sábado, 18 de agosto de 2012

Déjenlo venir

 

Marlon Puertas. HOY.com

Hola, Julian. Te escribo porque sé que ahora estás un poco desocupado, lees siempre los artículos de opinión de los ecuatorianos, especialmente los míos, y que Anita Albán te está enseñando español, así que me entenderás. ¿Puedo llamarte Julio Sánchez?

Porque si llegas algún día a nuestro país, como los chinos, necesitarás un nombre castizo y asolearte mucho para que tengas nuestro tono de piel. Y serás de los nuestros.

Yo fui tu primer defensor, te cuento. Bueno, y Kintto Lucas también. Te admiramos de entrada porque eso que hiciste fue valiente y necesario.

Un delito, gritaron en el mundo y por aquí igual, cuando al pobre Kintto se le ocurrió decir que sería bueno que vengas a Ecuador, que te recibiría con los brazos abiertos. Solo yo lo apoyé. Los demás lo desautorizaron, se le burlaron hasta de sus bigotes y lo enterraron. Todavía no resucita.

Me caíste bien, porque fuiste un anarquista en ese momento y no te importaron las consecuencias, como tiene que asumir quien rompe todas las reglas establecidas para cumplir con su causa.

El otro punto que compartimos es que te metiste con los poderosos, con aquellos que se creen invulnerables y los dejaste en ridículo. Me reí, que te puedo decir.

Cuando se publicaron los primeros chismes de tus cables por acá se enojaron. Te juro que si en ese momento pedías asilo en Ecuador te caían a patadas.

El presidente se molestó, lo metieron en una polémica con policías deshonestos y hasta expulsó a la embajadora gringa, bien lo sabes.

El tiempo cambió las cosas. Te fuiste quedando solo, los condones te jugaron una mala pasada y te terminaron rodeando. El que la hace la paga, es un dicho que no sé si lo escuchaste en Australia. Era lo menos que podías esperar, estás consciente. Así que recurriste a Rafael, le pasaste cables nuevos para que desacredite a la prensa, lo entrevistaste, le inflaste el ego, que es lo que le gusta. Un acto de desesperación de tu parte, supongo. Y comenzaron los dos un nuevo acto, como esos de circo que tanto éxito tienen acá, en esta tierra a la que quieres llegar.

Te están utilizando y tú también nos utilizas. De tu parte, no te queda otra, nadie te quiere ayudar, lo entiendo. Hasta crees que te pueden matar. Puede ser, te tienen pica. Y te utiliza Rafael, como utiliza a mucha gente, que se presta. Como utiliza a Baltasar Garzón, otro ejemplo. A ti, para proclamarse como el defensor mundial de la libertad de expresión. A Baltasar, para proclamarse como el pionero de la revolución mundial de la justicia. Lo malo, compañero, es que son mentira ambas cosas. Y de lo que yo sé, tú te la jugaste porque siempre se conozca la verdad. Ahí tu inconsecuencia. Lo demás, ya te lo dije antes. Qué lindo sería que vengas tú o uno de los tuyos a hackear unos cuantos correos electrónicos, pero de los poderosos de aquí, no de nosotros que no tenemos donde caernos muertos. ¡Qué favor nos harías! Hay tanta corrupción escondida, tanto arreglo chueco, tantas farsas, que este país, que te tiene simpatía por cierto, te lo agradecería por siempre. Ojalá puedas venir.

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