lunes, 6 de septiembre de 2021

El cabildeo y el Derecho de Petición.

 

Mario J. Viera


 

El Derecho de Petición estaba amparado constitucionalmente en Cuba bajo los presupuestos de su Art. 36: “Toda persona tiene derecho a dirigir peticiones a las autoridades y a que le sean atendidas y resueltas en término no mayor de cuarenta y cinco días, comunicándosele lo resuelto. Transcurrido el plazo de la Ley, o en su defecto, el indicado anteriormente, el interesado podrá recurrir, en la forma que la Ley autorice, como si su petición hubiese sido denegada”.

Por este derecho, se puede dirigir peticiones y se pueden exigir reclamos a las autoridades del país, Ejecutivo y Legislativo. El derecho peticionario queda amparado dentro de los postulados del Art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Cada sector de la economía, como de la sociedad civil puede plantear reclamos y exigencias. Estos derechos se deben ejercer de manera transparente, y sin ocultamiento. Para algunos estudiosos del Derecho Público, el derecho de petición, dirigido a influir en las decisiones de las autoridades, es equivalente a lo que se reconoce como cabildeo, “un especial e intenso ejercicio del derecho de petición”. Sin embargo, esta no es una definición exacta del cabildeo. El cabildeo no es el simple uso del derecho de petición. El cabildeo se lleva a cabo por profesionales dedicados por entero a esa actividad y contratados por sectores económicamente poderosos. Por lo general el procedimiento del cabildeo asume forma de clientelismo, por el cual, alguna corporación puede accionar ante un legislador ─ estableciendo una relación de quid pro quo ─ para adelantar una iniciativa legislativa a favor de esa corporación a cambio de aportar fondos para la campaña electoral de ese legislador. El efecto que producen las maquinaciones privadas del cabildeo sobre el estatus quo ha generado la elaboración de una legislación para su regulación de Perú. México, Colombia y Chile.

Lee Jared Drutman ha denominado al cabildeo como “el negocio de Estados Unidos”. Anota este autor: “Gran parte del pensamiento sobre la influencia en la política es esencialmente una prueba de la hipótesis de que cuanto más dinero gasta un grupo, más probable es que obtenga un resultado deseado, y el resultado deseado a menudo son los votos de los legisladores. En la medida en que los politólogos y economistas han modelado el proceso subyacente, tienden a verlo como una especie de intercambio por el cual los políticos interesados intercambian los recursos que tienen (votos, influencia sobre la burocracia, otras palancas políticas) por el apoyo electoral que los grupos externos pueden ofrecer, generalmente en forma de contribuciones de campaña”.

El carácter de clientelismo del cabildeo de las corporaciones queda evidenciado en la cita del profesor de Ciencias Políticas Stephen Ansolabehere: "La recaudación de fondos de campaña es ampliamente vista como un mercado para las políticas públicas. Las donaciones provienen de empresas, asociaciones e individuos que buscan beneficios privados en forma de subsidios, regulaciones favorables y otras políticas establecidas por el gobierno. Con miles de intereses pujando por beneficios privados y miles de candidatos compitiendo por fondos, surge algo así como un mercado”.

Estas condiciones plantean la necesidad de, en la Cuba post totalitarismo, establecer un apropiado sistema electoral y dictar las normativas legales que aseguren la transparencia de la financiación de los partidos políticos. El cabildeo es fuente de corrupción política, como ha quedado demostrado en todo el proceso de las campañas electorales, con fuertes financiamientos por grupos de intereses.

Para garantizar la transparencia de todos los actos de presión por parte de grupos de intereses, se requiere el acatamiento al derecho de acceso a la información pública fundado sobre los Principios de Johannesburgo sobre la Seguridad Nacional, la Libertad de Expresión y el Acceso a la Información de noviembre de 1996, en especial sus Principios: 1: Libertad de opinión, expresión e información; 1.2: Protección de un interés legítimo de seguridad nacional; Principio 4: Prohibición de la discriminación; 13: Interés público en la divulgación; y 14: Derecho a una revisión independiente de la denegación de .información.

