martes, 8 de diciembre de 2020

¿RECUERDAN 1957-58…?

Mario J. Viera

 


Cubadebate denuncia las “Falsas analogías”, y se presta para ello, un redactor de nombre Yunier Javier Sifonte Díaz, Y dice Sifonte Díaz que hay “un pequeño sector” que muestra en las redes unos argumentos que espantan”; vamos, “que comparan el asalto al Cuartel Moncada, a Radio Reloj, y las acciones del Directorio Revolucionario durante la lucha clandestina, con los llamados a tomar ahora estaciones de radio y televisión, romper tiendas o promover la violencia en las calles”. Sifonte Díaz está perplejo no sabe, dice, si se trata de “un desconocimiento absoluto de la historia, un oportunismo atroz o una falsa ingenuidad”, el igualar ambos escenarios, pero se decide por la última opción. La de la “falsa ingenuidad”.

 

Si se comparan ambos escenarios, el existente, por ejemplo, en 1957-58, con el actual, con el que se está viviendo en la Cuba de ahora, el reportero, cronista, redactor o alabardero de Cubadebate, llega a la siguiente conclusión: “Todos darían argumentos suficientes para contrarrestar el sinstentido (Sic)”. ¡Claro está que es un sinsentido tratar de igualar ambos escenarios! ¡No faltaba más! Parece ser que este Yunier, de quien se dice es graduado de periodismo en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en el año 2016; que es, además, periodista de Telecubanacán y colaborador o (esto no se agrega a su nota identificativa) reportero o cronista o redactor o alabardero de la nómina de Cubadebate, nacido después de 1959. De lo ocurrido en 1958, solo conoce lo que le han contado, lo que le han enseñado en la escuela o en la universidad, y, por tanto, demuestra, en lo que escribe y deforma que responde a “un desconocimiento absoluto de la historia”, o a “un oportunismo atroz o una falsa ingenuidad”, que quizá sea, muy probablemente, todo esto junto.

 

¿Los objetivos? El redactor de Cubadebate pretende analizar los objetivos diferenciales de los dos escenarios que analiza, y plantea los siguientes interrogantes que resalta en negrita: “¿Qué perseguía la Generación del Centenario? ¿Qué construyó cuando llegó al poder? ¿Contra qué proyecto de país luchaba? La respuesta que se le dé a tales preguntas. para el redactor, cronista, colaborador o alabardero de Cubadebate, “implica llegar a una historia de verdadera lucha por la libertad, por la dignidad de la Patria y por la inclusión social, entre otros muchísimos logros”. En primer lugar, no existía como organización ninguna “generación del centenario” eso solo existe como eslogan del castrismo.

 

Pero aceptemos lo de “generación del centenario” como hipótesis para centrarnos en qué perseguían aquellos jóvenes que formaban parte del Directorio Revolucionario, del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y, también, los que integraban la Organización Auténtica, que también existía, aunque ahora algunos alabarderos del régimen, como este Yunier, pretenden como desconocer, quizá, por una falsa ingenuidad. En primer lugar, el rescate de la Constitución de 1940, pisoteada por el golpe de estado del 10 de marzo de 1952; pero también se luchaba contra la corrupción del gobierno batistiano, e incluso también de la corrupción presente en gobiernos anteriores al golpe de estado; se luchaba contra los excesos de la policía y las fuerzas armadas, puestas al servicio del gobierno usurpador, tal como ahora, coincidentemente, ocurre en Cuba; se buscaba el rescate de los derechos humanos violados por la dictadura batistiana, tal como coincidentemente, es lo mismo por lo que ahora se lucha en Cuba; se luchaba por la libertad de opinión, de libertad de prensa sin censura, como coincidentemente ocurre en la actualidad cubana; se luchaba por el respeto de la autonomía universitaria, que el castrismo en el poder con un firmazo suprimió; se luchaba por la independencia económica de Cuba, dependiente de un solo mercado externo, por la redistribución de la tierra ociosa a favor de campesinos libres, no por la propiedad de la tierra por el Estado.

 

Recordemos el asalto al Palacio Presidencial. Acto tremendo, violento, para asesinar al dictador en su misma madriguera, y para quitarle a Fidel Castro su protagonismo caudillista. El asalto al Palacio Presidencial, una acción coordinada entre estudiantes universitarios y miembros del Partido Revolucionario Cubano (auténtico), la gran mayoría, católicos y anticomunistas, donde resaltaba la figura del presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y del Directorio Revolucionario, José Antonio Echeverría.

 

Recordemos 1958; recordemos aquel detestable alabardero del batistato de nombre Otto Meruelo, que rompía lanzas a favor del régimen en su programa diario por la TV cubana, alabardero como hoy tantos han aparecido para alabar a un régimen impuesto sin acatamiento popular en un sistema donde floreciera la diversidad política. Hoy los Otto Meruelo se encuentran multiplicados en los noticieros de la TV, en los periódicos, todos bajo la égida de un solo y único partido político.

 

Es patético Yunier cuando expresa: “¿A quién ya se le olvidó la mirada de José Luis Tassende, la muerte de José Antonio, la brutalidad contra Lidia y Clodomira, los muchachos de Humboldt 7, la vida de Frank, los ojos de Abel? ¿En serio vamos a comparar tanta grandeza?” Era esa la brutalidad de un régimen dictatorial. Tassende, asesinado tras ser apresado vivo en el interior del cuartel Moncada; pero Tassende había asaltado aquel cuartel en la asonada de Fidel Castro, vistiendo el mismo uniforme de los asaltados y disparando contra los soldados, provocando la furia homicida de la soldadesca que buscaba venganza por la muerte de algunos de los suyos.

