Saúl Godoy Gómez. EL UNIVERSAL
14 años de propaganda e indoctrinación
agresiva, día a día, hora tras hora, por todos los medios posibles de
comunicación, levantaron una pared de irracionalidad y convicción sobre una de
las figuras populistas más osadas y absurdas de la historia, la mayoría de los
venezolanos terminaron convencidos, que Chávez era el hombre necesario y su
revolución nuestro futuro.
Pero soy de los que creen que la mayoría puede
estar equivocada, que el pueblo puede perder la brújula de su destino, que los
países pueden deshacerse como castillos de arena y estamos frente a uno de esos
casos donde la ruleta y la suerte tienen más peso que la racionalidad.
Estoy convencido que el presidente Chávez
aunque es el ganador de la jornada electoral no la va a disfrutar, más temprano
que tarde será vencido por su propia entropía, el chavismo lo que acaba de
ganar fue un respiro, que les servirá para enredar aún más al país en su red de
miseria y corrupción, pero han sentido que el final político se les aproxima y
en algún momento caerá el telón para darle término a esta mala obra
revolucionaria.
De las cosas que se comprobaron es que sin
Chávez no son nada, el candidato enfermo agotó sus réditos de esperanza y
apenas convenció a los suyos, por miedo, de la necesidad de su permanencia en
el poder.
Ahora sí está claro el deslinde del país, dos
Venezuela claramente marcadas y diferentes, opuestas y enfrentadas, nada será
fácil para el chavismo, los próximos meses huelen a crisis, el dinero se les
acabó y lo que queda es deuda, gigante y asfixiante, echaron el resto para
permanecer en el poder.
Esta sí fue una victoria pírrica, se van a dar
el lujo de pavonearse por unas horas pero luego los embargará el desánimo de
haber conducido al país a una calle ciega, porque el chavismo ya se agotó, hace
mucho que no respira, ahora sí es verdad que son solo humo, lleno de figuras
mediáticas sin ningún contenido, sin mensaje, sin ideas.
Hasta la violencia, que es lo único que tienen
que enseñar la han convertido en una lotería, votaron para que nada cambiara
pero votaron mal, por un hombre enfermo que no podrá gobernar, por un proyecto
exhausto y basado en mentiras.
Un poco mas de seis millones de venezolanos
que no creen en el modelo socialista que Chávez intenta imponerle al país, que
pensamos diferente a la revolución bolivariana, que vemos la vida y el mundo de
otra manera, con otros valores y principios. ¿Qué van hacer con nosotros?
¿Exterminarnos en un campo de concentración? ¿Arrinconarnos y matarnos de
hambre?
Probablemente lo que pretendan es que
emigremos, que agarremos nuestras maletas y les dejemos el país a ellos
solitos.
Esos seis millones y un poco más ¿tenemos
cabida dentro de la revolución socialista bolivariana? Creo que no, todo lo que contradiga al
"proceso", alguien quien no piense como ellos, sobra, es una
molestia.
El pensamiento, el partido y el líder único
tienen como característica principal la exclusión de lo diferente, la anulación
del otro convirtiéndolo en enemigo, en traidor, en "majunche" o lo
que es lo mismo, en la nada, negarle la existencia.
El modelo que plantea la revolución
castrocomunista es sencillo, de allí su enorme éxito con las masas de jóvenes
indoctrinados, se sirve al líder y se obedecen los dictámenes de la revolución,
si lo haces, eres feliz, todo te será provisto, nada te faltará, solo obedece,
no cuestiones, no contradigas, no pienses, para eso están los jefes. Y bajo este esquema de cosas, para el buen
revolucionario, en una democracia se hace lo que la mayoría quiere, que es, lo
que quiere el jefe, la minoría no cuenta.
Chávez invita a la oposición a construir el
país ¿En que términos?, en los únicos posibles: obedece y calla, y sé feliz.
A la no tan estimada mayoría de venezolanos chavistas,
de parte de un integrante de la oposición, de uno de esa minoría de seis
millones y un poco más que no creen en la revolución, que no nos vamos del
país, que no nos convence su líder ni sus valores, podríamos llegar a un
acuerdo mínimo de convivencia si estuviéramos en democracia, pero si somos
nada, si somos solo unos cuantos traidores, no podremos jamás ponernos de
acuerdo.
¿Qué nos queda? Si hemos aguantado por 14 años
la implacable propaganda y el abuso y cada vez somos más. Si hemos podido sobrevivir en medio de
la justicia revolucionaria y sus amenazas y todavía sentimos amor por esta
tierra. Si a pesar de la violencia y los
insultos seguimos en la lucha de las ideas y sin miedo defendemos nuestros derechos
políticos, entonces lo que queda es resistir, porque llegará un día en que
seremos mayoría, y ese día, en democracia, la verdadera, podremos sentarnos y
conversar como seres humanos y ciudadanos de una misma nación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario