Manuel David Orrio, o la irrentabilidad de la delación (Cuarta parte)
martinoticias.com 29 de junio de 2011
Regla suspira. Guarda silencio. Le trastabilla el pensamiento. No halla la palabra. Luego cuenta: “A lo mejor le prometieron tantas cosas que después no cumplieron… pero bueno… Y ahí es donde la gente se quiebra”.
“Mira… ¿A ver? El tiene un hijo: Miguel David. Le hablaba de modo diferente a la manera en que él mismo actuaba. Parecía que lo adoctrinaba de acuerdo a las ideas del gobierno. Y yo me preguntaba: ¿Cómo es posible que piense de una forma y le hable a su hijo de otra? Se me hizo sospechoso”
“Pensé en la “doble moral” en que todos vivíamos. En esa necesidad que tienen los cubanos de pensar una cosa y aparentar otra para no buscarse problemas con el gobierno. Quise creer que, a lo mejor, él sólo pretendía proteger a Miguel David para que no la emprendieran contra el muchacho en la escuela. Pero, en su caso me parecía excesivo”.
“Las historias allí (en Cuba) son macabras. Cuando un padre no comulga con la política de gobierno también atacan a los muchachos. Yo misma (por ser su esposa) sufrí el acoso en mi trabajo, y entonces creía que lo que hacía era un acto de protección, de amor, con su hijo”.
Para entonces ya Massielita, la hija de Antonio Díaz Sánchez, condenado a 20 años de prisión, desfilaba junto a su madre con las Damas de Blanco; Samuel, el hijo de Omar Ruiz, condenado a 15 años de cárcel, asistía a un psicólogo para aliviar el trauma de la ausencia de su padre; María Libertad, la hija recién nacida de Luis Enrique Ferrer García, condenado a 28 años de privación de libertad, cumplía su primer año sin saber por qué su padre no aparecería en la foto; y Alejandro, el nieto de Héctor Maseda, condenado a 20 años, se había quedado sin las historias y caramelos que le brindaba su abuelo.
“Por esa época Manuel David trabajaba para el Centro de Investigaciones de Prensa del Combinado de Prensa Granma, pero empezó a confrontar dificultades con sus textos, al extremo de que le rechazaron algunos artículos, quien sabe si se había creído el tono crítico que usaba en la prensa independiente, y eso lo lastraba en su nuevo papel de periodista oficialista”.
“El caso es que terminó enfermo de los nervios. Aunque ya él arrastraba dificultades psicológicas, ya sabes, los discapacitados siempre tienen problemas… Pero el psicólogo que nos antedía me pidió que no lo llevara más a su consulta porque consideraba que David era un manipulador.”
“Cuando me fui, así se lo dije, fue para siempre. Cuando dormí la primera vez sola, quiero decir, sin él, sentí una gran paz… David se había vuelto una persona muy rara”.
Martinoticias.com le preguntó si hubiera preferido ser una Dama de Blanco y Regla Suárez exhaló un suspiro y guardó un silencio hondo, muy parecido a un respeto profundo.
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