viernes, 31 de marzo de 2017

Abuso de Derecho: A propósito de la orden ejecutiva de Donald Trump para desmantelar las políticas ambientales del presidente Obama.

Mario J. Viera



El medio ambiente es una propiedad eminentemente colectiva, propiedad de todos los habitantes del planeta, por tanto, un bien común al cual todos tenemos el derecho de disfrute, uso y conservación. Frente al derecho de la propiedad privada, la propiedad particular, este derecho, de propiedad de todos, es y tiene que ser inconmovible. El derecho a la propiedad privada debe entenderse dentro de los límites de su importancia social, derecho de uso (ius utendi) y disfrute, pero no de abuso (ius abutendi). Nadie tiene derecho en uso de sus derechos de propiedad privada a dañar o limitar el derecho de la propiedad privada de otros. La propiedad privada es sagrada, esto es cierto, y fundamento de las libertades, pero el ejercicio del derecho a la propiedad privada no implica que se posea el derecho a esquilmar los recursos naturales de un país o un territorio en particular y mucho menos a los bienes universales a los cuales todos, como habitantes de este planeta, tenemos el derecho natural de disfrutar, ríos, mares, acuíferos, subsuelo, bosques y aire. Tenemos el derecho a respira aire limpio y sin poluciones y ante este derecho nadie puede alegar el derecho de uso y abuso de su propiedad privada.

La Constitución cubana de 1940 en su artículo 87 reconocía del derecho de la propiedad privada en su concepto de función social, declarando: “El Estado cubano reconoce la existencia y legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de función social y sin más limitaciones que aquellas que por motivo de necesidad pública o interés social establezca la ley”. Si tomamos este concepto de las limitaciones por necesidad pública o interés social de la propiedad privada podemos encuadrar dentro de las mismas las regulaciones encaminadas hacia la protección del medio ambiente.

Existe lo que se denomina abuso de derecho en el caso cuando en el ejercicio del derecho de propiedad se ejecutan acciones cuyos resultados acarrean problemas al vecino o al uso de su propiedad. Esto está contemplado y regulado por el derecho civil. Tomemos como ejemplo lo estipulado al respecto en el artículo 7.2 del Código Civil español de 1889: “La ley no ampara el abuso de derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que por la intención del autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realizase sobrepase manifiestamente los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño a tercero, dará lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de medidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso”. El Código Civil griego de 1941 estableció en su artículo 281: "El ejercicio de un derecho está prohibido si sobrepasa manifiestamente los límites impuestos por la buena fe o las buenas costumbres o por el fin social o económico de dicho derecho". Por otra parte, el Código Civil húngaro de 1960 plantea en el inciso 2 de su artículo 5, lo siguiente: “El ejercicio de un derecho es abusivo cuando tiende a un fin incompatible con el destino social del derecho y especialmente cuando acarrea daño a la economía nacional y a los ciudadanos, avanza sobre sus derechos e intereses legítimos o procura la adquisición de ventajas indebidas”. Tempranamente en el Código Civil prusiano de 1794, como anota Luis Moisset de Espanés, se estableció que “nadie puede abusar de su propiedad para agraviar o perjudicar a otro".

Todo acto “por las circunstancias en que se realice” con daño a tercero es considerado como abuso de derecho y causa de indemnización, porque nadie puede hacer abuso de su propiedad para causar perjuicios a otros. Cuando las empresas de petróleo y gas, con sus emanaciones de gases perjudiciales y tóxicos contaminan la atmósfera sobrepasando el fin económico de su derecho de propiedad provocando, por negligencia o intención, daños a terceros, es decir a todos nosotros, se requiere adoptar de medidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso”; por tanto, se requieren regulaciones en el ejercicio de su derecho de propiedad privada con el propósito de limitar su capacidad de adquisición de ventajas indebidas.

En Estados Unidos existe una poderosa corriente de oposición a todo tipo de regulaciones gubernamentales que pongan límites a los intereses del mercado, especialmente impulsada por el partido republicano. No obstantes, son numerosas las regulaciones que se han implantado en diversos renglones que no han suscitado ninguna posición disidente, como es el caso de las regulaciones impuestas para las construcciones de edificaciones o las que regulan el mercado de la industria tabacalera prohibiéndole el empleo de la propaganda comercial e imponiendo gravámenes indirectos al consumo de cigarrillos y cigarros, principalmente dictadas por legisladores republicanos. Del mismo modo en el sector financiero se han establecido regulaciones como es el caso de la Ley Dodd-Frank Wall Street Reform and Consumer Protection (21 de julio de 2010) a la que se le incorporó la denominada Regla Volcker dirigida a minimizar conflictos de interés financieros. En marzo de 2015, el presidente Obama presentó su plan para reducir las emisiones de carbono de las plantas termoeléctricas del país. El denominado Plan de Energía Limpia propuesto por Obama tenía como objetivo reducir para el 2030 las emisiones de carbono en un 32% con respecto a los niveles de 2005, considerando, según expresara, que las estaciones termoeléctricas producían "aproximadamente un tercio" de la contaminación total por carbono del país; este sería, opinó, “el paso más grande y más importante que hemos tomado nunca para combatir el cambio climático”. En defensa de su proyecto Obama afirmó: “Solamente tenemos un hogar, un planeta. No hay un plan B”, una verdad incuestionable. Entre los propósitos perseguidos por el Plan de Energía Limpia se preveía que para el 2025 Estados Unidos reduciría las emisiones de efecto invernadero, no solo las procedentes de las termoeléctricas, entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005.

