Mario J. Viera.
Y aparece en el fórum Manuel Zelaya acompañado de su esposa Xiomara Castro; su hija Hortensia y dos de sus nietos. Y saluda alzando el brazo izquierdo con el puño cerrado como acostumbran a saludar los caudillos comunistas. Y se escucha el clamor entusiasta de los 1 500 concurrentes. Y Zelaya, el terrateniente, el oligarca, tomando para sí la retórica marxista dice: "Ya está iniciado el camino de la derrota de la burguesía que gobierna este país, y ya hoy estamos consolidando la victoria del pueblo que se siente en el corazón de cada hondureño que nos escucha en cada rincón de esta patria”
Entonces el presidente que violó la Constitución que juró defender, propone la formación de un Frente Amplio de Resistencia Popular; él sabe que no tiene regreso al Partido Liberal por el que fue electo para la presidencia y que provocó su división. Y las turbas aclaman con unanimidad la formación de la nueva organización política.
Y asume Zelaya la actitud del reformador y del teórico social: “Hemos expuesto una doctrina también y una filosofía económica política, porque aquí se está construyendo un socialismo democrático que yo le llamo liberalismo prosocialista, pero está en construcción una nueva fórmula política que en los próximos 50 años va a gobernar en este país y aquí está representado”
Esa es la razón de su participación en el Frente Amplio, gobernar por cinco décadas. Nada dice el liberal prosocialista de los males reales que afectan a la sociedad hondureña, nada dicen en condena de la criminalidad que amenaza la paz social de Honduras. El quiere acabar con las "viejas estructuras tradicionales", sobre todo aquellas que impiden la reelección de la presidencia. ¡Ah!, dice el presidente que se entregó al chavismo para mantenerse en el poder prolongado, que el Frente Amplio será “una nueva fuerza política que sustituya, que haga los cambios políticos que necesita Honduras, una fuerza política basada en el poder popular construido, demostrado y probado en esta lucha antigolpista y antioligárquica que representa el Frente Nacional de Resistencia Popular”.
La amenaza contra la propiedad privada está expresa en la exigencia que el pseudo izquierdista Zelaya plantea para aceptar la militancia de los miembros del Frente Amplio de Resistencia: “Hemos propuesto que se respete la diversidad política del Frente de Resistencia, donde todos tengamos una participación, solo pedimos dos condiciones, que se opongan a la explotación del hombre por el hombre, este modelo económico no lo aceptamos”. Es prácticamente el llamado a desatar la lucha de clases que divide a los pueblos y engendra odios, que resalta la demagógica “explotación del hombre por el hombre” y justificar la explotación de la sociedad por el poder de un partido hegemónico y el poder del Estado en la represión de los contrario como se hizo en Cuba, como pretende Chávez con su Partido Socialista Unido de Venezuela.
En el conglomerado resalta Juan Barahona, el segundo de Mel en el FNRP que declara con entusiasmo que “el Frente Amplio va a disputar el poder a la oligarquía en las urnas”. Ese mismo Juan Barahona que se identifica con la dictadura castrista, que ha participado desde la tribuna de la denominada Plaza de la Revolución, del desfile del Primero de Mayo del 2011 y partidario incondicional de Daniel Ortega.
Se lanza al ruedo de la política el Frente Amplio de Resistencia, con su pesada carga de comunistas y lo peor de la izquierda bananera. Aspira a ganar el poder en las elecciones de 2013 y para ello cuenta con los aportes generosos de Hugo Chávez. No son días de calma los que en el espacio político se vivirá de ahora en adelante en Honduras.
El Frente zelayista-chavista se juega la carta de Hugo Chávez con la esperanza de jugar un papel importante en 2013, confían en que Chávez retendrá el poder en Venezuela después del 2012. Quizá el pueblo venezolano les frustre sus anhelos derrocando al chavismo por la vía electoral.
Definitivamente se ha despojado de sus caretas. El Frente Amplio de Resistencia pretender sumir a Honduras en las sombras del pantano comunista y de la “dictadura del proletariado”.
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