domingo, 29 de agosto de 2021

AFGANISTAN TIERRA DE SANGRE, GUERRAS Y CAMBIOS

 

Mario J. Viera

 


Durante todo el siglo XIX y principios del siglo XX, Afganistán fue una pieza en disputa entre dos imperios, el británico y el zarista, principalmente por los intereses coloniales británicos sobre la India. El Reino Unido ganó la partida, no sin dejar de enfrentar varias guerras con los afganos. La tercera y última guerra anglo-afgana de produjo en 1919. Amanuláh Kan o Aman Allah había asumido el reino de Afganistán, ese mismo año. En Rusia se había producido la Revolución de Octubre y los bolcheviques de Lenin llegan al poder. Esta situación fue aprovechada por el kan afgano para proclamar la independencia del Reino Unido, dando lugar a esa tercera guerra con los británicos que concluyó con la firma del Tratado de Rawalpindi de 8 de agosto de 1919, por el cual el Reino Unido reconocía la independencia de Afganistán. Una figura, que jugaría un importante papel dentro de la historia afgana, surgiría de ese conflicto, Mohammed Nadir.

 

La influencia perdida de la Gran Bretaña en Afganistán ahora la recogía la Rusia bolchevique. En 1921, el rey Amanuláh firmó un tratado de amistad con la Unión Soviética. No obstante, Amanuláh emprendería una serie de reformas en el país intentando su modernización, incluyendo la construcción del ferrocarril. Reformas que no fueron bien vistas por los sectores más conservadores y religiosos del país y, como consecuencia, se produce la insurrección islámica de finales de 1928 al mando del general Habibullāh Kalakāni, insurrección esta que se convirtió en una verdadera guerra civil provocando la abdicación de Amanuláh a favor de su hermano Inayatullá Khan, quien finalmente abdicaría bajo la presión de Kalakāni, quien entonces se proclamó como nuevo rey de Afganistán. Sin embargo, su reinado poco duraría.

 

Mohammed Nadir ─ que se había marchado del país por contradicciones con el Kan ─ retornaría al país para conducir una guerra contra el nuevo rey y al frente de un poderoso ejército. En su ofensiva, Kabul cae y se captura y se fusila a Kalakāni. Nadir asume el reino y suprimió muchas de las reformas de Amanuláh, con el propósito de calmar a las tribus conservadoras. Luego de controlar las insurrecciones, Nadir implantó nuevas reformas progresistas, reabrió escuelas, fundó una facultad de Medicina, y promulgó una nueva Constitución que instauraba un parlamento bicameral. También promulgó la obligatoriedad del sistema educativo. En un atentado que se le hiciera, Nadir perdería la vida, siendo entonces reemplazado por su hijo Mohammed Zahir Shah, quien reinaría por cuarenta años.

 

Como se lee en Wikipedia, Zahir Shah, en 1964, promulgó la primera Constitución del país que convertía a la nación en una democracia parlamentaria. La familia real quedaba fuera de la mayoría de los puestos de la Administración, se celebrarían elecciones libres y se reconocían los derechos civiles. Además, se reconoció la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, dando a las mujeres, por primera vez en la historia del país, el derecho al voto, al trabajo y a la educación. Entre las medidas para modernizar el país, destaca su labor para acabar con la purdah, que obliga a las mujeres a cubrirse totalmente en público mediante el uso de burkas o ropas similares. Bajo su reinado, también se fundó la primera universidad, la Universidad de Kabul y se intentó mejorar las infraestructuras.

 

En julio de 1973, mientras Zahir Shah se encontraba en Italia recibiendo tratamiento médico para su lumbalgia, Mohammed Daoud Khan dio un golpe de Estado y proclamó la República. Mientras el depuesto rey, en su política exterior, se inclinaba a favor de Estados Unidos, Daoud era favorable a la Unión Soviética. Daoud ejerció un gobierno autoritario y la implantación de un partido político ─ el Partido Revolucionario Nacional ─ que suprimió al resto de los otros partidos. Aunque en un principio se inclinaba a favor de la Unión Soviética y recibiera apoyo de la misma, finalmente comenzó a confrontar problemas con el Partido Democrático Popular de Afganistán (comunista)

 

Lunes 27 de abril (saur) de 1978, la Revolución de Saur. Los comunistas toman el poder en Afganistán tras un golpe de Estado contra el Presidente de la República de Afganistán, Mohammed Daoud. Daoud moriría asesinado durante el golpe de Estado de la Revolución de Saur. La misma suerte le tocaría al líder de la insurrección del Saur, Nur Mohammad Taraki, cuando en 1979 fuera destituido de su jefatura de gobierno por otro dirigente comunista, Hafizullah Amin. La Revolución de Saur proclamaría la formación de la República Democrática de Afganistán. Se inició entonces una campaña de alfabetización, una reforma agraria radical, se prohibió la elaboración del opio, se legalizaron los sindicatos y se dictó una ley de salarios mínimos; también quedó abolida la burka, y se permitió la integración de las mujeres al trabajo, a los estudios universitarios y a su participación en la política.

 

“Liderados al principio por Nur Mohammad Taraki ─ revela el corresponsal de la BBC en Afganistán, William Reeve, en artículo publicado el 26 de abril de 1996 ─, los comunistas estaban lejos de estar unidos. Fueron tanto choques de personalidad como de política, ya que la facción Khalq o popular de Taraki ganaron inicialmente el día desterrando a los miembros de la facción moderada progresista Parcham o bandera a puestos de embajadores en el extranjero”. Dos facciones dentro del Partido Demócrata Popular, dos facciones pugnaban por el poder, una era la facción moderada progresista Parcham o “Bandera”, liderada por Babrak Karmal; y la facción Khalq o “Popular”, esta última liderada por Taraki y por Hafizullah Amin quien ganaría preminencia dentro del partido hasta el punto de lograr, por métodos no muy ortodoxos, la destitución de Taraki y su eliminación física para así convertirse en el presidente de Afganistán.

 

Karmal que, al triunfo de la revolución comunista, había sido designado Primer Ministro Adjunto fue destituido de ese cargo y enviado como embajador en Praga. Poco tiempo después, la facción Khalq de Taraki le acuso de conspirar contra el gobierno, destituyéndole como embajador. Karmal permaneció como exiliado en Praga.

 

Hafizullah Amin resultó ser un individuo totalmente torcido, incluso hasta para el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS); así lo vio el Buró Político del PCUS en fecha 31 de octubre de 1979:

 

En un esfuerzo por hacerse un hueco en el poder, Amín hizo gestos teatrales, como la liberación de personas previamente detenidas, pero, de hecho, amplió el alcance de la represión en el Partido, el ejército, el aparato estatal y las organizaciones públicas. Es evidente que tiene el trabajo de eliminar de la arena política prácticamente todas las figuras prominentes del Partido y el Estado que ve como sus adversarios reales o potenciales... Las acciones de Amín están generando un descontento creciente en las fuerzas progresistas. Si antes estaban en su contra los miembros del grupo Parcham, ahora se unieron los del grupo Jalq, representantes del aparato estatal, el ejército, la intelectualidad y la juventud. Esto crea incertidumbre para Amín, que estudia la manera de intensificar la represión, con una reducción aún mayor de la base social del régimen” [Citado en Wikipedia de una traducción del ruso del artículo de Nikita Mendkovich, “La historia de la modernización en Afganistán: una visión desde Moscú” [История модернизации Афганистана: взгляд из Москвы]

 

Como anotó el corresponsal de la BBC, Reeve, fue durante este tiempo “que el derramamiento de sangre comenzó en serio. Decenas de miles de afganos desaparecieron para no ser vistos nunca más”. En diciembre de 1979 las tropas soviéticas intervinieron en Afganistán ante la inestabilidad del gobierno comunista de Amin que, en cualquier momento, podría ser derrocado y sustituido por un gobierno de composición ultraconservadora e islámica. Ante tal contingencia, Amin se alía con el líder de la milicia fundamentalista islámica Hezbi Islami de Gulbuddin Hekmatyar. Se dice que esta organización que se enfrentó a los invasores soviéticos recibía financiamiento directo por parte de la CIA.

 

Los soviéticos logran penetrar en Kabul, Amin es destituido, se dice, en realidad fue asesinado, unos aseguran que envenenado por los servicios de inteligencia soviéticos y otros que fueron los comandos de las fuerzas especiales de la Spetsnaz las que le acribillaron a balazos. Babrak Karmal, retornado de su exilio, aceptó asumir el cargo de presidente. En septiembre de 1987 Karmal sería sustituido en la presidencia por el que era jefe del servicio de inteligencia, un equivalente afgano de la KGB soviética, el Dr. Mohammad Najibuláh. Su gobierno se mantuvo hasta tres años después de la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán, ordenada por Mijaíl Gorbachov.

