Mario J. Viera
Acabo de leer un artículo de opinión de Gustavo Márquez Marín en la página
web del diario Ultima Noticias que me
ha inducido a escribir una reflexión de última hora ─ que también es el título
del artículo de Márquez─. Y esta, mi reflexión, es en torno a lo que dice el
columnista sobre la ratificación del “compromiso con la independencia de la
Nación” de los venezolanos en estas, que serán históricas, elecciones del 7 de
octubre.
De acuerdo con Márquez Marín, la independencia venezolana va “de la mano
del candidato de la Patria, Hugo Chávez Frías”. Reflexionemos entonces sobre
este aspecto.
En primer lugar, si la supuesta independencia nacional que conduce Hugo
Chávez es liberarse de “la condición de colonia del imperio americano”, habría
que considerar algunas ideas y definiciones. De acuerdo con la Real Academia
Española, colonia es: un “territorio dominado y administrado por una
potencia extranjera” lo que no parece que ocurriera en Venezuela antes de
la parición del supuesto “candidato de la Patria” en el escenario político
venezolano. Estados Unidos no dominaba el territorio de Venezuela y mucho menos
lo administraba; creer que Venezuela era colonia de un imperio extranjero es
como denigrar a todos los venezolanos.
El término, propio de la guerra fría, quizá pudiera extrapolarse a la
condición de dependencia económica de un país con respecto a otro; si es así
habría que poner en duda la aseveración de que Chávez ha logrado liberar a
Venezuela de la dependencia económica a los Estados Unidos. Estados Unidos es
el principal cliente de la petrolera estatal PDVSA. A finales de 2011 Venezuela
exportaba a Estados Unidos cerca de un millón de barriles diarios de petróleo,
gasolina y otros derivados del petróleo. La mayor fuente de ingresos para Venezuela
proviene de sus ventas petroleras a Estados Unidos.
Venezuela sigue dependiendo del petróleo que principalmente vende a Estados
Unidos. Los ataques de Chávez contra el “imperio” son pura demagogia, es su
coartada para intentar descalificar a sus opositores, al igual que los Castro
que mantienen un discurso antimperialista para justificar su fracasado sistema
político y social. Por otra parte, Chávez ha comprometido la soberanía nacional
con sus vínculos con Irán, y endeudado a todo el país con su comercio con Rusia
y China.
Chávez regalando la riqueza venezolana está subsidiando al parasitismo
castrista con sus entregas de petróleo a la dictadura antillana. Chávez ha
entregado la soberanía venezolana al régimen de los Castro. La influencia
castrista en todas las esferas de la política venezolana impulsada por el “candidato
de la Patria” alcanza niveles de escándalo. Fidel Castro gobierna en Venezuela
por intermedio de Hugo Chávez. Las fuerzas armadas venezolanas están penetradas
por la oficialidad castrista; los órganos de inteligencia de los Castro actúan
libremente en Venezuela.
Ciertamente, el 7 de octubre los venezolanos tendrán que optar por votar
por Fidel Castro, cuando voten por Hugo Chávez, o votar por la independencia de
Venezuela del enclenque y parasitario gobierno castrista. El 7 de octubre
Venezuela tendrá que escoger entre un gobierno de 14 años que solo ha traído
carencias, violencia y divisiones o decidirse por el cambio.
Venezuela puede alcanzar su independencia del castrismo volcándose hacia
las urnas electorales como se lanzó la caballería de Simón Bolívar en la
Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1881, contra las tropas coloniales para alcanzar su definitiva victoria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario