domingo, 12 de junio de 2011

El curioso caminante argentino que puede hacer lo que al cubano está vedado.

Mario J. Viera


Camilo Manuel  Sosa, el curioso caminante


Sí, ya está en Cuba un joven argentino de 19 años de edad que se declara admirador de eso que denominan “revolución cubana”. Su nombre, Camilo Manuel Sosa. Juventud Rebelde, el diario de la juventud que dejó de ser rebelde muchos años ha, lo presenta como si fuera un maravilloso y extraordinario personaje, un miembro de la Unión de Trabajadores de la Prensa de Buenos Aires (UTPBA), que merece ser recibido “con alegría” por la Unión de Periodistas de Cuba.

Y el autor del artículo, Luis Hernández Serrano, nos informa que el “curioso y tenaz viajero” llegó a Cuba tras “recorrer durante seis meses ‘a dedo’, en tren, en barco, en camión y a pie lugares importantes, intrincados y hasta peligrosos de la geografía de varios países latinoamericanos”. ¡Qué envidia! ¿Verdad?


Y “tras un azaroso y apasionante recorrido por lugares inhóspitos y montañosos que no conocía, del propio norte argentino, de las selvas bolivianas, brasileñas y venezolanas” llegó a Cuba, por primera vez, el 30 de mayo. Sí, así lo dice el “joven Camilo”, “Crucé a pie las fronteras de mi país con Bolivia; de Bolivia con Brasil, y de Brasil con Venezuela. Y sobrevolé emocionado el mar para llegar a este archipiélago. Ya conozco sitios hermosos, y hoy viernes partiré rumbo a la histórica Bayamo, que ya me han dicho fue donde se cantó por primera vez vuestro Himno Nacional, ciudad que fue incendiada por sus pobladores antes que entregarla a los colonialistas españoles”.

Muy bien. Es la aventura que puede soñar cualquier joven. Conocer lugares exóticos, vivir hasta la emoción del peligro y de lo desconocido.

Nada importa que se llame Camilo, porque así lo decidieran sus padres en honor de Camilo Cienfuegos, ni que sea simpatizante de la “revolución cubana”, quizá por influencia paterna, quizá por ignorancia; lo que importa es que él puede hacerlo, algo que no le es permitido ni al cronista Hernández Serrano, a no ser que su periódico le envíe a hacer un reportaje al extranjero, pero no de motu proprio; no porque él quiera hacerlo, porque le dé la gana hacer.

Es un buen artículo este que nos regala Luis Hernández Serrano, porque pone de manifiesto lo que puede hacer cualquier joven de cualquier país que no sea Cuba: la libertad de desplazamiento; la libertad de salir de su país sin tener que obtener la autorización de su gobierno para ello y la libertad de retornar a su tierra.

Es un buen artículo porque le está diciendo a sus lectores: “en otros países se puede hacer lo que para ustedes está vedado”.

Por supuesto que al “curioso caminante argentino” será recibido alegremente por la UPEC por ser un trabajador de la UTPBA. ¡No faltaba más!, si se trata de una organización de periodistas que respaldan las medidas de control al periodismo libre que impulsa Rafael Correa en Ecuador, las medidas de auto censura que le impone el gobierno de Evo Morales al periodismo y que exige, también, a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) “el respeto al proceso de transformación que está encarando el pueblo cubano y sobre el cual la SIP también ha realizado consideraciones negativas en relación a la prensa en línea a los ataques históricos y permanentes que sostiene contra Cuba".

El actual secretario general de ese gremio de periodistas es Daniel das Neves, un individuo que se identifica con el castrismo y ha hecho labor de propaganda a favor de los cinco sicarios castristas presos en Estados Unidos por actividad de espionaje confesa y demostrada.

Un hecho que pone en evidencia la calidad de la UTPBA lo describe el periodista Tomás Eliaschev cuando narra la agresión física que recibió a manos de dos matones del sindicato:

Este miércoles 17 de noviembre (de 2010) a las 9 comienza el juicio contra Gustavo Vargas, uno de los dos patoteros[1] de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), que me atacó por pedirles que nos acompañen en la lucha contra un despido. Desde entonces, me he preguntado una y mil veces como pudo pasarme una cosa así. Fui a pedirles que nos ayuden a evitar un despido y terminaron rompiéndome la cabeza entre dos matones, así de la nada, sin que mediase ni siquiera un “andate porque te vamos a cagar a trompadas”. Ni siquiera pude cubrirme la cabeza y ni atine a devolver una piña. No lo cuento con orgullo. Pero fue tan repentina y brutal la andanada de piñas y patadas que me dieron que apenas pude salir del local del sindicato cuando me abrieron la puerta y terminé en la vereda. La violencia contra trabajadores sólo se explica cuando un sindicato ya no los representa, o sea que es un sindicato de empresarios. Y eso es lo que pasa con la UTPBA, más allá de sus discursos. De Clarín a Crítica, han dejado un tendal de traiciones: esto lo sabe cualquiera que haya estado en las luchas de prensa de los últimos años. Directamente repudian a los trabajadores de prensa o por lo menos a los que intentamos participar en nuestros lugares de laburo en todos los reclamos colectivos para tener una vida más digna”.  
Tomás Eliaschev después de la agresión

De acuerdo con ushuaia24.com “una ambulancia trasladó a Eliaschev al hospital Argerich donde los médicos le suturaron un corte en la cabeza y le vendaron el ojo izquierdo, muy inflamado por la rotura de la celdilla etmoidal, mientras los trabajadores de Perfil.com realizaban una protesta espontánea frente a la UTPBA”.

Quizá el joven andariego que está de visita en Cuba no sea un patotero como el tal Gustavo Vargas, pero si la organización para la que trabaja. Quizá no sea un matón de la UTBA, pero si puede hacer lo que ningún cubano pueda. Los patoteros de la UNEAC y de Juventud Rebelde tienen motivos para recibirle con alegría.


[1] Patotero, miembro de una patota, es decir, Grupo, normalmente integrado por jóvenes, que suele darse a provocaciones, desmanes y abusos en lugares públicos

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