totalitarismo”. El totalitarismo es concentración de poder, bien en la persona de un líder o en la supraestructura del partido oficial, ejerciendo su hegemonía política sobre el Estado y la Sociedad (Hegemonía política). Esta concentración de poder en la actualidad se mantiene dentro del aparato del Partido Comunista de Cuba y más ostensible en su Buró Político y en su Secretariado. Distintivo del totalitarismo es la supresión del sistema de partidos y criminalización del disenso enmarcado como tal en su propio Código Penal y en sus leyes penales especiales como la muy conocida Ley 88 aún vigente.

Si nos referimos a Carl Joachim Friedrich, este identifica cinco factores o aspectos principales identificadores de totalitarismo, todos presentes dentro del sistema cubano: 1) una ideología oficial, consistente en un sistema de enseñanza oficial que abarca todos los aspectos importantes de la vida humana “con exigencias quiliásticas para una sociedad  “perfecta”; 2) un único partido de masas (en Cuba es selectivo), consistente en un porcentaje relativamente pequeño de la población total (hasta un 10%) [En Cuba el PCC alcanza un porcentaje del 17,7% del padrón electoral y los militantes de la Juventud Comunista ronda en torno al 10%], organizado habitualmente bajo un solo caudillo de manera jerárquica  y oligárquica; 3) un monopolio técnicamente condicionado y casi perfecto del control sobre todos los medios decisivos de lucha (en las manos del partido y de los cuadros a él subordinados de la burocracia y de las fuerzas armadas) [En Cuba todos los ascensos militares se hacen atendiendo a la confiabilidad política de los mandos, y todos los oficiales, sometidos a las órdenes del partido, el cual mantiene entre ellos una constante labor de concientización a favor de la ideología oficial] ; 4) un monopolio similar técnicamente condicionado y casi perfecto del control (en las mismas manos) sobre todos los medios decisivos de comunicación de masas, como prensa, radiodifusión, cine, etc. (En Cuba todos esos medios pertenecen al PCC, mediante el gobierno, y son controlados por el secretariado ideológico del PCC, el cual les traza e impone la línea editorial de los mismos); 5) un control terrorista policiaco, que para sus efectos descansa en los puntos 3 y 4, y significativamente se dirige no solamente contra los “enemigos” confirmados del régimen, sino contra grupos de la población escogidos arbitrariamente; en el caso de esta selección por cuenta propia se trata de medidas para asegurar la continuidad del régimen, así como de “consecuencias” ideológicas en las que se hace un uso sistemático de conocimientos sicológicos (esta condición ha sido permanente en  Cuba ya desde el mismo año de 1959).  

Las dictaduras pisotean las leyes; el Estado totalitario se ajusta a las leyes, las de su propio estado de derecho. Bajo el estado de derecho totalitario, enmarcado dentro de los postulados de su propia Constitución política, no existe como tal el Poder Judicial, sino un sistema judicial estructurado como un órgano corporativo bajo la dirección de una estructura superior, el Tribunal Supremo de Justicia, cuyos magistrados son miembros del PCC, electos por el PCC, pero supuestamente por la Asamblea Nacional del Poder Popular, la cual. también supuestamente, elige al Presidente y Vicepresidente de la República (casualmente miembros del Buró Político del PCC) y a los miembros de Consejo de Estado; y, por supuesto, revoca o sustituye a las personas elegidas o designadas por ella; es decir por encargo del Buró Político del PCC.

En el régimen totalitario actúa el principio: Todo dentro del Estado, nada fuera de o contra el Estado; y el Estado y el Partido oficial se convierten en una misma identidad. Gobierno, legislativo y judicial forman una misma identidad y todos, bajo el control y las directrices del suprapoder, el partido. Y este principio básico está presente dentro del actual régimen que existe en Cuba.

El totalitarismo requiere, para ser implantado, de la existencia de un líder carismático que embriague y controle a las masas. Ese fue el papel fundador de Fidel Castro; pero como expresó Hannah Arendt, que cito en ese bloque: “El líder totalitario (…) parece creer que la cuestión de su sucesión no es excesivamente importante, que no se requieren para ocupar el puesto cualidades o preparación especiales, que eventualmente el país obedecerá a cualquiera que resulte haber obtenido la designación como sucesor en el momento de su muerte…” Este es el caso del dictador sustituto Miguel Díaz-Canel, un mediocre que tiene sus días contados como secretario general del PCC, algo que ya había previsto Raúl Castro cuando promovió al Buró Político a Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, cuya muerte oportuna impidió poder sustituir al mediocre Díaz-Canel.

Desde 1968, el poder de la clase dominante de estado, no goza de aprobación, ni de consenso, ni de legitimidad; es un hecho. A partir de entonces las masas ya no eran las armas poderosas de la dictadura totalitaria, el entusiasmo iba mermando, aunque se mantenían las grandes movilizaciones en los espectáculos públicos del régimen, y aún se mantienen esas masividades. En 1980, se produjo la mayor manifestación espontánea de rechazo al sistema con el tremendo asalto a la Embajada del Perú y la estampida por el Mariel; pero también se originaron los masivos “actos de repudio” contra todos los que solicitaran abandonar al país y se han continuado hasta el presente y puestos en práctica en contra de los promotores de la marcha cívica del 15 de noviembre de 2021 y en especial contra Yunior García Aguilera. En 1991, el régimen creó y puso en funciones a las brigadas de respuesta rápida, a cuyos miembros he identificado con el sustantivo, quizá no muy apropiado o exacto, de “esquiroles”. Actúan como órganos parapoliciacos con elementos aportados por los núcleos del PCC y las secciones sindicales de los centros de trabajo, dirigidos a reprimir a los descontentos. Se les ha visto actuar armados de estacas durante las manifestaciones del 11 de julio y, listos para actuar si se producía el reto del 15 de noviembre.

En regímenes autoritarios, autocráticos, dictaduras militares y/o burocráticas, subsiste una sociedad civil, y hasta funcionan, aunque con limitaciones diferentes partidos políticos. Eso ocurre en Venezuela y hubo en algunas de las denominadas “democracias populares” controladas por el imperio soviético, por lo cual Václav Havel las denominó “post totalitaria”.  Con independencia de lo que opinen Yoani Sánchez y otros, en Cuba no existe una sociedad civil; la Iglesia Católica funciona dentro de marcos estrechos, sin acceso a los medios de comunicación masivos, el resto de las iglesias de distintas denominaciones están organizadas dentro del organismo corporativo del Consejo de Iglesias, controlado por el PCC y en armonía con el régimen.

No existen organizaciones independientes de profesionales, ni sindicatos libres. La cultura queda bajo el corporativismo de la UNEAC, cuya dirigencia esté conformada por conocidos miembros del PCC, al igual que el periodismo, cuyo ejercicio independiente es criminalizado, permitiéndosele solo hasta el punto de no cruzar la línea roja impuesta por el régimen; el sector de emprendedores privados no cuenta con representación gremial y queda constreñido dentro de la política general del Estado. La educación está sometida a la ideologización oficial; los párvulos de la enseñanza primaria están obligados a juramentarse con la fórmula “¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”. Los padres no tienen opción para el tipo de enseñanza que prefieran para sus hijos; la Universidad no es para todos, sino para los que aceptan las políticas oficiales sin posiciones críticas; solo son reconocidas las denominadas “organizaciones de masa” cuyas direcciones están a cargo de funcionarios del PCC. 

