Mario
J. Viera
16
de abril, día 52 de la agresión de Putin en Ucrania
El
День Победы, (Den Pobédy) el Día de la Victoria, está a solo tres escasas
semanas. El tiempo es implacable, no se detiene. Putin anhela un glorioso Dia
de la Victoria, para él mostrarse como el gran adalid de la Rusia que quiere
elevar hasta la condición de un poderosos imperio, más extenso que el que
poseía el zarismo y más poderoso que su añorada Unión Soviética ya desaparecida.
Piensa en sus estudios sobre su amada Rusia que él podría llegar hasta opacar el
recuerdo del gran bogatir, Ilyá Múromets, aunque para su desaliento, Múromets y
los otros 6 grandes bogatires, eran originarios de la Rus de Kiev.
Putin
lanzó su planeada agresión contra Ucrania el 24 de febrero. Quería impedir que esta
se uniera a la Unión Europea y mucho más impedir que se armara con la espada del
gigante Sviatógor, la OTAN. Calculó, acabaría con el presidente Volodímir
Zelensky y anexaría a toda Ucrania en cuestión de cinco días o si acaso una
semana. Pero Zelenski se mantuvo firme y fue poderosa la resistencia ucrania.
Las fuerzas rusas se estancaban, no lograban tener avances significativos y
Kiev no pudo ser ocupado.
En
Rusia las cosas no marchan como lo hubiera deseado Putin, las sanciones económicas
son devastadoras. En Moscú y San Petersburgo se producen protestas masivas
contra la guerra que son acalladas por una poderosa represión. Europa se ha
unido en un frente de oposición a la agresión de Putin; la OTAN se ha
consolidado. Estados Unidos y Gran Bretaña se levantan como abanderados del
Occidente. Ofrecen ayuda militar y humanitaria a Ucrania, aunque no ha sido,
hasta ahora, todo el abastecimiento militar que necesitan los combatientes
ucranios. Ninguna unidad militar de la OTAN se ha desplazado hacia la zona de
conflicto; se teme el desencadenamiento de un conflicto militar que puede
extenderse a todo el mundo y existe el peligro de un ataque nuclear. De Putin
se puede esperar cualquier cosa; ¡qué le importan las vidas humanas, ni las de
su ejército!
El
frente ruso se estanca. Putin necesita alcanzar alguna victoria significativa necesita
vencer en Mariúpol, al este, para ganar el control de uno de los puertos más
grandes de Ucrania, pero la ciudad resiste. Al oeste no logra llegar hasta
Odesa. Las fuerzas rusas de Putin han logrado tomar la ciudad de Jersón ─ la
única gran ciudad de Ucrania que han podido ocupar ─, en camino hacia Odesa, y
avanzaron hasta Myikolaiv, pero la ciudad se ha mantenido firme.
¡Nada,
se requiere rediseñar el plan táctico-estratégico!, para lo cual se decidió un
repliegue de tropas hacia el este para concentrarse en la ofensiva sobre el
Donbás con el apoyo de los traidores pro-Putin del Donetsk y Luhansk. El 10 de
abril, Putin designa como comandante general de todas las fuerzas armadas rusas
que operan en Ucrania a un general, que él mismo ha condecorado como héroe de
Rusia; el general Alexander Dvornikov, “el carnicero de Siria”. Putin necesita
conquistar el este de Ucrania, necesita la gran victoria de consolidar definitivamente
el dominio ruso en el Donetsk y Luhansk. Hasta ahora, el carnicero de Siria no
ha alcanzado lo que se esperaba de él, aunque se espera bajo sus órdenes y con
refuerzos militares ruso despliegue una gran ofensiva. Esto, y el hundimiento buque
Moskva, nave insignia de la armada rusa en el Mar Negro, ha generado la ira de
Putin. Le lanza bravatas a Occidente, en especial al presidente Joe Biden,
amenazando que si no deja de proveer armamento a Ucrania, habrá
"consecuencias imprevisibles", y anuncia arremeter con mayor fuerza
contra Kiev. Está desesperado. Si antes del 9 de mayo no ha destruido la resistencia
ucraniana su prestigio como liderazgo estará mortalmente dañado y eso lo sabe
muy bien; y eso lo irrita.
Este
de ahora es el momento crucial para Ucrania, todo depende de su capacidad de
armamentos, aviones, tanques, artillería pesada, equipamiento antimisiles y
misiles tierra aire. Si no le llega esta ayuda, quizá Putin pueda celebrar
felizmente su desfile del 9 de mayo. Si el armamento se le suministra a Ucrania,
haciendo caso omiso a las bravatas de Putin, el panorama del 9 de mayo será muy
diferente y muy desconsolador para el mediocre agente de la KGB convertido en
presidente cuasi vitalicio de Rusia, Vladimir Putin.
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