domingo, 31 de marzo de 2013

Nicolás y Chávez el Hermoso


Mario J. Viera

La idea me la dio Oswaldo Páez-Pumar de EL UNIVERSAL. El manejo necrofílico que hiciera Nicolás Maduro de los sepelios del dictador Hugo Chávez, es verdaderamente “un remedo histórico de Juana la Loca paseando con el cadáver de Felipe el Hermoso”

Durante diez días se paseaba el cadáver de Chávez de un lugar a otro motivando la morbosa curiosidad de las masas de ver de cerca, aunque fuera después de muerto, al que nunca pudieron ver en persona cuando pronunciaba epítetos, diatribas, insultos contra los opositores, o bailaba, o intentaba cantar, o hacía chistes que solo sus lacayos reían. Así pasearon el cadáver. Desde el Hospital Militar donde supuestamente se produjera su deceso, fue conducido primero hasta la Academia Militar y 10 días despues de la supuesta fecha de su fallecimiento, finalmente los restos del Napoleón de Barinas fueron conducidos al Cuartel Militar de la Montaña seguido en toda esa odisea póstuma por un compungido Nicolás que cual nueva Juana la Loca lloraba la muerte de su Hermoso Chávez.

Se conmueve Nicolás cuando recuerda que Chávez le nombrara como su sucesor en la presidencia de Venezuela y, para él, aquella decisión, quizá sugerida a Chávez por Raúl Castro, “fue absolutamente conmovedor y sorprendente que un jefe al que amamos y al que siempre hemos apoyado con lealtad, en un momento dado te diga: 'Mira, voy a una operación y hay tres escenarios: uno es que no pase la operación, el segundo es que quede muy delicado y en esos dos casos te toca a ti, tú debes asumir el mando’

Se olvidaba el tierno Nicolás las regañinas que le propinaba Chávez en público cuando pretendía mostrarse como presidente exigente; pero no importa, Nicolás lo amaba como si fuera al mismísimo Cristo.

“Silencio ─ decía Juana la Loca ─ el Rey está dormido…” Y Nicolás casi dice lo mismo y pide a los venezolanos que el 14 de abril le den 10 millones de votos a Chávez… Silencio, el caudillo está dormido.

No puede apartarse del cadáver amado y cuestiona: “¿Ustedes saben lo que va a pasar el 14 de abril? ─ Y él mismo responde ─ Una insurrección popular, electoral, pacífica, una revolución de resurrección de nuestro comandante Hugo Chávez en la victoria que vamos a tener”.

Ama con arrebato a su “comandante eterno y supremo” (Maduro dixit), y lo ve al lado de Jesucristo y del Espíritu Santo cabildeando a favor de la elección de un Papa sudamericano.

Como los sectores marginales de Venezuela, donde se levanta el templo de la ignorancia, la superstición y la idolatría, no aman a Maduro, él y sus asesores de campaña se afanan por darle vida al presidente fallecido, por mantenerle vigente, por sentirle insepulto. Así lo ve el politólogo caraqueño Oscar Lucién en declaraciones a Notimex:

Nicolás Maduro y sus asesores se han esforzado en mantener viva la imagen y voz de Hugo Chávez, mediante la utilización excesiva y hasta abusiva del sistema nacional de medios públicos, los cuales han servido de soporte a esta estrategia comunicacional

Y como afirma el diputado por el Estado de Miranda, Enrique Mendoza, la campaña de Maduro “se ha encargado de colocar imágenes de Chávez hasta en la sopa, y ya en las tiendas esotéricas exhiben su busto

Hasta quiere Maduro darle palma de martirio a Hugo Chávez. Demostrando su supina ignorancia, su estulticia política, Nicolás, el Triste, afirmó el 21 de marzo en Anzoátegui:

Yo tengo la intuición, la convicción de que a nuestro comandante Chávez le sembraron la enfermedad del cáncer para sacarlo del camino de la revolución popular venezolana y latinoamericana”.

Es la misma estupidez que antes afirmara Hugo Chávez cuando se hablaba del cáncer contraído por Cristina Fernández de Kirchner, más tarde descartado por el estudio histopatológico que se le realizara. Entonces Chávez se preguntaba: “¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa hasta ahora?” Y añadió: “Es muy difícil explicar a estas alturas (…)  lo que nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros en América Latina. Al menos es extraño, muy extraño”. Luego dejó caer la gota de cicuta: “Fidel siempre me lo dijo, 'Chávez, ten cuidado... mira, cuidado esta gente ha desarrollado tecnologías... cuidado con lo que te dan de comer. Cuidado con una pequeña aguja y te inyectan no sé qué…”

Definitivamente, gracias a la sodomítica veneración de Nicolás Maduro, figura sin rasgos propios, por el caudillo fallecido, tendremos que seguir hablando de Hugo Chávez… ¡Silencio, el comandante está dormido!

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