En mi definición del totalitarismo omití un elemento distintivo, la existencia de un enemigo objetivo sobre el cual hacer caer la culpa de todo, bajo el nacionalsocialismo, ese enemigo eran los judíos, para el estalinismo eran los saboteadores, para el castrismo, primero el imperialismo yanqui y con posterioridad el embargo estadounidense identificándole como el bloqueo criminal.

Pienso que sería útil referirme a las consideraciones que tomó en cuenta Carl Joachim Friedrich para el estudio del totalitarismo fundándolas sobre la base de dos tesis: a) la sociedad totalitaria del fascismo y del comunismo son iguales en sus rasgos fundamentales, es decir, que tienen más similitudes entre sí que con otros sistemas sociales y de gobierno. [Esencias iguales, no totalmente iguales] b) la sociedad totalitaria es históricamente única y sui generis; y agrega diciendo que, “estas condiciones no presuponen que nuestra comprensión de la sociedad totalitaria sea perfecta o incluso adecuada (…) Por tanto no presuponen que las sociedades totalitarias sean unidades firmes y estáticas; por el contrario, se acepta que han experimentado y seguirán experimentando una constante evolución, que quizá encierre tanto crecimiento como decadencia.

El en el caso cubano, el Estado totalitario, se ha visto obligado a hacer tácticamente algunas reformas tímidas con el propósito de mantener incólume la hegemonía política del PCC hasta un punto satisfactorio; y tiene que hacerlo porque ve que sus recursos humanos se van erosionando cada vez más. Hoy no podemos ver al régimen del PCC situado en el punto del postotalitarismo. sino en su fase decadente, pero sin dejar de ser totalitario.

Este es el momento de abatirlo por medio de una resistencia pertinaz, osada y organizada con objetivos bien definidos. Porque como anotó Hanna Arendt, "La rebelión popular contra gobernantes materialmente fuertes puede engendrar un poder casi irresistible incluso si renuncia al uso de la violencia frente a fuerzas muy superiores en medios materiales".

Espero, estimado Mires que con este “alegato” mío, podamos mitigar un tanto su “desacuerdo conceptual” conmigo.

 

Con toda mi consideración y el debido respeto que me inspira.

Queda de Ud.

Mario J. Viera 

sábado, 27 de agosto de 2022

EL EXILIO CUBANO, LA OPINION INTERNACIONAL Y EL EMBARGO.

 

Mario J. Viera

 


En el enfrentamiento al régimen del partido comunista en Cuba, el exilio cubano, necesariamente tiene que captar el favor de la opinión pública internacional. Se requiere ganar prestigio ante el mundo. En este propósito, el mundo no debe ver al exilio cubano como un exilio revanchista, sino verlo como un movimiento sagaz, firmemente democrático, bien definido en sus objetivos e independiente de cualquier influencia extranjera.

El mundo actualmente ve como vacía de conceptos originales toda la retórica propia de la guerra fría. Se requiere un discurso que resalte la lucha de la democracia frente a los movimientos antidemocráticos; y no el simple clamor del anticomunismo. La lucha por la democracia de hecho es una batalla en contra de todos los ismos peyorativos.

Para romper la asimetría de fuerza entre los medios de la oposición democrática y el poder del Estado totalitario, se necesita compañía y ser visibles, en un enlace de resistencia interna y apoyo moral de la mayoría internacional.

El régimen dictatorial de Cuba cuenta con firmes apoyos internacionales y consolidados pilares de apoyo externos, lo cual queda evidenciado en la actitud de firme rechazo que asume el mundo ante el embargo comercial y económico impuesto a Cuba por Estados Unidos. Desde su implantación en Cuba, el régimen de Fidel Castro supo ganarse la simpatía internacional para que lo vieran como el pequeño héroe enfrentado a un poderoso monstruo, el sastrecito valiente enfrentado al gigante o la indefensa Andrómeda amenazada de ser devorada por el ceto, el monstruo marino de Poseidón.

La campaña por la supresión del embargo, que el régimen cubano y algunos otros gobiernos, denomina “Bloqueo”, se ha convertido en el póker político que maneja el Partido Comunista de Cuba (PCC) para atraer la empatía mundial y justificar todas sus deficiencias en lo económico y sus métodos de accionar represivo en contra del disenso como si fuera la legítima decisión del pueblo para elegir su sistema político, económico y social.

El pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, año tras año, vota casi de manera unánime en contra del embargo estadounidense y a favor de su supresión. y no todos los delegados que toman asiento en la Asamblea General son representantes de regímenes autoritarios o antidemocráticos; prácticamente toda Europa, Canadá, América Latina, Asia y África, incluyendo a Australia, votan a favor del levantamiento de las medidas restrictivas de la economía que afectan al gobierno cubano.

Ese rechazo se ha hecho presente en diferentes foros internacionales., como en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde participan no solo los gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Entre los acuerdos tomados  en la VI cumbre de la CELAC, celebrada el 18 de septiembre de 2021 estuvo, como uno de sus principales la reafirmación de “su rechazo a las medidas económicas coercitivas no sustentadas en el Derecho Internacional, incluidas todas aquellas acciones unilaterales aplicadas contra países soberanos que afectan el bienestar de sus pueblos y están concebidas para impedirles que ejerzan su derecho a decidir, por su propia voluntad, sus propios sistemas políticos, económicos y sociales”.

Ahora bien, existen otros Estados sometidos a fuertes sanciones económicas, como, por ejemplo, Corea del Norte, y, no obstante, no hay reacción mundial dirigida a la supresión de esas sanciones. Existen también regímenes violentos y militaristas, como el de Birmania ante los cuales la comunidad internacional exige se impongan severas sanciones económicas.

Sin darle el nombre de “embargo” los Estados Unidos mantienen un verdadero embargo comercial contra Corea del Norte, independientemente de que forme parte de la selecta lista de Países patrocinadores del terrorismo internacional desde el 2017 debido al desarrollo de su programa nuclear y misilístico. De acuerdo de un “Aviso sobre las sanciones a Corea del Norte y medidas relativas a su aplicación” dado a la publicidad por el Departamento de Estado de E.E. U.U. con fecha  23 de julio de 2018 se prohibía, entre muchas las siguientes: todas las transacciones o actividades que involucren al Gobierno de Corea del Norte o al Partido Nacional de los Trabajadores de Corea del Norte; la importación directa o indirecta a los Estados Unidos de cualquier mercancía, servicio o tecnología de Corea del Norte; la visita a los Estados Unidos de embarcaciones y aeronaves que hayan visitado Corea del Norte o hayan efectuado un traslado entre buques con una embarcación que haya visitado Corea del Norte durante los últimos seis meses; la importación a los Estados Unidos de mercancías, bienes, artículos y objetos extraídos de minas, producidos y manufacturados total o parcialmente por ciudadanos o nacionales de Corea del Norte.

En diciembre de 2017, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso sanciones severas a Corea del Norte en respuesta a sus pruebas con misiles balísticos. La resolución, redactada por Estados Unidos, incluyó medidas para reducir drásticamente las importaciones de gasolina y otros derivados del petróleo al país asiático en un 90%. El 21 de abril de 2022, la UE añade a 8 personas y 4 entidades a la lista de personas sujetas a las medidas restrictivas contra Corea del Norte, para elevar hasta 65 el total de personas incluidas en la lista.  

