sábado, 29 de abril de 2023

EL APOYO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL FRENTE A UNA DICTADURA

 

Mario J. Viera

 


Recientemente hablando en Miami, la estrella apagada de Venezuela, Juan Guaidó, reclamó: “Es fundamental el apoyo de la comunidad internacional. Ciertamente solos es imposible enfrentar a una dictadura como lo es el régimen de Maduro. No puede seguir siendo comunicados. No puede seguir siendo solamente apelar a la Carta Interamericana de Derechos Humanos como poesía”.

Esto es algo así como el canto del cisne; o como abatir el estandarte de la resistencia; o como el reconocimiento de la propia incapacidad. Y este modo de razonar explica el por qué en las calles de Venezuela ya no hay gritos de rebeldía; ya cesaron las marchas tumultuosas de protestas que se vivieron en el 2017. ¿Indefensión aprendida? Es, como dijera Gene Sharp en su “De la Dictadura a la Democracia”, que muchos de los que viven “bajo una brutal dictadura, o que están en el exilio para escapar sus garras, no creen que los oprimidos se puedan liberar”; son aquellos que creen y “esperan que su pueblo sólo puede ser salvado por las acciones de otros”, porque están convencidos, de “que sólo la ayuda internacional puede ser lo suficientemente fuerte para derrocar a los dictadores”, así lo cree Guaidó y muchos de los líderes de la disidencia cubana, con olvido de que lo  esencial para derrocar a una dictadura es “superar el miedo del pueblo y su hábito de obediencia”. Algo que ya se demostraba en Venezuela antes del supuesto gobierno interino de Juan Guaidó; o como quedó demostrado en Cuba con las masivas protestas populares del 11 de julio de 2021.

 

¿Qué ocurrió para que se acallaran las protestas en Venezuela y para que no se replicara el 11 de julio en Cuba? Primero que todo, la falta de unidad dentro de la oposición y la carencia de un plan estratégico y de un proyecto de nación con objetivos claramente definidos.

¿Qué espera Guaidó de la comunidad internacional?; ¿Qué cesen de emitir comunicados y de apelar a la Carta Interamericana de Derechos Humanos? Esto es como culpar a toda la comunidad internacional de que el régimen que conduce Nicolás Maduro no ha sido abatido, porque esa comunidad internacional solo está dedicada a hacer poesía, sin aplicar las más duras sanciones económicas o sin intervenir de manera directa en el conflicto interno de Venezuela. Sin embargo, este modo de pensar del frustrado Juan Guaidó no es exclusivo de él, porque así piensan muchos, tanto en Cuba como en el exilio cubano.

¿Han hecho un recuento de las acciones que la comunidad internacional ha acometido frente a los actos agresivos de las dictaduras de Nicaragua, de Bielorrusia, de Birmania, de Irán en contra de los movimientos de protestas pacíficas o de noviolencia que se les oponen? ¿Han calculado cuántas dictaduras han sido socavadas por las acciones de rechazo por parte de la comunidad internacional?

Como bien hace ver Sharp, y en la realidad histórica ha quedado probado.  “[l]os países extranjeros pueden involucrarse por motivos positivos solamente siempre y cuando el movimiento de resistencia interna haya comenzado a socavar a la dictadura, habiendo de esta manera enfocado la atención internacional en la naturaleza brutal del régimen. (…) A pesar de que las dictaduras se pueden beneficiar de, o ser un poco debilitadas por, acciones internacionales, su continuidad depende principalmente de factores internos”; siempre y cuando internamente se esté librando un poderoso movimiento de resistencia, sea de cualquier carácter, armado o de noviolencia. En la ausencia de un fuerte movimiento de resistencia interna, acciones que pudiera acometer la comunidad internacional tales como los boicots económicos internacionales, embargos, la ruptura de relaciones diplomáticas, la expulsión de organismos internacionales, la condena de las Naciones Unidas, probablemente no ocurrirán.

Frente al síndrome de la indefensión aprendida deberá desarrollarse la capacidad de resiliencia adquirida, capaz de superar los obstáculos y apta para tomar una decisión dentro de situaciones estresantes aún cuando se sienta el miedo. De este modo, como lo dejo expresado Sharp y como ha quedado demostrado en repetidas ocasiones, para “derrocar a una dictadura de la manera más efectiva y con un mínimo costo” se requiere “ejecutar cuatro tareas: 1.- Fortalecer a la población oprimida reforzando su determinación, su confianza en ellos mismos, y su habilidad para resistir. 2.- Fortalecer los grupos sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido. 3.- Crear una poderosa fuerza de resistencia interna. 4.- Desarrollar un plan estratégico de liberación inteligente y abarcador e implementarlo hábilmente”.

Todo el tiempo que se requiera para cumplir esas cuatro básicas tareas ─ y se requiere bastante tiempo, bastante cálculo y sagacidad y bastante entrenamiento ─ no es tiempo perdido.

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