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sábado, 6 de marzo de 2021

MSI, ¿un “diálogo nacional”?

 Mario J. Viera


 

¿Abrir un diálogo nacional entre cubanos o, simplemente, abrir un buzón de “quejas y sugerencias? ¿Sugerencias para luego plantear un diálogo con la dictadura? El régimen del PCC no acepta diálogos y mucho menos con los que, de él disienten.

 

Los gobiernos totalitarios, como el cubano ─ enuncia el filólogo y profesor cubano, Yoandy Cabrera ─, usan la ideología como un medio de perpetuarse en el poder; el cultivo y rescate libre y democrático de la memoria artística no le interesa, más bien le perjudica. Si las premisas para un diálogo con los que disienten siguen siendo que “la revolución no se equivoca nunca” y la idea más que nociva, excluyente y ambigua muy a propósito de “contra la revolución, nada”: ¿Cómo dialogar entonces? El sistema, tal y como lo conocemos, no está pensado para dialogar con aquellos que se desmarcan de lo que el gobierno sigue llamando “revolución” y es más bien un estado totalitario”.

 

Y lo ratifica Luis Manuel Otero Alcántara cuando afirma: El régimen cubano ha dado muestras que no quiere escuchar a sus ciudadanos. Nosotros, los integrantes del MSI y otros artistas y activistas, llevamos alrededor de 4 años – incluso antes de fundar el Movimiento-, apostando por llegar a través de un dialogo a acuerdos. Hemos transitado por los espacios institucionales y no han querido dialogar con nosotros. La respuesta ha sido represión, encarcelación, mancillar nuestra imagen en redes sociales y la televisión, han caído en cometer delitos de difamación… El régimen cierra todo tipo de diálogo. (…) No escucha a las madres que sus hijos tienen hambre, a las personas que son discriminadas, a las feministas que exigen una Ley Integral de Género, hay feminicidios en Cuba y las cifras se están disparando”.

 

Entonces ¿a qué viene la convocatoria a un “diálogo nacional?” Bueno, según Otero Alcántara “es para escucharnos y encontrar qué nos interesa, y no arrojarnos el derecho de hablar por otros cubanos, porque también somos muy habanocentristas”. Parece buena intención; no niego que sea buena intención, eso de no hablar por otros.

 

Entusiasmado por el éxito alcanzado por el tema musical de “Patria y Vida”, el MSI ha organizado una nueva plataforma con ese mismo nombre “Patria y Vida”, para hacer pública una convocatoria urgente para “llamar a un Diálogo Nacional a todos aquellos cubanos y cubanas, vivan dentro o fuera de Cuba y que aspiren construir un país que represente un hogar seguro para todos sus hijos e hijas” Pero según la Real Academia Española, diálogo es la plática que se establece entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas; es decir para dialogar se requiere un cara a cara. Entonces, según lo definido por Otero Alcántara, que cité en el párrafo anterior, no se trata de un diálogo sino de una encuesta y recogida de opiniones para resumirles estadísticamente a posteriori.

 

En política se debe precisar los conceptos para que queden diáfanos en el entendimiento de todos.

 

Ahora bien, según el MSI por “diálogo” se entiende “el espacio de comunicación que permitirá considerar las voces de los diversos sectores de la sociedad cubana. Entonces, ¿por qué, antes que colectar quejas y sugerencias, no se empieza a dialogar primero con los diferentes grupos de la oposición interna para, dialogando, alcanzar consenso en el enfrentamiento al régimen por medio de la resistencia noviolenta? “La pluralidad – agrega el comunicado de Patria y Vida ─ es un principio ciudadano que busca integrar a la mayoría en el reconocimiento pleno de sus derechos. ¿Sí? ¡No me digas! ¿Cómo se alcanza esa pluralidad? ¿Participando en una encuesta que pide responder solo dos preguntas? La primera: “¿Consideras que el diálogo es una buena herramienta para encontrar soluciones a los problemas que enfrenta nuestro país actualmente? La segunda: En orden de importancia, ¿Qué temas consideras que se deben abordar en un diálogo de manera urgente?