Sin embargo, como reportara el Huffington Post: “Varios (políticos) republicanos, entre ellos algunos precandidatos presidenciales, la industria del carbón y parte de la comunidad empresarial consideran que las nuevas directrices de la EPA para las termoeléctricas destruirán miles de empleos y encarecerán el coste de la energía”. Esta es la respuesta que dieran aquellos que, sin la debida preparación académica, rechazan la realidad del cambio climático como resultado de los gases de efecto invernadero y que defienden intereses puramente egoístas de obtener más ganancias sin consideración por las consecuencias por daños a terceros, en este caso, de todos los habitantes del planeta. No existe plan B.

La filosofía de Donald Trump ─ si alguna en realidad tuviera ─ es la negación del calentamiento global como efecto del cambio climático bajo la acción del hombre. Para él, el calentamiento global es cuento chino; así lo expresó en uno de sus habituales tuits, este del 6 de noviembre de 2012 cuando anotó: “El concepto del calentamiento global fue creado por y para los chinos para atacar la competitividad de la industria estadounidense”. Coincidiendo con los intereses de la industria del carbón y de las petroleras y siguiendo los postulados de los republicanos cambio climáticos detractores, Trump califica las regulaciones planteadas dentro del Plan de Energía Limpia como “regulaciones asesinas de empleos (job-killing regulations)”.
El 28 de marzo firma Trump una Orden Ejecutiva que revoca la de Barack Obama, diciendo muy complacido: “I am taking historic steps to lift restrictions on American energy, to reverse government intrusion, and to cancel job-killing regulations”. ¿Pasos históricos? Siempre presente su grandilocuencia al considerar que todos sus actos deben tener preeminencia histórica, cuando solo lo que hizo fue anteponer intereses particulares a los intereses universales al usufructo de una atmósfera limpia. Se trata, simplemente de un flagrante acto de abuso de derecho, además de ser un acto irreflexivo y sin el debido asesoramiento científico.

En su desesperado acto de revocar lo que ve como “intrusión gubernamental”, Trump no paró en mientes para desconocer la carta firmada por 375 especialistas ambientalista que le remitieron para que considerara que “el cambio climático provocado por los seres humanos no es una creencia, un engaño o una conspiración. Es una realidad física”. En este documento los especialistas daban razones de peso diciendo: “Los combustibles fósiles alimentaron la revolución industrial. Sin embargo, la combustión de petróleo, carbón y gas también causó la mayor parte del aumento histórico en los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero que atrapan el calor. Este aumento de los gases de efecto invernadero está cambiando el clima de la Tierra (...) La ciencia básica de cómo los gases de invernadero atrapan el calor es clara y lo ha sido durante más de un siglo”.

Muy satisfecho con las medidas que acaba de dictar, Trump afirmó sonriente: “Vamos a poner a nuestros mineros a trabajar otra vez”. ¿Hay fundamento en lo que afirma? Revirtiendo con su proclamada “Independencia energética” la prohibición de arrendamiento de carbón en tierras federales estipulada en la orden ejecutiva de Obama del Plan de Energía Limpia, ¿garantizará un aumento en los empleos en las empresas del carbón? Él lo cree así; en cambio, BBC Mundo lo pone en duda reportando: “En 2015, las empresas de carbón emplearon a unos 66.000 mineros, el número más bajo desde que el organismo de estadística del Departamento de Energía de Estados Unidos comenzara a registrar estas cifras en 1978. Los motivos, han apuntado varios expertos, se deben a la creciente mecanización en la industria y al aumento en la producción de gas natural, una alternativa menos costosa y contaminante que el carbón”.

De inmediato ya esta orden presidencial ha originado fuertes críticas por parte de las organizaciones ambientalistas que han prometido someterlas a las cortes. Así lo han asegurado David Doniger del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) Liz Perera, de la organización Sierra Club, quien considera que esta orden presidencial representa “uno de los mayores ataques en contra de las acciones por el medio ambiente que Estados Unidos haya visto jamás”, para a continuación agregar: “Trump está señalando un cambio en la filosofía ampliamente aceptada de que el dióxido de carbono es el enemigo, el principal motor del cambio climático”. Por su parte Doniger consideró que se trata de “un plan de destrucción climática en lugar de un plan de acción”.



sábado, 18 de marzo de 2017

Anatomía del racismo

Carlos Alberto Montaner. EL NUEVO HERALD


María David, en la Marcha del Día del Trabajador en Miami. Alexia Fodere. The Miami Herald/El Nuevo Herald
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Para Mario Kreutzberger, Don Francisco, que se preguntaba de dónde surgía el racismo.

Steve King, congresista republicano de Ohio, tuiteó: “No podemos reconstruir nuestra civilización con los hijos de otros países”. A lo que le respondieron, contrariados, dos congresistas cubanoamericanos, también republicanos, Carlos Curbelo e Ileana Ros-Lehtinen. Ileana precisó: “la diversidad es nuestra fuerza”. La polémica fue reflejada en el Nuevo Herald.

