jueves, 28 de febrero de 2013

La cuenta regresiva


Rubén de Mayo. EL UNIVERSAL

Hay agotamiento ya, por parte de opositores y chavistas, del secretismo oficial en relación a la situación del jefe de Estado; y Maduro comienza a desgastarse.


La cursilería más boba se ha apoderado de los medios oficiales, presentándonos a un Chávez ungido por la bondad y el amor, una suerte de reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta, de cuyas manos "brota lluvia de vida", como dice en uno de los tantos afiches propagandísticos diseminados por Caracas.


Si el chavismo pudiera postularía a su Comandante como sucesor del mismísimo Papa; título indigno, sin embargo, para alguien que aspira a la canonización. Y uno se pregunta, a todas estas: ¿es que acaso el oficialismo creerá que la sola propaganda es suficiente para olvidarnos de tanto insulto y descalificación por parte del Presidente?


Hay muchísimo material audiovisual, tesoro para los historiadores, que evidencia escandalosamente la lengua venenosa de un hombre que, desde la presidencia, se dedicó con fanatismo al insulto visceral de sus oponentes y detractores. Razón tenía el historiador y escritor Manuel Caballero al calificar de lenguaje hamponil el verbo de Chávez. Y remataba diciendo que mejor vocabulario había visto él en porteros de botiquín y otros antros innombrables.


Pues de este mismo personaje amigo de la maledicencia y la palabra soez es que nos hablan los medios oficialistas, endulzando y beatificando su figura. Esta figura se nos apareció en una foto, hace poco, encamado y sonriente con sus dos hijas, dando una fe de vida a la opinión pública. De esa sonrisa de cera, fingida y acomodada para la ocasión, nos dijo el Vicepresidente Nicolás Maduro, muy virilmente, que era hermosa.


Lo cierto es que esa sonrisa de ave disecada, Chávez no se la ofrece a la cámara ni a sus hijas, sino al periódico cubano Granma, que ha llevado hasta el delirio el culto a la personalidad de Fidel Castro.


La elección del periódico Granma para la foto fue una jugada muy calculada. Por una parte, el periódico permite al lector-espectador enterarse de la edición en concreto del diario en cuestión, importante para afirmar que la foto es reciente; y por otra, solamente leyendo el diario Granma uno puede sonreír, a diferencia de la prensa normal. El Granma tiene la facilidad de mover a la risa y la triste felicidad del engaño. Resulta tristemente hilarante que en medio de las penurias y necesidades del pueblo cubano, el Granma se dedique a hablar de otra cosa, haciendo caso omiso de la realidad, presentando un país de mentira, la Suiza del Caribe, nadando en la abundancia material y el progreso. Algo así pasa con el Diario Vea, que ni siquiera el propio chavismo lee por mentiroso, por presentarnos un país idílico y paradisíaco, inexistente, donde todos estamos uniformados con el color de un solo partido, rindiéndole culto a Chávez y rezando por él.


A ese país del Diario Vea, sin embargo, le cuesta ya sonreír. No somos Cuba, y la realidad se impondrá a la propaganda y la cursilería que oculta la verdad. Comenzó la cuenta regresiva para Maduro. La realidad de los hechos, con esta economía inflacionaria y de puerto, con una delincuencia desbordada, ira minando gradualmente su velada presidencia. El tiempo conspira contra él, necesario es para la sobrevivencia del chavismo unas elecciones lo más pronto posible, para que la figura de Maduro no la desgaste la cruda y dura realidad del venezolano de a pie. Pero Maduro también es su peor enemigo: nada molesta más que la servidumbre voluntaria en un hombre, en un país de espíritu levantístico y libertario como el nuestro.


¿Y la oposición? Ella tendrá que servirse de Capriles en caso de considerar que no hay oportunidad para ganar unas elecciones presidenciales. Así se quita naturalmente ese sambenito de encima, hecho de puro sifrinaje tonto y poses pijas, y comienza a recomponer sus filas, refrescando sus cuadros de mando, mientras espera activamente el desgaste y desmembramiento del chavismo, que será incapaz de ocultar, con menos dinero y sin liderazgo mesiánico, la desastrosa gestión de Gobierno y la corruptela generalizada.


¡Comenzó la cuenta regresiva!

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