viernes, 24 de junio de 2011

Esos duros republicanos y la Cuba libre.

Mario J. Viera
Representante (R) Mario Díaz-Balart
Sí, son duros, durísimos, los republicanos en el trato al castrismo. Son tan duros que ellos lograrán derrocar al gobierno de los Castro. ¡Allá el que lo crea! Yo no. Más que todo son demagogos. Asumen posiciones de intransigencia ante el castrismo para ganarse los votos del exilio cubano de canas y arrugas, un sector del electorado del sur de Florida que garantiza la victoria de cualquier candidato.
Adoran a su encantador, sagaz, valiente líder George W. Bush. El es el paradigma de la libertad. Un paladín de la libertad que fue el primero que le abrió las puertas de Estados Unidos al trato con Gadafi,  el terrorista, el tirano libio. Un extraordinario caudillo de la libertad que brindó todo su apoyo político, económico y militar al dictador egipcio Hosni Mubarak. Un héroe de la libertad que viajó a Miami para anunciar que quería una Cuba libre y nada hizo para liberar a la isla y hacer todo lo que pudo, incluyendo mentiras para derrocar al dictador iraquí Saddam Hussein con el propósito de liberar el petróleo... Perdón, quise decir el pueblo iraquí y se metió en una guerra de desgaste para las fuerzas militares de Estados Unidos y sentar las base para la gran crisis que hoy sufre este país.
¡Vamos a endurecer las medidas contra Cuba! Anunció y apretó a los cubanos de ambos lados del Estrecho de la Florida. ¡Medidas de seguridad! ¿Cuáles? Reducción de las remesas que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan enviar a sus familiares en la isla, limitación del concepto de “familia”, limitación de los viajes a Cuba de los cubano-americanos a uno cada tres años.
Y todos aquellos que salieron en estampida de Cuba huyendo del castrismo, sin tirarle un gollejo a un chino, dejando atrás propiedades que pensaban recuperar en un par de meses con el auxilio, que nunca se produjo, de los marines, y todos aquellos partidarios del régimen batistiano que huyeron junto al dictador, aplaudieron, junto a sus hijos y nietos, reunidos bajo el mismo techo, las medidas libertarias de Bush.
Los miles de cubanos que han arribado a los Estados Unidos dejando atrás hijos, padres, abuelos, nietos y no han alcanzado la naturalización se sintieron frustrados y sin poder hacer nada en contra, solo expresar a la callada su malestar. Acaso ¿no tienen derecho a auxiliar a su familia en Cuba con sus aportes económicos? “¡No!” gritan airados lo cubanoamericanos republicanísimos, “¡Que el gobierno de Cuba les resuelva sus problemas! Que se tiren a las calles para derrocar al castrismo” aunque ellos no se tiraron a las calles y no se enfrentaron, salvo honrosas excepciones, a los arribistas serranos. Ellos no podían ayudar a los pocos parientes que dejaron atrás con sus remesas porque la tiranía castrista lo impedía; por eso “¡Que se jodan ahora los recien llegados y que Bush les separe de la familia, no solo de los parientes y les limite la remesa que les puedan enviar, como antes hizo el castrismo con nosotros!”
Tesis estúpida esta de exigir que el gobierno totalitario se preocupe por las necesidades existenciales de los cubanos para justificar la limitación de las remesas; habría que decir lo mismo en el caso haitiano cuyo corrupto gobierno no ha sido capaz de resolver las miserias de su país, o que se limiten las remesas que puedan enviar los venezolanos, los nicaragüenses y ecuatorianos por las misma razones; o limitar las remesas mexicanas a su país cuyos gobiernos no han sido capaces de establecer las condiciones sociales para impedir que miles, cientos de miles de mexicanos se vean obligados a buscar la seguridad de sus familias emigrando ilegalmente hacia los Estados Unidos. ¿Acaso los iraníes refugiados en Estados Unidos no envían remesas a sus familiares en Irán?