Ahí está el núcleo de un debate permanente: la naturaleza humana, es decir, animal, reivindicada por King, frente a la racionalidad artificial surgida en el curso de nuestra civilización. Es la uniformidad contra la diversidad. Son los nexos genéticos frente a las relaciones fundadas en el derecho. Es la lógica de la raza, de la sangre, de Hitler, versus la de los derechos naturales y, si se quiere, la de la tradición judeo-estoica-cristiana.

El racismo, es cierto, aumenta notablemente en el mundo. Se demuestra en los crecientes episodios de antisemitismo. Ocurre en Francia, en Holanda, en España, en Italia. La consigna de hacer “otra vez grande a Estados Unidos” no es sólo una cuestión económica o industrial. Es también que el país sea de nuevo, esencialmente, blanco, norte-europeo y uniformemente angloparlante, como le gustaría al congresista Steve King.

Así era la clase dirigente norteamericana cuando se fundó la República a fines del siglo XVIII, mítica época dorada en la que se dieron cita los Padres Fundadores. Así fue hasta que llegó a la Casa Blanca un señor afro-anglo-americano llamado Barack Hussein Obama, el presidente número 44 de la nación.

Hoy tal vez caben en esa definición estrecha de Estados Unidos, pero menos, los judeoamericanos, los italoamericanos, los grecoamericanos, y el resto de las adherencias que han inmigrado en masa a Estados Unidos en los últimos 150 años, pero el núcleo duro de la identidad estadounidense, el que genera el estereotipo más enérgico, es el mítico anglosajón ilusionado con la victoria de Donald Trump, como le ocurre al congresista Steve King, descendiente de irlandeses, alemanes y galeses.

El racismo es un rasgo inherente a la naturaleza humana. Los niños nacen sin experimentarlo, y así evolucionan durante los primeros años de vida, hasta que, paulatinamente, van adquiriendo una identidad. Ésa es la madre del cordero. Tan pronto se perfila y afianza el yo comienza el impulso ciego por segregar o liquidar al otro, al diferente, al que realmente no forma parte del grupo ni comparte esa identidad primaria.

La identidad nos hace racistas porque vamos dejando de ser individuos en abstracto para formar parte de una tribu que se identifica por el color de la piel, el tipo de cabello, la forma de los ojos, el idioma que utilizamos, la entonación con que lo hablamos, la gesticulación que empleamos, las creencias religiosas, la mitología o relatos compartidos, y otros mil detalles que van formando y conformando a los miembros del grupo.

El antropólogo José Antonio Jáuregui, un catedrático especialmente inteligente, intuía que ese comportamiento de acercamiento “identitario” formaba parte de una estrategia natural de la especie para poder prevalecer en el complejo y agresivo curso de la evolución.

Las personas integradas en una tribu tienen más posibilidades de reproducirse y entregar sus genes a sus descendientes. Para lograrlo, el cerebro nos guía en la dirección debida por medio de los neurotransmisores con estímulos placenteros o dolorosos. Somos, decía Jáuregui, “esclavos de nuestros cerebros”.

El nacionalismo y el fanatismo deportivo –casi siempre hermanados– serían una expresión de este fenómeno. (Hace pocas fechas, cuando los catalanes ganaron un improbable partido de fútbol con cinco goles, los sismógrafos de Barcelona registraron el triunfo con un punto en la escala de Richter por los saltos de alegría que dieron al unísono decenas de miles de barceloneses felices, súbitamente unificados por el paroxismo provocado por la victoria del equipo local).

¿Cómo pudo ganar la presidencia un mestizo con nombre árabe y orígenes parcialmente africanos si las sociedades permanecen atadas por esos lazos antiguos e invisibles? Porque, al menos provisionalmente, había triunfado la concepción republicana (en el buen sentido de la palabra) de la especie: todos somos iguales ante la ley. Fue el triunfo del republicanismo, un bendito artificio basado en la hermosa superstición de que es el acatamiento de la Constitución lo que hace estadounidenses a los “americanos”.

En eso estamos. Luchando contra un pasado de millones de años para que las personas no sean prejuzgadas por el color de la piel, los dioses en los que creen, los deseos sexuales que los dominan y el resto de los elementos que constituyen la identidad.

Eventualmente se logrará y habremos desterrado el racismo para siempre. Pero necesitamos mucho tiempo para que la razón gane ese combate. Al fin y al cabo fuimos animales millones de años y sólo hace 25 siglos que Zenón el Estoico, un extranjero pelirrojo, pequeño y patizambo, se atrevió a decir en Atenas que las personas tenían derechos más allá del parentesco y del sitio de nacimiento. Apenas un rato.

Periodista y escritor. Su último libro es la novela Tiempo de Canallas.
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miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Día Internacional de la Mujer?

Mario J. Viera



La mujer, ese ser humano, merecedor de todos los respetos, como los merece el género humano en su totalidad, hombre, mujer, niño y anciano; sean blancos, negros, mestizos, asiáticos, pieles roja; sean ricos o sean pobres; sean sanos o sean discapacitados, ¿requiere un solo día de cada año dedicado a ellas? Leí un día, no sé cuándo ni dónde, lo que una mujer escribiera diciendo: “No me consideres solo porque sea madre, hermana, hija o esposa, sino simplemente como lo que en realidad soy: un ser humano”. ¡Humano, solo con esto basta!

