Mario J. Viera
Se han frustrado las esperanzas de la revolución egipcia. El verdadero poder está en manos de un Junta Militar muy comprometida con el régimen de Mubarak. La respuesta natural a tal frustración ha sido la fuerte protesta que grandes sectores de la sociedad egipcia está elevando en la ya emblemática Plaza Tahrir. “¡Fuera Tataui!” es el grito estentóreo de los protestantes de Midan Tahrir.
Luego de la renuncia de todo el gabinete presidido por el Primer Ministro Essam Sharaf y la declaración de la Casa Blanca emitida por su vocero Jay Carney, quien expresó: “Creemos que la plena transferencia del poder a un gobierno civil debe tener lugar de una manera justa e inclusiva que responda a las legítimas aspiraciones del pueblo egipcio, tan pronto como sea posible. Estados Unidos está firmemente convencido de que el nuevo gobierno egipcio debe ser fortalecido una con autoridad real inmediatamente”, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas anunció que había encargado de formar gobierno a Kamal Ganzuri.
Primer Ministro Kamal Ganzuri
Sin embargo, el nuevo nombramiento no convence a Tahrir que exige la renuncia al poder del mariscal Tataui antes del inicio de las elecciones parlamentarias y la posposición de las mismas. Exigencia básica para reemprender el camino hacia las transformaciones democráticas en Egipto.
Ganzuri no es precisamente un factor de equilibrio presentado por la junta que preside Tantaui. Fue durante un tiempo primer ministro del gobierno de Mubarak, un hombre de edad avanzada, 78 años, y al que se considera una nulidad política.
Existe claramente una confrontación entre islamistas y liberales y en el medio los jóvenes revolucionarios de Tahrir, fuerza importante pero sin una organización y liderazgo definidos. A la convocatoria del Viernes de la Ultima Oportunidad se opuso el Partido Libertad y Justicia, órgano político de la Hermandad musulmana con el pretexto de “no poner obstáculos al proceso electoral” que deberá iniciarse el lunes. Proceso este que muchos proponen sea postergado y que la Junta Militar, principalmente Tataui renuncie antes de iniciado.
Fuertemente presionado por las exigencias de Tahrir, Tataui ha buscado el apoyo de los dos principales candidatos presidenciales Mohamed el Baradei y Amro Musa quienes rehusaron ofrecerle su apoyo y exigieron su renuncia.
El jefe de la Junta Militar de Egipto (D) recibe al ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa
Los esfuerzos de los militares por mantener el poder se evidencia en el largo proceso que se dedicará para la formación del legislativo que deberá concluir en enero del próximo año. Para Buzaina Kamel única mujer candidata a la presidencia los egipcios fueron “muy ingenuos en darle el poder a los militares y ahora estamos pagando por ello. Quieren seguir gobernando y va a ser muy difícil echarlos”; pero en opinión del escritor ejercicio Tarek Osman en entrevista para Foreing Policy consideró que los militares no continuarán en el poder a mediano plazo: “Los militares tratarán de mantener sus prerrogativas, pero sería inmaduro pensar que éstos seguirán en el poder. La enorme interacción registrada entre la juventud y el islamismo, en la sociedad en general, impedirá que los militares sigan manteniendo el control. La única excepción sería que Egipto se sumiera en el caos total”
El rechazo a Tantaui ha sido contundente; pero la Junta se mantiene rígida en sus intentos de conservar el control de la transición.
Luego del Viernes de la Ultima Oportunidad el lunes plantea una incógnita. Quizá se producirán fuertes enfrentamientos entro los rebeldes de Tahrir y aquellos que pretendan participar en el proceso electoral; de todos modos, de no producirse ese choque, las elecciones serán problemáticas y se mantiene la exigencia: “Tataui renuncia”
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