sábado, 2 de enero de 2021

NO SOY EL ABOGADO DEL DIABLO, PERO…

 

Mario J. Viera


 

Alarmantes son las noticias que se reportan de Cuba. En casi todos los medios informativos, no los controlados por el PCC en Cuba, aparecen titulares impactantes, tales como, “El gas licuado costará hasta 30 veces más en Cuba a partir de enero”; o como el que informa, “Más de 1.7 millones de cubanos afectados por la crisis de gas licuado”; o aquel que dice: “Cilindro de gas licuado de 10 kg costará casi el doble tras el ‘ordenamiento monetario’” Al leer estos titulares de inmediato nos asalta una conclusión que pudiéramos resumirla con aquello de decir, “¡Que clase de hijos de p… son!”, por supuesto dirigido a los que en Cuba controlan el gobierno y el Estado.

¡Y sí que lo son!, aunque…

Veamos. Según se informó en el diario El Nuevo Herald, Cuba produce 3,5 millones de toneladas de petróleo al año (22 millones de barriles), de los cuales se obtienen 2.6 millones de toneladas (16.3 millones de barriles) de petróleo crudo y aproximadamente 1.000 millones de metros cúbicos de gas natural, según cifras oficiales.  Dadas estas cifras debemos preguntarnos si en Cuba existe la posibilidad de autosatisfacer su demanda de gas natural. La conclusión, ciertamente es no. En primer lugar, aclaremos, el gas manufacturado y el gas licuado de petróleo, son insumos totalmente diferentes.

El gas manufacturado es producido a partir de un proceso de gasificación del carbón, coque, o cracking catalítico de los derivados del petróleo crudo, transformación de los gases naturales o de los gases licuados de petróleo (GLP) o cualquier mezcla de ellos. Se le conoce como “gas de cañería”, “gas de la calle” en Cuba, o gas refinado.

En tanto que, el Gas licuado del petróleo (GLP) es un compuesto de gases propano y butano presentes en el gas natural o disueltos en el petróleo; combinado con el aire en una proporción menor a 10% es inflamable, combustiona rápido y no emite residuos contaminantes como plomo o azufre. Es inodoro e incoloro, por lo que suele incorporarse a su composición un contenido de mercaptano que es un compuesto sulfurado, que posee un olor fuerte y que, aunque inflamable, no es tóxico. “En condiciones normales de temperatura, el GLP es un gas. Cuando se somete a presiones moderadas o se enfría, se transforma en líquido. En estado líquido, se transporta y almacena con facilidad. Una vez enfriado o presurizado, el GLP suele almacenarse en contenedores de acero o aluminio” (Gasnova. Asociación Colombiana de GLP) EL GLP se puede transportar fácilmente a cualquier lugar, ya sea a través de cilindros o en tanques estacionarios. Puede ser transportado por mar, ferrocarril, ducto o por carretera.

De acuerdo con un documento elaborado en 2012 por la Secretaría de Energía mexicana, bajo el título de Prospectiva del Mercado de Gas Licuado de Petróleo 2012-2026, se informa que, en 2010, “la producción mundial de gas LP se ubicó en 7,970.6 miles de barriles diarios (Mbd), 2.6% mayor con relación al año anterior. De dicho total, 59.4% provino del procesamiento del gas natural y 40.6% de refinerías”. Los precios del mercado mundial del GLP se fijan en comparación con el de la Costa del Golfo en Estados Unidos, de acuerdo spot del mercado de propano en Mont Belviu. Cada galón de propano, butano, etano y gasolina natural del mercado de los Estados Unidos está vinculado a los precios de OPIS, la referencia de spot oficial. OPIS cubre los mercados spot de los líquidos de gas natural todo el día, con sondeos de un grupo de fuentes inigualables que proporcionan precios confiables. OPIS es la primera agencia de establecimiento de precios para calcular los costos mayoristas implícitos de este mercado (North America LPG Report).