La conmemoración de un día dedicado como "Día Internacional de la Mujer" o "Día de la Mujer Trabajadora" fue una iniciativa del movimiento social-demócrata de inspiración marxista, cuando durante la celebración del II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas de 1910 en la ciudad danesa de Copenhague, Clara Zetkin, una militante de la Liga Espartaquista (comunista), propuso la proclamación del 8 de marzo como día de reconocimiento de la mujer trabajadora, en acto de solidaridad internacional con la huelga que las trabajadoras textileras en Estados Unidos impulsaron en 1909, conocida como “huelga de las camiseras” o el “Uprising of the 20,000” por el número de las participantes ─ mayoritariamente trabajadoras inmigrantes de diferentes regiones de Europa ─ en aquella huelga, considerada como la mayor huelga femenina llevada a cabo hasta la fecha en Estados Unidos. Sus reclamos son presentados escuetamente en Wikipedia: “El 24 de noviembre alrededor de veinte mil trabajadores, en su mayoría mujeres, salieron de las fábricas. La huelga duró hasta febrero de 1910 y terminó en un "Protocolo de paz" ("Protocole of peace") o acuerdo entre empresarios y sindicalistas, que permitió a los huelguistas volver al trabajo y satisfacer, en alguna medida las demandas de los trabajadores ─ mejor salario, reducción de la jornada laboral, igualdad salarial e igualdad de trato para los trabajadores que estaban afiliados a los sindicatos y aquellos que no lo estaban”.

Huelguistas camiseras


Independiente de sus antecedentes comunistas, en 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año de 1975 como “Año Internacional de la Mujer”, y celebrando por primera vez como Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. Dos años más tarde, en diciembre de 1977, la Asamblea General adoptó una resolución que proclamaba un Día de las Naciones Unidas de los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, que habría de celebrarse en los Estados Miembros, cualquier día del año, de acuerdo con sus tradiciones históricas y nacionales. “Desde entonces ─ declara la página oficial de la ONU Mujeres ─, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. El creciente movimiento internacional de mujeres, consolidado gracias a las cuatro conferencias mundiales de las Naciones Unidas sobre la mujer, ha contribuido a convertir la celebración en un punto de encuentro en torno al cual promocionar los derechos de las mujeres y su participación en las esferas política y económica”.

Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los movimientos feministas se organizaron en torno a una plataforma de reclamaciones, tales como el derecho al sufragio. Una conquista esta que costó muchas luchas y protestas para alcanzarle. El primer país que concedió este derecho civil a las mujeres fue Nueva Zelanda en 1893 pero restringido solo al voto. Estados Unidos fue uno de los últimos países que concediera el derecho al voto para todas las mujeres en 1965 sin importar su raza. En el continente americano el primer país que le concediera a las mujeres el derecho al voto fue Ecuador en 1929, seguido por Chile en 1931, Uruguay en 1932, Bolivia en 1938, El Salvador en 1939, Cuba en 1940, Panamá en 1941, Brasil en 1943, Guatemala y Venezuela en 1946 y Argentina y México en 1947.

Muchos eran los prejuicios que existían para rechazar el voto femenino. Alfred López del Blog 20 minutos, cita las palabras de un político que rechazaba se aprobara el voto de las mujeres:
   
¿Conceder el derecho de voto a las mujeres? ¡Qué idea más ridícula! El cerebro de la mujer es más pequeño que el de los hombres lo que demuestra que las mujeres son menos inteligentes. Son propensas a actitudes extremistas y se asocian a campañas sin consultar antes a sus maridos. Además, eso no fomentaría la igualdad de derechos porque su natural modestia les impide ir a votar cuando están embarazadas, y como las mujeres del campo suelen tener más hijos, tendrían una desventaja injusta con respecto a las mujeres que viven en las ciudades. Y si las mujeres son elegidas al parlamento, ¡qué deshonra supondría esto para sus maridos! Éstos estarían obligados a cocinar en casa…

Otras de las demandas planteadas por los movimientos feministas eran, el derecho a disponer libremente de sus bienes sin tener que recibir la representación de sus esposos; la demanda de la separación entre sexualidad y reproducción, la defensa de la maternidad libre; la promoción de la planificación familiar, así como el derecho a decidir sobre el uso y difusión de métodos anticonceptivos artificiales y el derecho a interrumpir el embarazo; la protección de la maternidad; el derecho al trabajo y la igualdad de salarios con el hombre por igual trabajo; la condena a la violencia familiar en contra de las mujeres y el derecho a recibir instrucción universitaria. El día internacional de las mujeres, no es el simple día para felicitar a las mujeres o para conceder promociones comerciales. Se trata, desde su origen, de un día para la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres; de un día consagrado a la supresión de la discriminación contra las mujeres.

El 7 de noviembre de 1967, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 2263, “Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer” la que en su parte introductoria expresa: “Considerando que la discriminación contra de la mujer es incompatible con la dignidad humana y con el bienestar de la familia y de la sociedad, impide su participación en la vida política, social, económica y cultural de sus países en condiciones de igualdad con el hombre, y constituye un obstáculo para el pleno desarrollo de las posibilidades que tienen las mujeres de servir a sus países y a la humanidad...” En su artículo 3, establece: “Deberán adoptarse todas las medidas apropiadas para educar a la opinión pública y orientar las aspiraciones nacionales hacia la eliminación de los prejuicios y la abolición de las prácticas consuetudinaria y de cualquier otra índole que esté basadas en la idea de la inferioridad de la mujer”.