 

La intervención soviética en Afganistán, según algunos observadores, costó la muerte de hasta dos millones de afganos, desplazó a siete millones y causó la muerte de más de 14 mil soldados soviéticos.

 

Llegaba entonces el momento de los muyahidines y del talibán. El 18 de marzo de 1992, ya desaparecida la URSS, acosado por las guerrillas fundamentalistas y los talibanes, Najibuláh ofreció entregar la presidencia a un gobierno de transición y el 16 de abril renunció; buscó entonces refugió en la embajada de la India y luego en el edificio de la oficina de la ONU. El 26 de septiembre de 1996 llegaría el fin de su existencia, y la del experimento comunista en Afganistán, cuando el talibán conquista Kabul y asalta el edificio de la ONU. Najibuláh y su hermano son secuestrados por el talibán y ambos asesinados. El diario español El País relata este ajusticiamiento:

 

Najibuláh fue "condenado a muerte unánimemente por los ulemas" (los doctores de la ley islámica) y por el "consejo central talibán", por haber "violado los derechos del pueblo afgano", declaró un portavoz de esta guerrilla de extremistas islámicos para justificar la ejecución'. Cinco guerrilleros entraron en la misión de las Naciones Unidas y, casi sin mediar palabra, fusilaron a Najibuláh con un tiro en la cabeza. Su hermano, Shalipur Ahmadzai, fue sacado más tarde del lugar para ser ahorcado. Una vez muerto, el cuerpo de Najibuláh fue atado a un jeep y arrastrado hasta el poste donde le colgaron. A su lado pende también Ahmadzai, cuya boca han taponado con cientos de billetes de afganis, la depreciada moneda afgana”.

 

Triunfaban los yihadistas y el talibán con la ayuda militar de Estados Unidos ─ más decidida y abierta cuando Ronald Reagan ocupaba la Casa Blanca ─; de Arabia Saudita, de Egipto y los servicios de inteligencia de Paquistán. Como aseguró BBC, “Reagan llegó a recibir a una delegación de líderes yihadistas en el Despacho Oval y en su discurso sobre el Estado de la Unión de 1986 lanzó un mensaje a los rebeldes afganos: ‘No están solos, combatientes de la libertad. Estados Unidos los apoyará”. Como dijera Murad Shishani, experto en milicias yihadistas de la BBC: "Cuando surge el talibán (1994) ya había caído la URSS, pero es cierto que algunos de los líderes que lo fundaron estuvieron entre los señores de la guerra que recibieron la ayuda estadounidense en la guerra contra la URSS".

 

El Emirato Islámico de Afganistán se mantuvo durante cinco años, cuando Estados Unidos lo derrocara en 2001. Hoy, luego de cruentos 20 años, Estados Unidos se retira de esa tierra de sangre y guerras. Vuelve a establecerse el Emirato Islámico ¿Cuánto durará? Solo algunos años, en Afganistán siempre hay guerras civiles y cambios de poderes.

jueves, 26 de agosto de 2021

LOS AMOROSOS PUENTES DE LAZO CON DIAZ-CANEL

 

Mario J. Viera



Amor, ¡qué hermosa palabra, si hasta San Pablo habló de ella! En la Primera Carta a los Corintios (13: 4-13), el de Tarso dijo (versículo 7): “El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”; aunque en el versículo anterior, dejó dicho: [El amor] no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad”. ¡Cuántos versos se han referido al amor! Amor por otra persona, por los hijos por los padres; amor entre amigos; amor por la profesión y, hasta amor por la patria y ese amor por la patria, lo definió José Martí ya desde su adolescencia: “El amor, madre, a la patria/ no es el amor ridículo a la tierra,/ ni a la yerba que pisan nuestras plantas./ Es el odio invencible a quien la oprime,/ es el rencor eterno a quien la ataca”.

En ocasiones, el amor nos enceguece. Si, se ha dicho muchas veces que, el amor es ciego, de tal manera que se cumple el apotegma del versículo 7 de Saulo de Tarso, que todo lo disculpa y que todo lo soporta. Esta condición del amor solo es válida en cuanto al amor filial o el amor de pareja, y hasta incluso en el amor entre amigos. Cuando se habla del amor patrio, ya todo cambia: ¡No puede aceptarse falacias y mucho menos cuando la patria está sometida a una tiranía! “Del tirano, dijo Martí, di todo, ¡di más!; y clava/ con furia de mano esclava/ sobre su oprobio al tirano”.

Cuba está bajo el dominio de una dictadura, una tiranía, que ya cumple más de seis décadas. Persecución, opresión, violación de todos los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, es lo que soporta el cubano. Disentir, en Cuba es delito de lesa majestad. Condenar el mal manejo de la economía por parte de los usurpadores del gobierno cubano, imposible. La planificación centralizada por parte del gobierno ha demostrado que origina baja productividad laboral y baja producción de bienes de consumo. La gestión agraria, desde su producción hasta su distribución es del todo ineficiente y junto la degradación de gran parte de los suelos agrícolas debida a los pésimos métodos agronómica, el resultado es el desabastecimiento en la canasta familiar. Salarios de miseria, abandono de toda la infraestructura del país por la desidia gubernamental para priorizar a todo un organismo supraestatal como es el PCC y todas las instancias gubernamentales, administrativas y represivas, en unión con todo el descomunal aparato propagandístico del régimen, son las causas fundamentales de la miseria de todo el pueblo.

El embargo y las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos al régimen de La Habana, contribuyen en parte a hacer más angustiante la vida de un pueblo que vive en tiranía. Es cierto, el embargo económico es ya obsoleto; las sanciones económicas no selectivas, son estúpidas e inoperantes en cuanto a desestabilizar a la dictadura; la Ley Helms-Burton un absurdo jurídico de la ultraderecha republicana. ¿Debiera haber una distención en las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y Cuba? Sí, debiera ser, como debiera haber una distención del trato del gobierno usurpador que rige en Cuba con respecto a toda la población, para no reprimir el disenso; para escuchar todos los reclamos del pueblo, tanto los justos como los injustos. En Cuba sobran las cárceles y está de más un partido político único colocado por encima del Estado y de la sociedad.

¿Por qué la dictadura no prestó oídos a los reclamos del 11 de julio, en lugar de reprimirlos? ¿Por qué la dictadura no permite la libre formación de organizaciones opositoras? Pudiera una oposición legalizada y legítima ser una presión sobre el actual gobierno, pero en todos los países, verdaderamente democráticos, existe oposición que le hace presión al oficialismo, porque es natural, porque es consustancial con el derecho humano de poder decir no, cuando hay que decirlo. Si, me desagrada el embargo; pero me desagrada mucho más que la dictadura no ha despenalizado en su Código penal las figuras delictivas de “propaganda enemiga” y de “desacato”, y se adecue sobre principios que no violen derechos civiles las figuras de “asociación, reunión y manifestación ilícitas”,” clandestinidad de impresos” y “salida ilegal del territorio nacional”.

Me desagrada el embargo ─ esto es tema a definir por el Congreso de Estados Unidos ─, pero me desagrada mucho más los actos de la tiranía cubana. Hoy no es momento para intentar erigir puentes de amor hacia la dictadura cubana. Hoy los puentes de amor deben ser trazados solo a favor de los que luchan de verdad contra la dictadura; a favor de todos aquellos que se atreven a disentir; de todos aquellos que en multitudes de miles levantaron su reclamo de Patria y Vida.

¿Sentarse junto al dictador para hablar de amor, como acaba de hacer Carlos Lazo? Eso no es amor hacia Cuba, eso es acto de quintacolumnismo. Lazo puede ser un hombre honrado y decente; puede sentirse como un renovado Francisco de Asís; pero se equivoca en los métodos. Su reciente encuentro con Miguel Díaz-Canel es como tratar de lavarle la cara, como han hecho otros en algún que otro barrio habanero, o como han hecho los aduladores de la Plataforma Interreligiosa en Cuba o el Consejo de Iglesias de Cuba que han bendecido al usurpador.