Como consecuencia de la crisis de los rehenes estadounidenses en Irá, en 1971, Estados Unidos impuso severas sanciones económicas contra el régimen de los ayatolas, las cuales incluían la congelación de unos 12000 millones de dólares en activos iraníes, depósitos bancarios, oro y otras propiedades, y un embargo comercial. Cumplido el propósito de aquellas medidas con la liberación de los diplomáticos y ciudadanos estadounidenses retenidos por Irán aquellas sanciones fueron levantadas; sin embargo, ante acros agresivos iraníes contra embarcaciones estadounidenses en el Golfo Pérsico, Estados Unidos, en 1987 renovó su política de sanciones contra el régimen persa.

La pretensión iraní de enriquecimiento de Uranio se previó como una intención de producir armamento atómico, provocó que, en 2006 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobara una resolución por la cual se impondrían sanciones económicas contra Irán. Sanciones que serían impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá.

Se han aplicado numerosas sanciones económicas por parte de Estados Unidos y la Unión Europea al régimen bielorruso de Alexander Lukashenko; tanto por su accionar represivo hacia los manifestantes pacíficos que exigían su renuncia, como por su apoyo a los efectivos rusos en la guerra contra Ucrania organizada por Putin.

En Birmania, tras el golpe militar que derrocó al gobierno democráticamente electo de Aung San Suu Kyi, miles de birmanos salieron a las calles en manifestaciones de lucha noviolenta contra la junta militar. Los militares actuaron de manera brutal contra los manifestantes desarmados, abriendo fuego contra ellos provocando en pocos días después de la asonada 1.500 muertos asesinatos, 11.700 personas y cientos de heridos. Ante la brutalidad del régimen militar el mundo respondió con firmeza.

A pocos días de golpe militar, Gran Bretaña anunció sanciones contra tres generales, acusados de graves violaciones de derechos humanos. Como fue reportado por los medios de comunicación internacionales, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, declaró al respecto: "Nosotros, junto con nuestros aliados internacionales, haremos que el Ejército de Myanmar rinda cuentas por sus violaciones de los derechos humanos y buscaremos Justicia". El gobierno de Canadá, sancionó también a nueve oficiales de la junta militar golpista.   

El 7 de octubre de 2021, el Parlamento Europeo aprobó una resolución contundente para exigirle al Consejo de la UE congelar los activos, bloquear las transferencias a los bancos estatales e incluir la Empresa de Petróleo y Gas de Myanmar (MOGE, por sus siglas en inglés), algo que había reclamado la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch. Como parte de las sanciones económicas contra la dictadura birmana. Varias empresas internacionales dejaron de actuar en Birmania, entre ellas, la noruega Telenor, la japonesa Kirin, la francesa Total y la estadounidense Chevron.

Propiamente qué pretende la comunidad internacional de estados con esas medidas restrictivas, simplemente, tratar de asfixiar económicamente a esos regímenes y poder desestabilizarlos; ¿no es lo mismo que se busca con el embargo y las sanciones económicas en el caso cubano? Es lo mismo; pero la comunidad internacional, la opinión pública internacional no se pone en contra de las sanciones económicas que se les imponen a Corea del Norte, a Irán, a Bielorrusia, a Birmania y hasta las que se emplean contra el gobierno de Ortega-Murillo en Nicaragua. Debe entonces existir una razón que explique esta dicotomía.

La comunidad internacional se conmociona ante dos dramáticas condiciones, la seguridad internacional y el derramamiento de sangre. Ante el peligro de que dos regímenes dictatoriales se equipen con armamento nuclear y la construcción de poderosos misiles de alcance medio, con Irán y Corea del Norte, la opinión internacional, ve con simpatías todos aquellos actos dirigidos a restarles capacidades a esos estados.

La opinión internacional reacciona indignada contra todos los actos de gran represión violenta contra manifestantes pacíficos con cientos de muertes y, ven con simpatía a los pueblos donde, a pesar de la sangrienta represión, mantienen su resistencia firme y constante, como ha sido en el caso de Bielorrusia y más dramáticamente en el caso de Birmania. Allá, donde no existe una resistencia popular poderosa contra un gobierno autoritario y dictatorial enfrentada a la muerte y a la prisión de sus partidarios, la opinión internacional, solo toma nota y se interesa por algún otro acontecimiento que llene las páginas de los periódicos.

Las manifestaciones masivas del 11 de julio de 2021 en Cuba, tomó por sorpresa a toda la opinión internacional por lo inusitado de aquel acontecimiento. El gobierno cubano reaccionó como siempre lo ha hecho. Dio golpes, realizó numerosas detenciones arbitrarias y culpó aquello como motivado por los esfuerzos del “imperialismo yanqui” de derrocar a la “revolución”. No hubo réplicas de movilizaciones, dos días después todo estaba en calma, salvo los cientos de cubanos que fueron condenados a cumplir largos años de prisión, por el solo delito de mostrar su descontento. El aparato propagandístico del régimen del PCC, perfeccionado a lo largo de décadas, movilizó a sus pilares de apoyo externo de cientos de asociaciones de “solidaridad” en todo el mundo. ¡Todo era por culpa del “bloqueo” contra una pobre nación, que hace más agudas las necesidades de su pueblo!  Nada de gran importancia, así sería visto todo aquel movimiento, peores fueron los actos represivos en Colombia y en Chile contra ciudadanos indignados…

Podemos los cubanos sentirnos indignados por toda la represión que el régimen llevara a cabo para acallar las protestas; podemos sentirnos indignados por los juicios amañados que tribunales sometidos al poder del PCC llevaron contra los manifestantes… pero la comunidad internacional pasó la página y continuó levantando su voz en contra del “bloqueo”. ¡No hemos sabido ganarnos la opinión internacional! El exilio cubano debe tomar nota y sacar experiencias sobre esta amarga realidad política.

El exilio se radicaliza. Miles de cubanos jóvenes salen a las calles de Miami y hasta se van al DC a plantear su indignación. Miles de jóvenes que abandonaron el país debido a sus frustraciones, y esas pasadas frustraciones los radicalizan en el exilio. Por miles llegan a Estados Unidos luego del 11 de julio de 2021 y del fiasco de la manifestación cívica que no se dio al 15 de noviembre de ese año; por miles se cuentan los cubanos desesperados por llegar a la tierra prometida.

Según se reporta en el New York Times con fecha3 de mayo de 2022, que, de acuerdo altos funcionarios estadounidenses, se espera que este año lleguen cerca de 150.000 cubanos. Desde octubre han llegado a la frontera sur de Estados Unidos casi 79.000 cubanos, más que en los dos años anteriores juntos, según las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. En marzo, más de 32.000 cubanos llegaron a la frontera. Las cifras son las más altas desde el éxodo de Mariel en 1980, cuando 125.000 cubanos emigraron a Estados Unidos.

Si se realizara una encuesta seria, ajustada a parámetros estadísticos precisos, es posible que el número de verdaderos perseguidos políticos dentro de esa oleada de cubanos migrantes sería mínimo. Quizá, muchos de ellos harán lo que tanto han criticado los republicanos viajar a Cuba luego del año y un día de su llegada a Estados Unidos, como establece la Ley de Ajuste Cubano. Quizá muchos de ellos también se radicalicen y salgan a pedir invasiones militares humanitarias, que no se envíen remesas a Cuba, Y salgan y griten: “¡Los demócratas son comunistas!” “¡Donald Trump será el salvador de Cuba!” Mientras tanto, la opinión pública internacional toma nota y observa.