La eliminación de esas denominadas “prácticas consuetudinarias” fundadas en el prejuicio de la “inferioridad de la mujer” choca con criterios recogidos en la práctica de algunas religiones, como las limitaciones que se le imponen a la mujer en los estados islámicos donde rige la ley suprema de la Sharía y en diferentes comunidades del cristianismo paulista que siguen las enseñanzas de Pablo de Tarso:

"Vosotras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice". Primera carta a los Corintios.
"Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada". Primera carta a Timoteo.

En 1994 la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo entre los días 5 a 13 de septiembre declara explícitamente: “Muchos países han hecho considerables progresos en lo que respecta a ampliar el acceso a los servicios de salud reproductiva y a reducir las tasas de natalidad y de mortalidad, así como a aumentar los niveles de educación y de ingreso, en particular la situación educacional y económica de la mujer (...) cabe mencionar los grandes cambios de actitud de la población del mundo y de sus  dirigentes por lo que hace a la salud reproductiva, la planificación de la familia y el crecimiento de la población, que, entre otras cosas, han dado como resultado el nuevo concepto amplio de la salud reproductiva, que incluye la planificación de la familia y la salud sexual, tal como se definen en el presente Programa de Acción”. En su Principio 4, proponía: “Promover la equidad y la igualdad de los sexos y los derechos de la mujer, así como eliminar la violencia de todo tipo contra la mujer y asegurarse de que sea ella quien controle su propia fecundidad son la piedra angular de los programas de población y desarrollo”; y en su Principio 8 exponía: “Toda persona tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. Los Estados deberían adoptar todas las medidas apropiadas para asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso universal a los servicios de atención médica, incluidos los relacionados con la salud reproductiva, que incluye la planificación de la familia y la salud sexual. Los programas de atención de la salud reproductiva deberían proporcionar los más amplios servicios posibles sin ningún tipo de coacción. Todas las parejas y todas las personas tienen el derecho fundamental de decidir libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos y de disponer de la información, la educación y los medios necesarios para poder hacerlo”.


Mucho queda por hacer a favor de los derechos de las mujeres, es por ello que este día no basta solo con desearles felicidades a las mujeres por su día, sino solidarizarnos en apoyo a sus derechos.

viernes, 3 de marzo de 2017

Frank Pais: El Llano y la Sierra

Amigos, aliados y enemigos
Un análisis crítico de la Era del castrismo

Mario J. Viera




Capítulo XVIII

Es posible que Frank País hubiera aquilatado eso que Elorza caracteriza la personalidad de Fidel Castro como su “doble dimensión de autoritarismo e hipocresía” y que, por tanto, guardara determinadas reservas hacia el líder del 26 de Julio y hacia algunos de sus colaboradores en la sierra, como el argentino Ernesto Guevara. Por supuesto no podía prever el futuro para darse cuenta que el protagonismo y el autoritarismo que emanaban de la personalidad de Castro fueran indicios para lo que devendría luego que se asiera del poder. Reconocía a Castro en su carácter de iniciador y le brindaría toda la ayuda que necesitara en los primeros momentos de la aventura serrana. Sin embargo, Frank no abandonaba su propósito de abrir un nuevo frente guerrillero que sirviera de contrapeso al autoritarismo castrista.

Alberto Müller hace notar las dos diferentes mentalidades que se mostraban durante la insurrección antibatistiana entre los dos sectores que la distinguía, el Llano y la Montaña. Mientras en la Sierra Maestra (la Montaña) se manifestaba el autoritarismo ─ Müller lo denomina gansteril ─ de Fidel Castro “que todo lo supeditaba a su mando egocentrista”,
En el Llano (predominantemente urbano) “se consolidaba el civilismo libertario de Frank País que fundamentaba el futuro del país a elecciones democráticas, división de poderes, estado de derecho, libertad de prensa y el respeto a la dignidad de la persona humana[1]

Castro pretendía tener bajo su total dirección a todo el movimiento insurreccional, Sierra y Llano. Frank en cambio distinguía los dos diferentes escenarios de combate. En la Sierra se debía practicar una guerra irregular caracterizada por emboscadas a las fuerzas militares y por ataques repentinos, fugases para apoderarse de armas y luego evadir el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. En las zonas urbanas el guerrillero se exponía de cara a la acción, en atentados y sabotajes. Frank no ha estudiado a Kropotkin, Bakunin o Trotsky ni ha meditado en los trabajos de Mao Zedong, pero tiene el sentido del partisano y la experiencia de su accionar en la lucha urbana. Frank intuye claramente que los métodos de combate del guerrillero urbano difieren significativamente del partisano afirmado en las montañas. Sabe, se lo dicta su experiencia y su olfato de conspirador, que las células insurreccionales urbanas requieren de autonomía para ejecutar sus operaciones. El guerrillero urbano puede actuar en misiones de apoyo a la guerrilla serrana en la zona de conflicto planeadas por el mando guerrillero, y el mando guerrillero deberá respetar la autonomía de los guerrilleros urbanos. Las células pueden recolectar armas, municiones, reclutar hombre para fortalecer a la guerrilla y hacer labor de agitadores y propagandistas.  