Dice Carlos Lazo sobre la entrevista que sostuvo este miércoles con Miguel Díaz-Canel: “En el encuentro, conversamos sobre temas referentes a los cubanos que residen en el exterior, así como la necesidad de implementar políticas que beneficien la relación de los emigrados con la nación. De manera respetuosa, se discutieron diversos tópicos que incluyeron los pasaportes cubanos, las restricciones de viajes de 8 años y otros asuntos que atañen a los cubanos que viven fuera y dentro de Cuba (…) Se reiteró la necesidad de que los que aman y construyen trabajen juntos para levantar las sanciones que asfixian al pueblo cubano”. Por supuesto está que Lazo no tuvo el coraje ─ o fue un olvido suyo ─ de pedirle al dictador que liberara a los detenidos y sancionados por los sucesos del 11 de julio. Por supuesto está que Lazo no tuvo el coraje ─ o también fue otro olvido suyo ─ de pedirle al dictador que levantara las directivas del PCC que asfixian al pueblo cubano.

Muy feliz salió Lazo de su encuentro en la sede del Comité Central del PCC con el dictador sustituto, si hasta se retrató felizmente junto a un complaciente Díaz-Canel que hasta fue tan afable de colocar su brazo sobre sus hombros. “Salimos de este encuentro llenos de esperanzas. Aquí, allá o acullá, seguiremos construyendo #PuentesDeAmor con todos y para el bien de todos”, resumió un muy entusiasta Carlos Lazo.  

Y dice el Granma sobre el amoroso encuentro entre el dictador sustituto Miguel Díaz-Canel y el amoroso profesor Lazo: “El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, sostuvo este miércoles un encuentro con Carlos Lazo, líder del proyecto Puentes de Amor, grupo que fomenta la solidaridad con la nación antillana desde Estados Unidos”. Y agrega Granma: “A través de su perfil en Twitter, el Jefe de Estado catalogó de fructífero el encuentro con el líder de la organización de solidaridad, quien, señaló el mandatario «desde el amor a la Patria, continúa construyendo puentes de amor (…) La lucha por eliminar las restricciones que pesan sobre el normal desarrollo de las relaciones familiares a ambos lados del estrecho de la Florida y contra el bloqueo constituyen el eje fundamental del proyecto encabezado por Lazo, también empeñado en llevar la realidad cubana al pueblo estadounidense”. Así que este es uno de los empeños de Lazo, pero hay que preguntar ¿Cuál realidad cubana, la verdadera y real, o la que quiere presentar como tal el régimen?

Y dijo Miguel Díaz-Canel en un tuit: “Sostuve fructífero encuentro con Carlos Lazo, quien, desde el amor a la Patria, continúa construyendo #PuentesDeAmor. #Cuba continuará fortaleciendo los vínculos con los cubanos en el exterior, como parte de un proceso invariable e indetenible”. ¿Cuáles cubanos, Miguelito?

¿No era acaso “el opio de los pueblos”?

 

Mario J. Viera

 


Fue Karl Marx, quien, en su Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, comparó a la religión con el efecto narcotizante del opio. Marx expuso en ese trabajo: “La religión es el alivio de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado. Es el opio del pueblo.

Parece ahora que el dictador sustituto en el régimen del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel ha llegado a las mismas conclusiones que el teórico del comunismo científico; pero partiendo de otra concepción menos despectiva y más pragmática: “Somos parte de un mismo pueblo ─ afirmó el primer secretario del PCC en un encuentro “que bendijo a Cuba” realizado en la sede del Comité Central del PCC ─, somos parte de un mismo proyecto que defendemos y con el cual nos sentimos comprometidos, y somos parte también de la convicción de que podemos tener un país mejor”.

Allí estaban bendiciendo al dictador un grupo ilustradísimo de líderes religiosos, agrupados en la Plataforma Interreligiosa en Cuba, una abigarrada combinación de corrientes religiosas, mayoritariamente de cultos evangélicos, junto a espiritistas, la Asociación Cultural Yoruba, el Cabildo Arará de santeros y practicantes palo monte, la Coordinadora de la Comunidad Hebrea de Cuba y las exóticas Soka Gakkai y la Comunidad Bahá'í. Feliz tuvo que sentirse Díaz-Canel cuando los miembros religiosos de apoyo y sostén propagandístico de la dictadura le pidieron permiso para llamarle “Hermano Miguel”.

¡Claro que se sentía feliz con los actos aduladores conque le colmaron!; si hasta anota en un tuit: “Fue un encuentro enaltecedor y confirmó que todos somos parte de un mismo pueblo y trabajamos por un país mejor”. Decididamente todos son agentes de la dictadura del PCC y es útil recordar sus nombres.

Allí, agradeciéndole al dictador el “espacio brindado para el intercambio de ideas”, estaban Enrique Alemán Gutiérrez, coordinador de la Plataforma Interreligiosa quien se ofreció su total identificación con el usurpador del gobierno de Cuba: “Usted cuente con el pueblo religioso cubano, Presidente, en toda la extensión de la palabra, y diga qué más tenemos que hacer”, la misma condigna que le exigieron a los brigadistas alfabetizadores al cierre de aquella campaña: “¡Fidel, Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer!” También en el coro de aduladores estaba Gisela Lucrecia Braña Fernández, directiva de la asociación espiritista Quisicuaba: “Estamos dispuestos a cumplir cualquier tarea que la Patria y la Revolución necesiten”, le aseguró al secretario general del PCC; también Norberto Quesada Rodríguez, presidente de la Convención Evangélica de Cuba Los pinos nuevos; Paúl Prieto González y Joannet Delgado de la Guardia, ambos dirigentes de la Soka Gakkai de Cuba; Roberto Padrón Silva, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba; David Prinstein, vicepresidente de la Coordinadora de la Comunidad Hebrea de Cuba; José Knights Rodríguez, presidente del Cabildo Arará; y Rosa Maday García García, vicepresidenta de la Iglesia de Dios en Cristo y de la Confraternidad de Pastores y Ministros Evangélicos de Cuba. Sus centros religiosos verdaderos fumaderos del opio que adormece conciencias.

Pero este no es el único encuentro que Díaz-Canel ha tenido con grupos religiosos. También, antes, el 7 de agosto, casi un mes después de los sucesos del 11 de julio, el dictador tuvo un encuentro con el deprimente Consejo de Iglesias de Cuba para, según dijera hablar de fe y esperanza: “Sostuvimos enaltecedor encuentro con miembros del Consejo de Iglesias de Cuba y líderes ecuménicos. Hablamos de fe y esperanza, de cuánto podemos seguir haciendo juntos por el bien de la patria”, comentó el actual primer secretario del PCC. En ese encuentro Díaz-Canel impuso, al muy fiel al servicio de la dictadura pastor Raúl Suárez Ramos, la Orden Félix Varela de Segundo Grado

Esta organización de masas de nuevo tipo, la Plataforma Interreligiosa Cubana, fundada el 12 de septiembre del 2011, al igual que el resto de esas denominadas organizaciones de masas creadas por la dictadura, es simplemente una de tantas correas de transmisión de las “orientaciones” del PCC, y un complemento de lo que ha sido desde abril de 1990 el lamentable Consejo de Iglesias de Cuba y su dirección por los pastores Raúl Suárez y Pablo Odén Marichal siempre tan solidarios con las directivas de la dictadura. Realmente, tanto el Consejo de Iglesias de Cuba como la Plataforma Interreligiosa Cubana son parte del mismo proyecto que defiende el Partido Comunista de Cuba, como lo hizo claro el dictador sustituto.

Muy noble la Plataforma Interreligiosa, si hasta “denuncia que la injusticia de los poderosos contra los pobres y los humildes es ejercida a través de métodos opresivos y de terror para infundir el miedo y la sumisión”, como lo deja declarado en su página oficial; y en esto se funda el gran sofisma que la alienta. Propuesta hipócrita, porque antes que bendecir al gobierno usurpador, los participantes en el encuentro amable con Miguel Díaz-Canel, debieron bendecir a esos miles de cubanos pobres y humildes que el 11 de julio salieron a las calles reclamando libertades; debieron denunciar ante el dirigente del PCC, la injusticia que su régimen ejerce sobre el pueblo cubano a través de sus métodos opresivos de terror para infundir el miedo y la sumisión que le permita continuarse en el poder usurpado.

Ver a esos religiosos bendiciendo a un tiranía nos impone la paradoja de coincidir con algo expresado por Karl Marx… “opio de los pueblos”

miércoles, 25 de agosto de 2021

Racismo en Cuba, un tema controvertido

 

Mario J. Viera

 


Este es un artículo del 5 de abril de 2000, que redacté desde La Habana para Cubanet. Ahora lo reproduzco porque, de cierto modo mantiene actualidad.