 

La participación de todos ─ añade, el comunicado ─ es fundamental para superar la grave crisis que invade cada rincón de nuestra hermosa tierra”. Esto es cierto; pero esa “participación de todos” solo puede alcanzarse mediante una constante labor de acercamiento a todos los sectores de la población hablando, orientando, explicando y razonando por activistas entrenados en el trabajo de captación proselitista y disciplinados. Captar a esos sectores que menciona el comunicado, “jóvenes (mejor se debiera precisar: estudiantes se la segunda enseñanza y universitarios), grupos feministas, movimientos animalistas, artistas, (¿Y los intelectuales?), organizaciones sociales y políticas, afrodescendientes (¿por qué considerarles como si fueran un sector particular y aislado dentro de la sociedad?), iglesias, familias, barrios, vecinos, gremios laborales (mejor sería decir, “penetrar las secciones sindicales”) e incluir ─ que no los tuvo en cuenta ─ a los campesinos y obreros agrícolas, a los jubilados y hasta a las amas de casa.

 

“Lograr soluciones pacíficas y cívicas es parte inalterable de la misión de nuestro movimiento”, se declara, y no está mal decirlo; pero para lograr soluciones se requiere algo más que una posición pacífica y cívica, se requiere además lanzar el reto político al régimen del PCC e impulsar un poderoso movimiento de resistencia noviolenta. Y se agrega: “No apostamos por el conflicto, proclamamos la paz”. No sé por qué, pero esta declaración me parece demagógica. Existe el conflicto, desde el mismo momento cuando el régimen se impone por fuerza a toda la sociedad. Existe el conflicto, cuando el régimen persigue al disenso; existe el conflicto cuando el régimen fusila moralmente a sus opositores; existe el conflicto cuando el régimen pisotea los derechos humanos, políticos y sociales de todo el pueblo; existe el conflicto desde el mismo momento en que se elevan voces críticas y oposición a la dictadura.

 

Como bien lo expresa la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y University of Massachusetts Boston (UMB), en “Diálogo y Políticas Públicas. Transformación de conflictos en el marco de la gestión de la política pública”: “El conflicto está presente desde siempre en la historia de la humanidad, al ser parte de su estructura social, política y económica aparece como elemento trascendental en el desarrollo o retroceso de las sociedades. (…) El ser humano por su propia condición, por las dinámicas y contextos en los que desarrolla sus relaciones es un ser eminentemente político. Este hecho se evidencia en las tendencias ideológicas y de pensamiento, en los procesos de gobernanza, en la estructura y acción institucional y especialmente en la concepción, desarrollo y aplicación de las políticas públicas a través de distintos planes, programas y proyectos. Esta situación constituye la puerta de entrada al tipo de conflicto político”.

 

En fin, la campaña promovida por la plataforma “Patria y Vida” “busca aglutinar las opiniones (¿encuesta?) acerca de los problemas que hoy nos aquejan, pero también de las propuestas y deseos para alcanzar el bienestar”. Ahora bien ¿Cómo unirse al Diálogo Nacional y "ser parte de la transformación"? Según lo que propone el MSI los participantes deberán enviar los resultados del diálogo a una determinada dirección de correo electrónico o a través de la página web del MSI, en la pestaña Plataforma Patria y Vida, y allí subir las respuestas. El MSI las revisará, ¿las tabulará? y las compartirá a través de diferentes medios.

 

Sin embargo, la encuesta de opiniones para que tenga relevancia estadística debe alcanzar un determinado porciento del registro electoral de Cuba, esto para los remitentes dentro de la isla, no menor del 5%. Ajustándose a lo que el Art. 102 de la Constitución de 1940, estableció para la constitución de nuevos partidos era “indispensable presentar, junto con la solicitud correspondiente, un número de adhesiones igual o mayor al dos por ciento del Censo electoral correspondiente, (…). El partido que en una elección general o especial no obtenga un número de votos que represente dicho tanto por ciento desaparecerá como tal o se procederá de oficio a tacharlo del registro de Partidos. Sólo podrán presentar candidatura los partidos políticos”.

