Mario J. Viera
Ocurrió hace 24 años, un 27 de febrero.
La violencia social se había desatado sangrientamente sobre Caracas. Había
comenzado como una protesta pacífica contra la crisis en que se sumió la
economía venezolana y degeneró en enfrentamientos de la población de los
barrios humildes con las fuerzas represivas y en saqueos generalizados.
Aquellos desmanes que provocaron más de 400 muertes fue el Caracazo, una fecha
de la que el chavismo se ha adueñado.
El Diario de Caracas recuerda la fecha
diciendo:
La
llegada, cada año, del 27 de febrero es ocasión para los consabidos “resúmenes
analíticos” de prensa y muy especialmente para los fastos hipócritas de los
revolucionarios, quienes han acuñado la fecha como un referente ancestral de su
falsario altar epopéyico. De este modo, los desmanes protagonizados aquel
vergonzoso día por caraqueños de distintos estratos sociales (pues no fueron
sólo los más pobres quienes salieron de sus casas a apropiarse de lo ajeno)
pasaron a ser una gesta gloriosa del pueblo venezolano, nada menos que
inspiradora del movimiento redentorista que 3 años más tarde encabezaría su hoy
endiosado líder máximo.
Y como los comunistas son lo más
parecido en dextrógiro a los fascistas, ahora los usurpadores del gobierno
venezolano celebran y festejan el Caracazo; celebran como fiesta una fecha que
debiera ser luctuosa, como el castrismo celebra la fecha del 26 de julio cuando
en 1953 se produjo el sangriento fracaso de la aventura castrista del asalto al
cuartel Moncada. Son iguales en su culto necrofílico. En la Plaza Caracas
celebran Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Y responde Henrique Capriles Radonski
al festejo diciendo: “Ellos viven todos
los días en una fiesta, un jolgorio y no entienden que eso no cambia nuestra
Venezuela ni a nuestro estado. Un día como hoy, es un día triste en nuestra
historia, la muerte no se celebra”, y agrega: “Este país necesita de nuestro estado por eso mientras ellos celebran,
nosotros caminamos y nos metemos en las comunidades para conocer y dar
respuesta a las necesidades de nuestro pueblo”.
Y en el jolgorio “revolucionario”,
Cabello la emprende contra los estudiantes que protestan frente a la embajada
de los Castro ─ que no de Cuba ─ y en el municipio caraqueño de Cachao: “Están (los estudiantes) en las calles defendiendo a la ultraderecha
venezolana y el fascismo. El país es testigo de lo que le hicieron a un señor
quitándole el marcapasos. Al menos abusadores son. Y esos son los que quieren
parecerse a un pueblo noble y valiente”. Mas nada dice de la represión
violenta que militares y policías han lanzado contra los jóvenes de la Operación Digan La Verdad.
Pero el vicepresidente al que nadie le
diera su voto y se muestra como si fuera el propio presidente de Venezuela no
se queda corto en sus expresiones de
odio: “El pueblo rebelde del 27-F hoy es
Gobierno. Por eso, hoy no habrá ningún burguesito que venga a joder al pueblo”.
Vale entonces la réplica de Capriles:
“Cuando una persona insulta a otra por la
mañana, por la tarde y por la noche, es porque no tiene nada que proponer. No
tiene proyecto, ni visión. En vez de estar insultando y descalificando pónganse
a trabajar”.
En la Avenida Uslar del Chacao
permanecen encadenados los estudiantes. La fuerza de los efectivos de la
Policía Nacional y de la Guardia Nacional no les hace desistir. El Secretario
General de la FCU de la Universidad de Los Andes (ULA) manifiesta la
disposición que les anima de mantener la protesta pacífica: “Vamos a permanecer (encadenados) el tiempo
que sea necesario. Invitamos a los venezolanos a que se suman a esta protesta
que busca que se diga la verdad”. Y la verdad que quieren se les diga es
conocer “en qué condiciones está el
Presidente y si está en condiciones de gobernar”. Así, de sencillo, porque
no hay noticia sobre la salud de Hugo Chávez que no sea aquello que quieran
decir Maduro y Cabello.
Ellos, los estudiantes han emitido un
comunicado donde plantean la médula de lo que han denominado “Operación Digan
la Verdad”: “Ningún venezolano,
independiente de su posición política, cree realmente en las informaciones
"oficiales" sobre la salud del Presidente. Todos sabemos que están
ocultando la verdad y que Nicolás Maduro es el principal beneficiado de esta
crisis nacional”.
Expresan también su rechazo “a seguir permitiendo que Nicolás Maduro se
mantenga en el poder sin votos, gobernando a través de firmas electrónicas y
reuniones fantasiosas con las cuales justifican medidas tan inaceptables como
la devaluación de (la) moneda y el paquetazo económico”.
Y reclama el comunicado de la
Operación Digan la Verdad:
Cada
vez que disparan contra nosotros, disparan contra el pueblo. Cada vez que
golpean nuestros cuerpos, golpean la dignidad del país. Cada vez que dispersan
una protesta con sus bombas, dispersan la posibilidad de que se respete la ley
en Venezuela.
Chávez continúa siendo un fantasma. La
verdad que se oculte ahora será la mentira que el pueblo simple no les
perdonará a los que han jugado con su esperanza, con los que les han mentido.
Chávez es como un ídolo para muchos incautos, si ha muerto, o si está
incapacitado para gobernar y los pretendientes al trono lo han ocultado por sus
anhelos de poder, será su debacle. Con la fe de los pueblos es peligroso jugar
sucio y esto es lo que hacen ahora Maduro y Cabello.
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