La respuesta parece afirmativa de acuerdo con reportes periodísticos de los diarios EL HERALDO de Tegucigalpa y EL NUEVO HERALD de Miami basados sobre un informe diplomático venezolano del que aseguran ambos rotativos poseer copias.
De acuerdo con ambos reportes, la oferta de Lobo de participación en los esfuerzos por instaurar el Socialismo del Siglo XXI en Honduras fue formulada en una reunión sostenida en la residencia particular de Lobo el 15 de mayo con el agregado de negocios de Venezuela, Ariel Vargas.
El diario EL HERALDO informó haber enviado a Casa Presidencial una serie de preguntas en torno al supuesto pacto para que fueran contestadas por el gobernante sin que hasta el momento se hayan recibido respuestas.
EL HERALDO ha hecho público el texto del informe contenido en el cable CE No. II2.H2.E1-0224/2011 de fecha 15 de mayo de 2011.
Según el documento diplomático venezolano el encuentro entre el encargado de negocios de Venezuela en Honduras, Ariel Vargas y el presidente Porfirio Lobo “fue de carácter informal, en estricta reserva, sin prensa alguna y sin más asistentes que Lobo Sosa y el suscrito (Hidalgo)”.
En este encuentro Lobo se refirió, según el informante a “la precaria estabilidad en que se encuentra su Gobierno, indicando que en este país hay grupos muy poderosos que, siendo de una derecha recalcitrante, se oponen a cualquier transformación política, económica y social que afecte sus intereses de clase”.
Las revelaciones hechas por ambos rotativos pudieran revelar el por qué Lobo propició la reforma del artículo 5 de la Constitución y su acatamiento a una nueva constituyente. El artículo 5 prohibía textualmente el referéndum o plebiscito dirigido a reformar el artículo 374 del texto constitucional, uno de los artículos pétreos de la Constitución. De acuerdo con este último artículo, está prohibida tajantemente la reforma de los artículos constitucionales referidos, entre otros supuestos, al periodo presidencial y a la prohibición de la reelección presidencial.
Efectivamente, en el informe confidencial se dice que el mandatario hondureño expresó “que el curso de acción que siempre ha seguido ha sido el de evitar la confrontación y tratar de negociar entre las partes para así sacar adelante sus ideas y proyectos. Como ejemplo de esto indicó que fue así que hizo posible que se adoptara la modificación del artículo 5 de la Constitución hondureña sobre referendos y plebiscitos”.
En relación con la constituyente, Lobo había declarado su acuerdo “con la necesidad de efectuar una constituyente que apruebe los cambios que necesita Honduras y, como muestra de esa afirmación, expresó que cuando en el 2009 Zelaya comenzó a hablar de una encuesta para una cuarta urna, él propuso en el Congreso una “cuarta urna constitucional” que era un mecanismo ajustado a la ley para efectuar la consulta popular que quería Zelaya”. Sin embargo, “no puede (dentro de las actuales circunstancias) ... comprometerse en un acuerdo con Zelaya que contemple una constituyente so pena de tener un final idéntico al del ex mandatario”.
El tema de la constituyente obligaba a Lobo a tratarlo “con mucha prudencia y tacto para lograr su concreción y él se compromete a ayudar en este propósito, pero no lo puede anunciar al público como un acuerdo”.
En su informe, Ariel Hidalgo resalta que el presidente “fue más allá al señalar que hasta la propia pretensión de Zelaya de la reelección sería más fácil manejarla por vía del artículo 5 constitucional que por vía de una asamblea refundadora”
Lobo expresó su temor de no recibir el apoyo de las iglesias católica y evangelista podrían no estar de acuerdo con la proclamación de una Constituyente por lo que sería necesario trabajar para lograr su acuerdo, indicando que “si firmaba un acuerdo que mencione el compromiso de una asamblea constituyente, las iglesias hondureñas (actores de fuerte influencia política y social en este país) se opondrían como lo hicieron con Zelaya y se vendría abajo el proyecto; en tanto que si no se menciona esto por escrito pero se le brinda un margen de tiempo para que él trabaje la idea con las iglesias”, estimando “que se podría lograr el mismo resultado que él obtuvo cuando convenció al sector eclesiástico de apoyar la reforma del artículo 5 constitucional”.
En referencia a la oposición del gobierno del Ecuador y de otros gobiernos que exigen para el reconocimiento de Honduras el castigo a los participantes en la destitución de Zelaya, pidió ayuda a Venezuela “para hacer ver a estas naciones que es materialmente imposible comprometerse en esta exigencia, sin arriesgarse a un conflicto político grave en Honduras”, agregando jocosamente, según el informante, “que si firmaba un acuerdo así, el Presidente Chávez lo tendría que recibir en Venezuela cuando lo sacaran de Honduras como a Zelaya”.
Lobo aseguró que le daría todo su respaldo al Frente Nacional de Resistencia Popular para su constitución como fuerza política porque “esto le conviene a él y al Partido Nacional, toda vez que el FNRP constituido en organización política debilitaría grandemente al Partido Liberal, al arrastrar hacia sí a simpatizantes y militantes liberales”.
La revelación de este informe de la diplomacia venezolana plantea una profunda preocupación en torno a la democracia hondureña, la endeblez en que la misma se encuentra ante las ofensivas chavistas de extender su dominio ideológico hacia todo el continente; pero al mismo tiempo resulta la justificación a posteriori de la destitución del Presidente Zelaya que se hizo pretender como un golpe de estado.
Al mismo tiempo impone un cuestionamiento de la labor que en contra de Honduras se aprestó el secretario general de la ONU, Miguel Insulsa impulsando el reclamo chavista del golpe de estado. En la conspiración cabe preguntarse cuál ha sido la participación del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, la de cómplice a la de “tonto útil”.
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