Por su propio razonamiento había coincidido con la definición que sobre el guerrillero urbano ofrecería el Mini Manual del Guerrillero Urbano, un instructivo brasileño de la década del sesenta pensado como manual para terroristas urbanos:

La iniciativa es una cualidad especialmente indispensable. No siempre es posible anticiparse a todo, y el guerrillero urbano no puede dejarse confundir, o esperar por órdenes. Su deber es la de actuar, de encontrar soluciones adecuadas para cada problema que se encuentra, y no retirarse. Es mejor cometer errores actuando que no hacer nada por miedo de cometer errores. Sin la iniciativa no puede haber guerra guerrillera urbana (…) si es conocido o buscado por la policía, si ha sido sentenciado o está bajo libertad condicional, tiene que vivir clandestinamente. Bajo tales condiciones, el guerrillero urbano no puede revelar sus actividades a nadie, ya que eso es siempre y únicamente la responsabilidad de la organización revolucionaria a la cual pertenece[2].

Este concepto de la independencia del movimiento urbano con respecto a la lucha en la sierra, más su accionar político con definida autonomía, generaría una confrontación con las opiniones hegemónicas de Castro. En este sentido Consuelo Naranjo Orovio expone:

Es probable que la actividad política de Pais que, de hecho, estaba limitando la influencia política y el papel del grupo guerrillero de la Sierra, creara algún tipo de enfrentamiento con el mismo Castro. Los roces entre la guerrilla, emplazada en la Sierra, y el movimiento urbano, ubicado en el así llamado Llano, que tuvieron lugar en estos meses (de 1957) fueron una constante del proceso insurreccional[3]

Su instinto de jefe de acción se manifestaba en dos vertientes, la primera, la exigencia a sus hombres de ser disciplinados y la segunda, la preparación de estos para la acción. Así lo pone de manifiesto Eduardo Yassels que conocía a Frank en las labores conspirativas:  

Exigía la disciplina y a la vez era un ejemplo de ella. Fue fogueando y modelando a los hombres, y probándolos gradualmente. Antes de asignarle una misión a alguien, había valorado la posibilidad de su cumplimiento.

Como jefe nacional de acción del 26 de Julio, Frank no se detenía para actuar de manera autónoma. Sin consultar con Castro emprende una incansable labor dirigida a crear una estructura organizativa para el movimiento en todo el país, y de igual manera establece contactos con el consulado estadounidense en Santiago de Cuba, tal y como se desprende de los testimonios que ofrece Enrique Canto Bory en su libro autobiográfico Mi Vida. Además, José Álvarez cita una carta de Frank País dirigida a Castro con fecha 20 de julio en la que le comenta de sus conversaciones con el cónsul americano en Santiago de Cuba quien le dijera que su gobierno veía con simpatías al Movimiento, pero que al mismo tiempo estaba preocupado por una posible infiltración comunista[4]

Richard Gott se refiere a los contactos de Frank con el consulado americano, y asegura que “Frank país llevó a cabo reuniones regulares en 1957 con el Consulado de Estados Unidos en Santiago y a veces estuvo acompañado por Armando Hart y Haydée Santamaría, así como por Vilma Espín”. Según opinión de este autor, las relaciones que País mantenía con el consulado americano pudieran haberle sugerido la idea de la necesidad de contactar con políticos del Partido Ortodoxo, lo que hizo posible la reunión en Sierra Maestra de Raúl Chibás y Felipe Pazos con Fidel Castro[5].

Reunión en la Sierra Maestra: Frank, Faustino, Castro y Hart


Está documentado que ya desde los inicios del alzamiento en la Sierra Maestra, Frank País había expresado la idea de que Castro no permaneciera en Cuba; que sería mejor que marchara hacia algún país latinoamericano para desde allá continuar organizando la revolución y captar apoyos. En Manzanillo, Frank País le propone a Haydée Santamarína: "Yeyé, hay que ver cómo se saca a Fidel de aquí; se tiene que ir para un país de América Latina y reorganizar el Movimiento. Yo no he hablado todavía con él, pero vamos a ver cómo le decimos eso”. Esta anécdota es recogida por los cronistas oficialistas Eugenio Suárez Pérez y Acela Caner Román en “De Cinco Palmas a Uvero” y posteriormente ratificada en un artículo de 2008[6], aunque matizada agregando al final de aquel párrafo como dicho por Frank: “Pueden matarlo y no podemos permitirnos ese lujo”. Ubican ese momento poco antes de acudir a la cita del 17 de febrero en la Sierra cuando Castro recibiera al reportero del New York Times. Esto no tiene sentido atendiendo a la psicología de Frank País. El conocía lo que el ejemplo de un líder, en primera línea significaba. No, él, que estaba dispuesto a caer defendiendo la causa a la que se había consagrado, no hubiera pensado en proponerle a Castro que abandonara la sierra solo para resguardarle la vida. Y si lo hubiera pensado poco antes del encuentro con Castro en la finca de Epifanio Díaz, por mucho que fuera el entusiasmo de Fidel Castro y su optimismo en la victoria, lo hubiera dicho como antes, en su segundo encuentro con Castro en México, le había expuestos que no existían las condiciones adecuadas para preparar un alzamiento generalizado que coincidiera con el desembarco del Granma.