Si esos cientos de miles que huyen se hubieran unido a la oposición, si se hubieran sentido motivados por las manifestaciones del 11 de julio y se hubieran organizado para continuar las protestas, quizá la opinión publica internacional daría un giro de ciento ochenta grados para mirar con simpatía a los que luchan en Cuba contra la dictadura totalitario.

Desde un punto de vista táctico, el exilio cubano debiera entender la realidad, amarga, desagradable, pero realidad existente. Hay que ajustars a la realidad y cambiar de manera inteligente la opinión desfavorable de la opinión pública internacional.

miércoles, 24 de agosto de 2022

SOBRE UN POST DE FACEBOOK CON EL LEMA “DEFENDER AL CAPITALISMO SIN TENER CAPITAL ES SER MISERABLE”

 

Mario J. Viera

 


El capitalismo es un fenómeno social natural. Surge de la iniciativa privada, del intento nato en el ser humano de superación. Todo lo contrario, es el comunismo y el socialismo, que no nacen espontáneamente dentro del seno social. El comunismo es la falsa creencia del igualitarismo, de que todos tienen el mismo derecho a disfrutar de las riquezas sin importar sus capacidades intelectuales o físicas. No todos tenemos las mismas cualidades para abrirnos pasos y superarnos. Algunos son visionarios y avanzan, otros se quedan detrás.

Sí, como seres humanos todos somos iguales, y se supone esa igualdad ante la ley; tenemos los mismos derechos naturales, el derecho a la vida, el derecho de opinión y creencias, el derecho a no ser vistos como inferiores por nuestras condiciones de raza, de etnia, de color de la piel, de sexo o de preferencias sexuales; de la condición social; el derecho a ser libres y disfrutar de la libertad; el derecho a elegir y a ser electos a cargos públicos; el derecho a la propiedad; el derecho a la búsqueda de la felicidad; el derecho a vivir decorosamente; el derecho al trabajo y al disfrute de nuestros bienes; el derecho a vivir en una sociedad de oportunidades; los derechos a la educación; a disfrutar de un medio no contaminado y disfrutar de una atmósfera no dañada por contaminación química; y ¿por qué no? a la asistencia médica y al cuidado de la salud.

Todos tenemos derechos naturales, humanos; derechos civiles y políticos; y derechos sociales. El primer conjunto de derechos siempre debe ser respetado y protegido por el Estado como limitaciones de su hegemonía. Los derechos sociales, solo pueden alcanzarse, en su totalidad, en sociedades democráticas y prósperas. Nada de esto está garantizado bajo un régimen antidemocrático y muy en especial, bajo regímenes comunistas.

Pero si el capitalismo es un resultado natural dentro de la sociedad, entonces, la propiedad privada debe ser respetada por su carácter social. Ahora bien, el capitalismo es como un potro vigoroso que puede desbocarse; y como a los potros vigorosos, a los que se les ponen frenos para que no se desboquen y despeñen, al capitalismo hay que ponerle, como anota el Sr. Armando Pérez en su post, regulaciones, para que no se despeñe en la oligarquía y se transforme en poder plutocrático. Pero, se equivoca el Sr. Pérez cuando vincula al capitalismo con “asuntos raciales, judiciales, laborales, clasistas”.

El racismo no es consustancial con el capitalismo, es producto de las ideologías no democráticas que sustentan algunos sectores poblacionales de mentalidad nacionalista, no democráticos y se desenvuelven por lo general en sociedades multirraciales donde una minoría se cree superior al resto de los extraños, de los otros no iguales. Problemas judiciales, es decir la aplicación de la ley según patrones raciales, no son necesariamente males propios de un sistema capitalista.; como los problemas laborales se presentan siempre entre empresarios y empleados. Siempre habrá esa puja, hasta en sociedades avanzadas, desde el punto de vista de la justicia social, donde se imponen estrictas regulaciones a los mercados empresariales y financieros.

La ciencia económica pertenece al conjunto de las ciencias sociales y debiera estar liberada de todo concepto ideológico. Cuando la Economía se ideologiza, sea marxista o sea situada dentro de neoliberalismo económico, siempre se producirán desastres. Pero esto requiere un análisis más detallado que lo que se pueda comentar en un debate de facebook. Como centro de sus proyecciones, la Economía debe tener al hombre, al ser humano, al ser social, al ciudadano.

Por mi parte, sin tener capital defiendo al capitalismo sobre cualquier sistema de economía centralmente planificada.

martes, 23 de agosto de 2022

¡ABAJO LA DICTADURA!

 

Fernando Mires. Blog Polis: Política y Cultura

 


La guerra de invasión a Ucrania ha creado una línea divisoria. Es la que separa a las democracias de las antidemocracias. Es también el nuevo orden político mundial anunciado por el dictador de Rusia. Ya en el encuentro de los megadictadores en los juegos Olímpicos de invierno, tanto Putin como Xi Jinping concordaron en un fin: la creación de un nuevo orden mundial que para el chino deberá ser económico (con China a la cabeza). Pero el ruso tenía otras ambiciones. Sabiendo que en la escala económica mundial Rusia ocupa un precario onceavo lugar -probablemente seguirá bajando durante y después de la guerra a Ucrania- “su” orden mundial tiene un carácter militar y político. Diferencia que hizo decir a Kissinger que la alianza ruso-china no puede ser de larga duración. La economía china necesita de las economías occidentales como las venas de la sangre.

Una debacle económica de Occidente arrastraría a China hacia el abismo. No así a Rusia. Por eso China puede acompañar a Rusia solo hasta la puerta del cementerio. Más allá, no. Razón para que las potencias occidentales al mismo tiempo que practican una estrategia de (necesaria) tensión hacia Rusia se decidan a practicar una estrategia de (también necesaria) distensión hacia China, manteniendo discrepancias en la mesa económica y no en la militar. Sobre este tema me extenderé en otra ocasión. El objetivo de este artículo apunta a la contradicción que busca incentivar Putin, a saber, la que se da a nivel mundial entre las formaciones políticas democráticas y las antidemocráticas.

 

AMÉRICA LATINA ESTÁ EN EL MUNDO

Aunque parezca raro, Putin concuerda con Biden en que la contradicción principal de nuestro tiempo es la que se da entre democracias y autocracias. La diferencia es que mientras Biden toma partido a favor de las democracias, Putin lo hace a favor de las dictaduras. Por eso no se ha cansado de repetir que Ucrania es solo un eslabón que llevará a la derrota final de Occidente, entendiendo por ello al conjunto de democracias organizadas en la UE y en la OTAN.

La división es clara: la mayoría de las autocracias del mundo ha dado su apoyo a la Rusia de Putin. Al revés también: todas las democracias del mundo apoyan al bloque occidental. Una contradicción que no solo tiene lugar entre las naciones sino también al interior de ellas. De ahí que cada triunfo que obtengan los sectores antidemocráticos en cualquier lugar, será celebrado por Putin con suma alegría. Pues bien, y a ese punto voy, esa contradicción incluye también a las naciones latinoamericanas. Inclusión que explica por qué Putin ha estrechado al máximo sus relaciones con el trío antidemocrático de América Latina formado por Cuba, Nicaragua y Venezuela, agregando a su lista al Brasil del trumpista Bolsonaro.