 

Veamos: El registro electoral de Cuba en el 2019 era de 9 298 277 electores. El 5% de ese registro corresponde a 464 914 electores. En el referendo constitucional de 2019 la opción a favor del no, según reporte oficial, alcanzó el 9.39% del electorado, lo que es igual a 706 400 electores; es decir, tuvo relevancia estadística. Si aplicamos el principio de legitimidad que estipulaba la Constitución de 1940 del 2% del registro electoral, ese número sería, para el registro electoral actual, 185 965 electores. Si al menos no se computa este 2%, al interior de Cuba, el esfuerzo del MSI, para computar las propuestas y sugerencias que solicita quedará en el ridículo total.

 

Pero, nada importa si hasta el conductor del MSI está tan entusiasmado con su “diálogo nacional” que llega hasta expresar: “El próximo paso siempre va a ser tumbar la dictadura: a través de un concierto, una canción, una acción performática… son pasos hacia la democracia. ¿Lo dijo en serio?

 

Anotemos algo. El MSI era prácticamente desconocido, tanto dentro de Cuba como en el exterior, y solo alcanzó relevancia después de la plantada que 500 artistas e intelectuales, mayoritariamente jóvenes, ante la sede del Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020, ejecutada en solidaridad con los ayunantes de San Isidro. Hoy parece como difuminado aquel movimiento del 27 N, de tal modo que no marca diferencias con el MSI y parecen ser la misma cosa, aunque el resalte lo reciba este último. Y es cierto lo que apreció Otero cuando reconoció ser “habanocentristas” y este criterio le llevara a buscar opiniones diversas por medio de un sondeo al que impropiamente denominan “dialogo nacional”.

 

Como bien lo ha expresado el catedrático cubano Abel Sierra Maderos, en entrevista para ADN Cuba, el movimiento San Isidro-27 N tiene que generar otras solidaridades y alianzas; es decir, salir del estrecho marco del sector cultural y del ambiente solo urbano; dejar de ser “fenómenos urbanos o habaneros”, e ir más allá. Y acoto yo, la solidaridad y las alianzas no se alcanzan mediante encuestas, sino con proyecciones propias dirigidas a los multivarios sectores de la realidad sociopolítica de Cuba; de lo contrario como lo prevé Sierra “sus miembros van a ser un blanco fácil, sobre ellos seguirá cayendo el peso indiscriminado del Estado”; y agrega: "Para reducir la vulnerabilidad, esos movimientos tienen que ser menos reactivos y más proactivos. El reto es diseminar esas ideas y acciones a otros sitios geográficos y simbólicos de la política".


jueves, 3 de diciembre de 2020

ANTE LA AMENAZA QUE HOY EL GOBIERNO DEL PCC REPRESENTA PARA LA LIBERTAD DE CUBA

 

Mario J. Viera

 


La posibilidad de implementar los postulados del artículo 4 de la Constitución de 2019.

La respuesta al reto del 27 de noviembre, la acaba de dar Granma en su editorial del 1 de diciembre: “¿Qué letra de ley tiene autoridad mayor que la que otorga la legitimidad, cuando es escrita y votada por la abrumadora mayoría del pueblo que la promulga para sí, para su bienestar, para afirmar su presente y blindar el futuro de sus hijos?” 

En este editorial el referente es el Artículo 4 de la fraudulenta Constitución, que convierte en actividad anticonstitucional toda aquella realizada en contra de la irrevocabilidad del socialismo.  La amenaza está implícita. La llamada a reprimir, a levantar parte del pueblo contra otra parte del pueblo, contra todo aquel que intente, o quizá solo se presuma, “intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución”.

Disentir, en Cuba, constitucionalmente es un grave delito, es algo así como traicionar la patria. No hay otro modo de entender los alcances del Art. 4. Ya están dando los primeros pasos en la escalada represiva, reflejando claramente el pánico infundido al PCC por la digna protesta de 300 jóvenes artistas e intelectuales con su plantada ante el Ministerio de Cultura. Las bestias cuando se sienten amenazadas lanzan zarpazos. De inmediato detienen y se llevan presos a Tania Bruguera y a Luis Manuel Otero Alcántara. Y ponen al “pueblo” en la calle en defensa de “su” ‘revolución”, de su sistema del socialismo fascista, como en la payasada del Parque Trillo y de la camiseta con la bandera cubana que vestía el pelele del Buró Político del PCC, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, que habla y dice, como cualquier otro canalla populista: “El pueblo cubano está en la calle, no admitimos injerencias de nuestros enemigos. Los problemas nuestros los resolvemos entre nosotros”.

