Mario J.
Viera
Era una sombra; no se escuchaba su voz
ni siquiera había una foto suya. Desde el 11 de diciembre había desaparecido de
las candilejas públicas. No se presentó para la juramentación como Presidente.
Una incógnita no despejada lo marcaba. Solo se conocía a ciencia cierta que
estaba en Cuba a donde había ido para ser operado por cuarta vez de un cáncer
que se negaba a desaparecer.
Sobre su estado de salud se tejieron
mil conjeturas y hasta muchos pensaron que ya había muerto a pesar de los
supuestos partes que emitían los funcionarios de su gobierno. Estos no se
cansaban de repetir partes repletos de entusiasmo por los avances de la salud
del Presidente y destacaban su “voluntad de vida gigantesca” (Maduro) o
informaban una "ligera mejoría” (Ernesto Villegas)
El Comandante, como gustan llamarle
sus partidarios, “está siempre junto a Fidel Castro y Raúl Castro, siempre
juntos”; esto lo dijo Nicolás Maduro y es su única declaración que nadie puso
en duda.
En ocasiones sus colaboradores más
cercanos se expresaban con entusiasmo
sobre la salud de Chávez que no le impedía ejercer sus funciones gubernamentales
e impartir instrucciones y él les hablaba, según ellos con claridad y con dominio
de lo que ocurría en Venezuela.
Entonces el diario español ABC en su
edición del 9 de febrero disparó un bombazo: “Los médicos que atienden a Hugo Chávez en La Habana ya han comunicado a
la familia del presidente, a los hermanos Castro y a la cúpula chavista que el
paciente ya no está en condiciones de regresar para ejercer la presidencia de
Venezuela” informó el diario y precisó a continuación que “las fuentes en
contacto con el equipo médico”, indicaron “que Chávez ha perdido la voz por
completo, a consecuencia del tratamiento médico recibido”. ¡El Presidente no
puede hablar! ¿Mentía Maduro que afirmaba que él le notificaba oralmente sus
instrucciones?
Evidentemente se trataba de una
información que se había filtrado y que había recogido ABC, una filtración extemporánea
porque ABC decía también: “Un anuncio
público por parte del Gobierno de que Chávez es incapaz de reasumir sus
funciones será realizado los próximos días, y así ha sido trasladado ya a
miembros del Tribunal Supremo, según ha podido saber este diario”. Pero todavía
no era el momento para anunciar la incapacidad de Chávez que impondría la
obligación constitucional de que ─ en caso de ausencia temporal o permanente
del Presidente ─, el Presidente de la Asamblea Nacional debería asumir la
presidencia y convocar a nuevas elecciones.
Algo había que hacer y se hizo. El 15
de febrero se emitió un comunicado oficial leído por Ernesto Villegas, ministro
de Comunicación e Información donde se informaba que, debido a “la infección respiratoria
surgida en el proceso postoperatorio” aunque controlada, persistía todavía “un
cierto grado de insuficiencia” por lo que “el
comandante Chávez presenta respiración a través de cánula traqueal, que le
dificulta temporalmente el habla”.
Con el propósito de evitar suspicacias
legítimas, Villegas aseguró: “Después de dos
meses de un complicado proceso postoperatorio el paciente se mantiene
consciente, con integridad de las funciones intelectuales, en estrecha
comunicación con su equipo de gobierno y al frente de las tareas fundamentales
inherentes a su cargo”. Todavía no está preparado el equipo más estrecho de
Chávez para anunciar su incapacidad; ¡hay que ganar tiempo!
Entonces Jorge Arreaza, el titular de
un Ministerio de menor peso en las decisiones de gobierno mostró al público
cuatro fotos de Chávez, tomadas el 14 de febrero en compañía de sus dos hijas
mayores, las primeras después de 68 días en que no se le veía ni se le
escuchaba. “Queríamos compartir las
imágenes del día de ayer (14 de febrero) en la noche del Presidente con Rosa Virginia y María Gabriela, las dos
hijas mayores, dos de sus más grandes enamoradas”, indicó el ministro yerno
de Hugo Chávez y agregó: “Vemos al
comandante informándose, con sus hijas, con su sonrisa, con su amor por el
pueblo de Venezuela, dándonos con estas imágenes la tranquilidad y el complemento
a la información mediática”.
¡Qué cursilería de lacayo la del
ministro marido de Rosa Virginia Chávez!
No menos cursi y abyecto lo que dijera
Nicolás Maduro: “Hoy tuvimos la felicidad
de ver la foto de nuestro comandante Chávez con su sonrisa, con sus ojos
iluminados, con sus amadas hijas mayores”.
La sonrisa de Chávez… Una mueca, un
rictus, una sonrisa sardónica que pone en evidencia la incapacidad de Hugo
Chávez. No es una sonrisa fresca, espontánea; es una sonrisa de una persona
deprimida, vencida.
Sus ojos apenas entornados no muestran
esa iluminación que intenta ver el Vicepresidente sin legitimidad, todo su
rostro es de un fuerte tinte patético, apagado.
Chávez, el invencible, el nuevo
Bolívar que supera todas las dificultades, yace en el lecho sin poderse erguir,
forzando una mueca que pretende imitar una sonrisa y moviendo la cabeza con
dificultad. Las cuatro fotos poco bien le han hecho: es la viva estampa de la
derrota.
El comunicado de Ernesto Villegas pone
en evidencia las mentiras que habían repetido los hombres de Hugo Chávez, por
lo que Enrique Capríles escribe en su cuenta Twitter: “Hace unos días los mentirosos decían que hablaban con el Presidente.
¡Ahora dicen que no puede hablar! Se burlan de su propia gente”. Y en un
acto celebrado en Higuerote dijo: “A la
mentira hay que ponerle un para’o en seco y exigirle a este Gobierno que sea
transparente”
Lo más angustiante en Chávez no es su
estado deteriorado de salud sino el hecho de estar secuestrado; secuestrado por
los Castro; secuestrado por la gavilla de mediocres ambiciosos que aspiran a
retener el poder, por ese grupo que conforman Nicolás Maduro, Diosdado Cabello,
Adan Chávez y Jorge Arreaza. Y como es necesario hacer ajustes ante lo inevitable,
allá se va Cabello a Cuba, según dice por instrucciones de su Comandante,
aunque este no pueda hablar, “esperando a Adán y a Jorge Arreaza para recibir
sus lineamientos” como informó en su cuenta Twitter. Presumiblemente para
recibir los “lineamientos” de Fidel y Raúl Castro basados en informes de la
Inteligencia cubana en Venezuela.
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