Es una vergüenza
para nuestro pasado independentista que ciudadanos de la patria entreguen la
nación a una dictadura. Que dos ancianos enclenques sin ningún grado de
venezolanidad, hagan y deshagan con lo nuestro es algo inaceptable. Es
increíble cómo vivimos gobernados desde La Habana.
Alexander Cambero. EL UNIVERSAL
En Cuba se acaba de entregar la suerte
del país. Los factores en pugna por la herencia política de Hugo Chávez, se han
puesto de acuerdo bajo la tutela de un gobierno extranjero. Han mancillado el
honor de ser venezolanos para convertirse en simples mamotretos de los morbosos
intereses de un régimen despótico. Su gigantesca irresponsabilidad nos ubica
como colonia de una república que siempre ha vivido a expensas de las economías
foráneas. Tienen la habilidad de saber cautivar a espíritus imbéciles, quienes
caen seducidos ante el abordaje de sus epopeyas imaginarias. Un fraude colosal
que se torna atrayente para los delirantes. Es el mismo engendro que sumergió a
su pueblo a vivir en la miseria infinita, una cruel dictadura que se da el tupé
de inmiscuirse en los asuntos nacionales, viviendo de nuestros recursos como si
mantenerlos fuera una obligación venezolana.
Que grupos que actúan en la misma vecindad
ideológica convengan en mantenerse unidos para preservar su proceso no es algo
que podamos criticar. Es lógico que busquen reagrupar fuerzas debido al grave
estado de su líder histórico, y ante la eventualidad de una desaparición física
de Hugo Chávez. Lo criticable es que estos sectores se dejen manejar por un
gobierno extranjero que ejerce el poder de decisión en cuanto a la soberanía
nacional. Es una vergüenza para nuestro pasado independentista que ciudadanos
de la patria entreguen la nación a una dictadura. Que dos ancianos enclenques
sin ningún grado de venezolanidad, hagan y deshagan con lo nuestro es algo
inaceptable. Es increíble cómo vivimos gobernados desde La Habana. Miraflores
es simplemente un espacio decorativo en donde un hombre recibe las directrices
que emanan desde la mayor de las Antillas. Una sumisión obscena en donde los
principios trapean el piso, se arrastran como si el ejemplo cubano fuera digno
de la alabanza a una eterna deidad mitológica. Ese régimen es de una
perversidad que no tiene límites, su pueblo sufre la voracidad de unas acciones
que degradan la condición humana. Viven en un permanente temor a ser acusados
por cualquier cosa. Al menor asomo de una idea que busque caminos para la
libertad, la jauría del Gobierno pone en marcha un dispositivo que coarta
cualquier resquicio democrático. Sus carencias son descomunales en diversos
órdenes, y sus cartas de presentación de éxitos de otrora, como: la salud, el
deporte y la cultura van en franco retroceso.
Nos preguntamos, ¿cómo es que el
gobierno venezolano entrega los intereses de la patria a un gobierno
extranjero, y de paso a una cruel dictadura aberrante y asesina? ¿Quién le dio
el derecho a Cuba a inmiscuirse en los asuntos venezolanos?, este Gobierno que
se llena la boca acusando a los sectores democráticos de ser títeres del
imperialismo norteamericano. Le concede a Cuba el poder de decidir la suerte
nuestra, y lo hacen con el mayor de los descaros. Sin ocultar nada y ante la
vista de un mundo que observa expectante cómo la patria de Simón Bolívar escoge
ser manejada por el oráculo del comunismo internacional.
Son tan mediocres que sus discursos
tienen timbre antillano. Fíjense cómo actúan y nos dirán si su comportamiento
no es la burda imitación de los viejos discursos de Fidel Castro. Están tan
embelesados con los amoríos que les vendió el sistema cubano que todo el
gobierno venezolano se olvidó de los dramas nacionales para vivir allá a sus
anchas. Lejos de los compromisos que supone ser gobernantes y ante la posibilidad
de disfrutan como gentleman en una república en donde el socialismo real lo
viven los pobres en sus estómagos vacíos. Con cárceles en donde se pudren
hombres y mujeres que soñaron con un destino mejor.
La historia de este país no merece esa
traición. Hugo Chávez y su séquito de resentidos sociales no tienen el derecho
de vendernos ante ningún poder, tampoco la de regalar el dinero de todos los
venezolanos para mantener una dictadura.
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