domingo, 7 de octubre de 2012

El carácter


Pedro Caviedes. EL NUEVO HERALD

El viernes 5 de octubre se dio a conocer la nueva cifra de desempleo. La tasa bajó al 7.8%. Su mejor nivel desde hace cuatro años, cuando el país perdía más de 850,000 empleos al mes. En los primeros meses del gobierno de Obama, la tasa estuvo muy por encima del 8%, y Estados Unidos amenazado de caer, ya no en una recesión, sino en una depresión de consecuencias catastróficas. Afortunadamente, el gobierno, con su plan de estímulo, y su rescate a la industria automotriz, pudo detener esa tendencia. Desafortunadamente, a pesar del crecimiento en la industria privada, el gobierno no logró detener en muchos estados de mayorías republicanas el despido masivo de empleados públicos. Afortunadamente, a nivel federal, pudo contener algunos despidos, y además, mantener, cediendo con las exigencias de la Cámara republicana sobre los recortes de la era Bush a los millonarios, pero ampliándolos a todos los estratos, las ayudas por desempleo, a quienes durante esa era se quedaron sin trabajo.

Con esa economía tan endeble, con dos guerras desangrando a la nación, con la crisis de la Eurozona, el presidente logró la reforma sanitaria más ambiciosa y humana de los últimos cincuenta años. Esa reforma no solo devolvía la tranquilidad a aquellos que por enfermos eran abandonados sin conseguir cobertura para curar sus dolencias, sino que enfrentaba a los muchos criminales que desfalcaban impunemente los programas de ayuda del estado, como el Medicaid y el Medicare. Hoy que gran parte de esta ley entra en vigencia, los estadounidenses se encuentran con cuentas médicas que no los quiebran, y con una mejor opción que la recomendada por Romney, es decir, la más cara, ir a las emergencias.

Lo que esta buena nueva en la cifra de desempleo me dice es que no es necesario deshumanizar al estado para lograr buenos resultados. Que no es necesario sacar del aire a medios reconocidos internacionalmente, como lo son PBS (y su Big Bird, que a tantos niños ha hecho felices) y NPR. Que no es necesario cederles el control total a las aseguradoras privadas para que se encarguen de la salud de las personas pensando más en las utilidades que en la calidad de los servicios prestados. Que no es necesario borrarle la ley a Wall Street, corriendo el riesgo de más burbujas (y rescates multimillonarios) que a tantos terminan arruinando, para que las empresas en este país prosperen y contraten nuevos empleados. Que no es necesario destruir al planeta perforando y perforando, para contaminar más la atmósfera con nubes de carbón y petróleo quemados, sino que se puede intentar con energías más sanas, que permitan que nuestros hijos respiren un oxígeno de tan buena calidad como el que sus padres respiraron.

Pero sobre todo, que se puede tener éxito sin poner en riesgo el ejemplo que les demos a nuestros hijos.

En el debate del miércoles 3 de octubre, en primera fila se encontraban las familias de los dos candidatos. Romney les envió este mensaje a sus hijos: Se debe ser uno cuando se tiene enfrente a un puñado de posibles ‘inversores’ de campaña, decirles por ejemplo que el 47% por ciento de los ciudadanos que quieres presidir son víctimas que no te interesan, y otro, cuando enfrente tienes a millones; uno, cuando quieres ganar la candidatura de tu partido, y otro, con otra escala de valores y una serie de propuestas contrarias a tus propuestas principales, cuando quieres ganar un debate por la presidencia; y uno, al fin y al cabo, al que todo le vale, incluso, señalar imposibles matemáticos, sin expresar los detalles, con tal que la gente lo crea y salir elegido. En otras palabras, que cada tanto ‘Etch and Sketch’, y mentir con tal de ganar.

A Obama lo tildaron de débil. Pero salió con la certeza de que sus hijas saben que su papá no se vende, que no vende sus ideas, que no cambia sus discursos, que no miente, con tal de ganar un debate. Me pregunto, ¿no es acaso la mayor fortaleza de todas, la que ejerce aquel que se mantiene en todo momento firme a sus valores? ¿La de aquel cuya dignidad se mantiene a toda prueba? Para mí, ese es el fuerte. Y el verdadero ganador de todas las contiendas. Para mí, ese es el verdadero carácter. 

Y el carácter es lo que hace a los líderes que trascienden. A los líderes que en las horas oscuras, rescatan a sus patrias de la desgracia.

Mucho antes que salvarse ellos.

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