El tema del racismo en Cuba o del prejuicio racial es uno de los más escabrosos en el actual contexto sociológico del país. El gobierno socialista afirma rotundamente que la discriminación racial ha sido definitivamente suprimida por la aplicación de su política de igualdad.

Dentro del ordenamiento jurídico del socialismo cubano el racismo, o más bien su manifestación como acto discriminatorio, constituye un hecho delictivo. El artículo 42 de la ley suprema del Estado socialista declara: "La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencia religiosa y cualquier otra lesiva a la dignidad humana, está proscrita y es sancionada por la ley" (Constitución de 1976).

Por otra parte, el Código Penal o Ley 62 establece en su artículo 295 una sanción de seis meses a dos años de privación de libertad o multa de 200 a 500 cuotas, o ambas, al que discrimine a otra persona o incite a la discriminación o difunda ideas basadas en la superioridad u odio racial o cometa actos de violencia o incite a cometerlos contra cualquier raza o grupo de personas de otro color u origen étnico. Sanción ésta, no obstante, muy benévola si se la compara con la prevista para el muy sui generis delito de "propaganda enemiga" sancionado hasta con ocho años de privación de libertad; o con la de hasta tres años de prisión por el denominado delito de desacato al presidente del Consejo de Estado, al presidente de la Asamblea Nacional y a los miembros de los Consejos de Estado y de Ministros o a los diputados de la Asamblea Nacional.

Estas previsiones jurídicas sobre el problema de la discriminación racial o étnica aparentemente constituyen un progreso dentro de la tradición jurídica cubana. Si bien es cierto que la Constitución Republicana de 1940 declaró punible en su artículo 20 “toda discriminación por motivo de sexo, raza, color o clase y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana”, también es cierto que, en su ley penal objetiva, el Código de Defensa Social, no se recogió ninguna norma semejante a la del artículo 295 del Código Penal, actualmente en vigencia. Sin embargo, ¿se puede negar objetivamente y con pleno ajuste a la realidad social que en Cuba no haya manifestaciones de racismo y discriminación racial o prejuicios raciales?

La respuesta a esta interrogante conlleva cierta complejidad. Cuba es un país en el que predominan casi exclusivamente dos etnias: la raza europoide y la negra, originada en el África y establecida en el país por la trata negrera que mantuvo la esclavitud hasta muy avanzado el siglo XIX. La convivencia de ambos grupos raciales atravesó por diferentes etapas que no son materia de este artículo, y marcaron las relaciones de aceptación y rechazo entre un grupo y otro. Sin embargo, desde las guerras de independencia hasta la fecha, Cuba no se caracterizó por ser un país racista como pudo ser el Sur profundo de los Estados Unidos o la Suráfrica del apartheid.

Cuando es derrocado el gobierno de Fulgencio Batista, un mulato de origen humilde que llegó a ser jefe del ejército, presidente constitucional y tirano, el gobierno que asumió entonces la dirección del país, manipuló exageradamente el tema de la discriminación racial para apoyar sus proyecciones populistas y ganarse el apoyo incondicional de los negros cubanos con el fin de reforzar sus posiciones frente a las clases cultas y acomodadas del país.

Cuarenta años después muchos negros se consideran discriminados. Pero cuando se les pide argumentos que demuestren la certeza de su discriminación, sólo pueden referirse a situaciones excepcionales aisladas o a criterios muy subjetivos. No obstante, la población penal en Cuba es mayoritariamente negra, y en el gabinete cubano hay menos negros que en el de los Estados Unidos. Son pocos también los negros presentes en los niveles más altos del partido gobernante, y su presencia es escasa entre los secretarios generales de las organizaciones provinciales de ese partido. Este es un fenómeno al que muchos se han referido; sin embargo, por sí sólo no es una prueba irrefutable de la existencia de la discriminación oficial del negro.

El racismo es un fenómeno cultural, forma parte de la ideología. Su componente subjetivo es la etnofobia, el rechazo a los miembros de todo aquel que no pertenezca a la propia etnia, y esta clase de racismo existe en Cuba, de blancos hacia negros y de negros hacia blancos. Y es un fenómeno de reciente resurgimiento en Cuba o de formación nueva adoptando formas que no se conocieron en la época republicana.

Manipulando al negro, el gobierno exageró el racismo de la República y se presentó como si fuera el emancipador de los negros de toda discriminación. La insistencia en el tema de la discriminación racial presentó como a culpables a los blancos ante los ojos de toda la población negra: si los negros habían sido discriminados la conclusión lógica sería porque los blancos los habían discriminados. La concatenación de ideas llevaría a provocar la desconfianza de los negros hacia los blancos, considerados como antiguos racistas y enemigos de la gente no blanca.

Esta situación ha generado tensiones entre las dos etnias básicas de la población cubana y echado por el suelo el ideal de instauración de una verdadera sociedad daltónica. El negro “liberado” del socialismo ha servido como propaganda de uso externo, y de ahí, la palpable discriminación de los no negros en los equipos deportivos nacionales. Se necesitan las “morenas del Caribe”, a los balompedistas y jugadores de basket negros, para consumo del África que siempre aporta sus votos a favor del régimen de La Habana.

A la pregunta ¿hay racismo en Cuba? no se puede dar respuesta en circunloquios ni esquivarla, sino contestar llanamente: Sí, en Cuba hay racismo. Al menos esa parte psicológica que hemos dado en llamar etnofobia. Este racismo presente en Cuba tiene componentes muy diferentes al tipo que existía antes de 1959, que se manifestaba preponderantemente dentro de algunos sectores sociales y en determinados estratos de la clase media y de la élite social. Ahora la etnofobia es acción y reacción. Un doble vector que apunta hacia un grupo y otro. Es un choque silencioso entre las dos razas con matices gregarios; por lo general, los negros prefieren asociarse entre sí, aislándose de los blancos en actividades sociales comunes, en fiestas, reuniones de amigos, en el intercambio de tragos; y lo mismo se manifiesta entre los blancos. Cada uno por separado, pero sin llegar a una definida segregación al estilo de Atlanta año 1950. El racismo en Cuba no va más allá de un agudo prejuicio racial planteado en términos del “somos distintos”.

Sin embargo, negros y blancos sufren una idéntica discriminación de carácter étnica y que les coloca socialmente por debajo de las prerrogativas que gozan los extranjeros en el país. Ambos grupos están privados por igual del acceso a los mejores hoteles, al disfrute de las mejores playas y balnearios, a la interdicción territorial de lugares exclusivos para los extranjeros como los cayos Coco y Largo, y esta es una humillante realidad, una, que sufren, tanto los negros como los blancos cubanos: la discriminación de todo un pueblo.

El cubano es un pueblo apasionado, ardiente, a veces intolerante, pero es un pueblo que se quiere a sí mismo, que es capaz de llamarse uno a otro como hermano, que no se deja arrastrar por el fanatismo y el odio, y que es una verdadera mezcla de razas y culturas. Es un pueblo que es capaz de apretarse en un fuerte abrazo sin importar la raza o el color de la piel, y un día, cuando se le eduque verdaderamente en la cultura de la democracia, ya no habrá cabida en este país para los prejuicios raciales. Cuba algún día será, sin hipocresías ni tartufismos, una verdadera sociedad daltónica incapaz de distinguir colores.

martes, 24 de agosto de 2021

Lo prioritario; más que palabras, proselitismo

 

Mario J. Viera

 


Ya va siendo sintomático y sistemático, dentro del movimiento disidente interno en Cuba, la elaboración de enjundiosos proyectos, plataformas, comunicados; todos muy bien elaborados y muy bien expresados, y todos, y cada uno de esos proyectos, plataformas y declaraciones, repiten, con diferentes tonos, las mismas conclusiones, que el régimen dictatorial impuesto por el PCC es decadente, equivocado y violador de los derechos humanos. La realidad no puede ocultarse, y esa realidad plantea que se requieren cambios; pero ¿quién desconoce en Cuba la necesidad de hacer cambios? Tal vez algún que otro ingenuo, que siempre los hay; o algún que otro cómplice del régimen; pero ¿la mayoría?