¡Qué decir entonces de la China comunista! Ningún republicano se ha opuesto al trato preferencial que se le da al comercio con un país comunista, intolerante, represor como es el de los mandarines rojos chinos.
No todos los cubanos naturalizados como ciudadanos americanos somos republicanos o compartimos las mismas ideas del dinosaurio del Tea Party. No todos los cubanos podemos regresar a Cuba, porque la tiranía cubana nos los impide. En mi caso, llegué a los Estados Unidos como refugiado, amo tanto este país que me acogió que me hice ciudadano; no pienso volver a Cuba mientras subsista el régimen de los Castro; en primer lugar porque no me da la gana, porque me niego que tenga que pedirle autorización al gobierno de Cuba para regresar a mi patria; porque no se me antoja pagarle a la dictadura $400.00 para renovar el pasaporte cubano cuando poseo el pasaporte americano; porque continúo ejerciendo mi derecho de opinión de criticar y condenar la mentira del castrismo, y solo puedo enviarle una remesa de solo $30.00 dólares mensuales a mi hija en Cuba por mis situación económica; pero eso no me impone el derecho de imponerle a otros lo que es mi propia decisión o condiciones.
Ahora la prensa de Miami nos informa de la nueva iniciativa republicana que ha recibido la aprobación del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes del Congreso Federal. La iniciativa es una enmienda impuesta al proyecto de la Ley de Asignaciones de Servicios Financieros para el 2012 discutida en el comité.
Su proponente el representante nacido en los Estados Unidos de padres cubanos, Mario Díaz-Balart con el propósito de derogar las medidas del presidente Obama que aliviaban las normas para los viajes y envíos de remesas a Cuba.
“La enmienda elimina las medidas de Obama ─ha declarado el representante Díaz-Balart  ─ y regresa a la situación imperante bajo la presidencia de Bush” ─ agregando ─ “La mayor fuente de ingresos para la dictadura han sido los cambios (introducidos por el presidente Obama)”. Se siente optimista, considerando que cuenta con los votos suficientes para lograr su aprobación en la Cámara.
Según ha reportado EL NUEVO HERALD entre las propuestas presentadas “está exigir licencias para los viajes familiares a la isla, endurecer la definición de “familia”, y limitar los viajes a uno cada tres años por un período de 14 días. La enmienda también reduce las remesas familiares a los miembros de la familia inmediata a $300 por trimestre”.
¡Muy bien!, ya tiene asegurado unos cuantos votos para su futura reelección para el puesto de representante o hasta para una nominación como senador en futuras elecciones.
Sí, no lo dudemos, el legislador siempre ha estado al lado del sufrido pueblo de Cuba, de ese pueblo que carece hasta de lo más elemental para subsistir dentro de la miseria a la que el castrismo le sumiera. Negarle a los cubanos de la isla el contacto con sus familiares en Estados Unidos y el poder recibir las remesas salvadoras es, a no dudarlo, “un asunto de seguridad nacional, una cuestión de derechos humanos y un asunto de libertad”, como lo ha asegurado el distinguido congresista.
Cinco años atrás, Lázaro González y yo fuimos a verle a su oficina en Miami. Le llevábamos una propuesta, que sugiriera a Oscar Elías Biscet, entonces en prisión por los sucesos de la Primavera Negra de Cuba, como candidato al Premio Nobel por la Paz, capacidad que posee cualquier miembro de un Legislativo. Nos atendió amablemente, sonriente, acogedoramente. Se comprometió a hacerlo. Nos despedimos amablemente confiados que Biscet estaría entre los candidatos del siguiente año para el Nobel de la Paz. Pero el amable legislador de estirpe batistiana parece ser que olvidó su promesa. Es tanto lo que tiene que hacer por la libertad de Cuba que un detallito como este podría ser fácilmente olvidado. En fin hay más años que tiempos de vida.


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