Tienen miedo de que el pueblo, el verdadero, no el representado en la payasada del Trillo, está perdiendo el miedo; y se aprovechan de la politiquería de Donald Trump y de la influencia que han ganado los trumpistas dentro de un importante sector oposicionista de Cuba, para presentar a todos los que osen levantan su voz de denuncia como agentes del imperialismo yanqui, como “con su farsa de mercenarios pagados de San Isidro, acaecida en días recientes, y la secuencia de manipulaciones y hechos asociados con el declarado fin de desestabilizar a Cuba socialista”, referencia cínica a la huelga de hambre de los activistas de San Isidro y a la plantada frente al MINCULT del 27 de noviembre.

Entonces, Granma resucita a Fidel Castro para condenar los actos de dignidad de un grupo de jóvenes que adelantan ante un funcionario de la dictadura sus reclamos y sus demandas: “No van a desmoralizarnos, no nos van a amedrentar. ¡No le vamos a dar garantías a la contrarrevolución, que es lo que quieren!”. Definitivamente el régimen tiene miedo y va a atacar, aprovechándose de la debilidad presente dentro del movimiento opositor, dormido en los sueños de un Donald Trump liberador; de un movimiento opositor que ha descuidado insensatamente la labor del proselitismo, el de la organización, el de seguir mirando hacia afuera sin mirar hacia dentro; sin aglutinar pueblo y juventudes.

Hoy Cuba está al borde de convertirse en una Corea del Norte a solo 90 millas de la Florida. ¿Quién le detendrá las manos? ¿Cuba decide? ¿El Directorio Democrático? ¿Somos Más? Esos solo se han dedicado a hablar, a implorar apoyo en instancias internacionales; en alabar y sacralizar a Donald Trump, y vivir de sus jugosos grants federales. 

Como bien se hace observar en Diario de Cuba, el Artículo 4 de la fraudulenta Constitución de 2019 “no solo legitima la persecución política y la represión policial y judicial, sino que autoriza al resto de los ciudadanos a emplear la violencia contra cualquier opositor pacífico, defensor de derechos humanos, periodista independiente o artista, que se oponga al Estado socialista”.

Mientras tanto, el régimen criminal y traidor cubano mantiene asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y Rusia, y China, Irán y Turquía le dan todo su apoyo.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

HABLEMOS CLARO

Un análisis sobre el Movimiento San Isidro y la protesta del 27 de abril

 

Mario J. Viera

 


Los últimos acontecimientos que están teniendo lugar en Cuba, han generado un fuerte debate en la red social de Facebook y, dividido aún más, si se quiere, a la comunidad de cubanos de emigrantes y exiliados. Todo ello por las diferentes concepciones y opiniones en torno al Movimiento San Isidro, a la huelga de hambre que catorce de sus miembros han mantenido en reclamo de la liberación de un joven cantante de rap, y a la protesta de un grupo de jóvenes artistas el 27 de noviembre, surgida en rechazo al desalojo policiaco de los ayunantes de la vivienda donde se alojaban. Rechazo que también expresó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en un comunicado de fecha 28 de noviembre: “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos rechaza la irrupción violenta en contra del Movimiento San Isidro en La Habana, Cuba y las detenciones arbitrarias a sus integrantes. Exhorta al Estado a brindar información y determinar el paradero de Luis Manuel Otero y Anamely Ramos”.

 

La discordancia en opiniones se debe al criterio, opinión, apoyo o rechazo al MSI que cada cual sostiene. Líderes del Movimiento San Isidro, como Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo (Osorbo), no son bien visto por muchos en la comunidad cubana de exiliados, que los consideran oportunistas y les condenan por su supuesto acercamiento al gobierno de Donald Trump, cuyo Departamento de Estado, el pasado mes de febrero, le extendió una invitación a Otero Alcántara para viajar a Estados Unidos.