 

Existe, siempre ha existido, una muestra poblacional compuesta por aquellos que guardan silencio y rumian sus frustraciones en la intimidad del hogar por el lógico temor a la represión; pero también están los miles que emigran desesperados ante su situación económica, sin importar medios y recursos para lograrlo, y los miles de jóvenes que, como todo relevo generacional, es rebelde y no se vincula con una historia que, para ellos es solo tiempo pasado; y los miles que se atreven a vincularse abiertamente a la disidencia y, sobre todo, esos miles que, de modo espontáneo, protagonizaron las revueltas del 11 de julio. Esa gran mayoría está consciente de la necesidad de un cambio, porque está presente en sus propias vidas. ¿Convencer al convencido de que hay que hacer cambios, tanto sociales, políticos y económicos?

Ya ha dejado de ser prioritaria la labor de convencimiento. En ningún país existe una mayoría de intelectuales, por tanto, cuando se intenta adelantar un proyecto político, sobran las propuestas intelectuales; se requiere hablar claro para que todos entiendan. La ilustración en Francia sentó las bases de la necesidad del cambio, inspiró; pero no ejecutó la Revolución, sin el apoyo de los sans-culottes no habría habido Revolución Francesa; sin los granjeros de las Trece Colonias, no habría habido la revolución americana; sin el apoyo de los llaneros no habría tenido éxito Simón Bolívar; sin apoyo de la gran masa de campesinos y de negros esclavos no se hubiera podido formar el ejército mambí en Cuba; y hasta la revolución bolchevique en Rusia no se hubiera producido si no se contara con las masas de obreros y soldados que nada conocían de plusvalía ni de dialéctica.

 

La gran masa nacional en Cuba no se moviliza con propuestas de “libertad de empresa”, “equilibrio presupuestario”, de planes especiales “a la compensación por las expropiaciones” y de “compromisos transparentes de pago de la deuda externa”. Nada de esto moviliza a los pueblos. Más influencia movilizadora tuvo el tema de una canción que todas las propuestas intelectualoides. El 11 de julio la gente en la isla salió al reclamo de Patria y Vida.

 

Más que palabras rimbombantes, lo prioritario hoy es hacer proselitismo directo, persona a persona, haciendo solo uso de las páginas sociales del internet como medio auxiliar. Lo prioritario ahora es organizar al pueblo, conducción de masas, y liderazgo horizontal. En una palabra, moverse dentro de las entrañas del pueblo. El régimen luego de la acometida del 11 de julio ha comenzado a moverse, se va a los barrios y a las universidades con el propósito de consolidar sus bases. Esto también debe acometerse por la disidencia convertida en fuerza opositora, ir al pueblo para consolidar la base necesaria para impulsar un movimiento de resistencia no violenta bien organizado que rete a la dictadura y la obligue a parlamentar.

domingo, 22 de agosto de 2021

¿UN PROYECTO DE TRANSICION? LA GRAN OFERTA DE UN CONSEJO DE TRANSICION

Mario J. Viera

 


Se trata de un proyecto economicista que omite lo más importante: lo político. En una transición de la dictadura a la democracia lo importante es establecer todo el contexto jurídico y social que transforme las estructuras del Estado opresor, no solo las estructuras económicas. Nada se dice en el proyecto presentado sobre el marco legal que debe sustentar a una sociedad democrática. Un marco que debe amparar el ejercicio de los derechos políticos y civiles de los ciudadanos. Centrarse únicamente en lo económico hace ver que el único problema de la dictadura son los factores económicos. Bajo sistemas de gobiernos autoritarios o dictatoriales, la economía puede florecer, como fue el caso durante la dictadura de Fulgencio Batista, la tiranía de Pinochet en Chile y el desarrollo económico que se advierte en la China comunista.

 

Nada se dice sobre la actual Constitución. La Constitución vigente debe quedar derogada y en su lugar restablecer la Constitución de 1940, para darle el marco legal y legítimo a todo el proceso transicional. Si se entendiera luego que la Constitución del 40 requiere reformas, estas se deberán hacer por una Convención electa con la participación de todos los factores políticos de la nación y no por un determinado grupo de brillantes intelectuales y especialistas en temas económicos.

 

Las “50 actuaciones urgentes” del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, tal como las proyecta, son acciones propuestas para emprender ahora mismo; para “paliar la situación actual en el país”, como queda expresado en el comunicado publicado. Más que Consejo para la Transición, este organismo o asociación debieras denominarse “Consejo ─ particular o independiente ─ de asesoramiento al actual gobierno”, dirigido a aportar proyectos de reformas, principalmente económicas, que debieran ser acometidas por el actual y presente gobierno de Cuba. Es lo que se evidencia en la súplica planteada en el comunicado del supuesto “Consejo de Transición”: “La vida de los cubanos está en juego y no hay tiempo que perder. A quién tenga el valor de dar el paso Dios y el pueblo se lo premiarán y si no se lo demandarán”. No sé que pinta Dios en este asunto.

 

Antes que emprender cualquier reforma económica, lo primero que hay que hacer ─ si se habla seriamente de una transición hacia la democracia ─ es reformar el Poder Judicial sobre la base de un código legal que emerja de un marco constitucional. Por supuesto que, antes, habría que derrocar a la dictadura y asumir el poder político; sin este elemento primario, todo lo que se proponga son sueños de una noche de verano: ¡Irrealizables!

 

Antes que estar proponiendo “estabilidad de precios”, “equilibrio presupuestario”, “tipos de intereses”, “tipo de cambio de la moneda único y flexible”, o una “Reforma fiscal y tributaria con la creación de figuras como IRPF, IVA e Impuesto de sociedades, como ejes del sistema fiscal” ─ que la gran mayoría del pueblo no tiene ni la menor idea de lo que esto significa ─, temas estos sobre los cuales deberá decidir, en su momento, el Congreso ─ ya sea unicameral o bicameral ─ que sea electo luego del periodo necesario de transición, y no presentarlos para congraciarse con los Estados Unidos y la ultraderecha del Partido Republicano, hay que exigir la disolución e ilegalización del Partido Comunista de Cuba; disolver las denominadas organizaciones de masas ─ organismos de control por parte del PCC ─ de una sola vez, sin buscar su “reducción y extinción progresiva”, ni “modificar su funcionamiento”, como se propone en el enjundioso proyecto transicional.

 

Debe restablecerse la división política del país en sus primigenias seis provincias, puesto que una estructura de 16 provincias representa una carga onerosa en el presupuesto nacional. Debe reformarse el Código Penal vigente. Se debe reestructurar el Ministerio del Interior para transformarle en Ministerio de Gobernación, desmilitarizado. Reorganizar las fuerzas armadas y la reducción de sus filas; suprimir el Servicio Militar Obligatorio.  Hacer una profunda depuración dentro de las instancias de la actual Policía Nacional Revolucionaria y de la Seguridad del Estado y presentar ante la justicia a todos los mandos y efectivos de las mismas que hayan cometido actos violatorios de los derechos humanos de los ciudadanos. Se deberá depurar a los miembros de los actuales tribunales de justicia, jueces y fiscales. Restablecer la Autonomía Universitaria de acuerdo con la Ley Docente del 8 de enero de 1937. Todos, temas que no se han contemplado en el economicista proyecto “transicional” del mentado “Consejo”.

 

Como hay que quedar bien parado ante la derecha republicana, pues ¡Nada!, hay que pensar en un “Plan especial a la compensación por las expropiaciones del período revolucionario bajo asistencia y colaboración internacional”. Un plan de compensación que debe estar bajo la asistencia y colaboración internacional. De entrada, esto lo tiene que decidir el Congreso en el ejercicio de la soberanía nacional, y se debe decidir en Cuba sin ninguna intromisión internacional. Hay muchos problemas que resolver en Cuba antes que estar prometiendo planes especiales de compensaciones. Eso puede esperar, no resulta prioritario.

 

¿Libertad de empresa? ¡Muy bien, así lo reclama el Consejo para la Transición Democrática en Cuba! Pero sin definir qué se entiende por tal libertad; por supuesto, los consejeros pueden alegar que es obvio, aunque, en realidad, no lo es. La Carta Magna del 40 en su artículo 87 reconoció “la existencia y legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de función social”, lo cual es extensivo al concepto de empresa, y, agrega “sin más limitaciones que aquellas que por motivos de necesidad pública o interés social establezca la Ley”; es decir, toda empresa tiene límites a su libertad; tiene que inscribirse formalmente en registros públicos, la obligación de pagar impuestos, la prohibición de causar daños a la salud pública o al medio ecológico y la obligación de respetar lo dispuesto en las leyes sociales y los derechos laborales, como el derecho a salarios justos y equitativos, a los seguros por accidentes laborales, a mantener un ambiente limpio y saludable para los empleados, a la libre sindicalización y al derecho a la huelga. Temas estos que tampoco se toma nota dentro del proyecto de los ilustres consejeros.