La mayoría de los analistas latinoamericanos imaginan que las contiendas que tienen lugar en sus países son puramente locales. No así para Putin ni para Biden. Un triunfo de las democracias o de las anti-democracias, en cualquier punto del orbe, tiene para ellos una importancia mundial. Las políticas locales son hoy globales. Conclusión que me indujo a leer con sumo interés la versión preliminar del libro (en PDF) que me hiciera llegar el escritor cubano Mario J. Viera, cuyo título es Cuba, resistencia no Violenta.

Durante gran parte de la era castrista, Cuba ocupó para el conjunto de las izquierdas un lugar privilegiado, algo así como una Meca ideológica y política de la revolución continental. La atracción que despertó durante la era de la Guerra Fría ha desparecido, por cierto, pero de ese fuego “antimperialista”, algunos rescoldos quedan. El mismo canciller de Putin, Sergei Ryabkov, no vaciló, en vísperas de la invasión a Ucrania, mencionar a Cuba, junto con la Venezuela de Maduro, como uno de los países en los cuales podría realizar acciones militares en contra de los EE UU. De más está decir que ni Maduro ni Díaz Canel emitieron la más mínima protesta.

Después de tantos años de dominación dictatorial, pensar en una deserción de Cuba del espacio anti-democrático podría ser visto como una fantasía tropical. No obstante, permítaseme otra apreciación. Como bien demuestra Viera, desde el momento en que murió Fidel, Cuba perdió gran parte de su proyección imaginaria. Mientras la de Fidel fue una dictadura de tipo mesiánico, la de Raúl fue burocrática y militar. Con Díaz Canel desapareció del poder la generación que actuó en la revolución y así Cuba dejaría de ser la isla utópica de las izquierdas latinoamericanas. Su revolución ya no está en el futuro sino en un pasado cada vez más lejano.

La crisis económica que comenzó a vivir el país con el derrumbe del mundo comunista fue paliada en parte por el aparecimiento de la Venezuela de Chávez. Pero después que Chávez y hoy Maduro convirtieran a la ayer próspera Venezuela en un mierdal económico, Cuba ha quedado de nuevo librada a su suerte. La isla está aislada. No es raro entonces que Putin la esté mirando, junto a Venezuela, como aliado potencial: dos enclaves anti- occidentales en los bordes del lejano Occidente. Como sea, los habitantes que aún quedan en la Isla saben que su suerte no mejorará bajo el alero de Putin. Razones que hacen pensar a algunos cubanos que, ahora sí, se están dando condiciones para impulsar movimientos de democratización.

Manejando con pericia las conocidas tesis de Gene Sharp, sobre todo las que se desprenden de su libro clásico From Dictatorship to Democracy, Viera emprende un examen exhaustivo de los recientes movimientos contestarios de Cuba, sobre todo de aquel que comenzó a desarrollarse en el 2021, conocido como el movimiento San Isidro, desde donde, a pesar de su fracaso en la marcha del 15 de noviembre del 2021 (que hizo cifrar muchas expectativas) el estado de creciente malestar social y cultural que le dio origen, continúa presente. De ese y otros movimientos busca Viera extraer enseñanzas para las jornadas que se avecinan.

La dictadura de partido bajo Díaz Canel no goza de apoyo de masas, no tiene perspectivas históricas, carece de potencial utópico. Díaz Canel representa el poder por el poder, no más. Las condiciones objetivas están dadas para un cambio decisivo en las relaciones de poder, parece pensar Viera. Incluso va más allá: según su opinión no se trata solo de propiciar un cambio de gobierno en la isla, sino de revocar un sistema de dominación al que él llama totalitario. Pues bien, ahí reside una diferencia entre el autor del libro y quien escribe estas líneas.

 

TOTALITARISMO SIN TOTALIDAD

El sistema de dominación que impera en Cuba ya no puede, según mi opinión, ser calificado como totalitario. Las razones las da el mismo Viera. El régimen carece de apoyo de masas y de un proyecto de futuro (o dicho de modo lacaniano: carece de poder simbólico y de poder imaginario). Mostrarse impotente frente a las manifestaciones de descontento, más la estridente apatía política de la población, no son características de un sistema totalitario. No basta, en efecto, que un orden político se mantenga mediante el terror para hablar de totalitarismo.

En una escala de regímenes de dominación antidemocrática, distinguíamos en otro texto los siguientes peldaños: autoritarismo, autocracia, dictadura militar y/o burocrática, y totalitarismo. En cada una de estas formaciones anti-democráticas encontramos gérmenes y momentos totalitarios. Pero para hablar de totalitarismo requerimos que el poder sea total y, definitivamente, en Cuba, el poder de la clase dominante de estado, ya no lo es. No porque exista un anti-poder sino simplemente porque el poder establecido no goza de aprobación, ni de consenso, ni de legitimidad.

Siguiendo a Hannah Arendt y a otros pensadores del fenómeno totalitario como Carl Joachim Friedrich y Zbigniew Brzezinski, tres son las características que llevan a determinar la existencia del poder totalitario. El terror, una ideología totalitaria, y la sustitución de lo íntimo por lo público. De esa triada, solo se mantiene el terror. Ideología política no hay, y lo íntimo no ha logrado ser usurpado por lo público. Todo lo contrario. Si uno sigue las crónicas de Yoani Sánchez, o las narraciones de Leonardo Padura, podemos observar en Cuba un retiro hacia lo íntimo y lo privado en desmedro de lo público, tal como ocurría en las “democracias populares” controladas po el imperio soviético. Haciendo un paralelo con la ex URSS, podríamos afirmar que hubo totalitarismo bajo Stalin pero, como precisó Arendt, bajo Jruschev ya no lo hubo. Mucho menos lo hubo bajo Breschnev en el periodo conocido como “la estagnación”. Ahora bien, bajo Fidel Castro el régimen cubano de dominación también habría podido ser definido como totalitario. Pero bajo Díaz Canel, cuando más, como semi-totalitario o, si se prefiere, post-totalitario.

Fidel no solo era temido, sino también, como el Gran Hermano de Orwell, amado. Patria o Muerte quería decir para muchos, entregar la vida si es que fuera necesario, por la revolución. ¿Quién quisiera entregar la vida por Díaz Canel o por esa miseria sin fondo a la que él llama revolución? Quizás solo los parientes más cercanos del oscuro dictador. Podríamos entonces decir: el régimen de gobierno en Cuba carece de la grandeza demoníaca del totalitarismo. Y bien, precisamente son estas carencias totalitarias las que permiten iniciar en Cuba una operación de rescate de la democracia. Luchar en contra y a la vez dentro de un sistema totalitario, es imposible.

Más allá de ese desacuerdo conceptual, el libro de Viera contiene valiosas enseñanzas para quienes estén dispuestos a apoyar la lucha por la democracia en Cuba. Pienso, además, que ofrece perspectivas a otros países, no solo latinoamericanos, caídos bajo la férula de gobiernos anti-democráticos. Conocedor de la historia de su nación y a la vez provisto de un excelente arsenal analítico, establece Viera, de modo categórico, que la lucha por la democracia en Cuba deberá ser pacífica o no ser. Es entendible: quienes están más interesados en un enfrentamiento violento son los personeros del régimen. Militar y policialmente el régimen es fuerte. Políticamente es débil.

