Juan Páez Avila. TAL CUAL DIGITAL
Después de regresar de La Habana,
donde recibieron instrucciones para limar diferencias y donde posiblemente fue
seleccionada por el Presidente Chávez con ayuda de los Hermanos Castro, se
instaló la nueva Asamblea Nacional, presidida por el diputado Diosdado Cabello,
que no sólo tendrá que enfrentar la inmensa responsabilidad de interpretar
correctamente lo que piensa el Jefe del Estado, sino también la cúpula del
gobierno cubano, porque una equivocación ya no podrán atribuírsela al
"saboteo" de una oposición democrática que pide dialogo .
De allí que ninguno de sus miembros
podrá deliberar libremente sin preguntarse cuál será el pensamiento del
Comandante en Jefe, para demostrar que su escogencia no sólo fue un acierto
desde el punto de vista de la lealtad que exige el jefe único, sino que también
deberán estar atento a las recomendaciones de los comandantes cubanos.
La concentración de poder en manos del
Presidente de la República, no obstante su delicado estado de salud, no sólo
obligará a los diputados del partido oficialista a legislar de acuerdo con la
voluntad de La Habana y no de Miraflores, sino que también deben guardarse las
diferencias de enfoque, porque lo que afirmó el Comandante antes de viajar a
Cuba que si se produjese una circunstancia sobrevenida y haya que convocar a
elecciones presidenciales, Nicolás Maduro debe ser el candidato.
En este nuevo panorama político la
oposición, para no perder el tiempo que necesita para cumplir su papel, tendrá
que debatir con el Presidente y los Hermanos Castro de cara a la opinión de la
sociedad civil, para disputarle a éstos lo que pueden ser los principales
errores, tanto de la Asamblea como de los poderes Públicos.
Por ejemplo, el nuevo Consejo Nacional
Electoral no dependerá de una decisión autónoma de la Asamblea Nacional, aunque
así lo establezca la Constitución Nacional. Los candidatos serán aprobados
primero en La Habana, y el funcionamiento del que se nombre obedecerá a su
mandato. De allí que el diálogo, si es que el gobierno lo convoca, deberá
realizarse en la ¨ Isla de la Felicidad ¨ o esperar las instrucciones que
traigan los viajeros Maduro y Cabello.
La violación de la Constitución
Nacional Bolivariana se ha convertido en un grave problema político. La
Asamblea Nacional y el Poder Judicial se han coludido para darle poderes al
Vicepresidente, que no ha recibido por mandato popular ni por delegación del
Presidente de la República, como son la Comandancia en Jefe de la Fuerza Armada
Bolivariana, la dirección de la política exterior y de la hacienda pública, que
son indelegables por parte del Jefe del Estado.
La solución revolucionaria le puede
crear al Vicepresidente Nicolás Maduro, serios tropiezos a la hora de ejercer
funciones para las cuales no ha sido electo ni recibido, por lo que dijo el
Presidente Chávez el 8 de diciembre cuando se despidió del país para someterse
a una nueva operación quirúrgica en La Habana, delegación del Jefe del Estado.
De allí que en vez de solucionar la
ausencia del Presidente declarándola temporal, encargar al Presidente de la
Asamblea Nacional, como lo establece la Carta Magna y esperar los 180 días por
el regreso del Presidente Chávez, han creado un clima de incertidumbre, cuyas
consecuencia viviremos los próximos días o meses en espera del regreso del
Comandante en Jefe.
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