La idea que Frank se estaba formando para solicitar el retiro de Castro, habría surgido después de la reunión en la Sierra y tras el rechazo que Castro, tal vez por instigación del argentino Guevara, le había hecho a Jorge Sotus; y luego de haber constatado de manera directa el ego autoritario de Castro; y es muy probable que Frank esta idea se la habría comunicado a Haydée Santamarína por medio de una carta, pues se conoce que mantenía con ella intercambio epistolar, aunque esto no pueda ser probado documentalmente y algunas de las cartas de Frank a Haydée hayan “desaparecido” con posterioridad al suicidio de la activista.

Juan Vives recoge una versión dada por Agustín Pais, hermano de Frank, señalando que “las rivalidades entre Frank País y Fidel Castro aumentaban de tono cada día”.

Según esta versión ─ anota Vives ─ Frank País citó a una reunión con los miembros de la Dirección del Movimiento 26 de Julio, Faustino Pérez, Carlos Franqui, Armando Hart, entre los más destacados, para pedir la destitución de Fidel como la cabeza del Movimiento y por su actitud de siempre querer mandar en todo y apropiarse del Movimiento de una manera egocéntrica y dictatorial. Y agrega Vives, que de acuerdo al testimonio de Agustín Pais, “Armando Hart Dávalos avisó a Fidel de las intenciones de Frank Pais[7].

De ser cierta esta última declaración, tendríamos que preguntarnos ¿cuál habría sido la reacción de Castro? Quizá hubiera estallado en improperios contra Pais o, tal vez, lo más probable, guardara silencio para meditar qué hacer con Frank País. ¿Declararle traidor y expulsarle de la dirección del M-26-7? Eso sería fatal para la guerrilla. Frank tenía una posición consolidada dentro del movimiento en el llano y en respuesta a tal acusación en contra del líder del llano se produciría, a no dudarlo, una segmentación dentro de los grupos del 26 de Julio que sería fatal para el futuro de la guerrilla. Cesaría el apoyo en armas y personal que provenía del trabajo clandestino de Frank, y el mismo Frank se habría declarado independiente y agruparía en torno suyo a grandes sectores urbanos del M-26-7.  

Es conocida la patológica actitud de Castro frente a los que se atreven a discrepar con cualquier opinión suya o contra aquellos que pudieran obstaculizar sus planes. De ser cierta la versión de que Hart delatara las intenciones de Frank Pais, Castro habría sopesado todos los pros y todos los contras y decidiría actuar en las sombras para deshacerse del molesto conspirador. Frank estaba en el más absoluto clandestinaje y fieramente buscado por los cuerpos represivos de la dictadura. Debería entonces mantenerle alejado de la sierra; que quedara a merced de la policía en Santiago de Cuba. Enrique Cano Bory afirmó que en las palabras de Frank había “un raro dejo de amargura” cuando al pedirle que se ausentara de Santiago de Cuba por un tiempo, le contestara: “Tengo que cumplir órdenes. Tengo que permanecer en los llanos mientras me lo pidan”.  

Frank País fue asesinado el 30 de julio de 1957, a un mes exacto de la muerte en acción urbana de su hermano Josué. El autor material de su asesinato fue el coronel José María Salas Cañizares, denominado “Masacre Cañizares” y sus hombres. Un periodista, según Wikipedia, de nombre Pedro García relata el momento de su asesinato:

Al mediodía, después de almorzar, se reunió con dos muchachos del Movimiento. Le traían el libro que había pedido: Entre la libertad y el miedo, de Germán Arciniegas[8]. Una de las mujeres se percató de que la policía batistiana venía registrando unas cuadras más abajo, casa por casa, subiendo por la santiaguera calle San Germán. Él tomó una decisión: ordenó a los dos jóvenes que se marcharan en el carro. Alegó que le sería mucho más fácil alejarse a pie. A las mujeres les entregó unos documentos. “No pueden caer en manos de la tiranía”, dijo. Salió con el dueño de la casa, el combatiente Raúl Pujol, San Germán arriba. "Eh, detengan a esos dos", gritó un esbirro. Les rodearon los uniformados. “Pero, ¿no sabe quién es este, coronel? –un connotado chivato sonreía cínicamente–. Es Frank País”. Comenzaron a golpearlos. Cuando finalmente ametrallaron a Pujol, ya el joven estaba sin conocimiento. A Frank lo empujaron hasta el callejón del Muro y allí le acribillaron a balazos. "Aquí todo el mundo tiene que tirar, delante de todo Santiago", vociferaba el coronel. Los esbirros vaciaron sus armas sobre los cadáveres. Arrojaron cerca del de Frank una pistola 45 con dos peines; luego se vio que eran de un calibre distinto. Era el 30 de julio de 1957.


Aunque existen muchos testimonios que inclinan a pensar que el asesinato de Frank País junto a su amigo Raúl Pujol no se trató de un hecho debido al azar sino como resultado de una conjura contra su vida. ¿Fue acaso una delación la que dio la pista a los represores del escondite de Frank País? Así lo creen varios de los testimoniantes y sus índices acusadores se dirigen hacia una sola persona, hacia Deborah, es decir hacia Vilma Espín. Así lo creen Agustín País; así lo insinúa Jorge Gómez, quien fuera dirigente sindical del M-26 de Julio; así se inclina a creerlo Enrique Canto Bory y lo sospecha Ernesto Betancourt.