 

PARTISANOS NO VIOLENTOS

Para que la lucha política sea viable, es importante que sus actores sean ciudadanos que padecen y conocen la dictadura en la vida cotidiana. Eso supone renunciar a cuatro creencias que hasta ahora han caracterizado a la incipiente oposición cubana.

La primera creencia dice que el régimen podría caer si desde el exterior son aplicadas fuertes sanciones económicas. Viera demuestra en cambio que las sanciones han producido el efecto contrario. Todas las deficiencias, desajustes y fracasos del gobierno encuentran justificación en el “bloqueo”, y los más afectados son los sectores más empobrecidos del pueblo, nunca la nomenclatura dominante.

La segunda creencia supone que, por contar con mejores medios económicos, parte de la conducción de la lucha debe yacer en las manos de grupos en el exilio. Conocedor de la impotencia de las políticas de exilio, Viera argumenta diciendo que los dirigentes políticos en el exterior no están ligados a los intereses de las masas cubanas, ignoran su realidad, y por lo mismo diseñan planes de acuerdo al dictado de abstractas fantasías.

La tercera creencia es la que supone que el régimen puede caer gracias a la iniciativa del gobierno de los EE. UU. Quienes así piensan, aclara Viera, olvidan que los EE. UU no actúan por filantropía sino solo cuando su soberanía o la de sus aliados se ve amenazada por otra potencia externa, o cuando sus intereses económicos o geoestratégicos se encuentran en peligro.

La cuarta creencia es la que imagina que hay que privilegiar la política hacia el interior de los cuarteles militares, alentando la posibilidad de un golpe de estado “democrático”. De acuerdo a Viera, el ejército cubano es parte de un complejo de poder articulado social e ideológicamente al interior del estado. Pero, aún si se diera el caso de una intervención militar, solo habría que esperar la sustitución de una dictadura por otra.

Viera no cree mucho en la espontaneidad de las masas. Estas pueden aparecer ocasionalmente y pronto diluirse si los actores carecen de una mínima organización. La historia de la oposición cubana está llena de apariciones disruptivas que, sin continuidad en el tiempo, desaparecen como luces pasajeras en medio de la noche. Por eso mismo su texto ha sido escrito, en primera línea, para los activistas de la democracia. Partisanos no violentos, los llama. Tiene razón. Hay que despedirse de una vez por todas de esas imágenes fílmicas que nos presentan la caída de las tiranías como producto del levantamiento de masas irredentas gritando al unísono: ¡abajo la dictadura! Esas son solo imágenes cultivadas por las mitológicas izquierdas del pasado reciente. Las realidades son distintas.

Las dictaduras no caen como consecuencia de movimientos espontáneos de masas, ni mucho menos por su propio peso. Por lo general terminan cuando previamente ya han sido derrotadas en múltiples procesos que han llevado a su desgaste y a su división interna, atravesando a veces por largos y complicados procesos de transición. 

Las últimas revoluciones que hemos conocido, por ejemplo, las que pusieron fin al comunismo, solo fueron posibles cuando el eje de rotación que daba vida a los regímenes comunistas entró en crisis gracias a las reformas de Gorbachov. Recién después de la Perestroika las organizaciones democráticas de lo países sometidos a la URSS pudieron irrumpir exigiendo su reconocimiento público. 

Y bien, de eso se trata la lucha pacífica: de crear una institucionalidad alternativa que sea reconocida por el poder establecido. Como consignó una vez el dirigente de Solidarnosc, Joseph Kuron: “Nunca quemes un local del partido comunista. Funda otro partido”. Gracias a ese espíritu constructivo, Solidarnosc se convirtió, de simple iniciativa obrera, en un movimiento de masas, y luego en el partido de la revolución, para terminar siendo un partido de gobierno. 

Un proceso similar, vivirían las múltiples organizaciones disidentes formadas en los países de la periferia soviética. No así en Rusia, donde el cambio, al provenir desde arriba, no logró echar raíces al interior del pueblo. Por eso, mientras los países occidentales dependientes de Rusia llegaron a convertirse en democracias, Rusia, aún con Jelzin, no pudo salir nunca del modo autocrático de gobierno. Putin, desde esa perspectiva, se encuentra en plena continuidad con el autocratismo que lo precedió, reconvirtiéndolo en lo que fue durante Stalin: un régimen totalitario.

Aparentemente Cuba sobrevivió al tsunami democrático de 1989-1990, pero al precio de convertirse en una isla ya no geográfica sino histórica y política. Las dádivas recibidas desde la Venezuela chavista nunca pudieron superar la crisis en la que quedó sumida. Crisis crónica y múltiple: política, económica y moral. El socialismo cubano es hoy un cuerpo corroído que apesta. Sin poder simbólico ni imaginario, Cuba no representa un futuro para nadie

Sin embargo, nuevas generaciones, liberadas del pasado castrista, están apareciendo. Movimientos contestarios como el de San Isidro, volverán a resurgir por doquier. La canción Patria y Vida ya sustituyó a la simbología necrófila del régimen de la patria y de la muerte. El castrismo, si es que todavía existe, ha perdido la batalla de las ideas. Ni los más dogmáticos dinosaurios intelectuales se atreverían hoy a proponer a Cuba como un “modelo a seguir”. 

Puede ser que el largo proceso que llevará la democracia a Cuba no cautive los corazones de las nuevas generaciones políticas latinoamericanas como sucedió con la revolución fidelista. Pero sin duda será muy importante para aventar a los fantasmas ati-democráticos que aún asolan en los países latinoamericanos.

Solo cuando la democracia llegue a Cuba habremos dejado definitivamente atrás una historia horrible. Y para que eso ocurra, como muestra el texto de Viera, las condiciones, si no están dadas, están comenzando a darse.

sábado, 20 de agosto de 2022

SOBRE EL PROYECTO DE CODIGO DE FAMILIA DE CUBA

 

Mario J. Viera

 


Comentar sobre un tema tan especializado del Derecho Civil ─ la rama más técnica del Derecho ─ como es el derecho de familia; no es cosa simple. En una sociedad democrática el proceso de formulación de las leyes es uno propiamente de contradicción en el debate entre ponentes y oponentes. Donde esta condición no existe, todo el proceso legislativo, por muy avanzado que pudiera verse en primera lectura, es arbitrario.

Este es el caso del Proyecto de Código de Familia cubano, aprobado, como siempre, de manera unánime en primera instancia por el condescendiente pleno de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 22 de julio del presente año, y aparecido en la Gaceta Oficial de la República, No. 87. Ordinaria de fecha 17 de agosto de 2022 y el cual entrará en vigor una vez ratificado por un Referendo Popular. Referendo este que constará de una sola interrogante “¿Está de acuerdo con este código?

Todo quedará resuelto de una manera en apariencia democrática, puesto que se apela al acuerdo popular. En apariencia porque dentro del seno social no se ha abierto un debate público contradictorio, entre los partidarios del nuevo instrumento legislativo y aquellos que plantean sus discrepancias. El hecho de que, supuestamente, el nuevo proyecto de Código se haya “debatido” en centros laborales, no le resta arbitrariedad. No es fácil debatir en extenso, durante un tiempo limitado un instrumento legal que cuenta con diez Por Cuanto introductorios, 474 artículos distribuidos dentro de once Títulos divididos en numerosos capítulos y secciones; Cinco Disposiciones Transitorias y 45 Disposiciones Finales, amén de lo escabroso que resulta el análisis de un tema de Derecho Civil como el que comporta el Proyecto de Código de Familia redactado en términos accesibles a los profesionales del Derecho; lo cual es totalmente lógico.

