Los campesinos cubanos que militan en el Partido Comunista deben “donar” del 8 al 10 por ciento de sus ingresos directamente a su núcleo del Partido, además de pagar el 7 por ciento a la cooperativa a que pertenecen y los impuestos de la Oficina Nacional de Administración Tributaria.
Lizandra Díaz Blanco/ martinoticias.com
La militancia en el Partido Comunista de Cuba, independientemente de las verdaderas opiniones personales, ha sido uno de los modos más seguros de ascender en la actual sociedad cubana y gozar de privilegios vedados al resto de los ciudadanos, aunque en los últimos tiempos la militancia se ha convertido en lastre.
Los campesinos cubanos que militan en el Partido Comunista deben “donar” del 8 al 10 por ciento de sus ingresos directamente a su núcleo del Partido, además de pagar el 7 por ciento a la cooperativa a que pertenecen y los impuestos de la Oficina Nacional de Administración Tributaria.
“Siempre ha estado estipulado, pero eran un poco más flexibles. Los campesinos daban lo que ellos estimaban conveniente. Pero ahora, debido a la crisis, están tratando de recaudar dinero, están exigiendo a los militantes que cumplan con lo que está establecido”, confirma a martinoticias.com el campesino pinareño Antonio Pupo.
El secretario general del núcleo del Partido y su financista, encargados de velar por el cumplimiento de estos pagos, establecen un día para que los campesinos abonen la cantidad impuesta, y el monto total se entrega en la sede municipal del Partido.
La reacción de los campesinos afectados ante la pérdida aproximada de un 15 por ciento de sus ganancias, no se ha hecho esperar.
Fuentes que prefieren el anonimato revelaron a martinoticias.com que el primer impulso de muchos campesinos militantes del Partido de la zona central de la isla fue retirarse de las filas de la organización política, pero la mayoría ha preferido una solución más solapada: nombrar como propietarios legales de los productos agrícolas a personas cercanas a ellos que no son militantes.
Antonio Pupo asegura que algunos han entregado “el carnet rojo”, argumentando incapacidad física para mantenerse activos en su militancia política.
“Ellos no están de acuerdo con pagar esa gran cantidad de dinero y tratan de buscar la forma de tener que pagar menos”, agrega el trabajador agrícola.
Otro de los remedos que encuentran los campesinos – comenta Pupo - son las ventas al mercado negro, “pero cuando son grandes producciones es muy difícil poner a otra persona en los papeles, porque allí están el presidente de la cooperativa y los militantes del Partido viendo todo lo que uno hace y todo lo que uno siembra”.
“Cuando se siembra en una tierra que realmente no es tuya, es muy difícil burlar los mecanismos de control con cambios de nombre de los vendedores de los productos agrícolas, por lo general siempre tiene que ir por lo legal”, concluye el campesino.
A los militantes se les hace la vida más difícil, no solo por el diezmo al Partido, sino porque “no pueden vender un litro de leche a una persona, aunque esté necesitada; no pueden vender ni una calabaza. Todo tiene que ser a entidades del Estado”, explica Bárbara Alfonso, residente en una zona rural de Sancti Spiritus.
NOTA
Según los Estatutos del Partido Comunista, los militantes no “donan” parte de sus ingresos sino que están obligados a cotizar parte de sus ingresos a la organización; esta exigencia está acorde con los principios que estableciera Vladimir Ilich Lenin para el, que él denominara, “partido de nuevo tipo”. Según el dogma leninista es militante todo aquel que actúa en un órgano del partido y paga su cotización. La cotización es condición sine qua no de la militancia comunista. El monto de la misma es cambiante según las “necesidades” de los órganos de dirección partidista.
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