 (https://www.corteidh.or.cr/tablas/a22440.pdf)

sábado, 4 de septiembre de 2021

La realidad virtual de las diásporas digitales.

 

Mario J. Viera

 


Hay una definición de lo que quiere decir “realidad virtual”. “La Realidad Virtual (RV) es un entorno de escenas y objetos de apariencia real — generado mediante tecnología informática — que crea en el usuario la sensación de estar inmerso en él”. En definitiva, la realidad virtual, solo es apariencia de lo real; pero no verdaderamente real. Así, muchos viven dentro de una realidad virtual partiendo de criterios intelectuales y sin la experiencia del activismo real.

El periodismo independiente no nació ayer; el periodismo independiente comenzó como tal en 1994, aunque a partí de antecedentes que muchas veces se olvidan. No surgió, obviamente, al calor de la expansión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Surgió como impulso para arrebatarle al régimen del PCC el monopolio informativo. Hombres y mujeres que estaban decididos a hacer periodismo al margen del periodismo propagandístico del Partido Comunista. No eran intelectuales, aunque muchos de sus iniciadores provenían del periodismo oficial. Y aprendieron a hacer periodismo, médicos, ingenieros, abogados, licenciados en idiomas.

No se contaba entonces con celulares inteligentes, ni con faxes, ni con el acceso directo al internet; pero se hacía periodismo; algunos se dejaban llevar por la pasión y editorializaban sus crónicas; la mayoría, en cambio, eran más objetivos en la redacción de sus notas informativas y en sus crónicas de opinión. Pero el movimiento crecía, y crecía con tal fuerza llegándose a convertir, en una, que si fue, “una amenaza colosal para el régimen nacional”, tanto, que el régimen se obligó a dictar, con el pretexto de la Ley Helms Burton, una draconiana ley mordaza para acallar a aquel movimiento que le arrebataba ese “poder suave” ─ al cual se refirió recientemente Oscar Grandío Moráguez, en un artículo que publicara en Hyper Media ─, la Ley 88 o “Ley de Protección a la Independencia Nacional y la Economía de Cuba”.

Los vehículos que empleaba aquel periodismo alternativo para el envío de sus mensajes fueron Cubanet, bajo la dirección de Rosa Berre, y Nueva Prensa Cubana, de Nancy Pérez Crespo; Radio Martí, fundamentalmente, la derechista Voz de la Fundación y La Voz del CID. En Puerto Rico aparecieron medios impresos y virtuales como El Disidente y Carta de Cuba, mucho más serios y objetivos que el periodismo panfletario de pacotilla de emisoras como Radio Mambí dirigida por Armando Pérez Roura; la Cubanísima y La Poderosa, emisoras estas que, ciertamente no eran ─ como las ve Oscar Grandío Moráguez ─ “fuentes muy importantes de información sobre la Isla y de defensa de la lucha antitotalitaria contra el régimen de La Habana”. ¿Qué decir de las “modestas emisoras televisivas” América TV y La Mega TV? Dos emisoras que no atraen la atención de gran parte de la teleaudiencia de la diáspora cubana y solo atractivas para su sector ultraderechista.

No fue necesario entonces, para el periodismo independiente que se practicaba en Cuba, entre el 1994 al 2003, esperar por una inexistente, en aquellos años, plataforma virtual, para “diseminar, compartir y debatir información al margen del Estado cubano” para “influir de manera creciente sobre la imagen proyectada por el régimen sobre su gobierno”. Eso se hacía en todas las esferas noticiosas, sobre las violaciones de derechos humanos, sobre la agricultura, las zafras azucareras y sobre la economía.

Las publicaciones digitales diaspóricas que, en su artículo, menciona Grandío, pudieran influir de algún modo en la formación de opiniones entre los ya convencidos en Cuba de la necesidad del cambio, pero, de ningún modo. prueban “ser vital para el empoderamiento de la ciudadanía cubana”. Este empoderamiento solo se alcanza por medio del activismo directo y real.

