Mario J. Viera
Ya han demostrado ser capaces de entregar
la vida en defensa de sus derechos. Ya han demostrado el desprecio que a la
vida da un régimen tiránico y prepotente. Ya la denuncia está ahí, en esa larga
y destructiva huelga de hambre que mantienen José Daniel Ferrer y 30 miembros
de la organización opositora de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). Ya es
hora de detener ese sacrificio que, a la larga, pudiera ser fatal.
Es hora de continuar viviendo. Vivir para
enfrentar a la dictadura. Vivir para hacer labor de proselitismo, de orientar,
de razonar, no con los tiranos, sino con el pueblo. Vivir para encender la
llama de la rebelión civil, de la desobediencia civil, para organizar la
resistencia noviolenta, Hay que continuar viviendo. No siempre morir por la
patria es vivir y siempre es mejor vivir para la patria, decidirse a vivir para
derrocar a la dictadura, aunque en el empeño se entregue la vida.
El mundo les escucha, posiblemente el
mundo condenará al régimen opresor del Partido Comunista de Cuba (PCC), si los
huelguistas mueren en el empeño terrible de someterse a la inanición. Solo será
eso, críticas, notas periodísticas, alguna que otra denuncia en el Consejo de
los Derechos Humanos de la ONU, y… ¡La dictadura continuará!
Cuando se muere por decisión propia frente
a los desmanes de una dictadura. es como si se desertara de la lucha. Hay que
vivir. Los muertos por la libertad son memorias gloriosas, pero los muertos,
muertos están. Hay que seguir viviendo, para seguir combatiendo, que sean los
tiranos los que nos asesinen bajo sus balas.
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