Según la Prospectiva del Mercado de Gas Licuado de Petróleo 2012-2026, “Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) mantuvo el primer lugar a nivel mundial en cuanto a la producción de gas LP, 22.8% del volumen total, con 1,819.3 Mbd. La obtención de gas LP por procesamiento de gas natural representó 62.3% del total de la región. De cada seis barriles producidos en la región, Estados Unidos aportó cinco y Canadá uno. (…) Durante 2010 se importaron 2,366.4 Mbd de gas LP a nivel mundial.  Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y China concentraron 39.2% de dichas importaciones.  México se ubicó en el octavo lugar y sus importaciones representaron 3.4% del total mundial”. No obstante, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y China concentraron 39.2% de las importaciones a nivel mundial. Por su parte, Arabia Saudita fue el principal exportador, con 16.8% del total mundial. Es decir, tanto Estados Unidos como Corea del Sur y China, requieren importar GLP para cubrir sus demandas internas de este renglón.

Y en todo este panorama ¿qué papel juega Cuba? Las reservas petroleras en la isla están limitadas, hasta tal punto que requiere del exterior para cubrir todos sus requerimientos de combustibles fósiles. Cuba no cuenta con fuentes de gas natural que le permitan producir gas licuado de petróleo. En 1960 Cuba perdía el suministro de sus proveedores habituales de petróleo, las empresas petroleras de Estados Unidos, al volcarse hacia el petróleo que la Unión Soviética a precios más favorables y subsidiados. A la caída del imperio soviético, Cuba se vio en una gran crisis energética, hasta que apareció Hugo Chávez para convertirse en su tabla de salvación. Desde entonces el gobierno cubano se convirtió en el aliado más importante de Venezuela, gracias a los generosos suministros de petróleo de ese país.

Ahora, el régimen del chavismo está en crisis, pero siguen llegando a Cuba los suministros de petróleo venezolano. Venezuela es la fuente segura y única para el petróleo que Cuba requiere; por tanto, el régimen del PCC mantendrá firmemente todo su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro, coaligándose en una especie de simbiosis entre ambos países. Venezuela requiere del concurso de los servicios de inteligencia cubanos y Cuba del suministro petrolero de Venezuela. Pero la producción de petróleo de Venezuela ha decaído debido a la falta de inversiones y desde el 2011 ha comenzado a importar GLP para completar el déficit de su producción interna, que solo está produciendo 15 barriles diarios. Ahora, de acuerdo con cifras de la International Association of Oil & Gas Producers, Bolivia, Brasil, Colombia y Perú se han convertido en importantes productores de gas. Trinidad y Tobago se ha convertido en el mayor productor de gas y petróleo del Caribe y hasta ha llegado a ser el principal proveedor de gas a los Estados Unidos.

Ante la crisis petrolera de Venezuela, el gobierno de Cuba ha buscado opciones para la obtención de gas licuado de petróleo en convenio con la multinacional energética y petroquímica española, que ha estado vinculada con la isla en actividades de exploración y producción de petróleo y gas natural; una de sus opciones ha sido Trinidad y Tobago. La Corporación Panamericana S.A, una empresa del gobierno cubano para realizar convenios comerciales ya había contratado con Trinidad y Tobago el suministro de gas licuado de petróleo; sin embargo, los proveedores, según informó Lucilo Sánchez, jefe de combustibles domésticos de Cupet, se negaron a realizar las entregas planificadas para finales de diciembre de 2019.

¿Qué había sucedido? El gobierno de Trump, siguiendo su línea electorera en la búsqueda de los votos de las comunidades de venezolanos-americanos y de cubanos-americanos comenzó a apretar las tuercas de las sanciones económicas sobre Cuba. El 3 de julio de 2019 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, anunció la imposición de sanciones a la empresa estatal cubana Cubametales dedicada a la importación y exportación de petróleo; la medida se justificaba alegando que el gobierno de Cuba, de acuerdo con el diario digital rfi, había consolidado su inversión en el sector petrolero de Venezuela con un acuerdo de cooperación firmado el 31 de octubre de 2000, al inicio del gobierno del fallecido expresidente Hugo Chávez, pacto, este, por el cual Venezuela exporta petróleo a Cuba, en tanto La Habana colabora con Caracas en varios sectores, en particular brindando prestaciones médicas y asistencia militar. Según declarara el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin la medida se tomaba por el apoyo que Cuba brinda al Gobierno de Nicolás Maduro. “Maduro se apoya en Cuba para mantenerse en el poder, comprando equipamiento militar y de inteligencia a cambio de petróleo”. Expresó Mnuchin, y agregó, “Las sanciones dañarán los intentos de Maduro de usar el petróleo venezolano como moneda de cambio para ayudar a que sus apoyos compren protección de Cuba y de otros actores extranjeros perversos”; algo totalmente ridículo, pues el régimen de Maduro no necesita emplear a una empresa estatal cubana como intermediaria para adquirir armamento de Rusia o China. Lo hace y lo ha hecho de manera directa.