Fue el periodismo independiente. a través de numerosas agencias independientes, como Cuba Press, Habana Press, Buró de Prensa Independiente de Cuba, Agencia de Prensa Independiente "Patria", Agencia de Prensa "Oriente Press; Agencia de periodismo independiente Cuba Verdad, y otras más, el que marcó un hito fundamental “en el enfrentamiento contra el sistema de promoción propagandística del poder suave de la dictadura cubana” y no el que Grandío le concede a la apertura de los actuales “medios digitales de noticias y análisis, operados por (la) diáspora digital cubana”. Los mencionados por Grandío, Diario de Cuba, CiberCuba, ADNCuba, Hypermedia Magazine, Yucabyte, Rialta; junto a 14yMedio, El Estornudo, Periodismo de Barrio, La Hora de Cuba, todos aparecidos luego del 2000 o 2003; y todos consecuentes de aquel periodismo alternativo de finales del siglo XX en Cuba.

Para alcanzar en Cuba verdaderos cambios sociales y políticos, no simples reformas, no podemos confiar en la realidad virtual de las diásporas virtuales como factores de cambio. Todo movimiento democrático que se enfrente a una dictadura totalitaria, requiere el auxilio de medios informativos y de agitación propios ─ que no son primordiales sino medios auxiliares ─. Sin embargo, lo que genera los cambios es la acción concertada del movimiento democrático, organizado, y su accionar dentro de las masas populares para lanzar el reto definitivo a la dictadura. No existe otra vía.    

 

viernes, 3 de septiembre de 2021

NACER O NO NACER, EL TEMA DEL DERECHO AL ABORTO

Mario J. Viera


 

Existo, soy ser humano, persona, porque mi madre decidió parirme. Pudo haber optado por interrumpir el embarazo, pero ella no lo hizo. No recurrió al aborto, porque yo era el hijo que deseaba tener, un hijo deseado. Entonces nací… Sin embargo, nací con llanto retenido, no respiraba y pude dejar de ser persona en ese mismo instante, si mi madre no hubiera exigido que me atendieran, a mí primero, luego a ella. Nací en la casa; el parto de mi madre fue atendido por una partera tradicional, una de las denominadas como “recogedoras”, una de tantas que auxiliaban a mujeres de bajos recursos a parir.

 

Yo, recién nacido, fui echado a un lado. Entonces gritó mi madre: “¿Por qué no llora el niño…?” Y exigió: “Si no lo atienden me tiro de la cama”. Por suerte, aquella recogedora o partera era una enfermera, y comenzó a darme masajes de revivida. Al rato, solté el llanto; y ahora soy persona y he podido vivir unas cuantas décadas.

 

Pero mi madre pudo haber elegido no parirme. Habría sido su decisión. Digan lo que digan, solo era en su vientre un feto, no una persona, no respiraba dentro del líquido amniótico donde me iba formando. Respiré, tuve el aliento de vida luego de nacer y ser revivido. Mis pulmones se llenaron de aire y, entonces, solo entonces, fui y he sido.

 

En Cuba, entonces, 1939, el aborto era ilegal, a pesar de ello, se producían abortos. Muchas mujeres recurrían a los “curetajes” o el uso de menjurjes y brebajes herbales, que, en muchas ocasiones ponían en peligro la vida de la parturienta. No faltaron casos de hijos no deseados cuando la madre paría en cualquier sitio y abandonaban al recién nacido en cualquier lugar, lo que sí constituía el asesinato de un ser vivo, de una persona con aliento vital. Otras mujeres depositaban al recién nacido en el torno de la Casa Cuna de La Habana, motivadas por la pobreza o por no sentirse preparadas para ser madres. Y ¡claro está! Muchas parían una y otra vez, sobre todo en las zonas rurales, condenándose ellas y sus hijos a una vida de miserias.

