Mario J. Viera
¿Abrir
un diálogo nacional entre cubanos o, simplemente, abrir un buzón de “quejas y
sugerencias? ¿Sugerencias para luego plantear un diálogo con la dictadura? El
régimen del PCC no acepta diálogos y mucho menos con los que, de él disienten.
“Los gobiernos totalitarios, como el cubano
─ enuncia el filólogo y profesor cubano, Yoandy Cabrera ─, usan la ideología como un medio de perpetuarse en el poder; el cultivo
y rescate libre y democrático de la memoria artística no le interesa, más bien
le perjudica. Si las premisas para un
diálogo con los que disienten siguen siendo que “la revolución no se equivoca
nunca” y la idea más que nociva, excluyente y ambigua muy a propósito de
“contra la revolución, nada”: ¿Cómo dialogar entonces? El sistema, tal y como
lo conocemos, no está pensado para dialogar con aquellos que se desmarcan de lo
que el gobierno sigue llamando “revolución” y es más bien un estado totalitario”.
Y
lo ratifica Luis Manuel Otero Alcántara cuando afirma: “El régimen cubano ha dado muestras
que no quiere escuchar a sus ciudadanos. Nosotros, los integrantes del MSI y
otros artistas y activistas, llevamos alrededor de 4 años – incluso antes de
fundar el Movimiento-, apostando por llegar a través de un dialogo a acuerdos. Hemos
transitado por los espacios institucionales y no han querido dialogar con
nosotros. La respuesta ha sido represión, encarcelación, mancillar nuestra
imagen en redes sociales y la televisión, han caído en cometer delitos de
difamación… El régimen cierra todo tipo de diálogo. (…) No escucha a las madres que sus hijos tienen
hambre, a las personas que son discriminadas, a las feministas que exigen una
Ley Integral de Género, hay feminicidios en Cuba y las cifras se están
disparando”.
Entonces ¿a qué viene la convocatoria a un “diálogo
nacional?” Bueno, según Otero Alcántara “es
para escucharnos y encontrar qué nos interesa, y no arrojarnos el derecho de hablar por otros cubanos, porque
también somos muy habanocentristas”. Parece buena intención; no niego que
sea buena intención, eso de no hablar por otros.
Entusiasmado
por el éxito alcanzado por el tema musical de “Patria y Vida”, el MSI ha
organizado una nueva plataforma con ese mismo nombre “Patria y Vida”, para
hacer pública una convocatoria urgente para “llamar a un Diálogo Nacional a todos aquellos cubanos y cubanas, vivan
dentro o fuera de Cuba y que aspiren construir un país que represente un hogar
seguro para todos sus hijos e hijas” Pero según la Real Academia Española,
diálogo es la plática que se establece entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas;
es decir para dialogar se requiere un cara a cara. Entonces, según lo definido por
Otero Alcántara, que cité en el párrafo anterior, no se trata de un diálogo
sino de una encuesta y recogida de opiniones para resumirles estadísticamente a
posteriori.
En
política se debe precisar los conceptos para que queden diáfanos en el
entendimiento de todos.
Ahora
bien, según el MSI por “diálogo” se entiende “el espacio de comunicación que permitirá considerar las voces de los
diversos sectores de la sociedad cubana”. Entonces, ¿por qué, antes que colectar quejas y sugerencias, no
se empieza a dialogar primero con los diferentes grupos de la oposición interna
para, dialogando, alcanzar consenso en el enfrentamiento al régimen por medio
de la resistencia noviolenta? “La
pluralidad – agrega el comunicado de Patria y Vida ─ es un principio ciudadano que
busca integrar a la mayoría en el reconocimiento pleno de sus derechos”. ¿Sí? ¡No me digas! ¿Cómo se alcanza
esa pluralidad? ¿Participando en una encuesta que pide responder solo dos
preguntas? La primera: “¿Consideras que
el diálogo es una buena herramienta para encontrar soluciones a los problemas
que enfrenta nuestro país actualmente? La segunda: En orden de importancia, ¿Qué temas consideras que se deben abordar en
un diálogo de manera urgente?”
“La participación de todos ─ añade, el
comunicado ─ es fundamental para superar
la grave crisis que invade cada rincón de nuestra hermosa tierra”. Esto es
cierto; pero esa “participación de todos” solo puede alcanzarse mediante una
constante labor de acercamiento a todos los sectores de la población hablando,
orientando, explicando y razonando por activistas entrenados en el trabajo de
captación proselitista y disciplinados. Captar a esos sectores que menciona el
comunicado, “jóvenes (mejor se debiera precisar: estudiantes se la segunda
enseñanza y universitarios), grupos feministas, movimientos animalistas,
artistas, (¿Y los intelectuales?), organizaciones sociales y políticas,
afrodescendientes (¿por qué considerarles como si fueran un sector particular y
aislado dentro de la sociedad?), iglesias, familias, barrios, vecinos, gremios
laborales (mejor sería decir, “penetrar las secciones sindicales”) e incluir ─
que no los tuvo en cuenta ─ a los campesinos y obreros agrícolas, a los
jubilados y hasta a las amas de casa.