A finales del mes de noviembre de 2019 el Departamento de Estado impuso la misma sanción económica, ahora contra la empresa estatal cubana Corporación Panamericana S.A que había asumido parte de las operaciones que llevaba a cargo Cubamentales. Ya antes, en abril de 2019, Estados Unidos había colocado sanciones contra seis compañías y 44 embarcaciones que habían transportado petróleo desde Venezuela a Cuba. Ese mismo mes, de acuerdo a lo estipulado en las leyes Torricelli y Helms-Burton se impidió la entrada a puertos de Estados Unidos al barco “The Iron Point” propiedad de la naviera italiana PB Tankers S.P.A. De inmediato PB Tankers suspendió su contrato con Cubametales. "La decisión del Tesoro de quitar las restricciones a PB Tankers, expresó Mnuchin, y desbloquear buques previamente sancionados es un recordatorio de que los cambios positivos de comportamiento pueden resultar en el levantamiento de las sanciones".

Cuando se decretaron las sanciones sobre la Corporación Panamericana S.A, el secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró: “Cubametales fue sancionada en julio de 2019; desde entonces le está costando trabajo encontrar firmas dispuestas a hacer negocios con ella, y ha venido auxiliándose de esta compañía (la Corporación Panamericana) para eludir las sanciones y mover el petróleo del esquema represivo entre Cuba y Venezuela, un esquema declarado ilegal por el gobierno legítimo (de Juan Guaidó) de Venezuela”.

Por supuesto, no podía faltar el senador por Florida, Marco Rubio, quien expresó: “A medida que Estados Unidos va haciendo responsables a quienes sostienen los regímenes de Venezuela y Cuba, que continúan violando los derechos humanos y socavando el orden democrático en nuestra región, debemos seguir instando a nuestros aliados europeos a que hagan lo mismo. Al sancionar a esta corporación cubana, Estados Unidos está enviando un mensaje claro para disuadir a cualquier empresa o individuo de ayudar a los regímenes antidemocráticos en nuestro hemisferio”.

Indiscutiblemente Cuba está bajo el poder de un régimen antidemocrático, pero hay que precisar qué se entiende por la ayuda de “cualquier empresa o individuo” al sistema antidemocrático de Cuba. Consideremos algunas de las reflexiones de Gene Sharp en su obra magistral “De la Dictadura a la Democracia”. Según Sharp, “una plena cooperación, obediencia y apoyo [del pueblo a la dictadura], harán más asequibles los recursos que el poder necesita, y, en consecuencia, fortalecerán la capacidad de obrar de cualquier gobierno”. Las sanciones económicas impuestas unilateralmente por Estados Unidos no garantizan que se debiliten los principales factores, citados por Sharp, que sostienen a la dictadura. Eso corresponde a los dirigentes de los grupos opositores al interior del país, darles solución. Las sanciones económicas deben estar selectivamente diseñadas, de modo que afecten al poder represor y sus pilares, sin producir daños colaterales sobre la población.

