Un cable de la embajada de Estados Unidos en Honduras revelado por Wikileaks muestra que el embajador Hugo Llorens conocía perfectamente que Mel Zelaya estaba actuando ilegalmente impulsando la encuesta popular con la que pretendía modificar la Constitución hondureña.
En su informe al Departamento de Estado, Llorens señalaba que el general Romeo Vásquez había sido despedido por Zelaya al negarse “a llevar a cabo una orden de proporcionar apoyo para el 28 de junio para apoyar una encuesta de referéndum en noviembre, sobre la reforma constitucional, una encuesta declarada ilegal por un Tribunal de Apelación de Honduras”.
En su informe, el embajador Llorens reconoce que la encuesta impulsada por Zelaya había sido declarada “ilegal por la Corte de Apelaciones hondureña”.
En otra parte del cable se lee: “Zelaya anunció el despido y las renuncias (de los militares) en un breve discurso transmitido a nivel nacional e instó a grupos sociales de izquierda que lo apoyaran en una reunión en el Estado Mayor Presidencial Palacio al mediodía”.
Hugo Llorens conocía esta provocación de Mel Zelaya llamando al uso de la fuerza por sus partidarios pro chavistas.
En una de las cuatro reuniones que se habían celebrado en la residencia del embajador durante los días del 17 de junio, 19, 20 y 22 este hace notar que el ex presidente Carlos Flores había argumentado que “los tribunales fallaron la encuesta como ilegal, fue porque llamaba a una constituyente y que legalmente sólo podría hacerse mediante un referéndum aprobado por el Congreso”.
Llorens expresó que las conversaciones realizadas en aquellos cuatro días de reuniones “lograron la restauración de un grado de camaradería entre los presentes. Zelaya tentativamente acordó en aceptar la nueva redacción tres veces, pero cada vez se retractó, alegando la presión de la izquierda y grupos sociales”. Con lo que quedaba evidenciado que el embajador no desconocía la táctica de Zelaya de ganar tiempo para impulsar su ilegal propósito.
Es interesante notar lo que declaraba el embajador de Estados Unidos: “Hemos instado a Zelaya de cancelar la consulta y alentado a otros líderes políticos y militares para mantener la calma. En las conversaciones en la encuesta, Flores, Santos y Micheletti, representan a la institucionalidad y destacaron la necesidad de seguir las reglas del juego, mientras que Zelaya abrazando la retórica populista, con el argumento que el país necesitaba un cambio fundamental con el fin de desarrollarse”.
Reconocía pues que los que luego serían declarados como golpistas representaban “a la institucionalidad” en tanto que Zelaya se mantenía en su “retórica populista”. “al final era evidente que Zelaya no estaba dispuesto a hacer los compromisos necesarios para llegar a un acuerdo”, concluía Llorens.
Zelaya convocó a la turba chavista a asaltar un cuartel para apoderarse de las boletas confiscadas de la declarada ilegal consulta. Pretendía generar un conflicto que llegara a la disolución del Congreso por medio de un auto golpe. La acción enérgica del Congreso y de la Judicatura, declarando la destitución de Zelaya impidió el golpe que ya perpetraba Mel Zelaya y que contaría con el respaldo solidario de Hugo Chávez y Daniel Ortega.
Al ser removido del cargo por los militares en cumplimiento de una orden judicial Chávez denunció el legítimo acto constitucional señalándolo como un golpe de estado, a lo que se unió la embajada de Estados Unidos bajo la conducción de Hugo Llorens y el hipócrita secretario general de la OEA, José Miguel Insulsa.
Los poderes Legislativo y Judicial de Honduras actuaron en consecuencia con sus leyes y evitaron el golpe de estado que se estaba tramando por Zelaya y Hugo Chávez.
Contra Zelaya había cargos de corrupción y de manejo indebido de los fondos públicos. El chantaje que impulsó la OEA, siempre muda ante los atentados de Chávez contra las libertades en su país aisló a Honduras de la comunidad internacional; impulsó un verdadero bloqueo económico contra ese pequeño estado centroamericano mientras clamaba por el levantamiento del embargo comercial que Estados Unidos mantiene contra el régimen castrista.
Como afirma Juan Ramón Martínez de la redacción de LA TRIBUNA en un artículo de opinión titulado “Sociedad y país humillado”, la OEA “es una organización moribunda, que en vez de velar por sus fueros, se ha prestado al chantaje vulgar en contra de un país pequeño e indefenso como Honduras, mientras hipócritamente se calla ante las violaciones de los derechos humanos en Venezuela y Brasil. Cuando el secretario general de la OEA ha querido referirse a los asuntos internos del gobierno de Chávez, este con una fuerza y una hidalguía que la mayoría de nuestros gobernantes (de Honduras) desconocen, lo ha mandado a freír patatas a otro lado, incluso ofendiéndolo y tratándolo con epítetos que no me está permitido incluir en este artículo”.
En ese artículo el comentarista señala: “…nunca antes se había ofendido tanto a una nación como han hecho con Honduras, la OEA y un grupo de países que nos menosprecian, tanto a los hondureños –que les parecemos indolentes, distantes y casi bobos– como a nuestras instituciones”.
La democracia es una institución que requiere cuidados especiales y defensa aun contra sus propias debilidades. Los enemigos de la democracia conspiran contra ella al amparo de las libertades que ella garantiza. Así se actuó en Honduras. Honduras defendió la democracia, defendió sus leyes, defendió su institucionalidad, detuvo el tsunami chavista que amenazaba devorar a toda la América Central y el mundo le viró la espalda.
Ahora se le ha impuesto a Honduras la mayor de las humillaciones: aceptar el retorno del réprobo ex presidente sin que tenga que enfrentarse a la justicia para obtener las migajas de formar parte de una organización continental totalmente en descrédito.
El pacto de la ignominia firmado por Porfirio Lobo ha generado suspicacias sobre un posible acuerdo secreto entre este y Hugo Chávez. No solo para el embajador de Estados Unidos ante la OEA sino también para otros analistas Lobo se ha convertido en la segunda opción para Chávez en su intento de minar la democracia hondureña.
Se despiertan las ambiciones y ya hay muchos detrás de un referendo para modificar la Constitución y suprimir de ella sus artículos pétreos. El ex presidente Ricardo Maduro lo ha expresado claramente al decir que la Constituyente “la promueven algunos grupos que quieren una reelección y otros, el continuismo”. Para Maduro “En Honduras hay una ley, una Constitución que nos dice que es prohibida la reelección presidencial e incluso al que la promueve se le puede acusar de traición a la patria”
Ese fue el caso de Zelaya. Promover la reelección presidencial como él intentó, de acuerdo con la Constitución nacional podía ser declarado como traidor.
Concluyendo citaré lo que señalara Boris Zelaya Rubí, columnista de LA TRIBUNA:
“¿El regreso a la O.E.A. será sin más humillaciones… perdón, sin más condiciones? Tengan la seguridad que cualquiera que desee perpetuarse en el poder, lo sacaremos con la Ley o por la fuerza y si es posible hasta sin ‘piyama’”
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