 

Hablemos claro, el Movimiento San Isidro solo había sido, hasta ahora, un movimiento de performances, denuncias encriptadas en símbolos de actos escénicos abstractos. La corriente prevaleciente de este movimiento es la propia de la ultraderecha de las organizaciones de exiliados cubanos con base, principalmente, en Miami, y de firme apoyo a un presidente de Estados Unidos. Esta realidad, de hecho, implica un carácter típicamente divisionista. No todos los cubanos de la comunidad de emigrantes y exiliados en Estados Unidos se alinean con la ultraderecha ni con el apoyo acrítico al gobierno de Donald Trump. Toda organización opositora dentro de Cuba, debería centrarse en el concepto que la cubanía significa. Enfrentar al régimen del PCC, debiera sintetizarse dentro de un solo principio, la apertura al esfuerzo de todo cubano, sin distinción de izquierdas o de derechas, sin concepciones a la mentalidad del plattismo. Las diferencias políticas debieran relegarse para después del derrocamiento de la dictadura y la reconstrucción de la República con la formación de un sistema multipartidista.

 

No obstante, como antes dije en otra ocasión, tenemos que saber distinguir, en el caso de la política interna en Cuba, el trigo de la paja. Tenemos que motivar dentro de Cuba el criterio de cubanía, de no esperar por salvadores supremos venidos desde el exterior, que, en el fondo, solo tiene intenciones electorales en Estados Unidos. Es por ello que debemos dar todo nuestro apoyo, no al Movimiento San Isidro como tal, sino por sus hechos y acción de los últimos días; y, ¿por qué no?, respetar el acto de sacrificio personal, suicida que representa la ejecución de la huelga de hambre que por diez días los activistas del MSI, encabezados por sus líderes Otero Alcántara y el rapero Maykel Castillo habían mantenido. Y tenemos que darles, ahora y por ahora, nuestro apoyo, para contrarrestar y anular el influjo negativo de las corrientes de ultraderecha que impulsan los supuesto líderes del exilio cubano, adoradores y seguidores del aprendiz de brujo totalitario que es Donald Trump.  No podemos permitir que esa gangrena siga infestando a la oposición cubana. La política en Cuba debe ser la propia nacional, sin mezclar en sus propuestas la política electoral de Estados Unidos.

 

Prácticamente de manera espontánea, un grupo de jóvenes artistas decidieron reunirse ante la sede del Ministerio de Cultura para realizar una sentada de protesta en apoyo a los ayunantes de Damas 955. Buscaban llamar la atención y lo lograron, con aquel acto con todas las características de un desafío político, que, tal como lo explica Gene Sharp, es una confrontación noviolenta, llevada de manera desafiante y activa con fines políticos. La palabra ‘desafío’ denota una deliberada provocación a la autoridad mediante la desobediencia, y no deja lugar para la sumisión”.

 

Aquel desafío político ante un organismo oficial tomó desprevenidos a los órganos represivos de la Seguridad del Estado, cuando reaccionaron, ya el grupo inicial se había convertido en una multitud de 300 jóvenes decididos a ser escuchados. Un acto sin precedentes en la historia actual cubana. Ya antes se habían producido intentos de retar al régimen de manera multitudinaria, como la convocatoria del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba en 1988 para concentrarse frente a la embajada soviética, o la frustrada protesta frente a Villa Maristas, convocada por los hermanos Aspillaga en 1991. Los dos actos fueron reprimidos y abortados por los contingentes de la Seguridad del Estado. Se habían convocado públicamente.

 

Fue la decisión de unos pocos conectados por sus móviles que aglutinó a muchos, ya fuera por entusiasmo o por contagio, pero al régimen cubano se le hizo claro que la juventud estaba perdiendo el miedo; no fue el intento de refugiarse en una embajada extranjera buscando asilo, como sucedió en 1980 en la embajada peruana, o los ingresos en las embajadas de España, Checoslovaquia, Alemania Federal, y Bélgica durante la Crisis de las Embajadas de 1990; esto era totalmente distinto. Allí frente al Mincult, estaba una multitud exigiendo que sus demandas fueran escuchadas obligando al régimen a parlamentar. El éxito de la sentada se debió al hecho de no haberse convocado públicamente, ni promovida por alguna determinada organización; ni siquiera fue convocada por el MSI; es más, entre ellos no había un líder conduciendo la protesta, estaban allí por propia decisión, cada uno era su propio líder; allí estaba, como diría la actriz Blanca Rosa Blanco, “un nuevo pensamiento, una nueva generación, vi a otros que no se han cansado, esos también estaban”.

