Thais Peñalver. EL UNIVERSAL
Chávez se fue el día 11 de diciembre,
sus últimas palabras fueron: "Claro que volveré" (Jaua 11/12). Fue intervenido ese mismo
día, en una compleja, difícil y delicada operación que duró más de 6 horas (Villegas 13/12), durante la operación
surgieron complicaciones por un sangramiento (Villegas 14/12) grandes momentos de tensión (Arreaza 16/12) y el día 17 comenzaron las complicaciones con una
infección respiratoria (Villegas
17/12), que se convirtió en una infección severa (Maduro 30/12) que derivó en una "insuficiencia
respiratoria" (Villegas 03/01) y
que a la hora de entregar este artículo (Villegas
8/01) continuaba sin mejora alguna o "estacionario".
Menudo cuadro clínico el que se le
presenta a 30 días de la intervención. Es decir, de acuerdo a los comunicados
oficiales el Presidente lleva 22 días empeorando de una infección, a una severa
infección y de allí a una semana entera con falla respiratoria sin salir de la
crisis. Mientras el agresivo cáncer recurrente no puede ser tratado ya de
ninguna forma.
Ante este cuadro, por una parte está
el chavismo, que lógicamente sostiene no poder hacer nada pues significaría
nada menos que propinarle un golpe al Presidente electo y a su líder, cosa que
sencillamente no va a suceder porque el chavismo se planteó lógicamente las
palabras de Chávez que encabezan el
presente artículo: ¿Qué pasaría si Chávez regresa y lo han apartado del poder?
Eso ya le ocurrió a dos líderes chavistas en el pasado (Golpe del 11-A) cuando
juramentaron a un nuevo Presidente entre el chavismo, dándole la razón a la
oposición sobre el vacío de poder. Esos dos líderes jamás fueron perdonados por
el Presidente y no levantaron cabeza más nunca, siendo perpetuamente apartados
del poder. Así que al chavismo lo que le toca es esperar.
Por la otra parte un sector de la
oposición desea activar el artículo 233 de la Constitución a partir del
incumplimiento del Art. 231 aun cuando la no juramentación no está contemplada
como Falta Absoluta del Presidente, por lo que tendría que ser declarado como
abandono de cargo por la Asamblea, cosa que no sucederá o aplicar el otro
extremo que es la incapacidad permanente certificada por junta médica, sentenciada
por el TSJ con la aprobación de la Asamblea, cosa que tampoco sucederá. Así que
el juego está trancado y el llamado al dialogo es estéril.
Amigos lectores. Quedan días, horas,
minutos históricos para que ocurra el mayor cambio de las últimas décadas. No
se trata de ir a una transición, se trata de que Venezuela vive hoy, ya, en
este momento una transición, un período de fragilidad institucional y de enorme
complejidad emocional para 8 millones de votantes del Presidente y una parte de
ellos (necesarios para ganar) necesitan ver a una oposición que represente una
salida a la crisis que generará en esos cuadros la ausencia de Chávez.
Responsablemente debemos cuidar la imagen política y la imagen de Venezuela a
los ojos del mundo, sobre todo si queremos tener alguna opción electoral.
Por otra parte ¿Qué le conviene más a
la oposición, trabajar con un poco más de tiempo o ir el 9 de febrero a las
elecciones? Es necesario que la oposición hable de su candidato con la urgencia
del caso y que éste comience a trabajar de cara a un futuro electoral próximo,
que coadyuve a construir la estabilidad necesaria para las elecciones, eso es
seguro, pero no deberían apostar por unas elecciones el 9 de febrero que el
chavismo jamás convocará. Más aún, cuando en 30 días corridos es técnicamente
imposible garantizar una elección con las suficientes garantías electorales.
La oposición debe levantar su imagen y
sobre todo ampliar su base electoral de cara a las elecciones que vendrán
inequívoca e indeteniblemente en los próximos meses. Es momento de confrontar
políticamente, pero es necesario evitar peleas suicidas que afecten
emocionalmente a las bases chavistas, porque no es conveniente que la oposición
exhiba una imagen de querer aprovechar el momento de tensión emotiva en la
mayoría del electorado, porque eso se puede revertir y de una manera espantosa
si Chávez, cumpliera con su palabra de volver.
Aun cuando el panorama clínico parece
haber abandonado ya las manos de la ciencia médica y estar en las manos de
Dios, todo escenario es posible. Pero aún cuando ocurra la recuperación y el
regreso, debemos prepararnos para las elecciones futuras, procurando apuntalar
la estabilidad nacional acompañada de gremios y otros actores sociales que
deberán involucrarse para brindarle al país y al elector una opción verdadera
de país, responsable, estable, de futuro y de unión para todos los venezolanos.
Otra cosa no cabe hoy 10 de enero de 2013.
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