Mario J. Viera
¿Todavía creen en cambios y reformas? ¿Todavía
creen en aperturas dialoguistas? ¡Pues despierten, que Raúl Castro les
responde!
Siempre el informe central, ante cualquier
congreso del Partido Comunista de Cuba, representa las proyecciones que se
esperan impulsará el PCC hasta el siguiente congreso. Son interesantes los
pronunciamientos del presente informe central. ¡No tiene desperdicios!
Para todos aquellos que confían en
proyectos cívicos para implantar reformas económicas, más amplias que las tímidas
ya puestas en práctica por el régimen, lo mejor que pudieran hacer es abrir
bien los ojos. En cuanto a la ampliación de las licencias para la actividad
privada, el “cuentapropismo”, hasta más de 2000, decisión esta, que algunos,
según afirma Castro en su informe central, que “sueñan con la restauración capitalista en el país y la privatización
masiva de la propiedad (…) sobre los principales medios de producción” critican
y califican de insuficiente, Sí porque es el egoísmo, la codicia y el afán de
mayores ingresos lo que les alienta “para
desear que se inicie un proceso de privatización que barrería los cimientos y
las esencias de la sociedad socialista”.
¿Que se permita la importación comercial
privada? ¡De ninguna manera! Eso es
como pretender “hacer estallar el principio socialista del monopolio del Estado
sobre el comercio exterior”. “Hay
límites que no podemos rebasar”, advierte Raúl Castro, “porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a
errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo”. Tomen nota
aquellos que creen poder establecer un diálogo cívico con el PCC: ¡Hay límites
que no se pueden rebasar! Es más, si hay
desabastecimiento, pues, ¡Nada! “hay que
acostumbrarse a vivir con lo que tenemos”.
¡Oigan! si quieren dialogar, tengan
presente, “que las decisiones en la
economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia
e igualdad de la Revolución y mucho menos debilitar la unidad del pueblo en
torno a su Partido”. El partido
es sagrado, nadie tiene derecho a blasfemar lo sagrado. Ahí está el Artículo 5
de la Constitución, como grabado en bronce, es que su “redacción íntegra es obra personal del Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, se mantuvo en la actual, con idéntico número y contenido que, en la
promulgada en 1976, consagra al Partido Comunista de Cuba como la fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los
esfuerzos comunes hacia la construcción del socialismo”.
¡Vamos, señores, lo sagrado es sagrado!
Así que no vengan pidiendo que se derogue el Artículo 5 de la Constitución,
porque ese artículo fue redactado por el “retoño martiano” el “Padre de la
Patria”, el Comandante en Jefe, aunque solo sea cenizas, Fidel Castro.
Recuerden que hay límites que no se pueden rebasar. La unidad del pueblo con el
partido, ¡por Dios!, “debe cuidarse con
celo y jamás aceptar la división entre
revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia, pues ese sería el primer paso para destruir
desde adentro la propia Revolución”. ¿Mayor democracia? A quién se le
ocurre. ¿Libertad de expresión? Sí, si se emplea en favor del PCC. ¿Libertad de
prensa? Solo si se le cantan loas al PCC y al gobierno; todo lo demás son solo “falsos
pretextos de mayor democracia”.
No hay vueltas de hoja: “Se ha redoblado el programa de subversión e
influencia ideológica y cultural dirigido a desprestigiar el modelo
socialista de desarrollo y presentándonos como única alternativa la
restauración capitalista”. ¡Cuidado cuando se pida diálogos cívicos con el PCC,
porque lo que se lleve al diálogo pudiera ser considerado como “programa de
subversión e influencia ideológica y cultural!”. Es que los malvados gringos le
están dando “prioridad a las acciones
dirigidas a los jóvenes, mujeres y académicos, al sector artístico e
intelectual, los periodistas, deportistas, personas de la diversidad sexual y
las religiones”. Aunque “la
contrarrevolución interna, que carece de
base social, liderazgo y capacidad movilizativa, continúa decreciendo en la
cantidad de sus miembros y el número de acciones de impacto social, concentrando su activismo en las redes
sociales e Internet”, se
cuenta, por si acaso, con la Ley 75, y la “concepción
estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo mantiene plena vigencia”,
El pequeño Castro acude a la nostalgia, al
recuerdo del gran líder, y repite lo que este, años atrás dijo: “¿Saben
ustedes lo que le da seguridad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo
que le da perennidad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da
futuro a la Revolución, lo que le da vida a la Revolución, lo que le da
porvenir a la Revolución? El Partido. Sin el Partido no podría existir la
Revolución”. Por supuesto, muy bien se pudiera sustituir la palabra
revolución por la palabra dictadura y el mensaje quedaría con el mismo sentido.
Mientras el PCC se mantenga en el poder, la dictadura no dejará ser. Y no habrá
modo de arrancarle el poder al PCC. mediante diálogos cívicos. El PCC y la
dictadura son consustanciales a un mismo ente de poder. Por tanto, timoratos
que sueñan con diálogos “democratizantes” y “cívicos”, ¡Despierten, ya el PCC
les ha respondido!
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