 

¡Ah, y los consejeros se preocupan por la deuda externa de Cuba! Plantean: “Compromisos transparentes de pago de la deuda externa para promover un acceso ordenado de Cuba a los mercados internacionales de capitales. Solicitud de asistencia financiera a los organismos cualificados”. Al respecto yo no omitiría de decir algo: ¡Al carajo la deuda externa contraída por el régimen del PCC! Los convenios contraídos con usurpadores de cargos públicos no generan obligaciones. ¿Saldar la deuda externa que se había contraído con la extinta Unión Soviética a favor de Rusia? ¿Con Venezuela? ¿Con China?

 

Para qué extenderme más en los proyectos magistrales de un Consejo para la Transición que no ha alcanzado el poder político en Cuba 

miércoles, 18 de agosto de 2021

DECRETO-LEY 35: LA RESPUESTA DEL PCC AL 11 J

 

Mario J. Viera

 


Leer el contenido de este denso y extenso decreto-ley del Consejo de Estado, es, si no angustioso, si bastante tedioso; pero hay que leerlo y leer también los decretos del Consejo de Ministros y las respectivas resoluciones del Ministerio de Comunicaciones que se dictaron como complementos.

 

Lo primero que salta a la vista, luego de una primera lectura ─ ¡Uf, le di tres lecturas! ─, es que la dictadura del PCC se percató de que, dentro de su ordenamiento jurídico-represivo, existía un vacío; un vacío que no lo cubría la fatídica Ley 88 de 1999. El ciberespacio no es como el espacio informativo propio de la prensa escrita, radial o televisiva, totalmente controlado por el régimen; es un espacio donde hay cabida para el disenso, para la confrontación de ideas e, incluso para la movilización contestataria, y esto le quedó bien claro a la élite de poder del Partido Comunista, luego de las masivas manifestaciones populares de protestas del 11 de julio. Se requería, para los gerifaltes del PCC, poder levantar diques que, de alguna manera, limitaran la acción de las redes sociales y su influencia dentro del ánimo nacional.

 

Pensaron y pensaron qué hacer, y decidieron, si no podían controlar del todo el influjo del internet, al menos introducir una legislación que, quizá, generara temor. De este modo apareció el Decreto-Ley 35. ¿Su objetivo? De acuerdo a lo enunciado en el inciso a) de su artículo 3, es coadyuvar a que la utilización de los servicios de telecomunicaciones sean un instrumento para la defensa de la dictadura y poder, como se dice en el inciso j), “elevar la ciberseguridad para salvaguardar” que los servicios de telecomunicaciones/TIC “no atenten contra la Seguridad y la Defensa Nacional, el Orden Interior”, tal como tales términos son entendidos por la dictadura. En este sentido, todos tienen el deber de impedir, que esos servicios públicos, (Artículo 15) “se utilicen para atentar contra la Seguridad y el Orden Interior del país (y) transmitir informes o noticias falsas”; por supuesto, se supone, como noticia falsa, todas las verdades que se digan sobre el accionar del Estado-partido. Lo principal de todo, es evitar se produzcan “incidentes de seguridad”, y esto se logra por la coordinación con el ejército (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y la policía (MININT). Para tal coordinación, ya desde antes, se había legislado la Ley 75 de defensa nacional de 1994, por la cual se crearon los Consejos de Defensa.

 

Así, el artículo 119 del Decreto-Ley 35, formula que el “Consejo de Estado o el Consejo de Defensa Nacional, según el caso, dispone la implantación de medidas especiales, nacionales o regionales, para el manejo del espectro radioeléctrico, en los casos siguientes: a) Situaciones excepcionales; b) maniobras militares; c) situaciones de espionaje radioelectrónico del enemigo; y d) otras circunstancias vinculadas a la Seguridad y la Defensa nacionales, así como con el Orden Interior”. Activar, en una palabra, los Consejos de Defensa para resistir un posible movimiento bien organizado de resistencia no violenta.

 

Como complemento a la generalidad del Decreto-Ley, se dictó el Decreto 42 del Consejo de Ministros, por cuyo artículo 53 se busca desestimular a los usuarios de los servicios de telecomunicaciones a expresarse libremente dentro de las páginas sociales, bajo la amenaza de suspensión del servicio o de terminación del contrato, cuando sus acciones, supuestamente afecten “la seguridad colectiva, el bienestar general, la moralidad pública, el respeto al orden público o como medio para cometer actos ilícitos; por supuestos, entre esos actos ilícitos se encuentra el derecho a la manifestación pública y a la protesta.

 

La Resolución 105/2021 del Ministerio de comunicaciones es más específica en cuanto al tema de la Ciberseguridad. Su artículo 3, define la respuesta a los “incidentes de ciberseguridad” como todo el proceso que se realiza para su gestión, y en el artículo 7, define: “Se considera un incidente de Ciberseguridad cualquier evento que se produzca de forma accidental o intencional, que afecte o ponga en peligro las tecnologías de la información y la comunicación o los procesos que con ellas se realizan”.  Y por el artículo 8: “Se entiende por evento de Ciberseguridad al cambio en el estado de un sistema o servicio, que puede generar una alerta o notificación creada por un elemento de configuración, servicio o herramienta de monitorización”; o lo que es lo mismo, imponer la cibervigilancia.

 

No obstante, dentro del texto del Decreto-Ley, como en los decretos del Consejo de Ministros y las resoluciones del Ministerio de Comunicación, dictados como complementarios, no se tipifica la figura jurídica de los incidentes de ciberseguridad, esto se reserva para los anexos que acompañan a esta resolución 105/2021. En el segundo Anexo de esta Resolución, se tipifican diferentes variedades de incidentes de ciberseguridad y sus correspondientes niveles de peligrosidad. En especial, resaltan los clasificados dentro de la categoría de “Daños éticos y sociales” y los denominados “Incidentes de agresión”.

 

Dentro de la primera clasificación se incluyen las subcategorías “Eco mediático de noticias falsas”, y “Difusión dañina”; ambas consideradas como un nivel de peligrosidad Alto. La primera de estas dos subcategorías se configura como la “Divulgación de noticias falsas, mensajes ofensivos, difamación con impacto en el prestigio del país”. En tanto que la segunda subcategoría queda tipificada como, la “Difusión a través de las infraestructuras, plataformas o servicios de telecomunicaciones/TIC de contenidos que atentan contra los preceptos constitucionales, sociales y económicos del Estado, inciten a movilizaciones u otros actos que alteren el orden público; difundan mensajes que hacen apología a la violencia, accidentes de cualquier tipo que afecten la intimidad y dignidad de las personas”, algo, esto último, que no observan los órganos represivos de la dictadura o la misma prensa controlada por el PCC.

 

En la categoría de “Incidentes de agresión” se consideran tres subcategorías, todas consideradas con un nivel de peligrosidad Muy Alto. Así queda tipificada la figura del “Ciberterrorismo” que consiste en acciones “mediante el uso de las TIC cuya finalidad es subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas y de masas, las estructuras económicas y sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o abstenerse de hacerlo. Alterar gravemente la paz pública. Desestabilizar gravemente el funcionamiento de una organización internacional. Provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella”.

 

La “Ciberguerra”, esta subcategoría se refiere a supuestos “Métodos de Guerra no Convencional y acciones ofensivas de carácter militar empleados para derrocar el gobierno mediante el uso de las TIC con desarrollo de ataques cibernéticos a infraestructuras críticas para justificar acciones políticas, económicas, subversivas o de injerencias”.

 

Si la Ley 88 fue la respuesta que diera el régimen del PCC a la promulgación de la Ley Helms-Burton y una excusa propicia para intentar frenar el crecimiento de la oposición interna y del movimiento del periodismo alternativo o periodismo independiente, este decreto-ley es la respuesta que la dictadura da al exilio cubano, en especial de aquel con base en el sur de la Florida con su reclamo de intervenciones militares en la isla y más presiones económicas. Es la decisión de atrincheramiento total y delirios numantinos; y el medio propicio para ahogar nuevas manifestaciones populares de desobediencia civil y de reclamos de libertad, lo que por el contenido de la nueva legislación se considera “Subversión Social”.

