Omar Lafita
Capdevila, La Habana,(PD) Los conocedores de la producción agrícola cubana se quedaron estupefactos al leer las opiniones del representante en La Habana de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Marcio Porto, cuando afirmó que "Cuba avanza hacia la independencia alimentaria".
De qué independencia y seguridad alimentaría habla este señor cuando el gobierno ha destinado para el presente año 1 800 millones de dólares para importar alimentos, muchos de los cuales se pueden producir en Cuba.
Cómo es posible que el representante de la FAO hable de seguridad alimentaria, si desde la puesta en vigencia hace tres años del Decreto Ley 259, que autoriza la entrega de la tierra en usufructo, todavía continúan cubiertas de marabú o mal atendidas cerca de un millón de hectáreas y de las 1,2 millones entregadas, solo están en explotación el 70%.
¿De qué experiencia cubana para exportar habla el Sr. Porto cuando la producción agrícola de estos últimos cinco años ha estado por debajo de los planes fijados?
Los cultivos generadores de divisas (azúcar, tabaco, cítricos, café y cacao), debido al ruinoso estado de sus estructuras productivas, desde hace años arrastran una imparable desaceleración reflejada en sus bajas producciones.
Al terminar septiembre, la producción de arroz fue de de 290 400 toneladas, lo que significa cerca del 20% de las 600 000 toneladas que consume la población cubana anualmente. Las restantes 400 mil toneladas se importan de Vietnam y Brasil.
La producción de frijoles en estos 9 meses creció un 61,9%, que representa 58 900 toneladas acopiadas, pero se tendrá que destinar una elevada suma de dólares para importar 31 700 toneladas, porque el consumo es de 90 000 toneladas al año.
Tal parece que el representante de la FAO no visita los mercados agropecuarios estatales porque recomienda la aplicación de proyectos y experiencias de la agricultura urbana y suburbana en Cuba. Esto no se corresponde con los hechos, en estos momentos hay un desabastecimiento crónico de hortalizas y vegetales, que sólo se encuentran a precios astronómicos en los mercados agropecuarios de oferta y demanda, puntos de ventas y carretilleros. La falta de sistematicidad y el descontrol han originado el desabastecimiento de vegetales y hortalizas.
Tal parece que el experto de la FA0 no se ha informado acerca del mal momento que atraviesa la agricultura cubana, plagada de deficiencias y grandes dificultades en su gestión productiva.
De las 393 841 hectáreas de tierra reportadas como ociosas al inicio del programa, todavía se mantienen sin producir 133 755. La situación cobra matices de tragedia, porque de las 83 330 fincas organizadas con los beneficiados que recibieron tierras en usufructo, sólo están lista para entrar en producción 12 962.
A este estancamiento se le suma que los bancos y el gobierno no acaban de ponerse de acuerdo para otorgarle créditos blandos y subsidios, acompañado de facilidades de pago para que los productores puedan adquirir arados y otros implementos porque con los precios que se ofertan ni soñar adquirirlos.
Todo este desajuste es consecuencia de la centralización y las diabólicas decisiones verticalistas que ignoran las realidades y movidos por el perverso voluntarismo subjetivista, fijan la recogida de la cosecha e imponen el derrochador y corrupto monopolio de distribución y venta de los productos del agro. Tal absurdo productivo y comercial es la causa de que los mercados agropecuarios estatales estén desabastecidos.
Los campesinos y cooperativistas, antes que sus cosechas terminen convertidas en alimento para los cerdos, recurren a múltiples subterfugios y argucias y se las venden a los intermediarios que pagan al momento y mejor que el Estado.
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