lunes, 12 de septiembre de 2022

Los Estados Unidos no tienen que resolver nuestros problemas

Mario J. Viera

 


¿Cuándo acabaremos por entenderlo? No, Estados Unidos no tiene por qué resolver problemas ajenos. Cada nación tiene que atender a sus propios problemas y conflictos; cada nación tiene que enfrentar los retos a su propia seguridad, definir cuáles son sus intereses dentro del escenario internacional, establecer su propia política exterior, seleccionar aliados y definir enemigos. Ninguna nación tiene por qué salir a resolver los problemas de otros. Se puede prestar ayuda y solidaridad, pero no tiene que resolver los problemas de los otros.

En Cuba, todos lo sabemos y lo sufrimos, existe una dictadura; pero no una cualquiera sino una de corte totalitario; es decir un régimen donde no puede florecer la sociedad civil; donde no existe la propiedad privada; donde no existe mercado libre sino totalmente dirigido por el poder del Estado; donde no existe el respeto a la opinión contraria, no existe libertad de prensa y de expresión, no existe el debate político porque todo está subsumido dentro del poder del Estado. No es fácil enfrentar a este colosal Leviatán que al igual como lo definió Thomas Hobbes, “No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios”. Sin embargo, el Leviatán cubano tiene fisuras y puntos débiles, por tanto, se le puede enfrentar, se le puede golpear; y se le puede golpear desde dentro y derrotar también desde dentro. Solo se requiere voluntad, decisión y sagacidad.

Nosotros mismos tenemos que enfrentar al Leviatán, como ya, de manera espontánea lo hizo el pueblo el 11 de julio, sin fantasías y melindres civilistas, y no salir a mendigar auxilio y apoyo externo, sino ganarnos, por nosotros mismos, por nuestra manera de actuar, la solidaridad, el auxilio y el apoyo externo.

El mundo democrático ha salido en defensa de Ucrania, dándole recursos militares y poder de fuego. El mundo democrático ha actuado así, sin comprometerse de modo directo en el conflicto, porque los ucranianos se han ganado, por su resistencia frente a Rusia, el apoyo, la solidaridad y el auxilio externo.

Tenemos que entender que los problemas de Cuba no se resuelven apelando solo al civilismo, sino planteando la lucha desde posiciones políticas; la resistencia civil no es sinónimo de civilismo; la resistencia civil es el accionar de los ciudadanos (civis), del pueblo raso, en reto y enfrentamiento decidido a la dictadura; un enfrentamiento que puede ser empleando las armas, o empleando la no violencia; esto es resistencia civil. Resistencia civil por medio del empleo de los métodos de la noviolencia de protesta, persuasión, no cooperación social (con huelgas de brazos caídos, de varias industrias, y huelga general) y política (renunciar la membresía a los CDR y demás “organizaciones de masas”, boicot a las farsas electorales, no participar en los actos convocados por la dictadura) y la intervención no violenta (sentadas, plantones, revelar la identidad de agentes secretos y de jueces y fiscales que actúen en procesamientos a opositores). Resistencia civil que tiene que ser antisistema y no reformista.

Seamos capaces, actuemos, principalmente los que formamos parte de la diáspora cubana, con sentido común y con dignidad. ¿Pedir una intervención militar en Cuba para que derroque a la dictadura? Eso significa solo una cosa, que somos incapaces de solucionar nuestros problemas, que estamos rendidos. ¿Pedir a Estados Unidos endurezca el embargo con más y más sanciones económicas contra el régimen? ¿Resolverá esto nuestro problema principal? Vease a Corea del Norte, véanse cuantas sanciones económicas y hasta diplomáticas se han implantado contra esa dictadura totalitaria y, no obstante, el régimen se mantiene incólume ¿Por qué? Porque la economía del país está totalmente bajo el control de la dictadura, no existen capitalistas que puedan ser afectados por esas sanciones y generar un rechazo al sistema, las miserias las soportan los norcoreanos que hasta han sufrido hambrunas; pero el gobierno es capaz de producir poderosos misiles intercontinentales y obtener poderío nuclear.

Rusia, en cambio, está al borde del descalabro no solo por el fracaso de su guerra en Ucrania, sino por las afectaciones económicas que se le han impuesto y afectan significativamente a los intereses de los oligarcas rusos. Si las sanciones se mantienen durante un largo periodo y la guerra en Ucrania sigue siendo favorable para los ucranianos, el fin del régimen de Putin está a la vista. ¿Por qué? Porque en Rusia existen empresas capitalistas y los capitalistas cuando ven en peligro sus acciones reaccionan en contra del gobierno, rechazan al gobierno, cualquiera que este sea.

Desde 1901 los cubanos hemos vivido bajo el síndrome del plattismo, ya es hora de vacunarnos con una inyección de civilismo, (ahora sí) y de una conciencia nacionalista sana; y acabar de entender que, no los Estados Unidos, sino nosotros, los que tenemos que derrocar a la dictadura.


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