 

La fiera herida se refugia en su guarida y es capaz, aunque sea en sus últimos estertores, de atacar, con dentelladas y zarpazos mortales, a quien ose enfrentarle.

sábado, 7 de agosto de 2021

Cada acto tiene su tiempo

 

Mario J. Viera


 

Sí, hay un tiempo para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el sol, como se puede leer en Eclesiastés, ese hermoso libro de la Biblia, tan lleno de enseñanzas útiles y, debo decir de entrada, que no me identifico ideológicamente, con los principios bíblicos, pero los acontecimientos que ahora se produjeron en Cuba con el estallido de las protestas del 11 J, y las continuadas exaltaciones pasionales de la diáspora cubana en Miami Dade (diáspora, para incluir exiliados e inmigrantes económicos que conforman a la comunidad cubana en Estados Unidos) me hacen rememorar el Capítulo 3, versículos del 1 al 8 de Eclesiastés.

 

Es que todo tiene su tiempo y tiene su momento oportuno para el hacer; sí, hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir, como hay un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar. También existe un tiempo para derribar y un tiempo para construir, como igualmente, un tiempo de amar, y un tiempo de odiar; y hasta hay un tiempo para hacer la guerra, y un tiempo para concertar la paz. Estas dos últimas antítesis me obligan a divagar sobre determinados temas políticos, que, con respecto a Cuba están sobre la mesa; como es el caso del embargo, denominado por el régimen del Partido Comunista ─ y por algunos de sus eventuales compañeros de caminos que se autodefinen “progresistas” ─ como “bloqueo”; y el tema de las sanciones económicas no selectivas contra el gobierno de Cuba.

 

Siempre tenemos que referirnos al puntual antecedente que han sido las masivas manifestaciones de protestas protagonizadas por el pueblo cubano el 11 de julio; manifestaciones que algunos de esa diáspora cubana apenas les dan importancia y otros que las han hipertrofiado, destacando solo algunas de las verdaderas causas de las protestas, resaltando algunas u omitiendo otras, de acuerdo a lo que quieren entender. Y es que debemos considerar que ─ esto no previsto por el autor de Eclesiastés, atribuido, supuestamente, al mítico rey Salomón ─ hay un tiempo para soportar abusos y un tiempo para rechazar los abusos; y esto, precisamente es lo ocurrido el 11 J, una poderosa protesta en contra de los abusos en el abastecimiento, en la pobreza, en los efectos de la pandemia y de la denominada Tarea Ordenamiento, que todo ha desordenado, y en favor de las libertades y la destitución del actual gobernante Miguel Díaz-Canel, y todo, bajo la consigna de “Patria y Vida”; consigna esta tan denostada por un sector minoritario de la diáspora cubana y bendecida por la mayoría de esa misma diáspora.

 

Es que también hay tiempo para maldecir y tiempo para bendecir. Los que denigran la consigna de Patria y Vida se fundan en la falacia del argumento ad hominem, referido a sus autores principales, Yotuel Romero, Descemer Bueno y el dúo de Gente de Zona conformado por Alexander Delgado Hernández y Randy Malcolm Martínez, a quienes acusan de oportunistas por algunas pasadas veleidades con respecto al régimen del PCC. Sin embargo, la consigna ha calado dentro de la conciencia de los cubanos al interior de la isla. Qué importancia pueda tener el autor o los autores de una consigna cargada de poder movilizador. En todo movimiento de resistencia se necesitan símbolos que impliquen el ideal de la resistencia. ¿Acaso desconocen el origen de nuestra enseña nacional? Olvidan que fue diseñada por el anexionista Miguel Teurbe Tolón, siguiendo la idea del ambicioso venezolano Narciso López quien había formado filas dentro del Ejército Realista de España en lucha contra Simón Bolívar; bandera que primeramente tremoló en la ciudad de Cárdenas el 19 de mayo de 1850 durante la frustrada expedición anexionista de Narciso López. Bandera que posteriormente levantó Ignacio Agramonte como símbolo de combate y que, como expresara Bonifacio Byrne, en su poema “Mi Bandera”, “Orgullosa lució en la pelea,/sin pueril y romántico alarde:/¡al cubano que en ella no crea/se le debe azotar por cobarde! ¡Claro que hay tiempo para rechazar los abusos y tiempo para amar!

 

Todo puede ser; pero no todo se puede aceptar. No se puede admitir la manipulación de los sentimientos, porque conduce al extravío y al engaño. Cuando todo un pueblo repudia y protesta, aparecen los oportunistas con todo el propósito de adelantar sus intereses personales o sus agendas políticas. Y este es el caso que vemos ahora en Miami-Dade. La derecha radical del partido Republicano se ha adueñado del repudio de la diáspora cubana hacia la dictadura cubana, para convertirla en protesta en contra del gobierno de Estados Unidos. Convertir en problema interno una crisis externa, es el mejor método de hacerle oposición a la administración de Biden; más que satanizar al régimen del PCC se sataniza a la actual administración demócrata. La mira puesta está en las elecciones intermedias del 2022. Hay que ganar Florida y asegurar los cargos que se ostentan en el Congreso es el principal propósito de los republicanos de Florida.

 

Bien que esa derecha radical conoce la masa que manipula, mayoría de patriotas de bolsillo, seguidores apasionados de Donald Trump, que hicieron caravana y actos masivos de apoyo a las mentiras trumpistas sobre el fraude electoral, y una gran parte de ellos vio como héroes a los asaltantes del Congreso el 6 de enero; mayoría significativa dentro de la comunidad cubano-americana; mayoría fácilmente manipulable. Ejemplo de esa masa guiada por los republicanos es aquella señora que en una de tantas manifestaciones frente al restaurante Versalles gritaba furiosa por los poros, que cree ver, hay en el embargo, cuyas palabras reprodujo ese canal televisivo, hoy convertido en la versión hispana de Fox News, Telemundo 51; canal que da amplia cobertura a las declaraciones republicanas sin hacer uso del contraste informativo. Y la señora de marras se manifestaba indignada diciendo que hoy casi todo el pollo que se consume en Cuba proviene de Estados Unidos, olvidando que esto fue aprobado durante la administración del republicano George W. Bush, en octubre de 2000, cuando la puesta en vigor de la Ley de Sanciones Comerciales e Incremento del Comercio, por la cual se permitía la venta de productos agrícolas y medicinas a Cuba por razones humanitarias.

 

Así lo comentó Amnistía Internacional de septiembre de 2009: “Desde 2002, Estados Unidos ha sido el principal proveedor de alimentos y productos agrícolas a Cuba. Desde 2005, las regulaciones estadounidenses establecen que estas exportaciones deben realizarse mediante pago por adelantado, y el pago debe completarse antes de que los productos se envíen a Cuba; además, las transacciones deben realizarse a través de bancos en un tercer país. En 2008, Cuba importó de Estados Unidos alimentos y productos agrícolas por un valor superior a 700 millones de dólares. En marzo de 2009, el gobierno estadounidense levantó estas restricciones, y permitió que Cuba siguiera comprando alimentos y productos agrícolas y pagándolos tras la entrega”.  

 

El embargo comercial de Estados Unidos, como tantas otras cosas, constituye un elemento más de contradicción dentro de la variopinta diáspora cubana. Unos que piden se levante el embargo a rajatabla, otros, no solo quieren que se mantenga, sino que también se haga más rígido; sí porque hay que asfixiar al gobierno de Cuba, sin importar que, como daño colateral, también con ello se asfixia a la gente que vive en Cuba del día al día. Y es verdad, tal como lo dice Amnistía Internacional, que, aunque “el gobierno cubano es el principal responsable de respetar, proteger y hacer realidad los derechos humanos en Cuba, existe un reconocimiento internacional cada vez más general respecto a que, al imponer sanciones tales como embargos comerciales, los Estados deben tener en cuenta los posibles efectos de estas sanciones en el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales en el país afectado. Amnistía Internacional cree que el impacto del embargo sobre los derechos humanos de la población de Cuba no ha tenido una atención suficiente del gobierno estadounidense”.

 

De este modo, Joe Biden se encuentra en el medio de un campo de tiro, donde unos exigen más embargo y otros piden su eliminación, olvidando ambos sectores que el embargo ya está legislado por dos leyes aprobadas por el Congreso, la Ley Torricelli de 1992 y la macarrónica Ley Helms-Burton de 1994 y por lo regulado en esta última ningún presidente por sí puede levantar el embargo sino con el concurso del Congreso Federal; por otra parte ¿Más sanciones indiscriminadas a las impuestas por Donald Trump? Esto es algo que ni siquiera Trump, si hubiera conseguido un segundo periodo de gobierno, se habría atrevido a hacer. En definitiva: Hay tiempo para aprobar como hay tiempo para repudiar.

