Bernadette Pardo. EL NUEVO HERALD
Scott en su laberinto
El gobernador Rick Scott está buscando quién lo quiera. Y falta que le hace porque las últimas encuestas revelan que sólo un 29 por ciento de los residentes de la Florida aprueba su gestión. Es, según las mismas encuestas, el gobernador más impopular de la nación.
El rechazo tiene fácil explicación. En los seis meses que lleva en Tallahassee, Scott se ha enfrentado a la prensa y a buena parte de la sociedad floridana. Se ha rodeado de burócratas y abogados, buena parte de ellos importados de otros estados, mostrando muy poco interés por la Florida. Hace pocos días conversé con él y me llamó la atención que nunca ha estado en los Everglades, una de las maravillas naturales del mundo en peligro de desaparecer si no le prestamos atención. También me choca que el candidato que prometió crear 700,000 nuevos empleos por ahora sólo ha logrado el despido de 1,700 empleados estatales, a los que pronto se unirán los 2,500 que esperan la temida notificación. Una de las primeras decisiones que tomó Scott fue rechazar más de $2,000 millones en fondos federales para un proyecto de trenes rápidos que hubiese generado 24,000 nuevos empleos.
Esta semana, sin embargo, Scott buscaba un deshielo y se pasó un par de días en el sur de la Florida, ofreciendo entrevistas a diestra y siniestra en español e inglés. En las conversaciones con los periodistas enfatizó que desde que es gobernador la tasa de desempleo ha bajado. Y es cierto, aunque el descenso es mínimo. También aprovechó para recordarle a todos que si bien vetó fondos para el Centro de Actividades de La Pequeña Habana, gracias a su labor habrá dinero para dragar el Puerto de Miami y promover el comercio internacional. También recordó que varios hospitales locales tendrán fondos para entrenar médicos e investigar el cáncer.
Durante su periplo se reunió con el presidente de Miami Dade College, Eduardo Padrón. El MDC es la institución educativa que más hispanos gradúa en toda la nación pero podría perder su acreditación porque le han quitado más de $100 millones de fondos estatales y no cuenta con suficientes profesores.
Es bueno que Scott visite y escuche. También es positivo que se rodee de asesores de la Florida. En la conversación sí admitió que estuvo en Colorado en el rancho de los millonarios David y Charles Koch, los mecenas del Tea Party, donde varios gobernadores republicanos se reunieron para fraguar políticas de privatización y enfrentamiento con los sindicatos. Es bueno que el gobernador entienda que la belleza de este país es que cada estado es diferente y enfrenta retos diferentes que requieren políticas diversas. Florida no es Wisconsin. Aquí hay más vacas sagradas que lecheras y aquí los sindicatos pintan muy poco.
Si Scott quiere que le quieran, sería bueno que se dedicara a explorar la Florida, a deleitarse en ella y aprender de su gente como han hecho tantos de sus predecesores. Ojalá que la próxima vez que esté por estos lares visite los Everglades. Le prometo que los cocodrilos no muerden. Para él sería mucho más peligroso, por ejemplo, visitar el Centro de Actividades de La Pequeña Habana.
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