 

Por supuesto, fueron instrucciones de las instancias altas de Partido Comunista las que aconsejaron al viceministro de Cultura Fernando Rojas, recibir a una representación de los plantados, escucharlos y ganar tiempo. Todo fue bien sopesado, ya desde antes, artistas como la cantante y compositora Haydée Milanés, hija de Pablo Milanés; como los cantantes Carlos Varela y Leoni Torres; la artista plástica Sandra Ramos y el director cinematográfico Carlos Lechuga aconsejaban al gobierno abrierse a un diálogo con los ayunantes de San Isidro. Allá, en Calle 2 e/ 11 y13, No 258, en el Vedado, donde se alza el edificio del Ministerio de Cultura, se presentaron el actor Jorge Perugurría y el director de cine Fernando Pérez para ofrecerse como intermediarios entre el numeroso grupo de artistas independiente y el ministerio de Cultura para que sus demandas fueran conocidas. “Es la hora de dialogar y yo creo que es importante que ustedes los jóvenes sean escuchados y vamos a trabajar para eso”, dijo Perugurría.

 

El acto de exigir ser escuchadas las demandas de los artistas independientes y el ser recibida en el Ministerio de Cultura una delegación de 30 representantes del grupo, generó de inmediato una polémica entre aquellos partidarios de abrir diálogos con la dictadura y los que están diametralmente opuestos a todo tipo de diálogo. Gene Sharp en lugar de la palabra “diálogo” prefiere utilizar el más preciso término de “negociación” más próximo al término castizo de “parlamentar”, que el correspondiente a “diálogo”. Sharp aconseja: “Las negociaciones son un instrumento muy útil para resolver algunos conflictos, y no deben desdeñarse o rechazarse cuando son apropiadas. Sin embargo, advierte: “Los dictadores firmemente establecidos, que se sienten muy seguros de su posición, pueden negarse a negociar con sus opositores democráticos. O bien, cuando ya se hayan iniciado las negociaciones, los negociadores democráticos pueden desaparecer y no regresar (…) Cuando la oposición es excepcionalmente fuerte y la dictadura se encuentra de veras amenazada, los dictadores pueden buscar la negociación como una manera de salvar lo más posible de su capacidad de control o de sus riquezas. En ninguno de estos casos deben los demócratas ayudar a los dictadores a lograr sus metas”.

 

Debemos preguntarnos, qué provocó que el régimen aceptara negociar o parlamentar con el grupo concentrado ante el 258 de la calle 2. Varias pueden ser las razones que manejó el Buró Político del PCC para autorizar la negociación. Desde “Palabras a los Intelectuales” de Fidel Castro el 30 de junio de 1961, el régimen castrista ha pretendido controlar al sector intelectual y artístico por medio de un organismo corporativo ─ siguiendo al pie de la letra la doctrina del fascismo italiano ─ la Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC), fundada el 22 de agosto de 1961, control que se hizo más riguroso a la conclusión del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura el 30 de abril de 1971, generando lo que se reconoce como el “quinquenio gris” de la cultura cubana, comprendido dentro del periodo de 1971 a 1976, y ahora, convertido en norma penal con la promulgación del Decreto 349 de 2008.

 

Para la dictadura organizada en torno al Partido Comunista de Cuba, la intelectualidad siempre se ha considerada como un sector no totalmente confiable políticamente y proclive a la disidencia. El reto que ahora se le interponía, provenía precisamente del sector cultural, de artistas e intelectuales, unos en desobediencia civil, otros, reclamando se concedieran espacios para el diálogo, como el cineasta Juan Vilar, quien fue seleccionado por el grupo del 27 de noviembre para que le acompañaran durante la negociación que se haría dentro del Ministerio de Cultura. Vilar un intelectual que fue miembro del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y de la UNEAC desde su fundación, como la actriz de cine, televisión y teatro Blanca Rosa Blanco Azcuy. Si se reprimía al grupo plantado frente al Ministerio de Cultura se podría ocasionar una respuesta nada agradable por parte de un amplio sector de esa intelectualidad que está haciendo llamados a la moderación. Era preferible parlamentar para ganar tiempo, haciendo promesas que nunca se cumplirían. Es que, lo que tenían ante sí, era, como bien lo expresó Michel Matos, vocero del MSI, un hecho histórico inédito.

