Mario J. Viera
El ejército de Birmania (Myanmar) asaltó
el poder, el 1 de febrero, por medio de un golpe de estado. Frente a las
masivas protestas populares de rechazo al golpe, el ejército ha respondido con
brutalidad empleando balas de guerra contra los civiles en resistencia
noviolenta y causando más de 300 asesinados. Europa ha impuesto sanciones
económicas selectivas contra la junta militar en el poder. Estados Unidos ha
impuesto también sanciones económicas y recientemente impuso una nueva ronda de
sanciones contra dos empresas estatales con conexiones con las fuerzas armadas,
las Myanmar Timber Enterprise y Myanmar Pearl Enterprise, representando a las
industrias de madera y perlas del país, como fuentes de financiación para el
ejército y su liderazgo.
Pero la gran fuente económica del régimen
militar es el petróleo, operado por la Myanmar Oil and Gas Enterprise. Pero ¿Saben qué? ¡Cuidado!
Una sanción contra esa empresa petrolera pudiera afectar algunos intereses
económicos de la Chevron, el segundo mayor productor de petróleo y gas de Estados
Unidos, y Chevron no quiere sanciones a la empresa petrolera birmana. Una cosa
son los asesinatos, otra es el business, y hasta ahí, sí no se puede llegar.
Como informa CANVAS Weekly Report, Chevron mantiene una relación
de larga data con esa empresa birmana.
“Chevron
dice que las sanciones podrían poner en peligro la viabilidad a largo plazo del
campo de petróleo de Yadana, que ha sido operado en parte por Chevron desde la década
de 1990”; y continúa informando CANVAS, “El campo de petróleo de Yadana es una de las mayores fuentes de ingresos del
Ejército, financiando hasta el 70% de sus operaciones en años pasados, según
los analistas. Este año, se espera que Myanmar Oil and Gas Enterprise obtenga al
menos 536 millones de dólares en ingresos, según EarthRights International. Además,
Chevron y sus socios en el proyecto Yadana pagaron impuestos al gobierno birmano
para poder operar en el país, al menos 120 millones de dólares en 2018”.
Chevrón está que arde y presiona a la
administración Biden para que no imponga sanciones al oro negro de Birmania.
Por supuesto, no se ha dictado un embargo contra los asesinos de Birmania;
¿acaso los embargos no son el medio efectivo para “salvar a un pueblo” de sus
opresores? Quizá lo sean, siempre que no exista una empresa estadounidense que
pueda verse afectada ligeramente con los postulados del embargo.
Para Birmania no han aparecido
senadores Helms o Burton, ni hay un Díaz-Balart birmano, ni un Marco Rubio
birmano, ni tampoco existe una poderosa comunidad birmana en Estados Unidos
como fuente electoral. ¿Entonces qué? ¿Funcionan o no funcionan los embargos?
Para Birmania no caben embargos… ¿Y en Cuba? Bueno en Cuba no ha derrocado al
régimen de aquello que fue el castrismo y lo sigue siendo bajo el poder del
Partido Comunista de Cuba.
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