 

Digan lo que quieran decir o alegar los partidarios del movimiento pro-vida, solo la vida viable es vida. Un feto no tiene la garantía de la viabilidad; no la tiene en el seno materno, ni la tiene garantizada en el momento del parto. Mi esposa tuvo dos partos llevados a término y los dos se perdieron, por muerte fetal; no obstante, a que durante todo el proceso de embarazo, ambos fetos mostraban signos de viabilidad. No, no importa que en el feto existan latidos del corazón, todavía no ha llegado a la vida; todavía no tiene asegurada la existencia. La vida comienza en el mismo instante cuando un recién nacido respira.

 

Según datos estadísticos, la muerte fetal afecta aproximadamente al 1 % de todos los embarazos, y cada año alrededor de 24 000 bebés nacen sin vida en los Estados Unidos; alrededor de 7.300 bebés mueren cada día en las últimas etapas del embarazo.

 

Para el doctor Andrés de Francisco, coordinador de estrategias de la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño, un parto muerto “es cuando la muerte del niño ocurre entre las 22 semanas del embarazo y el momento del nacimiento. Quizás lo más significativo es que muchas veces no se sabe que el niño ha muerto sino hasta el momento en el que nace. Por eso la definición es básicamente un niño que nace y que no respira", así lo expresó a BBC (13 de abril de 2011)

 

La propia naturaleza, en muchísimas ocasiones, es, de algún modo, pro-elección, sin seguir los preceptos moralistas de los pro-vida.

 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, declara en su Artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. El ser humano NACE libre; el ser humano, está dotado de RAZON Y CONCIENCIA. Este documento de derechos ampara a todo ser nacido que posee razón y conciencia. Por supuesto no se puede acudir a la Declaración de la ONU para reconocer derechos a un ser no nacido carente de razón y conciencia. El amparo está concedido a todos los individuos, a los seres nacidos, los cuales tienen “derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” (Art. 2)

 

Dentro de este contexto, preguntemos ¿Tiene la mujer el derecho a decidir sobre su cuerpo? Libertad es el derecho de decidir sobre uno mismo, siempre que no afecte el derecho de otros a elegir y decidir. Sí, la mujer tiene ese derecho. ¿La decisión de interrumpir un embarazo no deseado se trata de un tema ético? En principio se trata de un tema enmarcado dentro de los principios de la ética sin que, de ninguna manera sea inmoral; como no es inmoral la concertación de una pareja de igual sexo para unirse en matrimonio. Es que nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación, (Art. 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).

 

Muy a propósito voy a reproducir el texto del Art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. Implícitamente en este artículo está el no derecho de algunos de imponer a otros sus convicciones religiosas.

 

Y son interpretaciones peregrinas que aducen algunos que se denominan cristianos y seguidores de los mandatos de Dios y se proclaman portadores de la Voz Divina, para exigir, EN NOMBRE DE DIOS que se criminalice el derecho de la mujer a interrumpir un embarazo que no desea. Afirman que el aborto es pecado, casi abominación de Dios, basándose en algún que otro versículo de la Biblia, tan generalizados, que admiten amplísimas interpretaciones. Según la Biblia, Dios dio el encargo a los seres humanos de crecer y multiplicarse, lo que hace aparecer como obvio que Dios no admite interrupciones del embarazo, por aquello de “reproducirse”. Según también en la Biblia en el versículo 13 de Salmos 139, David aseguró: “Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre”, algo que puede aceptarse como una licencia literaria, pero también, se puede llegar, por vericuetos retóricos, a la conclusión de que el feto es obra de Dios y por lo tanto, intocable. Está bien, pero en Génesis 2:7 se dice: “Entonces el Señor Dios formó del polvo de la tierra, y SOPLO en su nariz el ALIENTO DE VIDA, y fue el hombre un ser viviente”. Es decir, el hombre es SER VIVIENTE cuando respira con sus pulmones. Este concepto de ser viviente se amplía en Job 33:4: “El Espíritu de Dios me ha hecho, y el aliento del Todopoderoso me da vida. El aliento da vida. La vida según estos versículos se inicia, no en el seno natal, en el aliento vital, Y la vida de ese ser viviente es, según la Biblia, la que Dios protege.  Génesis 9:5-6: “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre”.