Ahora bien, las Disposiciones Finales del proyecto, son enmiendas que se imponen a la Ley No. 59, de 16 de julio de 1987, “Código Civil”, la cual derogó al que estuvo vigente desde el 5 de noviembre de 1889, hasta aquella fecha. El Código Civil de 1887 sufrió numerosas reformas a partir del gobierno interventor de Estados Unidos en Cuba y hasta la entrada en vigor de la Constitución de 1940, es decir, adecuarlo a las nuevas condiciones jurídicas de los presupuestos de las constituciones de 1901 y de 1940.

Todas estas disposiciones finales están dirigidas a reformar al instrumento fundamental como fuente de derecho, el Código Civil, para adaptarle a la ley particular, en una inversión de la ley superior (Código Civil) a favor de una legislación de rango inferior (Código de Familia). El precedente de esta práctica se puede encontrar en las adaptaciones y reformas que se le hicieron a la Ley Fundamental de 1959 para que no entrara en contradicción con las nuevas leyes que iban siendo aprobadas por el Gobierno Revolucionario.  

No obstante, el Proyecto contempla algunas disposiciones positivas como el reconocimiento de la familia como la célula fundamental de la sociedad (Art. 2.1); la igualdad plena entre mujeres y hombres, a la distribución equitativa del tiempo destinado al trabajo doméstico y de cuidado entre todos los miembros de la familia, sin sobrecargas para ninguno de ellos; el respeto del derecho de las parejas a decidir si desean tener descendencia y el número y el momento para hacerlo, preser­vando, en todo caso, el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos (Art. 4. f); el desarrollo pleno de los derechos sexuales y reproductivos en el entorno familiar, independientemente de su sexo, género, orientación sexual e identidad de género (Art.4 g); el derecho de los niños y adolescentes a no ser separados de sus madres, padres y familia (Art. 6. 1); aunque con una salvedad, “que las autoridades competentes lo determinen en circunstancias especiales, conforme a la ley. Esta salvedad de atribución a la ley, queda muy indefinida y puede justificar cualquier previsión para establecer medidas excepcionales. Otro postulado también positivo y ajustado a los modos de la familia cubana es el reconocimiento de “la importancia de abuelas, abuelos, otros parientes y personas afectivamente cercanas en la transmisión intergeneracional de las tradiciones, cultura, educación, valores, afectos y en las labores de cuidado” (Art. 8).

El artículo 13 define las expresiones de violencia familiar como “el maltrato verbal, físico, psíquico, moral, sexual, económico o patrimonial, la negligencia, la desatención y el abandono, ya sea por acción u omisión, directa o indirecta”; y en el artículo siguiente (14.2) establece el derecho a denunciar y a solicitar protección inme­diata de las autoridades correspondientes de todo aquel sea víctima de violencia familiar. En el artículo 14, 3, establece que la “exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no jus­tifica el hecho dañoso, ni exime de responsabilidad a quien agrede”.

El artículo 201.1, define al matrimonio como la unión voluntariamente concertada de dos personas con aptitud legal para ello, con el fin de hacer vida en común, sobre la base del afecto, el amor y el respeto mutuos.

Precisamente estos artículos a los que me he referido, sirven de gancho para captar a los electores y son los que más se resaltan por la TV cubana y en las reuniones de los CDR. La realidad es que la mayoría de los cubanos no han tenido acceso al texto completo del Proyecto, solo publicado en la Gaceta Oficial; por otra parte, dudo que el cubano común se decida a darle lectura al extenso proyecto y comprenda a cabalidad cada uno de sus enunciados con su fraseología especializada.

Es posible que entre la ciudadanía se presenten dudas. En ese caso, lo más adecuado es abstenerse. Lo ideal es no participar en el sufragio, pues de todos modos, el gobierno, al final, proclamará que el nuevo Código de Familia fue aprobado por la inmensa mayoría del cuerpo electoral.

miércoles, 17 de agosto de 2022

FASCISMO, AMENAZA REAL EN ESTADOS UNIDOS

 

Mario J. Viera

 


Aunque muchos digan que la Constitución estadounidense y las instituciones derivadas de ella son un seguro de vida para la continuidad de la democracia en Estados Unidos, la realidad es que el fantasma del fascismo, que siempre ha estado presente, comienza a materializarse. Si durante la administración de Trump, el fascismo se podía contemplar como una posibilidad remota, hoy, con él desplazado del Gobierno, con su influencia y dominio sobre la mayoría ultraderechista del Partido Republicano y luego del allanamiento de Mar – a – Lago la posibilidad de un asalto fascista al poder no es tan remota.

El fascismo requiere, en primer lugar, la aparición de un líder sociópata capaz de mentir y convencer con sus mentiras a turbas embrutecidas y violentas; un líder narcisista capaz de agitar el etnonacionalismo chovinista con promesas de elevar a la Nación hasta las altas cumbres del Olimpo; capaz de sacar a flote las fobias presente en gran parte de la población sobre el socialismo, el comunismo y la afluencia de oleadas de migrantes llegados de países, considerados como “shit hole”, de razas vistas como inferiores al supremacismo blanco. Ese líder ya ha aparecido en el panorama político estadounidenses, Donald Trump, un engendro nacido del mal concebido Colegio Electoral que alcanzó la presidencia aún perdiendo la mayoría de los votos populares y de las toxinas dejadas a su paso por el movimiento del Tea Party.

No se equivocaron los líderes neonazis de Estados Unidos cuando dieron todo su apoyo al candidato Trump durante los comicios del 2016, habían visto en él la figura más representativa del Führer.

El fascismo requiere además la continuada erosión del estado de derecho y las instituciones democráticas. Comenzó en Estados Unidos con la acusación de enemiga del pueblo a la prensa crítica y analítica y sus “fake news” para todo lo que pareciera contrario a Donald Trump, y la exaltación a los primeros planos de los medios de comunicación de extracción derechista, como la AP  los ha denominado; continuó con el control de la Corte Suprema por la extrema derecha, se aspira seguir con el control total del congreso en unas elecciones favorables a la ultraderecha republicana; sin faltar el ataque infundado y cínico  a la institución electoral estadounidense acusándola de corrupta y la negación contra toda evidencia de los resultados electorales que confirmaron a Biden como presidente legítimo de Estados Unidos.

Ya hay grupos que amenazan con provocar una guerra civil. No podemos tomar a la ligera esa propuesta que pueda parecer ridícula; hay que considerarla con toda la seriedad que los momentos actuales imponen. Así le enfoca la AP: “las airadas afirmaciones de Trump y sus aliados sobre el allanamiento están avivando el fuego de la desconfianza de sus partidarios hacia el gobierno federal en general y hacia el FBI en particular — aunque esté dirigido por un hombre que fue designado por Trump ─. Y al menos algunos de los simpatizantes de Trump parecen estar ahora actuando como resultado de su ira”. No podemos tomar a la ligera expresiones como lo dicho por el representante de la Cámara de Arizona, el ultraderechista Paul Gosa en un tuit: “Debemos destruir el FBI”.