El movimiento opositor cubano está prácticamente aislado; pocas de sus propuestas llegan a los oídos de la población, y muy escazas, casi nulas, sus propuestas de verdadero carácter movilizador. En estas condiciones, bajo el pretexto de la supervivencia ante las “agresiones del imperialismo”, el régimen puede lanzar un verdadero aquelarre represivo dirigido a anular la voz disidente, como intentó hacer en la primavera del 2003, llevando a prisión a 75 disidentes entre activistas y periodistas independientes (Téngase presente los enunciados del artículo 4 de la actual Constitución y la vigencia de la Ley 75 de 21 de diciembre de 1994, y la Ley 88 del 16 de febrero de 1999). La oposición ha dejado transcurrir un tiempo valioso para captar apoyo dentro de la población y para hacer una fecunda labor de proselitismo. Salvo la protesta planteada por el Movimiento San Isidro y la espontaneidad del 27 de noviembre, en Cuba no hay una verdadera manifestación de reto político que esté respaldado por protestas masivas, tal como ocurriera en Venezuela, Nicaragua o como ha estado ocurriendo en Bielorrusia.

No existe una verdadera convulsión política en Cuba. El acto cívico de los plantados del 27 de noviembre, por su singularidad, y realizado al margen de los grupos opositores, llamó la atención internacional y ocupó espacios dentro de la prensa internacional. Ahora, el interés periodístico se mueve hacia otros ámbitos y casi no hay mención al que pudiera considerarse Movimiento 27 de Noviembre. No existen las motivaciones para una repulsa internacional de apoyo a una resistencia noviolenta, inexistente actualmente en Cuba, para, tal como propone Sharp, “hacer esfuerzos por movilizar la opinión pública mundial contra la dictadura desde un punto de vista humanitario, moral o religioso. Se puede trabajar para lograr que los gobiernos y las organizaciones internacionales apliquen sanciones diplomáticas, políticas y económicas contra la dictadura. Éstas podrán ser embargos económicos o de armamento, reducción de los niveles de reconocimiento diplomático, negación de asistencia económica y prohibición de inversiones en el país bajo una dictadura, expulsión del gobierno dictatorial de las diversas organizaciones internacionales y de los organismos de las Naciones Unidas”. Si no existe la confrontación pueblo/dictadura, es poco probable captar internacionalmente este conjunto de auxilio que propone Sharp.  

El Estado cubano, tanto por su propia ineficiencia como por las sanciones económicas que les son impuestas por Estados Unidos, necesita obtener divisas para poder cumplir con sus convenios comerciales. La crisis de la pandemia del COVID-19 ha golpeado a su principal industria para la obtención de moneda libremente convertible, el turismo. Otra de sus vías para obtener dólares o euros proviene de las remesas de los cubanos de la diáspora.

Para paliar esta situación, el gobierno de Cuba se ha visto obligado a impeler un proceso impopular de reordenamiento que contempla desde una reforma monetaria hasta una reforma de los precios de los artículos de la canasta familiar y de los servicios de electricidad y de gas licuado de petróleo, todas incluidas dentro de la denominación de “Tarea Ordenamiento”.  

La devaluación del peso cubano, según un artículo aparecido en el más oficialista de los diarios oficialistas de Cuba, el Granma, ha sido la decisión “más difícil por cuánto significa hacerlo sin quebrar uno solo de los principios que sostienen la vocación humana y social de la Revolución”; aunque se debe aclarar que la devaluación del peso cubano no ha sido una decisión del gobierno, sino el reconocimiento tácito de la devaluación tenida por la moneda nacional, debida a la incompetencia económica, la baja productividad de las empresas estatales, la baja capacidad competitiva en el mercado internacional de los productos de exportación, aunadas a la falta de pagos de la deuda externa, tal como se expone en un documento de la Unión Europea para el periodo 2011-2013, citado por Richard E. Feinberg, que de “los $ 31,6 mil millones de deuda externa cubana en el 2008, Cuba debía mil millones o más a cada uno de sus acreedores: Venezuela ($11.4 mil millones), España ($3.2 mil millones), China ($3.2 mil millones), Japón ($2.8 mil millones), Argentina ($2 mil millones), Francia ($1.9 mil millones), Rumania ($1.2 mil millones), y Rusia postsoviética ($1.1 mil millones).

Feinberg, señala, además: “La principal restricción que retrasa a la economía cubana no son las sanciones impuestas por los Estados Unidos (aunque son realmente duras). En realidad, es el propio modelo económico desactualizado de planificación centralizada que Cuba heredó de la Unión Soviética”. En realidad, la Tarea de Ordenamiento es, como lo expresó al Diario de Cuba, Emilio Morales una “durísima terapia de choque que los cubanos van a sentir fuertemente en sus bolsillos y el día a día de sus vidas”.