 

Personalmente, preferiría que ninguna mujer recurriera a la interrupción del embarazo, pero. ¿quién soy yo para aconsejar tal cosa? En definitiva, me acojo a la respuesta que Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca le espetara a un periodista de los pro-vida que cuestionaba el apoyo de Biden al derecho de elección de la mujer: “Sé que usted nunca ha afrontado esa elección ni ha estado nunca embarazado, pero para las mujeres ahí afuera que hacen frente a esa elección es algo increíblemente difícil y el presidente opina que sus derechos deben respetarse”.


¿Cuestión ética? Sean pues, los clamorosos defensores de la palabra de Dios, como ellos la interpretan, consejeros de las mujeres, traten de convencerlas de que deben renunciar al embarazo, si tan antiético ellos lo consideran y no promuevan campañas entre los políticos ultraconservadores para adelantar legislaciones que criminalizan un derecho que solo a las mujeres corresponde. 

 


miércoles, 1 de septiembre de 2021

MANUEL GUERRA, MEDICO, UN REPRESENTANTE DE LAS NUEVAS GENERACIONES

 

Mario J. Viera


 

Manuel Guerra, un médico de Holguín no comprometido con el Gobierno, sino con el ejercicio de la medicina. La primera condición que debe primar en un médico es la dignidad y la consagración al ministerio de salvar vidas. Y al Dr. Manuel Guerra no le falta dignidad y es capaz de decir lo que piensa y criticar lo que debe ser criticado.

 

Guerra fue uno de los galenos que respondió al llamado primer ministro Manuel Marrero cuando cargó contra el personal de salud de Cienfuegos acusándoles de negligentes en el enfrentamiento a la pandemia del Covid-19. Olvidó ese tal “primer ministro” que los médicos, en cualquier lugar del mundo, constituyen la primera línea de defensa contra el avance del virus; que los médicos y el personal sanitario son verdaderos héroes, y mucho más en Cuba donde existe un “gobierno” totalmente negligente.

 

La respuesta dada por Guerra al “primer ministro” fue contundente:” Marrero, ¡cuánta indignación! ¡Cómo va a culparnos a los médicos de sus barrabasadas! (…) Los médicos nos arriesgamos día a día, exponemos a nuestros familiares y a todos los que nos importan, por tal de cumplir nuestro deber, y usted en cambio nos estimula con reproches, con más exigencias, más reclamos y menos insumos. Cuba no está muriendo, ¡ustedes la están masacrando!”

 

Como la Gestapo, la Seguridad del Estado ya ha puesto su mirada atenta sobre el Dr. Guerra. Le vigila, le amenaza. La verdad nunca es algo que una dictadura puede permitir que se propale. Para la dictadura cubana lo único que es verdad es su propia mentira.

 

Algún burócrata del régimen del PCC ha amenazado a Guerra con la separación del sector de la salud de Holguín; y el médico responde, desde su página de Facebook: "Quiero dejar claro a quien le encomendó la tarea al jefe de Recursos Humanos de Salud Pública Provincial de Holguín el pasado 23 de agosto, de 'separarme del sector de Salud', que no pienso abandonar mi labor, al menos no por las buenas como ya intentaron. Van a tener que expulsarme y, obviamente, los voy a denunciar",

 

Y reclama el Dr. Guerra: “El país necesita soluciones y transparencia, con mentiras no se combate el Covid-19. Pidan ayuda a la OMS, admitan el colapso sanitario y permitan, con carácter inmediato, que cualquier país pueda ser partícipe del proceso de sanación y recuperación de nuestra nación. No somos conejillos de Indias”.

 

Cuba cambia. Nuevas generaciones de cubanos nacidos durante la era del castrismo comienzan a reclamar, a exigir. Es el comienzo de la nueva historia de Cuba; y Manuel Guerra es un ejemplo vivo de las nuevas generaciones de cubanos.