Saúl Godoy Gómez.
ABC DE LA SEMANA
Ya era tiempo, estuvo demasiado tiempo
en el poder prometiendo cambios que nunca logró, diciendo unas cosas y haciendo
otras, imponiendo su socialismo periclitado y falso, haciéndose el gracioso
ante las penurias del país en cadena nacional… que se vaya a lamerse las
heridas de su inmensa derrota, a escribir sus memorias, a ponderar sus
catastróficos errores, porque nada en él fue pequeño ni sencillo, todo lo que
pensaba y hacía tenía consecuencias de cataclismo, afectando a mucha gente,
conmoviendo al país entero, lo que se le ocurría lo convertían sus cómplices en
políticas públicas, sin que mediaran estudios, discusiones o críticas, todo,
absolutamente todo giraba en su entorno y con el gusto de la venganza,
estampaba su rúbrica en rojo para los “ejecútese”.
Él era la democracia pues se creía el
sumun del pueblo, él era la independencia pues era un libertador, él era la
soberanía porque hacía lo que le daba la gana y tenía las armas; en el
socialismo que mostraba como una gran revolución, jamás conoció oposición ni
controles a sus designios, excepto lo que la gente valiente de mi patria le
planteó en las marchas multitudinarias, en las elecciones donde le dijeron “No”
y se ganaban trincheras, en la resistencia valiente de periodistas y medios que
jamás se doblegaron, en mártires que pagaron con sus vidas y encarcelamiento el
fruto divino de la libertad, con partidos políticos que lograron concretar lo
que parecía un imposible, la unidad.
Trece años después, como Atila el
Huno, deja al país arrasado, alumbrándonos con velas y lámpara de kerosene,
comprando comida a otros países para poder alimentarnos, las ciudades
destrozadas y en ruinas, el hampa asechando en los caminos, las epidemias
desatadas, el agua envenenada…
Se va el viejo, se va como vino,
insultando y amenazando, prometiendo la violencia de los suyos que parecen no
enterarse de sus imperdonables crímenes, se va el viejo de Barinas, creyendo
que dormirá al lado de la tumba de Simón Bolívar, que sus gracias sobre
nuestros símbolos patrios perdurarán en la eternidad, que sus colonias de
chinos, iraníes y cubanos harán de nuestro país la nueva Masada en contra de
los gringos.
Por fin pudimos derrotar al hegemón
que quería perpetuarse en el poder, que nos impuso la tesis absurda de que todo
era de todos, que por si no han caído en cuenta, se trata de hacer de los
bienes y actividades de la sociedad, un bien público, y como el bien público se
sustenta en que allá afuera existe un ente colectivo, unitario, desasistido,
sin cuerpo, por lo tanto incapaz, que explica porque necesita estar en manos de
un pequeño grupo de burócratas que reclama para sí las riquezas del país en su
nombre. Tal ente colectivo no existe, la
palabra “público” se utiliza para designar a un grupo de individuos reunidos,
con derechos y deberes propios, con personalidad jurídica en reunión, se trata
de la suma de ciudadanos que hacen sus propias decisiones, que es variado,
plural y el hecho de estar juntos no los convierte en otra cosa, lo que es
“público” son los espacios que todos compartimos porque pagamos por ellos con
nuestros impuestos, porque decidimos que espacios iban a tener esa naturaleza,
cuya forma y uso fueron ejecutados por funcionarios a nuestro servicio.
El viejo era un comunista por lo que
todas estas fantasías colectivistas las impuso al país para expropiar,
nacionalizar, o simplemente quitar a los ciudadanos de sus industrias y bienes,
para luego entregarlos como regalos a un grupo afecto a su ideología para que
hiciesen con ellos lo que quisieran, y destruirlos fue lo que hicieron, y como
si fuera una plaga de langostas, estos revolucionarios enfermos de la cabeza
con estas ideas, se dieron a la tarea de saquear el país, llamando a esto,
socialismo bolivariano.
Pero allí están estos revolucionarios,
sus jefes y líderes, con apartamentos lujosos en Miami, con castillos y viñedos
en la Toscana, con posadas de lujo en Argentina, preciosos pisitos en Madrid y
Río diseñados por decoradores de interiores muy pero muy “chic”, no le sobra a
algunos yates en las marinas de Puerto La Cruz, hoteles en Margarita, aviones
en Panamá, haciendas equipadas y con animales importados, para ellos nada faltó
gracias a que medraron de lo público hasta reventar, ¿no es esa la idea de ser
un fiel comunista con su líder y con el partido? Para esto, tuvieron que montarse encima de
los hombros de muchísima gente, engañarlos, traicionarlos, no importa, atrás
quedó el reguero de miseria y de niños con hambre, ellos estarán muy lejos,
apartados del mundanal ruido, bebiendo y comiendo bien, por lo menos eso es lo
que creen… ¿Saben lo que es triste?, pasar la vejez en medio de demandas y
pleitos judiciales, perseguido, señalado, vivir esos años con miedo e inquieto,
en vez de disfrutar el merecido descanso con los nietos, en paz… podrán
decirnos cínicamente que nadie podrá quitarles lo “bailao”… pero de que pagan,
pagan.
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