12 de abril de 2021
El 27 de noviembre de 2020 más de trescientos intelectuales, artistas y periodistas acudimos al Ministerio de Cultura para exigir el reconocimiento de nuestras libertades y derechos ciudadanos; y para expresar el rechazo a la violencia de Estado, sostenida por años e incrementada en los últimos meses. El detonante de esta manifestación fueron los hechos ocurridos en el barrio San Isidro la noche anterior. De la necesidad de continuar el camino de reclamos que se inició aquel día, y de la voluntad de participar en el presente y futuro de Cuba, surge el 27N.
Somos una comunidad abierta,
diversa, impulsada principalmente por jóvenes artistas e intelectuales, reunida
por el azar y cohesionada por el deseo de construir un país más digno y justo
para todos los cubanos. Constituidos de
manera horizontal, intentamos sustituir el verticalismo de liderazgos
tradicionales por medio del debate y la generación de consensos que
respondan a la diversidad de su membresía y no a la unanimidad de criterios, lo
que propicie prácticas más democráticas, plurales e inclusivas. No somos una organización o movimiento
político sino cívico, contamos con la creación artística y el trabajo
intelectual como principales herramientas. Mediante decisiones tomadas en
colectivo y bajo una dialéctica constante, nos organizamos por grupos para
trabajar, los cuales son integrados voluntariamente por activistas según su
disponibilidad de tiempo, sus talentos y habilidades, sin que ello implique
jerarquía ni privilegio dentro de esa comunidad que crece cada día y de la que
puede formar parte cualquier ciudadano cubano, independientemente de su
ideología, ocupación, lugar de residencia, etc., siempre que lo acompañe la
honestidad, el civismo y el respeto hacia la libertad de expresión. No actuamos en secreto pues nada ilegal
hacemos, visibilizamos nuestras ideas en nuestras plataformas digitales. No
aceptamos pronunciamientos discriminatorios, que fomenten el odio político ni
que atenten contra las libertades y derechos defendidos por nuestra comunidad. Nuestro accionar es cívico, pacífico,
solidario, dialogante, comprometido con los sufrimientos de la sociedad
cubana actual y con sus aspiraciones de un futuro de democracia y bienestar. No existen fines de lucro ni influencia de
intereses extranjeros u organizaciones políticas, solo rige la voluntad de
la ciudadanía cubana.
Basamos
nuestra existencia en el principio político y jurídico,
recogido en la Carta Internacional de Derechos Humanos, así como en la Constitución de la República de Cuba
aprobada el 19 de abril del 2019, de que los ciudadanos de un Estado deben
tener garantías para disfrutar con igualdad plena de todos los derechos y
libertades, sin distinciones de raza, color, género, identidad sexual, posición
política, nivel de acceso económico, origen social, lugar de nacimiento,
religión, situación de discapacidad y cualquier otra condición. Hacemos valer
de este modo nuestro derecho a expresarnos, asociarnos y manifestarnos
libremente, condenando ante Cuba y el mundo cualquier hecho que atente contra
esos derechos humanos. Exigimos al gobierno cubano que se haga responsable en
su administración de escuchar a la ciudadanía y que fomente la paz y el respeto
a nuestros derechos.
El país que soñamos
Queremos un país inclusivo,
democrático, soberano, próspero, equitativo y transnacional.
Deseamos una nación donde expresarse libremente no constituya un acto de
valentía, sino que sea una consecuencia natural del pensamiento autónomo. Donde
no exista el odio político, la violencia policial, la represión, la censura, la
manipulación mediática, la violación de la privacidad, los actos de
repudio; en fin, las prácticas abusivas de poder ejercidas por una dirección
política centralizada, militar y partidista, que discrimina y anula a quienes
disienten, violando sus derechos humanos.
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