Walquer y su amado Fidel
¡Dios me perdone, pero esas cenizas no merecen reposo en Cuba! Lucius Walker, fue uno de los más destacados quinta columnistas del comunismo en los Estados Unidos. Jamás levantó la voz para denunciar el acoso y la represión en Cuba en contra de los opositores al régimen castrista. Jamás levantó su voz a favor del respeto de los derechos ciudadanos de Cuba pisoteados por el totalitarismo comunista implantado a sangre y terror en la isla.
Walker más que un religioso se mostró claramente como un activista político a favor de la tiranía castrista. Participó en actos políticos del gobierno y en la detestable Mesa Redonda en la TV oficialista (única en Cuba); “un gran amigo del líder de la revolución cubana, Fidel Castro”, según dijera Esteban Lazo durante la firma del libro de condolencia por la muerte del activista castrista.
Murió el 7 de septiembre de 2010. Pronto se le hizo un feo busto en el parque de la calle 8 del barrio habanero de Lawton. El amor que el pueblo cubano le dispensaba al pro castrista se manifestó claramente en abril de 2011. El busto había desaparecido, destruido por manos anónimas.
El desprecio que la organización que presidía Walker sentía hacia el pueblo común cubano se demostró el 23 de julio de 2002. Uno de los miembros de la caravana de los Pastores por la Paz que habían sido llevados a un centro turístico, se había quedado por un momento en el parque frente al centro turístico, cuando sacó su cartera para hacer unos apuntes, un ratero entonces le arrebató la cartera y huyó a todo correr del lugar.
Fue entonces cuando una de las nobles damas de los Pastores por la Paz soltó su desprecio por los cubanos, según reportara el periodista independiente Héctor Maseda, furiosa gritó en perfecto español:
“Hemos venido a traer ayuda humanitaria a ustedes, y miren cómo nos agradecen el gesto: asaltándonos. Yo les ruego traten de recuperan los documentos que le robaron a nuestro hermano. No importa si aparece o no el dinero. Sí debo decirles que yo no vendré más a Cuba. Este pueblo no merece que lo ayuden. Cuando llegue a los Estados Unidos informaré a mi comunidad religiosa de lo ocurrido”.
A esto ripostó un vecino del lugar, Víctor Ameijeiras:
“Señora, no sea injusta. Los vecinos aquí presentes no conocemos al asaltante ni somos iguales a él. Usted nos ofende con sus palabras. De hecho nos acusa de ser ladrones o cómplices del malhechor. No debe juzgar a un grupo de personas como a vulgares delincuentes”.
Pero Lucius es un santo para los Castro, como que siempre abogó en defensa de los espías castristas que conspiraron contra la seguridad de su patria y actualmente cumplen condena en cárceles de Estados Unidos.
Ahora se anuncia por la prensa oficialista que el 30 de julio, “cumpliendo la voluntad” del castrista estadounidense, sus cenizas “se depositarán el próximo 30 de julio en un parque capitalino”. Esperemos que no sea en el parque lawtense donde se había erigido su busto ajusticiado.
Que me perdonen los que me leen, que Dios me perdone, que si quieren que me condenen todos los procomunistas del mundo, los chavistas, los correistas, toda la izquierda bananera y hasta me censure el Cardenal Jaime Ortega, pero yo, honestamente, no siento veneración alguna por tales cenizas, las cenizas de un enemigo del pueblo de Cuba y de su libertad.
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