 

Los republicanos están en campaña. Quien crea que lo hacen a favor de los cubanos oprimidos en la isla está en un completo error. Primero tergiversan las demandas del 11 J; demandas que no fueron recogidas en un pliego, porque no se trató de manifestaciones políticamente organizadas, sino como la expresión del cansancio del pueblo. Vease lo dicho por Ron DeSantis el 13 de julio: “Ellos no están exigiendo vacunas o medicinas, lo que realmente quieren es la libertad que no han tenido por más de 60 años. El que crea otra cosa no entiende la opresión que ha sufrido ese pueblo”. O lo dicho recientemente el vástago de una familia batistiana Mario Díaz-Balart y el mediocre ex alcalde de Miami-Dade Carlos Giménez que "los cubanos no piden remesas sino libertad". Es que los cubanos tienen que esperar a la caída del régimen del PCC para alcanzar la libertad, y solo entonces, con ella "llegarán comida, medicinas, vacunas contra la COVID y el progreso económico", ¡Claro está si antes no mueren por la pandemia o por inanición!

 

Y van todos sus dardos contra Joe Biden, el que ganó el Colegio Electoral y el voto popular frente al maniático Donald Trump. Vean que este es el ejemplo: "Esto no debe ser un tema de republicanos o demócratas, es sobre Estados Unidos y el mundo libre" ante "una dictadura de más de 60 años (…) No puedes [Biden] ser el líder del mundo libre cuando estás en silencio ante esos que piden libertad", expresó muy emocionado Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes.

 

¡Ah, hermosas palabras; emotivas palabras! Lástima que no le expresó las mismas palabras a Donald Trump, cuando este coqueteaba con el máximo dirigente de una dictadura más despiada que la que pudiera ser la del PCC, con Kim Jong Un. Cuando Trump dijera del tirano que era su amigo; cuando a pedido del Jong Un suspendiera los ejercicios militares conjuntos entre las fuerzas de Corea del Sur y las estadounidenses, a los cuales denominó “juegos de guerra”, para hacer feliz a la bestia de Corea del Norte. ¡No, entonces, McCarthy, solo hizo unos tímidos comentarios!, como este de: “Los métodos de Trump hicieron que Corea del Norte hablara, así que dale una oportunidad en materia de comercio. No creo que nadie gane una guerra comercial, pero sí creo que es saludable tener una discusión comercial”; o este otro, donde expresó: "Permitamos que [Trump] tenga un poco de margen para tener una discusión.  Siempre es parte de las negociaciones, a veces haces una discusión sobre un punto para que puedas ser más fuerte".

 

Y lo que dijo la hija de unos cubanos que salieron huyendo de la isla cuando llegó al poder Fidel Castro, sin haber hecho nada para enfrentarle, convencidos como estaban de que era comunista, María Elvira Salazar, periodista mediocre surgida, ¡Tenía que ser de Telemundo 51!, nacida en Miami en 1961 exclamando muy airada, "La paciencia se nos está acabando", porque reiteradamente, se le ha solicitado a Biden un "liderazgo claro" con respecto a Cuba. Y no podía faltar la glamorosa, la diva del republicanismo, Rosa María Payá, la hija del iluminado, del impecable representante de la oposición cubana, del “mártir” Oswaldo Payá, que para resalto de ella se aprobó en el Senado estadounidense, a petición de Marco Rubio ─ omitiendo nombres preclaros como los de Ricardo Bofill y Sebastián Arcos Bergnes, que si conocieron las cárceles de la tiranía ─  rebautizar la calle donde se levanta la sede de la embajada cubana con el nombre de “Oswaldo Payá Way”. Y dice la destacada activista pro ella misma: "El presidente Biden dice que apoya la clara demanda de libertad, pero todavía no ha actuado para ayudarla a la altura de la circunstancia".

 

Dejemos a un lado las ambiciones republicanas, que han convertido el 11 J en un apetitoso pastel colocado sobre los lomos de un elefante y cada uno aspira a probar una tajada del mismo. Olvidemos las intrigas politiqueras que alimentan la polarización política en Estados Unidos y situémonos en lo específico. Hoy, no es el momento de suprimir, por muy estúpidas que sean, que lo son, las sanciones que Trump le impuso a Cuba. Hoy, en este momento, luego que la dictadura reprimiera el derecho de manifestación con violencia física, detuviera a cientos y condenado a muchos de los participantes en las manifestaciones bajo cargos de “desorden público” y desacato, y sin las adecuadas garantías judiciales; no sería políticamente acertado, quizá más adelante pudiera hacerse, pero paso a paso. Levantar el embargo, no es el momento, no existe una mayoría congresional favorable a ello y de hacerlo, hacerlo paulatinamente, concesión por concesión. Es que existe un tiempo de espera y un tiempo de hacer;

 

Si se me permitiera darle mi opinión a Biden, yo solo le diría: “Ud. es el presidente de Estados Unidos; haga lo que entienda es mejor para Estados Unidos; elabore su propia política exterior, de acuerdo con sus propias opiniones y el consejo de su equipo de asesores. Concéntrese en los intereses de su país, en el mejoramiento social, educativo y económico de sus ciudadanos, ellos lo valorarán, Desarrolle una política interior dirigida a ganar apoyos dentro de las minorías nacionales, de los sindicatos, de los trabajadores de la industria. Céntrese en el trabajo de acabar con el azote de la pandemia, fortalezca las relaciones con los aliados de Estados Unidos y hacer que florezca la economía nacional con bajos índices de desempleo; recuerde que Estados Unidos no es el policía universal y que la era del gran garrote ya ha quedado solo como recuerdo histórico”.

 

Para los cubanos que en la isla se enfrentan al poder de la dictadura, ya no hay tiempo de esperar por salvadores externos, es tiempo de alcanzar la libertad por propia y autóctona decisión. ¿Qué ha hecho Estados Unidos para rescatar la democracia en Nicaragua?¡Nada, si acaso alguna que otra tímida sanción económica! ¿Y los cientos de muertos en las protestas masivas de Nicaragua? ¡Nada, todavía Daniel Ortega se mantiene en el poder! ¿Y en Venezuela, donde todas las acciones estaban puestas sobre la mesa? ¿Y los cientos de asesinatos políticos que han cometido en Venezuela los grupos de facinerosos que militan en bandas parapoliciales conocidas como “colectivos”? ¡Nada, todavía Maduro mantiene el poder y la oposición se ha quedado sin fuerzas! Olvídense, Marco Rubio, Mario Díaz Balart, María Elvira Salazar, Carlos Giménez, Ron DeSantis y Rick Scott son políticos estadounidenses, para ellos, en realidad, Cuba solo es un propósito para alimentar sus aspiraciones políticas y ganar en la Florida los votos de la poderosa, en número, comunidad cubano-americana. ¿Las afamadas organizaciones del exilio cubano? ¿Qué han hecho de utilidad para la conquista de la libertad en Cuba, el Directorio Democrático Cubano, la Asamblea de la Resistencia Cubana, ambos bajo la dirección de Orlando Gutiérrez, con su "Plan República de Cuba"; Cuba Decide, encabezada por Rosa María Payá promoviendo un “plebiscito vinculante”; y otras del mismo pelaje? Salvo vivir sin sudar la camisa, nada han logrado, solo dividir más y más a los sectores de la diáspora cubana alineándose a un solo partido estadounidense, el Republicano y dando apoyo ferviente a Donald Trump.

 

Hay que reorganizarse, comenzar de nuevo, elaborar una estrategia de resistencia, conociendo nuestras fuerzas y nuestras debilidades. Elaborar un pliego de demandas y propuestas. El 27 N puede jugar un papel movilizador. Echar a un lado las promesas de un exilio desfocado, y del histerismo miamense. La solución de nuestros problemas está en las manos de las nuevas generaciones, y hay que ganar la voluntad de actuar de esa generación. Cuba no necesita una nueva Enmienda Platt. Cuba ha de levantarse por el esfuerzo de todos sus hijos, sin exclusiones, para poder superar esta etapa de oscurantismo político donde ha sido sumida por los máximos responsables del usurpador Partido Comunista de Cuba. ¡Habrá una Tercera República!, como hubo una primera, surgida el 29 de mayo de 1934 al ser derogada la Enmienda Platt; como hubo una segunda, a partir del 10 de octubre de 1940 con la ratificación de la Constitución del 40. Sí, necesariamente, surgirá la Tercera República, una, soberana, independiente y libre República de Cuba. Todavía hay tiempo para la esperanza.