Para el economista cubano y profesor en la Universidad Javeriana de Cali, Mauricio De Miranda, citado por AP, la reforma monetaria “afecta a la esfera de la circulación, pero no asegura un aumento de la producción de bienes y de servicios, y su insuficiencia es el principal problema que tiene la economía cubana”,

Siempre he dicho que las sanciones económicas no selectivas que se le imponen al régimen de La Habana afectan con mayor incidencia en el pueblo más que al propio régimen, y que este descarga sobre las espaldas del pueblo los efectos económicos de esas sanciones. Este es el caso de las sanciones dirigidas a impedir el acceso de Cuba, como Estado, a los suministros de petróleo y sus derivados.

El ministro cubano de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, refiriéndose al tema del aumento de los precios a los consumidores de la electricidad y al GLP, declaró: “El 48% de los combustibles empleados en la generación es importado, a precios que, además del producto, tienen incluidos valores de primas impuestas por los suministradores para resarcirse del posible riesgo de ser sancionados debido a la aplicación de las leyes estadounidenses del bloqueo a Cuba, a lo cual se suman los costos de los fletes y seguros. El combustible hay que traerlo de lugares que no están cercanos al país”; lo que la Unión Cuba-Petróleo (CUPET) en comunicado con fecha 19 de diciembre amplió, diciendo que, para establecer el precio del GLP se tomó en consideración “el precio de la tonelada de GLP comprada en el mercado internacional, dado que Cuba no compra este producto al precio mundial, sino que por razones del bloqueo y el riesgo de sanciones ya conocidas por los proveedores, el producto se adquiere a precios mucho más elevados que los precios oficiales, además se incluyen los costos de transportación marítima, almacenamiento, llenado y comercialización, la reparación de los cilindros y otros costos”.

No seré el abogado del Diablo, pero el aumento de los balones de gas de 10 kg ─ que antes era equivalente a 110 pesos cubanos ─ hasta 213 pesos, es la respuesta del gobierno de Cuba a todos los costes del producto, afectado por las sanciones económicas y el endurecimiento del embargo por el gobierno de Donald Trump; ineficiencias gubernamentales aparte. Las cargas recaen siempre sobre el pueblo.

¿Soluciones? Como lo dijera Emilio Morales al Diario de Cuba, “Cuando se hace un ajuste como este, y más aún en una economía tan disfuncional como lo es la cubana, un aumento de la inflación es inevitable. Es parte de la ecuación, debido a los propios ajustes y cambios que tienen que hacer tanto el mercado como los actores en él (empresas y consumidores)", agregando: “Lo ideal para hacer un ajuste de esta envergadura es conseguir un respaldo productivo que soporte y acompañe el proceso para poder eliminar las empresas que no son rentables y viabilizar medidas que permitan un aumento sostenido de la producción. Pero para lograr ese respaldo productivo hay que liberar las fuerzas productivas, hay que crear un mercado de libre oferta y demanda, de libre empresa, de liberación de precios”.

Esto es lo ideal. Independientemente de que las sanciones impuestas por la administración Trump sean anuladas por la nueva administración y hasta se liberen las cargas sobre las importaciones de petróleo de Cuba, no habrá cambios significativos en la conducción de la economía sometida a un sistema de planificación centralizada; puede que Cuba elimine las empresas no rentables, pero viabilizar medidas que permitan un aumento sostenido de la producción, es algo poco probable de conseguir mientras exista el principio de la planificación centralizada. Para liberar las fuerzas productivas y crear un mercado de libre oferta y demanda habría que hacer tales reformas que impliquen la desaparición del régimen de un solo partido. La solución definitiva se encuentra solo en el derrocamiento del régimen totalitario y sustituirlo por un régimen democrático de verdadero estado de derecho y por una economía de mercado. 

1 comentario:

  1. Excelente! Los "líderes opositores" de ambas orillas deberían incrustarse este artículo en sus cerebros a ver si ven la luz en algún momento y se dejan de meter forros.

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