“Lograr soluciones pacíficas y
cívicas es parte inalterable de la misión de nuestro
movimiento”, se declara, y no está mal decirlo; pero para lograr soluciones se
requiere algo más que una posición pacífica y cívica, se requiere además lanzar
el reto político al régimen del PCC e impulsar un poderoso movimiento de resistencia
noviolenta. Y se agrega: “No apostamos
por el conflicto, proclamamos la paz”. No sé por qué, pero esta declaración
me parece demagógica. Existe el conflicto, desde el mismo momento cuando el
régimen se impone por fuerza a toda la sociedad. Existe el conflicto, cuando el
régimen persigue al disenso; existe el conflicto cuando el régimen fusila
moralmente a sus opositores; existe el conflicto cuando el régimen pisotea los
derechos humanos, políticos y sociales de todo el pueblo; existe el conflicto
desde el mismo momento en que se elevan voces críticas y oposición a la
dictadura.
Como
bien lo expresa la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y University of
Massachusetts Boston (UMB), en “Diálogo y Políticas Públicas. Transformación de
conflictos en el marco de la gestión de la política pública”: “El conflicto está presente desde siempre en
la historia de la humanidad, al ser parte de su estructura social, política y
económica aparece como elemento trascendental en el desarrollo o retroceso de
las sociedades. (…) El ser humano por
su propia condición, por las dinámicas y contextos en los que desarrolla sus
relaciones es un ser eminentemente político. Este hecho se evidencia en las
tendencias ideológicas y de pensamiento, en los procesos de gobernanza, en la
estructura y acción institucional y especialmente en la concepción, desarrollo
y aplicación de las políticas públicas a través de distintos planes, programas
y proyectos. Esta situación constituye la puerta de entrada al tipo de
conflicto político”.
En
fin, la campaña promovida por la plataforma “Patria y Vida” “busca aglutinar
las opiniones (¿encuesta?) acerca
de los problemas que hoy nos aquejan, pero también de las propuestas y deseos para alcanzar el bienestar”. Ahora bien
¿Cómo unirse al Diálogo Nacional y "ser parte de la
transformación"? Según lo que
propone el MSI los participantes deberán enviar los resultados del diálogo a una
determinada dirección de correo electrónico o a través de la página web del
MSI, en la pestaña Plataforma Patria y Vida, y allí subir las respuestas. El
MSI las revisará, ¿las tabulará? y las compartirá a través de diferentes
medios.
Sin embargo, la encuesta de opiniones para que tenga
relevancia estadística debe alcanzar un determinado porciento del registro
electoral de Cuba, esto para los remitentes dentro de la isla, no menor del 5%.
Ajustándose a lo que el Art. 102 de la Constitución de 1940, estableció para la
constitución de nuevos partidos era “indispensable
presentar, junto con la solicitud correspondiente, un número de adhesiones
igual o mayor al dos por ciento del Censo electoral correspondiente, (…).
El partido que en una elección general o especial no
obtenga un número de votos que represente dicho tanto por ciento desaparecerá
como tal o se procederá de oficio a tacharlo del registro de Partidos. Sólo
podrán presentar candidatura los partidos políticos”.
Veamos: El registro electoral de Cuba en el 2019 era
de 9 298 277 electores. El 5% de ese registro corresponde a 464 914 electores.
En el referendo constitucional de 2019 la opción a favor del no, según reporte
oficial, alcanzó el 9.39% del electorado, lo que es igual a 706 400 electores;
es decir, tuvo relevancia estadística. Si aplicamos el principio de legitimidad
que estipulaba la Constitución de 1940 del 2% del registro electoral, ese número
sería, para el registro electoral actual, 185 965 electores. Si al menos no se
computa este 2%, al interior de Cuba, el esfuerzo del MSI, para computar las
propuestas y sugerencias que solicita quedará en el ridículo total.
Pero, nada importa si hasta el conductor del MSI
está tan entusiasmado con su “diálogo nacional” que llega hasta expresar: “El próximo paso siempre va a ser tumbar la
dictadura: a través de un concierto, una canción, una acción performática… son
pasos hacia la democracia”. ¿Lo dijo en serio?
Anotemos algo. El MSI era prácticamente desconocido,
tanto dentro de Cuba como en el exterior, y solo alcanzó relevancia después de
la plantada que 500 artistas e intelectuales, mayoritariamente jóvenes, ante la
sede del Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020, ejecutada en
solidaridad con los ayunantes de San Isidro. Hoy parece como difuminado aquel
movimiento del 27 N, de tal modo que no marca diferencias con el MSI y parecen
ser la misma cosa, aunque el resalte lo reciba este último. Y es cierto lo que
apreció Otero cuando reconoció ser “habanocentristas”
y este criterio le llevara a buscar opiniones diversas por medio de un sondeo
al que impropiamente denominan “dialogo nacional”.
Como bien lo ha expresado el catedrático cubano Abel Sierra Maderos, en entrevista para ADN Cuba, el movimiento San Isidro-27 N tiene
que generar otras solidaridades y alianzas; es decir, salir del estrecho marco del
sector cultural y del ambiente solo urbano; dejar de ser “fenómenos urbanos o
habaneros”, e ir más allá. Y acoto yo, la solidaridad y las alianzas no se
alcanzan mediante encuestas, sino con proyecciones propias dirigidas a los
multivarios sectores de la realidad sociopolítica de Cuba; de lo contrario como
lo prevé Sierra “sus miembros van a ser un blanco fácil, sobre ellos seguirá
cayendo el peso indiscriminado del Estado”; y agrega: "Para reducir la vulnerabilidad, esos movimientos tienen que ser menos
reactivos y más proactivos. El reto es diseminar esas ideas y acciones a
otros sitios geográficos y simbólicos de la política".