¡Cuidado, el fantasma del fascismo ya va convirtiéndose en una amenaza real en Estados Unidos!

domingo, 14 de agosto de 2022

LA ARTILLERIA REPUBLICANA ABRE FUEGO…

 

Mario J. Viera

 


La derecha radical del Partido Republicano es hábil para sacar provecho de cualquier acontecimiento. Sus cañones los tienen enfilados hacia el campo demócrata, desde antes de la toma de posesión de la presidencia de Joe Biden. La estrepitosa salida del ejército estadounidense de Afganistán la elevan hasta darles caracteres bíblicos; la afluencia de oleadas de emigrantes hacia la frontera sur, que ya venían sucediendo desde el periodo de Trump, la describen como como si fuera semejante a las invasiones bárbaras que se sucedieron en la antigua Roma; el crecimiento de los índices de inflación en Estados Unidos y que afecta al mundo entero como consecuencia del periodo pandémico y los efectos colaterales de la guerra de Putin contra Ucrania le sacan lascas. Todo les he útil.

No se trata de ataques de uno u otro político republicano; no, se trata de todo el aparato politiquero de la derecha mojigata, autoritaria y radical del Partido Republicano. Si en algo se parecen a los comunistas es en la actuación monolítica de todo el andamiaje republicano, capaces de tergiversar la realidad para construir una verdad alternativa; elaborar teorías conspirativas, mientras más absurdas mejor, mentir impúdicamente. Una excelsa minoría republicana no aplaudió los infundios trumpistas del robo de las elecciones.

Marco Rubio, ese oportunista que sabe moverse ágilmente a favor de la corriente que sople, lo declaró desde el inicio de la actual administración, que haría todo lo posible por entorpecer los proyectos de Biden y ha continuado haciéndolo, sin que nadie del campo demócrata le salga al paso.

En Estados Unidos, se ha convertido casi como práctica habitual, que, en las elecciones de término medio, el partido en el poder pierda la mayoría congresional (deficiencia propia de todo sistema de gobierno bipartidista), y la jauría republicana se frota las manos con la ilusión de la victoria en el Congreso. Ya hasta han elaborado planes con vistas a esa contingencia; y la noticia del allanamiento del FBI a las instalaciones del palacio de invierno de Donald Trump, les viene como anillo al dedo; ahora sí, están convencidos, aplastarán a la “izquierda radical”.

Sale a la palestra el líder de la minoría de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Kevin McCarthy y lo hace en tono amenazante en defensa de Donald Trump, olvidando lo que el 15 de junio de 2016, dijera a un grupo de republicanos: “Hay dos personas que creo que Putin paga: (Dana) Rohrabacher y Trump. Juro por Dios”, ahora afirma con mucho entusiasmo: “Ya he visto bastante. El Departamento de Justicia ha alcanzado un intolerable grado de instrumentalización política. Cuando los republicanos recuperen la Cámara de Representantes, llevaremos a cabo una supervisión inmediata de este departamento, seguiremos los hechos y no dejaremos piedra sin remover. Fiscal General Garland, conserve sus documentos y limpie su calendario”.

Por supuesto el delicado Marco Rubio tiene algo que decir al respecto y escribe una carta al Departamento de Justicia dende anota: Nadie está por encima de la ley, pero todos los estadounidenses también merecen la misma justicia bajo ella. El FBI parece haber tomado medidas relacionadas con el presidente Trump que nunca ha tomado con ningún expresidente, y que generalmente no ha tomado con respecto a ciertas referencias criminales hechas por elementos de la Comunidad de Inteligencia o por parte del Departamento de Justicia de EE.UU. en relación con los casos en que las personas supuestamente revelaron información clasificada sin autorización”. Pero no solo esto, necesita lanzar el vitriolo ─ está defendiendo su puesto en el Senado ─ “El FBI no está haciendo nada con respecto a los grupos que destrozan las iglesias católicas, bombardean a los grupos Pro-Vida o amenazan a los jueces de la Corte Suprema. Pero encuentran tiempo para asaltar Mar-a-Lago”.

¿Y qué decir de la adorable e “indefectiblemente leal a Trump” como la denominara The New York Times, Ronna McDaniel?, la preferida del desastroso Tea Party para obtener la presidencia del Partido Republicano en Míchigan en 2015. y recomendada por Trump para ser nombrada como presidente del Comité Nacional Republicano en 2016. Bueno, la distinguida sobrina de Mitt Romney, solo dijo, y fue suficiente: “El poder absoluto corrompe absolutamente. En innumerables ocasiones tenemos ejemplos de demócratas que se burlan de la ley y abusan del poder. Los demócratas arman continuamente a la burocracia contra los republicanos. Este allanamiento es indignante. Este abuso de poder debe detenerse y la única forma de hacerlo es elegir republicanos en noviembre”. Habría que decirle a la poco glamorosa presidente del Comité Nacional Republicano, que sí, es cierto, el poder absoluto corrompe absolutamente, como sucede con su adorado por encima de todas las cosas, Donald Trump, tanto que intentó dar un golpe de estado y animó a una multitud de estúpidos a asaltar al Congreso. Acusa sin pruebas a supuestos “demócratas que se burlan de la ley”, algo habitual de la derecha radical republicana.

Para no agotar la paciencia de aquellos que me lean, no repetir las idioteces expresadas por algunos de la fauna republicana como el desastroso gobernador de la Florida, Ron DeSantis o lo dicho por ese hombre de pocas luces que fuera secretario de estado, Mike Pompeo o lo dicho por el patético exvicepresidente Mike Pence. En su lugar me referiré a solo dos aspectos: la declaración del Proyecto Lincoln, un PAC integrado por esa minoría decente que aún queda dentro del Partido Republicano y a a la nula reacción de los líderes del Partido Demócrata.

Citado por The Epoch Times en español, el Proyecto Lincoln declaró en un comunicado que, el allanamiento a Mar -a- Lago, es una “señal positiva de que Donald Trump puede ser llevado ante la justicia por la miríada de delitos cometidos por él y su familia mientras era presidente”; y agregó: “Nunca antes se había registrado el domicilio de un expresidente en el marco de una investigación penal. Mientras que esta orden de registro es aparentemente por el mal manejo de material clasificado, es un delito grave que debe ser investigado a fondo”: concluyendo que, el allanamiento es el “primer paso para la aplicación de la ley, o el Congreso, de hacer que Donald Trump rinda cuentas por la orquestación de una conspiración, para permanecer en el poder, que dio lugar al ataque del 6 de enero en la capital de nuestra nación”.

Mientras tanto ¿qué ocurre en la escuadra demócrata? Prácticamente nada. Biden ha rehusado hacer comentarios sobre la redada del FBI y nada ha dicho en contra de los ataques republicanos. Si el Partido Demócrata no quiere perder la enclenque mayoría que tiene en el Congreso, debe devolver golpes con golpes más demoledores, empezando por Biden. Hay que atacar al filibusterismo republicano con la fuerza política de los misiles HIMARS. Todos los detractores republicanos tienen rabos de paja y techos de vidrios por donde se les pueda atacar. Biden debe echar a un lado la caballerosidad y atacar con fuerza, por nombres, demoliendo a Trump y a los Marco Rubio. ¿Dónde están la senadora Warren y la siempre bulliciosa Alexandria Ocasio-Cortez? En política quien calle o titubee, pierde. Hay que salir a la búsqueda del potencial demócrata para que no se queden en las casas sin salir a votar azul en noviembre. Los republicanos ya cruzaron el Rubicón, ¿qué viene luego?