Canto se hace una serie de preguntas en relación con el asesinato de Frank:

¿Cómo era posible que la policía conociera en donde estaba escondido Frank y no fuese directamente a buscarle a la casa a la cual yo le había llevado? ¿Qué juego sucio se escondía detrás de todo aquello? ¿Sería posible que alguien tuviera interés en que Frank desapareciera y fuese totalmente aniquilado del campo revolucionario?[9] 

Vilma Espín y Fidel Castro


Es un hecho que Frank País no quería que Vilma Espín supiera donde él se ocultaba. Así lo declara el mismo Canto quien afirma que Frank le había prohibido revelarle a Vilma su paradero: Me dijo que me prohibía diera a conocer a Vilma a dónde le llevaba. No quiero que sepa en dónde estoy”. Esta precaución de Frank es ratificada por el doctor José Antonio Roca que acompañaba a Canto, según lo cita Ernesto F. Betancourt, quien antes de bajarse del auto en el que habían llevado a Frank hasta la casa de Raúl Pujol el 28 de julio, Frank le dijo, “Doctor, no le diga a nadie dónde estoy y mucho menos a Déborah (nombre clandestino de Vilma Espín). José Luis Cuza Téllez de Girón que estuvo vinculado a las células revolucionarias de Santiago de Cuba, aunque luego de la toma del poder por Castro ha sido un fiel castrista, dice al respecto: “A todos ocultó dónde estaba. Hasta a Vilma, Coordinadora Provincial en la antigua provincia de Oriente, la llamó pero no le dijo dónde estaba[10].

¿Existió verdaderamente una conexión entre la supuesta delación de Vilma Espín y el probable deseo de Castro de anular la influencia de Pais en el Llano, hasta el punto de conspirar para convertirle en un “mártir”, en un símbolo útil? Todo queda en la especulación. No existen pruebas seguras para inculpar a Castro como autor intelectual de la delación que acabaría con la vida del líder del Llano, ni para, definitivamente cargar a Vilma con la vileza de una delación, de una traición.  Lo cierto es que, fuera Castro ya quien propiciara la muerte de Frank País, bien por su negativa a recibirle en la Sierra cuando más perseguido era o bien porque hubiera instigado la delación que terminaría con su asesinato o simplemente fuera el azar del momento y del lugar equivocados, Castro quedaba libre de un líder carismático e inteligente; un líder con la osadía de actuar sin pedir permiso; una personalidad que podría hacerle sombra.

Frank Pais y José Antonio Echeverría, con la muerte de ambos se convertían en “héroes silenciosos”, gráfica expresión de Ignacio Uría[11], símbolos útiles para la construcción del mito. Castro era desde este momento la figura cimera de la insurrección sin líderes que pudieran estorbarles sus ambiciones de poder.



[1] Alberto Müller. El doble asesinato a Frank País. Diario Las Américas. 23 de julio de 2007
[2] Carlos Marighella. Mini Manual del Guerrillero Urbano. Junio 1969
[3] Consuelo Naranjo Orovio. Historia de las Antillas: Historia de Cuba. Pag. 376
[4] José Álvarez. Frank Pais: Architect of Cuba's Betrayed Revolution
[5] Richard Gott. Cuba: A New History. Yale Nota Bene. 2005
[6] Eugenio Suárez Pérez y Acela Caner Román. De Cinco Palmas a Uvero. Casa Editorial Verde Olivo, 2006. Pag. 34.  Fidel: siempre en la primera línea de combate (La primera línea del combate siempre ha sido y será el lugar preferido de Fidel Castro) Cuba socialista - Kaos en la Red. Cubainformación. 20 de febrero de 2008.
[7] Juan Vives. Muere Vilma Espin se cierra un capítulo de la historia de Cuba. Baracutey Cubano, 21 de junio de 2007
[8] Germán Arciniegas. Prolífico historiador y ensayista. Fue profesor universitario en Colombia, decano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de los Andes y profesor en la Universidad de Columbia en Nueva York. Arciniegas no fue ajeno al entorno político de su tiempo y en 1952 publicó en Nueva York Entre la libertad y el miedo, una obra escrita originalmente en inglés, en un momento en que siete dictadores detentaban el poder en América Latina. La traducción de su libro fue prohibida en al menos diez países incluyendo a Colombia y más tarde, durante la dictadura del general colombiano Gustavo Rojas Pinilla sus libros fueron quemados en la aduana. Arciniegas siempre tuvo una filiación política clara, que era la misma del político peruano Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA, movimiento que abogaba por la unidad de América Latina. En 1952, Arciniegas escribe |Entre la libertad y el miedo, un amplio reportaje sobre los fenómenos del fascismo, el nazismo, el peronismo y las dictaduras en Hispanoamérica.

[9] Enrique Cano Bory. Mi vida. Pag. 252 y 253. Citado por Manuel Prieres
[10] Contralmirante (R) José Luis Cuza Téllez de Girón. Un testimonio excepcional: El día que mataron a Frank País. CubaDebate. 2 agosto 2014
[11]Ignacio Uría. Cuba. Medio Siglo entre la revolución y la dictadura. Nueva Revista de Política, Cultura y Arte. Número 120. Diciembre 2008