 

¿Y Frank Pais? ¿La vida de Frank País? ¿Qué sabe Yunier de la vida de Frank Pais, bautista de religión y anticomunista?; en él se unía el hombre práctico, civilista, junto al revolucionario capaz de hacer cumplir el llamado del ojo por ojo; que chocó con Castro por la independencia del movimiento en el Llano de la comandancia de la Sierra. ¿Qué sabe de su muerte? Yunier solo conoce lo dicho por Castro. Nada sabe sobre las sospechas de la actuación de Vilma Espín en la delación conducente al asesinato del gran líder del Llano.

 

Yunier menciona “Los llamados a tomar ahora estaciones de radio y televisión, romper tiendas o promover la violencia en las calles” supuestamente presentes en la oposición al PCC. ¿De dónde extrae Yunier estas conclusiones? Nada determinante dentro de las actividades de la oposición de corte no violento de Cuba. ¡Claro está que no existen analogías entre unos casos esporádicos de acciones de vandalismo y los actos cometidos por el Movimiento 26 de Julio en 1957-58, utilizando métodos que, muy bien ahora, pueden considerarse actos de terrorismo! ¿Qué algún exaltado arroje piedras contra los cristales de una tienda que opera solo en moneda libremente convertible? Solo se trata de algún hecho aislado. Recordemos 1957-58:

 

El 8 de noviembre, pero de 1957 Sergio González López, el Curita, que era católico, hizo detonar 100 bombas en La Habana, pero también los miembros del Irish Republican Army (IRA) eran católicos, pero no dejaban de realizar actos terroristas. En 1958, se produjo la mal llamada Huelga de Abril. Faustino Pérez, en 2009 hizo un recuento de las acciones de violencia que se realizaron en aquel día: “el asalto a la armería de La Habana Vieja, la voladura de registros de electricidad, los paros y sabotajes en varias terminales del transporte, la quema de gasolineras y de vehículos, la interrupción del tránsito de entrada y salida de la capital, los sabotajes, acciones y paros en Guanabacoa, el Cotorro, Madruga, el asalto a la emisora de Matanzas dirigido por Enrique Hart, el descarrilamiento de trenes en Jovellanos, el ataque al cuartel de Quemado de Güines y la interrupción de la Carretera Central en Manacas, las acciones del Condado en Santa Clara, la paralización y el dominio absoluto de Sagua la Grande, el asalto y sabotaje a la planta eléctrica de Vicente en Ciego de Ávila, acciones diversas en Camagüey, y la paralización prácticamente completa de todo Oriente por la acción combinada de las fuerzas guerrilleras y de la clandestinidad…” No fueron estos, hechos aislados que algún exaltado acometiera; se trató de acciones planeadas y ejecutadas de manera organizada. El Contralmirante (R) José Luis Cuza Téllez de Girón, historiador oficialista, hizo recordar lo ocurrido en Santiago de Cuba: “La represión no pudo impedir que se le diera candela a la fábrica de ron Rovira, a la fábrica de alpargatas Rubio y que se incendiara una tienda de ropas en la céntrica calle Enramadas y San Agustín”; no eran estas, acciones puestas en práctica por algún solitario exaltado, fueron actos netamente de vandalismo dirigidos, no contra posiciones militares del régimen de Batista, sino a empresas privadas que daban empleo a numerosos trabajadores.

 

¿Qué decir del desastre del vuelo 495 de Cubana de Aviación ocurrido el primero de noviembre de 1958, cuando miembros del Movimiento 26 de julio desviaron aquel vuelo hacia la Sierra Maestra, llevando equipamiento militar para la guerrilla serrana? Por errores y falta de planeamiento, el avión desviado se estrellaría en las cercanías del central Preston a orillas de la bahía de Nipe provocando la muerte de la tripulación ─ piloto, copiloto, sobrecargo y la azafata ─ y diez personas más, incluidos tres niños.

 

Ciertamente no existen analogías con aquel tiempo y el de ahora.

 

El 3 de septiembre de 1957 se produjo otro acto terrorista, cuando Urselia Díaz Báez, una muchachita de apenas 17 años, que ya antes había participado en acciones como lanzar cocteles molotov y romper vidrieras en centros comerciales, cuando muere al intentar hacer estallar una bomba de tiempo en el baño para Damas en el Cine Teatro América de la calle Galiano en Centro Habana.

 

Uno se pregunta ¿cómo pueden existir gente, como el colaborador, cronista, redactor o alabardero de Cubadebate, Yunier Javier Sifonte Díaz, afirmando: “Intentar legitimar la delincuencia, la doble moral y el entreguismo a partir de comparaciones como las vistas en los últimos días en las redes sociales implica, sobre todo, desconocer a un país y su gente”? Aunque parezca increíble, no lo es; siempre hay alguno que, por oportunismo, por ignorancia o por mala fe, entrega su pluma al servicio de una dictadura. Es increíble que, quien sí practica la doble moral, denomine como delincuentes, o como entreguistas, a todo un conjunto de personas por solo pensar, opinar diferente a como obliga a pensar y opinar la dictadura. Es inmoral, es falaz, todo aquel que intente definir al total por lo excepcional. Mercenario es todo aquel que por un salario, por algún pequeño privilegio venda su intelecto, junto a su dignidad al poder de una dictadura.

 

El descuidado Yunier debería tomar para sí, el consejo que hace al concluir su libelo: “se impone el estudio y el análisis, el sentido crítico y la alerta ante cantos de sirena y falsas posturas. Las claves de hoy están también en sostener ese otro diálogo con la historia y sus enseñanzas”.

 

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