Mario J. Viera. Englewood, Florida.
De casualidad me topé hace unos días con Cheo, mi buen amigo, allá por la calle Flagler. De lejos se le veía como si estuviera muy disgustado. Ni siquiera se volvía para admirar las curvas de las bellezas que le pasaban por su lado. En sus manos llevaba unos flyers de súper mercados.
-Hey, Cheo ─ le saludé.
Se detuvo entonces y se me quedó mirando como si de pronto no me reconociera.
-¡Qué volá! ─ contestó mi saludo, casi de mala gana. Luego me espetó:
-Seguro que tú compras en Winn Dixie, en Publix y el Sedano’s ¿Verdad?
Sin comprender la agrura de su pregunta le dije que sí.
-Seguro ─ volvió a emplear el mismo adverbio ─ que votaste o bien por Mario Díaz-Balart o por David Rivera o por Marcos Rubio ¿verdad?
Me quedé observándole, ¿a qué venía esa pregunta?
-Por ninguno de ellos voté... ¿Por qué?
Se encogió de hombros.
-Por na’, compa... solo por saber
-No, dime por qué esas preguntas ─ le reclamé.
Chasqueó la lengua y me metió casi por los ojos los flyers que llevaba.
-Mira cuántos especiales ofrecen... Mira que linda se ve esa carne de res y de puerco que se muestran en ellos... Fíjate en las verduras y en la leche de vaca y condensada y evaporada...
-Siempre aparecen en los flyers... ¿Qué tiene de particular?
Cheo se fue por, como se dice, por la tangente y me mostró la calle, me hizo notar los muchos carros que circulan por ella y hasta casi me gritó: “¡Mira esa guagua! Viene casi vacía y adentro hay hasta aire acondicionado...”
Traté de aguzar mi olfato para ver si se notaba aliento etílico en su voz. No, no estaba borracho. Entonces le pedí que me explicara su presente actitud.
-Na’, compa, no quiero hablar... Yo no puedo hablar si puedo ir a cualquiera de estos centros comerciales y comprar lo que me dé la gana y no pasar hambre, ni tener que “fajarme” para abordar una guagua atestada de gente... ¡Coño, compadre! Si tengo aquí a mi vieja y tengo aquí a mis hijos y pronto voy a tener nietos que nacerán aquí... No voy a decir na’ para que no me digan que soy mal patriota...
Luego, cambiando abruptamente me dijo:
-¿Sabes que no pienso ir de visita a Cuba, pues todos los míos están aquí? ¿Y tú?
Le dije que yo tenía familia muy cercana en Cuba pero que de ningún modo iría de visita allá... “aunque no me opongo ─ agregué ─ que el que tenga familiares allá pueda ir a visitarles aunque sea una vez al año...”
-¿Ves? Por eso no digo nada... ¡No hablo! Mario Díaz-Balart es una bella persona, lástima que no haya nacido en Cuba y hubiera venido acá en balsa y se le hubieran quedado en Cuba sus padres o algún hijo... Marcos Rubio es una persona decente que nació en Miami y sus padres vinieron hace mucho pero mucho a este país... David Rivera, bueno ¡David Rivera! Su señora madre tiene un buen negocio aquí en Miami y a él no le va mal, aunque algún majadero del FBI le ande indagando...
Me quedé pasmado con estas digresiones de Cheo en su discurso; él ni está borracho y de loco no tiene nada.
-Te dejo ─ me dijo ─ Voy a llevarle un dinerito a mi madre, porque quiero ayudarle con su pensión... ¡Hasta luego, no quiero hablar...!
Y se marchó dejándome en medio de la acera quebrándome la cabeza con interrogaciones.
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