sábado, 27 de octubre de 2012

Una receta equivocada


Privatizar el Medicare y los devastadores recortes al Medicaid son la base del plan de salud de Romney y Ryan. Los adultos mayores se verían sometidos a un mercado privado de seguros para comprar seguro de salud con un bono que se mantiene fijo mientras suben los costos de salud.

Margie Forrest. EL NUEVO HERALD

(Enfermera registrada del Palms West Hospital del Condado de Palm Beach y afiliada del sindicato local 1199 SEIU United Health Workers East)

No sé los demás residentes de la Florida, pero yo estoy abrumada por los gurús políticos y los anuncios políticos vacíos que en esta elección presidencial en realidad no nos están dando la información que necesitamos los estadounidenses.

Los anuncios políticos no nos ofrecen detalles importantes del plan del gobernador Mitt Romney y el representante Paul Ryan para nuestro sistema de cuidado a largo plazo, en especial para el Medicare y el Medicaid. El cuidado a largo plazo es una de mis principales preocupaciones, así como la de tantos otros que tienen padres de edad avanzada.

Describir los planes de Medicare y Medicaid no encaja perfectamente en un eslogan de campaña ni una pegatina de parachoques. Pero no es poca cosa. Como enfermera del Palms West Hospital y como mujer que ha tenido a su cargo el cuidado de familiares de edad avanzada, puedo decirles que estos dos pilares de nuestro sistema de salud son esenciales.

Mi familia no habría podido velar por mi suegro Manny en la última década de su vida sin estos programas. Manny era una persona sociable y maravillosa que crió a dos hijos en Miami Springs, Florida. Creció durante la gran depresión y sirvió en el ejército durante la II Guerra Mundial. Cuando regresó a casa, usó las habilidades aprendidas en la guerra para ganarse la vida y mantener a su familia. Nunca se sintió como “víctima” ni “con derechos adquiridos” a nada, como el gobernador Romney hace poco etiquetó a casi la mitad de los estadounidenses. Cuando Manny cayó enfermo, entró en cuidados de enfermería, porque ya no podía vivir solo. Luego de cinco años, gastó todos sus ahorros. Su pensión y seguro social no le cubrían el costo de la atención, por lo que Medicaid intervino para permitirle entrar en un excelente hogar de ancianos. A un costo promedio de 70,000 dólares al año, no había manera de que nuestra familia hubiera podido brindarle esa atención. Si hubiéramos afrontado sus gastos, habríamos tenido que postergar la universidad de nuestras hijas y seguramente puesto en peligro nuestra propia seguridad financiera. Gracias a Medicaid y Medicare, mi familia no tuvo que hacer esa imposible elección.

Como enfermera, apoyo firmemente las grandes reformas del presidente Obama a Medicare y Medicaid de la Ley de Cuidado Asequible u Obamacare. Lamentablemente, este es un tema que Romney y Ryan siguen tergiversando ante el país. Dicen que los $716 mil millones que la ley deduce de los pagos a las aseguradoras para trasladar al programa y ampliar sus beneficios son un recorte. Eso es totalmente falso. De hecho, el jefe actuario de Medicare ha dicho que la reforma de salud del presidente Obama “mejora sustancialmente” las finanzas del programa ampliando la vida del Fondo fiduciario de Medicare por ocho años más.

Debido a la Ley de Cuidado Asequible, quienes sufrían para costear los precios de sus recetas médicas ahora ven bajar sus costos a medida que se cierra el “período sin cobertura”. Unos 48,000 floridanos hemos ahorrado casi $665 cada uno desde que se aprobó la ley. Los adultos mayores también están recibiendo cuidados preventivos regulares tales como despistajes de cáncer y chequeos anuales de salud sin copagos. Tan sólo en el primer semestre del 2012, más de 1.25 millones de adultos mayores de Florida recibieron servicios preventivos gratuitos. Este beneficio en particular permite detectar a tiempo los problemas de salud y le da al paciente muchas más opciones de tratamiento, lo que se traduce en mejores resultados.

Los comentarios de Romney sobre el 47 por ciento que se siente “con derechos adquiridos” a la atención médica ya no son noticia de primera página, pero me vienen a la mente cada vez que pienso en su mezquino enfoque a las políticas de salud.

Privatizar el Medicare y los devastadores recortes al Medicaid son la base del plan de salud de Romney y Ryan. Los adultos mayores se verían sometidos a un mercado privado de seguros para comprar seguro de salud con un bono que se mantiene fijo mientras suben los costos de salud. Este enfoque implica que las aseguradoras, no los médicos ni las enfermeras, tomarían las decisiones sobre los beneficios al paciente, y así sufrirá la atención de la salud. Además, el gobernador Romney ha abrazado el mezquino presupuesto del congresista Ryan que recortaría en más de 30 por ciento al Medicaid la próxima década y les trasladaría los costos a los estados y pacientes, lo que en la práctica garantiza que el adulto mayor tenga menos acceso a esa red de seguridad; ya que Medicaid paga casi la mitad del cuidado de salud de los adultos mayores.

Medicaid y Medicare son programas que no sólo vale la pena mantener sino fortalecer. El gobernador Romney ha estado hablando mucho de cómo él se preocupa por la clase media. Pero no basta hablar. Como enfermera, hija, esposa y madre quiero un presidente que me muestre que se preocupa por las familias como la mía y las de millones de personas de todo el país. Quiero ver propuestas de políticas que garanticen que los adultos mayores, como mi suegro Manny, tengan acceso a la atención médica que necesitan después de toda una vida de trabajo duro. Los estadounidenses no nos merecemos menos.

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