Sabina Covo. EL
NUEVO HERALD
En el año 2007 una mujer embarazada
llamada Heather Wiseman que trabajaba en una tienda de una cadena de Estados
Unidos fue despedida. La razón fue bien concisa. Debido a una infección
urinaria la mujer tenía que cargar una botellita con agua y por políticas de la
tienda los únicos que podían llevar agua a deshoras eran las cajeras. La mujer
presentó un certificado médico pero no consiguió nada. La mujer demandó y
perdió la demanda. Y aunque suene sorpresivo, porque uno creería que las leyes
que protegen a las mujeres embarazadas son bien estrictas, la manera en la que
el Congreso de Estados Unidos redactó la ley no protege muchos casos. No dejar
a una mujer embarazada tomar agua cuando sea necesario, es crueldad.
Existe una Ley Contra la
Discriminación de Mujeres Embarazadas enmendada desde el año 1978. Bajo esta
legislación una mujer no puede ser discriminada por haber quedado embarazada.
La protección mas importante que ofrece esta medida es la que le asegura a la
mujer que no verá una reducción en sus beneficios. Y está la Ley para
Deshabilitados, que ofrece protección si se necesita cuidado específico. En
pleno siglo XXI, la mayoría de los ginecólogos está de acuerdo en que una mujer
embarazada no es deshabilitada. Pero ojo, el primer trimestre de embarazo es
sumamente delicado por el peligro de aborto espontáneo, y en el tercer
trimestre está probado que si las mujeres no tienen las comodidades adecuadas,
podrían dar a luz a un bebé antes del término normal del embarazo o con menos
peso.
La mayoría de las mujeres que toman 12
semanas de maternidad para cuidar de sus recién nacidos lo hacen bajo la Ley de
Ausencia Médica y de Familia, una ley que garantiza que si te enfermas o tienes
una emergencia de familia puedes dejar tu trabajo por 3 meses. Estados Unidos
es el último en la lista de países desarrollados que ofrece beneficios a las
mujeres embarazadas: ofrece cero beneficios. Gran Bretaña, por ejemplo, paga el
80% de la maternidad; Alemania paga el 100% de 12 semanas; y Francia el 100% de
16 semanas, solo por dar algunos ejemplos.
¿Como es posible que en el Congreso de
Estados Unidos, que se gasta el tiempo decidiendo que debe o no debe hacer una
mujer con su cuerpo, no se haya promulgado una ley que aclare, defina y
defienda los beneficios de una mujer embarazada? Y que proteja a las mujeres
embarazadas para que se les dé las comodidades necesarias, se les pague por sus
días de maternidad y se les proteja para que puedan cuidar de sus recién
nacidos de una manera sana, mental y emocionalmente.
Basta con mirar cuantos hombres hay en
el Congreso, sus partidos, sus edades. Y cuantos han votado que no a
legislaciones integrales para la mujer. ¿Cuántos de verdad pensarán que hay
igualdad entre una mujer y un hombre en la fuerza laboral?
Los proyectos de ley que han sido
presentados en diferentes ocasiones para llegar a un acuerdo de igualdad y
antidiscriminación para mujeres embarazadas han sido rechazados con el
argumento, según informa el diario Huffington Post, de no poner a las empresas
en el riesgo de bajar la producción, o sus ganancias, para acomodar mujeres en
embarazo. Un argumento absolutamente absurdo, si tenemos en cuenta que el
embarazo es una parte fundamental de la evolución humana y que con una
administración inteligente, las compañías pueden ajustar su fuerza laboral a
cambios momentáneos.
¿O será que prefieren contratar solo a
hombres y que las mujeres tengan que quedarse en casa como en siglos pasados y
esa es la excusa? Definitivamente la creencia de que la evolución no existe en
algunos miembros de nuestro Congreso se refleja en muchas de las acciones
mediocres que toman. Viva Yahoo que contrató como CEO este año a una mujer
embarazada. Lamentablemente la evolución de esta empresa no es el reflejo del
país.
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