 

Ellos no pidieron diálogo ellos exigieron que se escucharan sus reclamos: El pliego de demandas ─ que debiera ser reconocido como el Manifiesto del 27 de noviembre ─ se sintetizó en ocho precisa exigencias:

 

1) Derecho a la libertad de expresión. 2) Derecho a la libre creación. 3) Derecho al disenso. 4) Revisión y cumplimiento del debido proceso judicial a Denis Solís. 5) Que se le permita al artista Luis Manuel Otero Alcántara regresar a su domicilio. 6) Cese el hostigamiento, la represión, la censura, el descrédito y la difamación por parte de las autoridades y los medios oficiales a la comunidad artística e intelectual cubana y a todo ciudadano que disienta de las políticas del Estado. 7) Reconocimiento y respeto al posicionamiento independiente. 8) No más violencia policial, no más odio político, que sean el amor y la poesía la que una a este pueblo.

 

En un comunicado transmitido por las redes sociales, reafirmaron: "Los artistas e intelectuales cubanos repudiamos, denunciamos y condenamos la incapacidad de las instituciones gubernamentales en Cuba para dialogar y reconocer el disenso, la autonomía activista, el empoderamiento de las minorías y el respeto a los derechos humanos y ciudadanos. Nosotros, en solidaridad con nuestros hermanos del Movimiento San Isidro, exigimos que la justicia no se ejerza a discreción. La justicia no puede proteger al Gobierno por encima de los derechos de sus ciudadanos”. Declaraciones estas que fueron más allá de las planteadas en la ya histórica “Carta de los Diez” en 1991.

 

El viceministro Rojas, escuchaba, pero no oía. No dio, no podía dar respuestas a cada uno de los reclamos ante él expuestos. Nunca pensó que tales exigencias se pudieran plantear en Cuba, tan poco parece que los magnates del Buró Político estuvieran preparados para escuchar tal osadía. Así, solo siguiendo el libreto que le habían escrito hizo unas débiles promesas: 1.  Abrir un canal de diálogo entre las instituciones y los artistas independientes; 2. Seguir con urgencia la situación del rapero contestario Denis Solís y el artista independiente Luis Manuel Otero Alcántara; 3. La Asociación Hermanos Saíz (AHS) se comprometió a revisar su declaración sobre el Movimiento San Isidro; 4.  Se va a organizar una agenda de trabajo múltiple con propuestas de temas por ambas partes; 5. Los artistas pueden reunirse sin ser hostigados en los espacios independientes; 6. El ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, se reunirá la próxima semana con un grupo de artistas; 7.   Permitir la ida libre hasta sus casas de los presentes frente al MINCULT, sin el hostigamiento de la policía política. Solo esta última promesa fue cumplida, y solo por la conveniencia de paralizar la sentada frente al ministerio. 

 

De inmediato comenzaron los ataques contra el grupo; contra los 30 que fueron recibidos en el ministerio y presentaron las demandas que propusieron y discutieron colectivamente y, entre los cuales había tres miembros del MSI, Michel Matos, Amaury Pacheco, voceros del MSI, y la poetisa Katherine Bisquet.

 

Los primeros ataques, las primeras críticas acres provinieron de personas muy vinculadas al Movimiento San Isidro, entre ellas, la periodista Iliana Hernández, la curadora de arte Anamely Ramos y la profesora Omara Ruiz Urquiola. A ellos se unieron, en la condena a los 30 representantes del grupo de plantados, algunos muy conocidos influencers de Miami, como Liu Santisteban, la “opositora” que hace oposición desde el exilio, la simpatizante trumpista, cuando en su página de Facebook les reclamó: “Tenían el poder. Solo tenían que quedarse y crecer. Quedarse hasta que trajeran como mínimo a Luis Manuel Otero Alcántara y demás miembros del movimiento San Isidro. Quedarse allí hasta que llegaran 1000 jóvenes más y 2000 más. Hasta que les quitaran el operativo a Maykel Castillo Pérez y Omara Ruiz Urquiola e Iliana Hernández, eso era y es lo que hay que hacer”. Y agregó, regañando como maestra a discípulos desobedientes: “Y cuando fueran miles podrían haber dicho hasta que traigan a Denis, hasta que liberen todos los presos políticos, hasta que se vaya Canel, hasta que Cuba sea libre”. Y les exigió que “deberán ser firmes en sus demandas y más claros y exactos al pedirlas”.

 

Muy apasionado discurso libertario de esta opositora desde la distancia, fuera de Cuba, desconocedora de la realidad cubana, ignorante en carne propia lo que significa el acoso de la seguridad del estado y sus métodos represivos. ¡Debieron quedarse allí hasta que hubiera miles, hasta que se arrojaran sobre ellos la jauría represiva repartiendo palos y gas pimienta! ¿Cómo podrían unírseles miles? Cuando todos los accesos al lugar estaban acordonados por elementos de la seguridad del estado y de las boinas negras, armados y dispuestos a impedir cualquier aflujo de simpatizantes del movimiento del 27 de noviembre. ¿Qué deseaba la gran patriota del YouTube? ¿Qué otros pusieran el muerto? Y agrega la opositora mediática: “Algo humano. Pero fatal para el MSI y Denis y Luis Manuel y la causa de la Libertad de Cuba”, acusando de cobardía el haberse levantado la plantada luego de la entrega de las demandas

 

Ahora bien, Sharp advierte: “El triunfo lo determina con más frecuencia, no la negociación de un arreglo, sino el uso acertado de los métodos de resistencia más apropiados y poderosos posibles”. Y entre ese uso acertado de la resistencia, Sharp reconoce el método de la intervención noviolenta, mediante procedimientos sicológicos, sociales, económicos o políticos tales como el ayuno, la ocupación noviolenta. Esto, precisamente es lo que hicieron aquellos cerca de trescientos jóvenes artistas e intelectuales plantándose a la entrada del Ministerio de Cultura.

 

Una tregua, ni dentro del campo de batalla de una guerra, ni en las confrontaciones políticas, de ningún modo puede ser considerada como una rendición, Sin embargo, lo más determinante, lo que más queda demostrado en estos hechos, es la pérdida del miedo entre las juventudes cubanas. “Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo ─ anota Sharp ─, es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general”.  Ahora el temor está del lado oficial. Pero todavía tienen el poder.

 

Para matizar las críticas contra los jóvenes que habían realizado el acto de desobediencia civil y protesta pública, declaró Michel Matos: “El conflicto es en una sola dirección, el estado cubano, por los abusos cometidos contra nosotros. Fue una llamada de atención al Gobierno cubano, deben estar evaluándolo constantemente, saben que la sociedad civil se despierta, se organiza de manera espontánea. Seguimos en campaña. Hay una Cuba despierta y deben actuar ante esta realidad".

 

Tal pareció que el gobierno le daba una respuesta a Michel Matos, e incluso a los que habían criticado el supuesto “diálogo” con la dictadura, en el Twitter firmado por el denominado Jefe de Estado, Miguel Díaz-Canel, donde afirmó: "Cuba soberana no acepta injerencias. Algunos se empeñan en protagonizar shows mediáticos contra la Revolución, envenenando y mintiendo en las redes. El pueblo revolucionario cubano dará el combate"; o cuando en la concentración de simpatizantes de la dictadura y de algún que otro cobarde cívico, realizada en el parque habanero de Trillo aseguró que se estaba abierto a conversaciones, y que habría conversaciones, solo si es “por el socialismo y para todo lo que sea por la Revolución”.

 

Y La Habana se militarizó. El instinto de conservación de la dictadura reacciona, ve la amenaza, ve el reto, ve la decisión que puso en claro un pequeño grupo de 300 jóvenes artistas e intelectuales cubanos. Si ahora los grupos opositores y los mismos jóvenes de los 300, se dedican a captar apoyos dentro de los estudiantes de la enseñanza media y universitaria, y adhesiones para el movimiento democrático entre la intelectualidad, y se consiguen éxitos, a ellos se unirán los trabajadores, los campesinos, todo el pueblo; entonces, la era del castrismo llegaría a su fin.