Mario J. Viera
La prensa oficialista de Cuba es un enorme compendio de maravillosas perlas de contenido ideológico empleado para embellecer los peores actos de los tiranías afines al gobierno castrista. Estas perlas literarias, periodísticas o de redacción, como se quiera, presentan como dictaduras a todos los países del mundo, si exclusión, que no mantengan las más estrechas relaciones con el gobierno de los Castro.
Los estados dictatoriales, aquellos que dan su voto a favor del gobierno de Cuba en cualquier foro internacional, o que les ofrecen su ayuda para poder mantenerse en el poder, son considerados maravillosos jardines del Edén y, sobre todo, gobiernos libres que no aceptan los dictados imperiales de Estados Unidos.
De Estados Unidos, ¡lo peor!, nada bueno hay en sus fronteras. ¿Gran Bretaña? ¡Ni se diga!; Francia ¡Vaya Ud. a saber!; pero la Libia de Gadafi, Irán de los ayatolas, Siria del BAAS, son ejemplos de dignidad, de defensa de la soberanía nacional, paraísos de justicia y respeto por sus pueblos. Acusar a los gobiernos de esos países de dictaduras es una inmoralidad, una injusticia, una intriga malvada del horrible estado de Israel, del imperio de Estados Unidos, de la odiada OTAN, capaz de los mayores crímenes y, por supuesto, con la complicidad de la prensa internacional que inventa historias de horror para denigrar a esos dignos gobernantes, que si asesinan en masa a sus ciudadanos no se les considera criminales por la mercenaria prensa oficialista de Cuba, sino luchadores, líderes que se enfrentan a supuestos mercenarios que quieren acabar con la gloria de ser gobernados por tales iluminados gobernantes.
Veamos alguna de esas perlitas aparecidas ahora mismo en la prensa oficialista de Cuba:
“Tampoco cesa la demonización del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, tanto en lo relativo al tema nuclear como al de los derechos humanos. Lo mismo se hizo contra el líder serbio Slobodan Milosevic cuando se balcanizó a Yugoslavia, y prácticamente ayer con el libio Muammar al-Gaddafi, un estorbo para el control de los recursos naturales de la nación norteafricana”, se afirma en Juventud Rebelde; y se agrega: “La operación mediática para satanizar a Ahmadinejad continuará hasta que consideren que están «a punto» los «argumentos» para un ataque. Así, de momento, van construyendo la matriz de opinión pública sobre el gobierno iraní al que califican de agresivo y hostil y al que, en algún momento, si las sanciones económicas no logran doblegarlo —como ha venido ocurriendo hasta ahora—, habría que aplicarle medidas mucho más fuertes, entre ellas la agresión militar”.
Milosevic no hizo algo malo, solo puso en práctica una política de limpieza étnica por la que se ganó el epíteto de “El carnicero de los Balcanes”. Según Vargas Llosas, “A la OTAN no hay que reprocharle su intervención en Yugoslavia, sino que interviniera con diez años de atraso y cometiera el error de anunciar que excluía toda acción militar terrestre, lo que dio luz verde a la dictadura de Belgrado para poner en marcha su plan de limpieza étnica de Kosovo, uno de los crímenes contra la humanidad más horrendos de este siglo, comparable en naturaleza, aunque no en número, al holocausto judío perpetrado por Hitler o a los desarraigos de pueblos que llevó a cabo Stalin en su empeño por rusificar la Unión Soviética”.
He aquí otra perlita del último artículo oficialista de apoyo irrestricto a la tiranía iraní: “Es Israel, sin embargo, quien mantiene en vilo a la región con todos sus cohetes de ojivas nucleares y los aviones que le suministra Estados Unidos. Pero con Irán la tijera tiene que ser otra. Ese país es un muro de contención para los deseos de control de Washington en Oriente Medio. Además, cuenta con enormes reservas de hidrocarburos a las que EE.UU. quisiera acceder”. Es cierto, Israel posee el arma atómica; pero Israel no ha amenazado a ningún estado del Medio Oriente con hacerle borrar del mapa, como si ha declarado Ahmadinejad con respecto a Israel. Para el castrismo Irán, con el que antes no simpatizaba por ser enemigo de Sadam Hussein, ahora es “un muro de contención” contra el imperialismo yanqui, ¿Igual que la Cuba de los Castro o la Venezuela de Chávez?
Aunque ahora se intenta modificar la amenaza de Ahmadinejad contra Israel diciéndose que citaba unas frases del ayatola Jomeini profetizando sobre la desaparición de Israel, el sentido es el mismo: “El Imán dijo que este régimen que ocupa Jerusalén debe desaparecer de la página del tiempo. Es una afirmación muy sabia”. ¿Puede sentirse tranquilo Israel con un Irán armado con armas nucleares teniendo el antecedente de tal “profecía”?
Desfile de protestas en Teherán |
La tijera con Irán tiene que ser diferente, ¡de acuerdo! No olvidemos lo sucedido durante el proceso que recibió el nombre de Revolución Verde a propósito de las protestas populares en rechazo a la reelección del déspota Ahmadinejad. Recuérdese que el ayatola Alí Jamenei “Líder Supremo” aseguró que el origen de las protestas populares se deben a la influencia de los medios, “los medios de comunicación son de los sionistas, son medios de comunicación del mal”; más o menos lo mismo que se dice en Cuba sobre los opositores. El mal son los medios de propiedad de los sionistas. Siempre el mismo alegato en contra de Israel; pero para la prensa del Partido Comunista de Cuba esto no es demonización de Israel, a quien la prensa internacional demoniza es al buen amigo Ahmadinejad.
Veamos esta otra perlita referida a la detención del hijo del tirano asesinado Muamar Gadafi: “El autoproclamado ministro de Justicia, Mohammed Al-Alagy, afirmó que Saif Al-Islam, de 39 años, será procesado en Libia conforme los estándares mundiales y en coordinación con la Corte Penal Internacional (CPI), que desea juzgarlo por supuestos crímenes de lesa humanidad, informa PL”. Los miembros del gobierno provisional libios reciben el peyorativo título de “autoproclamado” con la evidente intención de presentarles como unos usurpadores. Cuando cayó la dictadura batistiana los líderes castrista también se autoproclamaron jefes, nombraron un gobierno provisional que después nombró a Fidel Castro como Primer Ministro quien luego derrocó al presidente que él mismo autoproclamara y se quedó con el poder prohibiendo a los partidos y negando el ejercicio eleccionario. Con el tiempo el gobierno de Castro se convirtió en un gobierno usurpador e ilegítimo impuesto per se.
Al menos, en esa misma nota periodística se dice: “Cientos de personas salieron a las calles de esta capital, gritaron, hicieron disparos al aire o accionaron las bocinas de vehículos para celebrar la noticia de la detención, al igual que hicieron cuando se conoció el asesinato del ex líder libio”. Por supuesto matizando muy inteligentemente la noticia; solo cientos, no miles, los que celebraron la captura del prepotente Saif Al-Islam y la muerte, violenta y extrajudicial, es cierto, del sátrapa libio. Cuando en Trípoli los partidarios de Gadafi se manifestaban, la prensa oficial de Cuba los contaba por miles.
Se puede hacer un largo collar con perlas parecidas pero con estas pocas, basta para hacernos una idea de la solidaridad, expresada claramente por medio de sus plumíferos, que los Castro dan a las tiranías aliadas.
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