Mario J. Viera
¿Qué
hay de nuevo sobre Cuba? Lo nuevo son las propuestas que se han filtrado de Joe
Biden sobre las medidas que está analizando con respecto a Cuba. ¡Claro está,
los duros del exilio cubano ya están expresando su inconformidad! ¡Quieren más!,
diz que, los cubanos no están pidiendo comida, lo que piden es libertad. Aunque
yo preferiría modificar ligeramente esas conclusiones. Sí, yo diría, los
cubanos están pidiendo comida, exigiendo comida, porque sin comida no se puede
vivir, y también piden y están exigiendo libertad, porque sin libertad no se
merece vivir. En verdad ese apasionamiento de los duros, no me preocupa, que al
fin de cuentas la comida y la libertad de y para Cuba, no hay que exigírsele al
gobierno de Estados Unidos. Esos reclamos hay que hacerlos al gobierno de Cuba.
Tampoco
me preocupa lo que diga la apasionada y estridente Alexandria Ocasio-Cortez
pidiendo que ahora, en estos momentos, se levante el embargo a Cuba; y lo reclama
Ocasio-Cortez porque ella comprende que “contribuye al sufrimiento del pueblo
cubano”. Contribuir., ese es el verbo preciso para referirse al embargo estadounidense:
“Ayudar y concurrir con otros al logro de algún fin”.
El principal promotor del sufrimiento del pueblo cubano es el Partido Comunista
de Cuba (PCC); es decir que, si se retira el embargo, como contribuyente, no
por eso dejará de continuar el sufrimiento del pueblo cubano. ¿Una paradoja?
¿Quizá un oxímoron?
¿Qué
Biden haya ordenado crear un grupo de trabajo para revisar la política federal
de remesas? Es que quiere garantizar que, esas remesas, lleguen directamente a
las manos de aquellos a quienes se les remitan en Cuba, y “sin que el régimen
se lleve su tajada”. ¡Por supuesto que no me preocupa, si es que hasta lo
aplaudiría! Sin embargo, no sé como tal cosa pueda conseguirse; en fin, no me
preocupa. Lo que sí sé es que ya comenzaron a ponerle piedras en el zapato a
Biden los que, de antemano, anunciaron que torpedearían cualquier iniciativa que
impulsara la nueva administración. La venenosa María Elvira Salazar ya lanzó la
primera piedra: "Presidente Biden, no necesitamos ningún grupo de estudio.
Necesitamos acción, ¡ahora!", y el inefable Marco Rubio opinó que la
Administración Biden, con el grupo de trabajo sobre remesas, estaría
facilitando "una trampa" que el Gobierno de Cuba aprovechará para
engañar a EEUU.
¿Qué
el presidente de Estados Unidos quiera revisar la viabilidad de incrementar el
personal de la embajada estadounidense en La Habana? ¡Pues, hombre! ¿Cómo puede
esto generarme preocupación? ¿Los ataques sónicos? ¡No sé, quizá habría que
tomar en cuenta esa posibilidad! Sin embargo, de este modo Estados Unidos
pudiera facilitar la participación con la sociedad civil ¿Por qué no?
Ni
a mí, ni a los duros del exilio, nos preocupará que Biden exhorte al gobierno a
trabajar con el Congreso para identificar opciones, con el fin de obtener mayor
acceso a internet en territorio cubano. Los duros no deben protestar por esta
iniciativa, si es que esa propuesta partió de dos de los más altos
representativos republicaos de Florida, Ron DeSantis y Marco Rubio. Por
supuesto no hay que descartar que los duros comiencen a exigir que el acceso al
internet sea ahora mismo y no la semana o el mes que viene.
Que
la Casa Blanca procure colaborar con organizaciones internacionales para
aumentar la asistencia humanitaria a Cuba, ¡De ningún modo me preocupa! Pienso
que tampoco los duros tengan motivos para preocuparse o negarse a aceptar tal
intención porque, al fin y al cabo, ¿No era precisamente lo que se pretendía
con #SOSCUBA? esa iniciativa que se pronunciaba ante la crisis sanitaria debida
al aumento de casos de Covid-19 y el colapso de hospitales en Cuba y más en
especial en Matanzas.
Tampoco
es tema preocupante para mí que la Oficina de Control de Activos
Extranjeros del Departamento del Tesoro analice la posibilidad de aplicar
sanciones a funcionarios cubanos que cometieron violaciones a los derechos
humanos en contra de los manifestantes pacíficos en Cuba. Más efectos
pueden causar sobre el régimen del PCC las sanciones selectivas, como estas que
aquí se presentan, que las sanciones económicas indiscriminadas. Siempre he
sido partidario de que se impongan sanciones, no solo económicas, sino también
diplomáticas contra todo aquel que cometa actos violatorios de los derechos
humanos, desde los matones de las fuerzas especiales, los miembros de la
brigadas de respuesta rápida, de la policía, de la seguridad del Estado y de
los altos cargos del Partido Comunista de Cuba; es más, que las misma se
extiendan a los jueces y fiscales que condenen con penas de prisión en juicios
sin las debidas garantías procesales a todo aquel que hubiera tomado parte en
las manifestaciones de protestas del 11 de julio, y aún más, a los jueces y
fiscales que hayan condenado a disidentes por desacato, propaganda enemiga,
asociación ilícita y todas las figuras penales que criminalizan los derechos de
expresión, de opinión y de libre asociación.
Ahora
bien, sí hay algo que me preocupa, y me preocupa al máximo y es que Cedric
Richmond, un alto asesor de Biden, y Juan González, alto funcionario del
Consejo de Seguridad Nacional, se reunieron el lunes con supuestos líderes
cubano-estadounidenses, para escuchar sus recomendaciones y preocupaciones tras
las protestas. Y esta preocupación la he venido manifestando desde el 11 de
marzo, cuando Antony Blinken, respondiendo a preguntas de la provocativa María
Elvira Salazar, dijo: "Vamos a consultar y comprometernos con los
cubano-estadounidenses en cualquier cosa que tenga que ver con Cuba".
Es que hasta esta preocupación la compartí entonces en Facebook y con algunos
de mis amigos virtuales: ¿Cuáles son esos líderes cubano-estadounidenses a
quienes el Departamento de Estado consultaría sobre el caso cubano? La nota de prensa de AP es escueta y no
menciona por nombres a esos “consejeros” cubano-estadounidenses.
Definitivamente,
“algo huele mal en Dinamarca”; y esto si es preocupante.
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