domingo, 7 de octubre de 2012

A la espera


Mario J. Viera

Cruzo los dedos y aguardo. El día se me hace largo; mi ansiedad aumenta por momentos, y espero, espero a que llegue la noche; espero a que cierren los centros electorales de Venezuela. ¿Sucederá lo que todos anhelamos? Cuando digo todos, me refiero a los que creemos en la libertad y la democracia, en los que piensan con su propia cabeza y no con cerebros programados por otros.

Confío que Venezuela votará mayoritariamente por Henrique Capriles, luego me entra la duda; acaso el miedo pudiera imponerse en la mente de muchos votantes. Puede haber dudas de que el voto no será secreto porque los electores tienen que imprimir sus huellas dactilares en un documento al concluir la votación. Quizá los matones en motocicletas que pasan despacio frente a las filas de votantes pudieran enfriar el ánimo de muchos.

Pero entonces me animo, confío, trato de confiar, en el civilismo de los venezolanos, en la energía democrática de sus jóvenes, en el entusiasmo que se percibe en todas las ciudades, poblados y barriadas de Venezuela. Pero me asalta una duda, la desconfianza que me inspiran las masas arrebañadas que ceden, que se inclinan ante cualquier demagogo, ante cualquier agitador que prometa el cielo…

Cuando veo las fotos que publica la prensa mostrando largas filas de venezolanos aguardando estoicamente su turno para ejercer el voto no me cabe duda que en cada venezolano esté la convicción de que están viviendo un día histórico, que existe en todos ellos la convicción de que su voto puede decidir el futro de Venezuela y quizá hasta el futuro de la América Latina.

Entonces me pregunto, viendo los rostros de aquellos que aguardan en largas hileras: ¿qué estará agitándose en sus mentes? ¿A quién le otorgarán su voto?

Cruzo mis dedos y espero que en esta madrugada o al amanecer de mañana se anuncie el triunfo de Capriles… Entonces confiaré que hay un futuro para la América Hispana, donde no haya cabida para ambiciosos de poder proclamadores de consignas hueras, ni para políticos corruptos, sean de derecha, sean de izquierda; que no existirá más una democracia a medias, sino una democracia sincera y verdadera. Así es, que espero, y sujete mi impaciencia en este que será el día más largo del año.

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