Mario J. Viera
Prácticamente un desconocido, aunque
haya ocupado el cargo de Primer Secretario del Comité Provincial en Villa Clara
y luego idéntico cargo en Holguín, u ocupara la cartera de Ministro de
Educación Superior en el 2009 y a partir del 2012, fuera designado
Vicepresidente del Consejo de Ministros, para la mayoría de la población el
nombre de Miguel Díaz Canel Bermúdez nada le dice; y este funcionario de
segundo nivel es ahora designado Primer Vicepresidente por Raúl Castro, aunque
el general diga que fue la Asamblea Nacional quien le eligiera como Vicepresidente
del Consejo de Estado.
Raúl Castro se ha convertido en el
padrino político de Díaz Canel, fue él quien lo propusiera en 1991 para miembro
del Comité Central y quién le designara como Ministro de Educación Superior. Y
Castro lo promueve como segundo al mando echando a un lado a José Ramón Machado
Ventura, uno de los halcones de los ortodoxos del Partido Comunista. Y Castro
el Pequeño dice del novísimo Primer Vice que “no es un advenedizo ni un
improvisado” pero en realidad es un advenedizo y es un improvisado forjado por
el propio Raúl para que ejerza cargos de elevada responsabilidad.
El nombramiento carece de la menor
importancia pues en nada modificará la estructura de poder castrista es
simplemente una explosión de fuegos artificiales para contentamiento en el
exterior. De ningún modo el poder geriátrico está dispuesto a ceder su puesto a
algún advenedizo de última hora. No hay relevo generacional, al menos mientras
viva el último de los “históricos”.
Machado Ventura es el segundo en el
poder; es el Segundo Secretario del Buró Político del Partido Comunista, al menos
hasta una próxima convocatoria al Congreso partidista dentro de cinco años. En
el transcurso de ese lustro puede suceder cualquier imprevisto, quizá el
desmoronamiento del sistema, quizá se produzca la hegemonía de uno de los
grupos de intereses que se animan en el seno del Partido; quizá las ambiciones
de aquellos que se sientan desplazados hagan caer al advenedizo, quizá hasta ya
hayan muerto Fidel y Raúl.
Buena tarea tiene Días Canel por
delante. Tendrá su propia corte de aduladores; tendrá un corro de envidiosos
tratando de ponerle zancadillas; tendrá sus enemigos abiertos y declarados y
tendrá que cargar con muchas funciones que sobre él relegará Raúl Castro para
su descanso.
Mientras tanto la Seguridad del Estado
continuará acosando a los opositores, las libertades civiles continuarán siendo
limitadas al servicio de los intereses del Partido Comunista y la miseria
seguirá ganándole la batalla a la utopía comunista.
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